Capítulo 5
—¿Voy a morir? —Tenten dijo incrédula viéndo atentamente como los minutos retrocedían y empezaban de nuevo en sesenta y volvían a retroceder.
—No Tenten, no voy a permitirlo, debe de haber algo que se pueda hacer —Kankuro miró decidido a escuchar a Tsunade— esto es mi culpa, así que haré lo posible por resolverlo dígame como.
—No lo sé, me estuve planteando varias cosas pero ninguna se acerca a lo que es en realidad, no sé cómo está hecho este muñeco, el procedimiento que el creador usó es vital conocerlo para tomar acción —mencionó la mujer pensativa.
—¿Por qué no simplemente nos deshacemos del muñeco? —preguntó Kakashi despreocupado— después de todo es un arma, eso podría liberar a Tenten.
—No es un simple muñeco —Kankuro contestó de inmediato— si está atado al Edo tensei significa que es un humano resucitado, ¿no es así Tsunade-sama?
—Si, lo más probable —tomó su mentón analizando aquello— pero incluso destruirlo nos puede generar más problemas de los que tenemos no sabemos a que nivel está conectado con Tenten, si acaso el Edo tensei también tiene algo que ver con ella podríamos sólo acelerar su muerte.
—Entonces traeré lo necesario, debe de haber algo en aquel laboratorio, enviaré un mensaje a mi hermano para que un equipo vaya y revise todo, traeré lo necesario.
—Será muy tarde para cuando hagas eso —Kakashi habló de inmediato— es poco práctico y sin tiempo, tardarás todo un día en ir y regresar de tu aldea a Konoha y viceversa si es que descubres algo incluso sin ayuda, lo más probable es que la solución se encuentre allá y no aquí en Konoha, después de todo ustedes son los maestros de las marionetas.
—Entonces iré con él —todos los presentes voltearon hacia Tenten quién miró decidida a Tsunade— es mi vida de la que hablamos, no me quedaré a esperar aquí a saber si moriré o no, si hay algo que pueda hacer para salvarme a mi misma lo haré.
—No tienes ninguna limitación física Tenten —Tsunade se limitó a decir mientras señalaba debajo de la cama —salvo una cosa, en este jutsu médico el usuario y el contenedor deben permanecer juntos, no sé cuánta distancia se necesita pero tiene una condición que ayuda a la seguridad del contenedor, si te alejas lo suficiente el reloj podría empezar a avanzar más rápido, quitándote la vida en menos tiempo de lo que pensamos.
—O sea que entre más cercania...
—Más lento avanzará —Kankuro completo de inmediato la frase de Tenten sonriendo al haber que había esperanza de arreglarlo todo.
—Así es.
—Prepararé un equipo de apoyo para que los acompañen —comentó Kakashi.
—En realidad Hokage pienso que esta misión me pertenece —Kankuro miró con seriedad— con todo respeto pero como asesor del Kazekage prefiero que esto se mantenga en una misión personal del deber de la aldea de la arena, Shin es mi responsabilidad t no parece algo que se cree a la ligera sin tener consecuencias de que caiga en malas manos ni que haya más involucrados, llevaré a Tenten y a Shin a la aldea de la arena para que estén seguros, ahí haremos lo que esté en mis manos para mantener la vida de Tenten a salvo.
—Bien, haznos saber si necesitas algo, es la vida de uno de mis ninjas después de todo —dijo Kakashi aceptando con una expresión despreocupada.
—Estaré bien —Tenten sonrió y volvió a mirar su mano, una hora menos en su cuenta regresiva— hay que apresurarnos.
—Una vez que encuentren los detalles del proceso y comprobar que no está la vida de Tenten ligada con el Edo tensei será fácil eliminar el jutsu médico, bastará con borrar el sello que provoca todo, se encuentra en el pecho en el interior de esa marioneta —los dos asistieron a lo que Tsunade explicó— será mejor que se marchen pronto, tengan cuidado y no duden en destruir esa marioneta si tienen que hacerlo, es un alma resucitada y tal como ya lo vivimos en la guerra, esas almas merecen paz.
Cuando el Hokage y ella salieron de la habitación, Tenten se levantó de la cama y buscó sus cosas.
—Iré a mi departamento por algunos de mis pergaminos, los veré en la entrada de la aldea —Tenten se detuvo al ver con curiosidad como Kankuro se agachaba buscando a Shin debajo de la cama de hospital.
