Capítulo 8

Fueron muy escasa las veces en la que su padre le prestó atención por eso Kankuro las recordaba a detalle, una de ellas en un cajón de arena en el parque dónde se encontraba solo después de faltar a sus clases.

-Kankuro no puedes seguir de esta manera -el niño no volteó hacia él pero se podría imaginar la cara de disgusto que le demostraba- tienes que ir y asistir a clases.

-No quiero ser ninja -Kankuro respondió mientras jugaba con la arena frente a él.

-Ya hablamos de esto -La voz de su padre se volvió más autoritaria- tienes que volverte fuerte al igual que Temari o Gaara podría...

-¡No quiero volverme fuerte! -el pequeño Kankuro gritó enojado, la simple mención de su hermano menor lo hacía temblar- volverse fuerte es hacer que la gente te tenga miedo... no quiero que la gente me tenga miedo, solo quiero que sean mis amigos.

Kankuro bajó la mirada, aquella mañana había sido rechazado de nuevo y es que ser el hermano mayor de lo que consideraban un monstruo lo marcaba a donde sea que fuera.

-Temari ya encontró su habilidad y está entrenando con ella en estos momentos -el mayor cruzó las manos enojado- lo deje pasar todos estos meses por ser menor que ella pero no has hecho un esfuerzo por encontrar la tuya, se acabaron los juegos de niños en cajones de arena, tus hermanos ya están avanzando con sus objetivos no queda tiempo Kankuro si no logras defenderte de Gaara, él va a matarte y yo lo dejaré hacerlo.

El mayor se dio la vuelta y se fue del lugar, Kankuro tembló con la idea de que su hermano menor lo matara, pensó en huir de la aldea pero su padre el Kazekage no lo permitiría.

-¿Otra vez jugando con arena?, ya estás un poco mayor para eso Kankuro.

-¡Abuela Chiyo! -el menor se levantó sonriéndole al ser de las pocas personas en la aldea de las que Kankuro realmente se alegraba de ver.

-Escuché la conversación con el amargado de tu padre, creo que tengo la solución niño malcriado -la mujer mayor empezó a caminar y Kankuro miró confundido sobre seguirla o no- vamos, me hago más vieja si me dejas esperando niño tonto.

Kankuro sonrió divertido conociendo a la perfección el sentido del humor de ella.

Llegaron a un enorme taller y Kankuro miraba con toda curiosidad a su alrededor, hizo mala cara cuando vio las marionetas con finas caras talladas que parecían humanos colgadas en una de las paredes, se alejó corriendo de ellas para alcanzar a Chiyo pero cuando notó estaba solo en aquel lugar enorme y oscuro.

-¿Abuela Chiyo? -volteo hace los lados buscándola, a cada que veía había por doquier piernas y brazos de marionetas.

El pequeño Kankuro no era para nada valiente y debido al miedo por su hermano menor eso no ayudó en lo absoluto a que con el tiempo dejara de serlo.

Gritó asustado y cayó de espaldas al suelo cuando vio una máscara frente a él de un monstruo con cuernos y alguien que la traía puesta.

-¡Abuela Chiyo! -Kankuro se quejó de inmediato al ver a la mujer quitándose la máscara mientras se reía por una de sus bromas pesadas de las que era reconocida en la adea.

-Si que eres un niño mimado y cobarde -ella siguió riendo burlándose.

Kankuro se sonrojó desde el suelo, frustrado quería dejar de temblar de miedo por todo.

-Abuela Chiyo si me trajiste aquí solo para una de tus bromas entonces...

-Sígueme -ella lo interrumpió dejando la máscara colgada de nuevo en la pared dónde la tomó con otras más.

El niño la siguió de inmediato, ella abrió una compuerta en el suelo y bajaron a una clase de sótano donde la mujer encendió varias velas para iluminarlo todo.

Kankuro apreció los las diferentes marionetas a medio terminar, construcciones de madera grandes y pequeños, los hilos pegados a ellas y en el suelo.

-Bien, creo que a ti te quedaría ser un marionetista -la mujer se acercó a Kankuro y tomó sus manos sorprendiendo, ella tomó su dedo índice y pulgar estirandolos frente a él- he observado que tus dedos son largos pero firmes tienes una habilidad nata, te prestaré mis marionetas para desarrollar tu habilidad pero solo por un tiempo y aquí abajo donde nadie te vea si te preguntan por esto debes negarlo porque yo lo haré, no quiero que se enteren que me metí en asuntos de la aldea eso seria molesto, luego debes de hacer las tuyas.

El niño se sorprendió y después bajó la mirada haciendo una mueca incómoda quitó las manos del agarre de la mujer.

-Yo... no lo tomes a mal abuela Chiyo pero no me gustan las marionetas... son escalofríantes con ese aspecto humano, me desagrada -Kankuro apretó los dientes recordándo que a su alrededor varias muñecas con mirada vacía lo observaban.

-Entonces tengo lo indicado para ti -la abuela Chiyo sonrió y avanzó llevándose una antorcha pegada a la pared consigo que iluminaba el camino, se detuvieron pocos metros después, ella sonrió y Kankuro miró sorprendido.

