capitulo 9 :la vaga y el caballero

Capítulo 9: La vaga y el caballero

Harry esperaba ansiosamente frente al hombre que atendía el local, viendo cómo, con diligencia, dicho adulto trabajaba arduamente para hacer sellos y plaquetas entintadas por su pedido. Necesitaba esas cosas luego de haber pasado tan solo dos horas en el Escuadrón Número Ocho y presenciar como la dirigente de ese establecimiento no podía terminar de firmar los cientos de informes que su teniente le obligaba a hacerse cargo.

Sus ojitos verdes brillaban notoriamente bajo el sombrero de paja que Kyoraku había puesto sobre su cabeza, así como también le puso su kimono pero que él se lo quitó para no ensuciarlo en el camino. Un pequeño animal se removía entre los pliegues de su ropa, sacando su cabeza al exterior y revelando a un azabache minino que maullaba alegremente cuando Harry la sostuvo frente a su cara y dejó que ella lamiese su nariz, para posteriormente saltar al suelo y refregarse contra sus piernas, envolviendo su suave cola a la altura de sus tobillos.

-Bien…creo que he terminado. Quieres pagarlo ahora o enviar la factura al Soutaichou? – el vendedor interrogó, entregando en una bolsa los pedidos del niño.

-Envíeselo a mi Ojii-san, por favor! Y muchas gracias! – exclamó el nieto de Yamamoto Genryūsai Shigekuni, alzando a la ojidorada y empezando a correr en dirección a su destino.

-Vaya, que niño tan agradable. Ojalá todos fuesen igual de respetuosos que él- suspiró el hombre, dibujando números en un papel para que después lo envíe a la Primera División.

Tan concentrado en revisar su compra, Harry terminó estrellándose contra la erguida figura de una bella muchacha pelinegra y con gafas, la cual se hincó inmediatamente para estar a su altura y atraerlo contra su pecho, observando cuidadosamente que no tuviese siquiera un rasguño.

-Nanao-chan! Estoy bien, soy un hombre! – sonriente le dijo el niño, poniéndose de pie y ayudando a la fémina.

-Solo quiero estar segura, Harry-kun. Tienes que saber que si llegases a lastimarte, me sentiría muy triste…y mi capitana también, transformándose en una vaga por completo- señaló la fukutaichou del Escuadrón Número Ocho, sosteniendo un libro en su mano izquierda mientras que su extremidad restante tomaba la del pequeño.

Con eso en mente, el Potter se apresuró a llegar hasta la oficina de la máxima autoridad del lugar, empujando suave e inocentemente a la teniente por la retaguardia, completamente ruborizada, hasta un sofá. La obligó a sentarse y luego le hizo subir los pies descalzos, quitándole inclusive el libro que siempre llevaba consigo.

-Harry-kun? – musitó Nanao Ise.

-Shhh…! A dormir o me pondré triste y no podremos jugar! – habló el pelinegro, tomando el kimono rosa de una divertida Kyoraku Shunsui y cubriendo a la joven shinigami.

-Y yo puedo dormir un poquito, Harry-chan? – posicionándose por la espalda del infante para abrazarlo, inquirió la capitana.

-No! – completamente seguro le dijo, girándose ciento ochenta grados y jalando de las mejillas a la adulta.

-Por qué!? – se quejó infantilmente la autoridad máxima del lugar, fingiendo lágrimas.

-Por vaga! – contestó velozmente, Harry.

-Sí, por vaga! – apoyó la moción, Nanao desde su lugar recostada.

-A dormir, Nanao-chan- melosamente habló el ojiverde, mostrándole la máscara demoníaca.

-Ya me dormí, Harry-sama! – asustada, cerró los ojos y se tapó por completo con el kimono, la teniente.

-Por qué!? – se quejó infantilmente la autoridad, fingiendo lágrimas.

-Ven Kyo-chan, tienes que terminar esos papeles y podremos jugar toda la semana- ordenó el niño inglés, sentándose en el regazo de la dama y sacando su compra del bolsillo de su shihakusho.

-Qué es eso, Harry-chan? – curiosa, quiso saber la capitana.

-Lo que hará que juguemos hoy mismo! – exclamó en un susurro, luego de ver que Nanao se había dormido.