—Vamos Shin, sal de ahí, lamento lo que dije —Kankuro observó con preocupación como en niño permanecía aferrado a sus piernas ocultándose en ellas en una esquina lejos de donde no podía alcanzarlo, mirándolo con miedo— nadie te hará daño, lo prometo encontraremos la forma de que nadie salga lastimando, en especial tú.
Kankuro se sobresaltó cuando vio a Tenten a su lado agachada de la misma forma que él, sonrió hacía Shin y extendió su mano.
—Vamos, te protegeremos —Shin negó con la cabeza escondiendo su mirada un poco más, Tenten bajó la mirada y luego habló sonriendo de nuevo— escucha Shin no te puedes quedar con mi corazón, moriré si lo haces, pero puedo compartirtelo mientras solucionamos todo, ¿qué dices?, es lo suficientemente grande para los dos no me molestará para nada hacerlo —el niño sacó al fin su mirada con ligera sorpresa, Tenten sonrió cálidamente y extendió su mano de nuevo— mientras lo compartamos prometo que nada te pasará, después de todo es mi corazón tengo que cuidarlo.
El niño dejó de esconderse y salió para abrazar a Tenten tomándola por sorpresa, fue ahí cuando se dio cuenta de que Kankuro se había quedado mirándola atentamente.
—Eres muy buena con los niños —Kankuro le sonrió de lado.
Ella suspiró con algo de molestia levantándose se dirigió a la puerta y Shin la siguió de inmediato.
—Como ya dije, iré por mis armas, nos vemos en la entrada de la aldea —salió sin mirarlo.
Kankuro borró su sonrisa, tenía que admitirlo y lo hacía desde hace años, aquella mujer era la única que lograba admirar como lo hacía y él lo había arruinado todo por una tontería, recordó de los entrenamientos con Tenten, aquellos que empezaron poco antes de la guerra, cuando su hermano se convirtió en Kazekage, él y Temari viajaban seguido a Konoha, a veces se aburría tanto que perfeccionaba sus técnicas en privado, fue ahí cuando la vio entrenando las primeras veces con aquel Hyuga que siempre le hacía compañía pero después sola y fue cuando Kankuro se acercó la primera vez, utilizando un poco de lo que él consideraba encantos con las mujeres, sólo que no hablaba con cualquier mujer, hablaba con una maestra de armas que no se veía con el más mínimo interés en el sexo opuesto y ahí vio Kankuro un reto, por supuesto que ella era bonita y por otra lado Kankuro no pudo evitar ver las curvas de su cuerpo que se escondía detrás de aquella ropa holgada que usaba siempre.
—Un poco más a la izquierda y podrías haber cortado ese árbol por la mitad si quisieras, al igual que podrías matar a alguien cortandolo en dos partes si quisieras —Tenten se sorprendió al verlo salir por detrás del árbol que ella había acribillado con kunais y le miró extrañada como si al principio no lo hubiera reconocido— aunque estoy seguro que eso ya lo sabes, quisiera tener una punteria como la tuya, ayudaría mejor a la estabilidad de las armas en mis marionetas —sonrió de lado con algo de provocación— pero prefiero más los trucos sucios como venenos y gases tóxicos.
—Kankuro de la aldea de la arena —Tenten sonrió hacia él con diversión— ¿que te trae por aquí?
—Distrayendome de aburridos asuntos diplomáticos, te vi entrenando y pensé en la posibilidad de darte una paliza como mi hermana lo hizo en los exámenes chūnin —sonrió provocativo mientras sacó dos pergaminos en cada lado y los colocó en el suelo— ¿qué dices?, ¿te quieres divertir un rato?, el que gane invitará al otro a almorzar.
Tenten correspondió su sonrisa con la misma provocación mientras sacó un gran pergamino colocandolo de lado en posición defensiva.
Kankuro nunca olvidó esa sonrisa victoriosa que Tenten le dedicó mientras lo vencía.
—Me muero de hambre porque no he comido nada en todo el día, así que es tu día de mala suerte para ti y tu efectivo —Tenten le sonrió divertida mientras levantaba su dedo índice y medio en forma de V.
Kankuro nunca olvidó la sensación que sintió en ese primer momento, esa sensación de haber encontrado a la chica indicada para él.
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