Una serpiente de madera enrollada en su propia cola, era gigante, su cabeza era monstruosa con grandes dientes afilados, ahí fue la primera vez que Kankuro se enamoro de los detalles del arte de las marionetas.

-Eres un niño tonto si crees que las marionetas solo pueden parecerse a los humanos -la mujer bajó la mirada y sonrió con tristeza al recordar a su nieto Sasori- los artistas tienen muchas formas de demostrar su arte, si tu arte tiene un aspecto que no tienen nada que ver con la perfección de un cuerpo humano entonces también es una buena forma de convertirte en uno de los mejores artistas.

-Wow es enorme, ¿que es esto abuela Chiyo? -Kankuro recorrió a la serpiente las de cerca fijándose en los detalles del tallado de la madera emocionado- ¿es una marioneta?, jamás había visto nada igual.

Chiyo sonrió antes de hablar.

-Perteneció a la Reina de los monstruos.

-¿Reina de... los monstruos? -Kankuro le miró confundido, nunca había escuchado ese término para referirse a alguien en la aldea.

-La reina de los monstruos fue la hermana del primer Kazekage, ella pasó de generación en generación su arte de las marionetas, sus creaciones eran enormes y admiradas por toda la aldea, podía manejar más de tres de estás serpientes al mismo tiempo en batalla, de ahí su apodo.

-¿Qué?, ¡pero es enorme!, algo de tal tamaño con su peso debe ser difícil de manejar -Kankuro no pudo imaginarse a esa serpiente moviéndose controlada con alguien, si era así esa persona debió de ser impresionante.

-Su descendencia podía, su nieta era mi mejor amiga cuando era jóven, a ella le perteneció esta serpiente -Chiyo avanzó tocándola de la enorme cabeza recostada en el suelo, después volteó hacia el niño sonriendo- ella me enseñó todo lo que sé sobre marionetas y aunque mi arte no es de la misma manera yo pude pasar mis enseñanzas a mi nieto Sasori y puedo hacerlo contigo si quieres, aunque sólo lo básico y no se lo menciones a nadie.

Kankuro se sorprendió al ver la mirada triste de la mujer al mencionar a su nieto.

-Abuela Chiyo... no sé si yo merezca que tú me enseñes algo tan valioso para ti... -le miró preocupado recordando la historia del pasado.

Se sorprendió cuando vio que la mujer se inclinó hacia él sonriéndole.

-Escucha niño, algún día te convertirás en un hombre que protegerá a esta aldea y no solo eso a tus hermanos y a las personas importantes para ti -hizo una pausa para cerrar los ojos confiada- los marionetistas tenemos la habilidad de ver el alma de las personas, puedo ver tu alma, a pesar de todo lo dura que sea tu vida a partir de ahora sé que nunca perderás esa alma tan grande que tienes, las marionetas que controlamos no tienen alma, un marionetista debe conservar su alma para darle vida a nuestro arte, nunca pierdas tu alma Kankuro, si la pierdes serás controlado al igual que las controlamos a ellas.

Después de comprender Kankuro asintió, aquello fue una promesa personal para el, aprendería el arte de las marionetas y sería el mejor en eso.

Cuando entraron a aquel espacio enorme a dónde Shin los llevó Kankuro abrió los ojos lo más que pudo.

-¿Qué diablos es esto?, son enormes -Tenten miró sorprendida la madera tallada en las esculturas enormes frente a ellos, después se dio cuenta de que no eran esculturas, eran marionetas gigantes.

Serpientes, aves y bichos rastreros, todos con un aspecto monstruoso.

-¿Kankuro?

La castaña dejó de ver las marionetas y observó la expresión de miedo del chico, todo su cuerpo temblaba.

-La reina de los monstruos... -el susurró incrédulo.

Tenten le miró preocupada, nunca había visto al chico tener ese tipo de reacciones, normalmente Kankuro siempre mostraba confianza a dónde quiera que iba.

Fue ahí cuando vio que el chico casi estaba a punto de derrumbarse que comprendió que la situación se había salido por completo de control.

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¿saben?, Siempre he querido escribir sobre Kankuro, cuando hablamos de la aldea de la arena siempre se pone atención a Gaara o Temari pero Kankuro siempre fue un personaje que tiene un actitud firme y confiada incluso cuando eran los "malos" al principio de Naruto, la infancia de Gaara fue dura pero siempre pienso ¿que hay de la de Temari y la de Kankuro? digo, no fue normal tampoco, siempre me interesó eso de las marionetas pero no sabemos bien el origen de todo eso y Kankuro apasionandose por ellas fue algo que quise aprovechar para darle explicación en esta historia,
Aunque en el anime mencionan que chiyo no entrenó a kankuro en esta historia quise hacerlo algo diferente ya que eso es solo relleno del anime, en el manga ni siquiera mencionan algo así que yo recuerde.

espero que les haya gustado nos vemos en el próximo capítulo de esta increíble historia 😊

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