Con cuidado, Kyoraku Shunsui tomó el objeto en sus manos, analizándolo pausadamente hasta que descubrió lo que era y significaba, solo para dejarlo sobre la mesa y posteriormente abrazar fuertemente al pequeño mago mestizo, besándolo por toda su cara mientras él se ponía cada vez más rojo pero feliz en el interior.

La mujer adulta no se percató cuándo se había dormido el dormido su invitado contra su pecho como la vez que lo conoció, emitiendo una que otra risita perversa en los momentos en que le sentía morder su delantera, como si estuviese soñando algo divertido. El sello que tenía su firma y aclaración le ahorraron décadas de trabajo en solo unas horas, pudiendo vencer a ese demonio que Nanao siempre utilizaba contra ella. Un maullido, proveniente del estómago de Harry, detuvo las fantasías para mayores de edad que ella estaba teniendo gracias a lo que el niño le hacía, descubriendo una conocida cara felina que entornó sus ojos con solo verla.

-Vaya…y yo que en un principio no quería creer en las palabras del viejo gruñón y Retsu-chan. Es un gusto verte nuevamente, Yoru-chan- perezosa pero divertida, saludó la capitana.

-Para mí también es un gusto, Kyoraku-chan…ahora podrías dejar de asfixiar a mi pareja contra tus pechos? Ese es un privilegio que solo yo puedo darle- dijo la felina fugitiva, intentado correr la cabeza de Harry con sus patas.

-Qué ocurre? Estás celosa que puedo tener a mi Harry-chan y dejarle hacer lo que quiera conmigo? – burlonamente replicó la mujer, tomando a la gata y depositándola sobre su escritorio para luego acomodar al ojiverde con el fin de ternar siendo abrazada con fuerza.

-Tú deberías estar muriéndote de envidia, básicamente estoy desnuda a toda hora mientras él me besa, baña, alimenta, acaricia y duerme conmigo- orgullosa respondió Yoruichi, saltando a la espalda del Potter y envolviendo su cola alrededor de su cuello.

-Pero solo con tu forma animal ya que aún no le muestras cómo eres, no? – con una sonrisa propia, contestó Shunsui.

-Quién dice que duermo con él en esta forma? – relamiéndose sus bigotes, volvió a hablar la minina de ojos áureos.

-…Quiero todos los detalles jugosos ahora! – exclamó en un susurro la autoridad del Escuadrón Número Ocho tras finalizar su papeleo.

-Bien, pero solo si me das un poco de sake- requirió la ex capitana.

Recibiendo una suave risa como respuesta, la felina saltó nuevamente al escritorio cuando Kyoraku se puso de pie con el pelinegro en sus brazos y lo llevó hasta donde dormía su teniente, haciendo a un lado el kimono rosa para acomodar a Harry de tal manera que su pequeño shihakusho esté medio abierto y Nanao tenga su cara contra su pecho. Riéndose de su travesura junto a Yoruichi, procedieron a beber sus copas con gozo mientras chismeaban todo lo conocido respecto a cierto mago que compartirían.

Un pausado golpeteo contra la mejilla izquierda de la teniente Ise hizo que se despertase, solo para empezar a balbucear de forma inentendible y ruborizarse incontrolablemente cuando descubrió el origen de este. Ella intentó sentarse, pero únicamente terminó en fallo cuando un par de finos brazos la obligaron a recostarse nuevamente tras jalada por el cuello, desacomodando sus anteojos mucho más y cortando su respiración al punto de desmayarla.

Nanao volvió a despertarse por segunda vez tras percibir el aroma a alcohol que su superiora solía beber, enfadándola enormemente. Debido a ello, abrazó con cuidado al ojiverde que estaba a su lado y lo cargó todo el camino hasta donde la susodicha capitana estaba, hallándose con la bizarra imagen de una mujer adulta emborrachándose como si no hubiese mañana junto a una gata de pelaje negro que disfrutaba de su propia taza de bebida espirituosa. Antes de que la pelinegra con gafas pudiese reprocharle a Kyoraku, Harry se despertó, refregándose los ojitos y bostezando mientras le sonreía somnolientamente a la fukutaichou, solo para enojarse infantilmente ante la visión que tenía delante.

-Kyo-chan…qué estás haciendo? -cuestionó el pequeño, haciendo aparecer la máscara que aprendió de Retsu Unohana.

-Ha…Harry-chan! Yo…yo estaba festejando que terminé el papeleo! Sí, eso! Y junto a Yoru-chan! – exclamó nerviosa la dama, tosiendo en un principio debido a la sorpresa que le propinó el pelinegro.

-Y por qué no me lo dijiste? – sin hacer desaparecer la máscara, volvió a preguntarle el mago.

-Estabas durmiendo con Nanao-chan, no quería despertarte…- replicó la capitana de la Octava División.

-Podrías haber dormido con nosotros, había mucho lugar en el sillón…- murmuró triste el Potter, provocando una risa mental a Yoruichi cuando vio las caras rojas de las otras presentes.

-Perdón, perdón, perdón! Te juro que vamos a dormir todos juntos a partir de hoy! – con un Shunpo, Shunsui apareció frente al ojiverde para abrazarlo y besarlo.

-Y jugaremos los siete? – preguntó suavemente el inglés.

-Los Siete? Pero si solo somos tres, Harry-kun…- confundida, se explayó la fukutaichou.

-No, somos siete. Kyo-chan, Nanao-chan, Yoru-chan, Mu-chan, Katen-chan, Kyōkotsu-chan y yo- señaló con su dedo índice derecho a cada una de las nombradas, asustando a la joven pelinegra cuando vio los tres espíritus que procedían a tomar al pequeño y darle cariño.

Katen es una mujer alta, de pelo violeta, con una cinta roja alrededor del cuello y un parche negro en el ojo derecho. Su ojo izquierdo es de color turquesa, y su cabello está peinado en dos coletas sacacorchos con flequillo enmarcando su rostro. Ella usa una capa índigo con la impresión de un gran cráneo, y un oscuro vestido largo con un corte significativamente escotado, exponiendo sus grandes pechos. Ella usa un tocado de hueso dorado.

Kyōkotsu es más baja y más joven en apariencia. Ella tiene ojos color turquesa y cabello violeta hasta la barbilla, el que tiene un estilo que solo su ojo derecho es visible, con un cráneo que lo decora. Usa un top oscuro que cubre su cara inferior, su cuello y sus brazos, pantalones cortos ceñidos y calcetines hasta la rodilla. Sobre esto, ella lleva un abrigo morado, hasta la cadera, sujetado en el frente por una banda de color púrpura oscuro. La parte superior de sus muslos y la mitad de su torso quedan expuestos a la vista de todos.

Las dos nuevas mujeres en la vida del pequeño estaban de rodillas en el suelo mientras veían como Muramasa mimaba a su portador, quien trataba de obtener su cabello domado de forma infructuosa, lo que divertía a la menor de los espíritus.

-Así que ustedes también, eh? – con una mueca torcida cuestionó la capitana.

-Qué te parece raro? Después de todo, somos parte de tu alma- replicó la dama que vestía de manera tradicional, apropiándose del ojiverde y depositando su cabeza en el regazo para poder trazar con sus dedos las facciones del niño.

-Eso significa que seremos cada vez más las que tengamos que compartir a Harry-chan! Yo lo quería para mí sola! No es justo! – se quejó la shinigami a cargo del establecimiento.

-Kyoraku-taichou! – protestó su teniente de forma iracunda, lista para golpearla con su libro.

-No te preocupes, Nanao-chan. Tú también podrás tenerlo- despreocupadamente alegó Shunsui.

-De qué están hablando? – despistado de la situación, preguntó Harry a la mujer vestida de forma símil a un ninja, solo para que ella se encoja de hombros y se recueste a su lado para hacerle cosquillas.

Yamamoto, Comandante General del Gotei Trece, y Chojiro Sasakibe, teniente del Escuadrón Número Uno, estaban recorriendo las diversas divisiones que Harry había visitado desde que había llegado a la Soul Society, enterándose de las aventuras que el pequeño siempre aprovechaba para relatarles cada vez que los iba a ver. Una sonrisa, que sorprendía a las capitanas y demás Shinigamis, estaba adosada al rostro del anciano con ojos verdes ya que no le parecía correcto expresarse de la misma forma que lo hacía en su mente, donde reía maníacamente como un perverso mientras gritaba a su difunta esposa que su nieto prolongaría su sangre de una manera espectacular.

Los miembros del octavo cuartel se inclinaban respetuosamente ante las dos figuras canosas que ingresaban a través del portal de madre, caminando sobre la ordenada senda de rocas planas que interconectaba el edificio principal a las recámaras que utilizaban los subordinados. El aroma a alcohol llegaba directamente a la nariz del Soutaichou, dibujándole una mueca de disgusto al pensar en la posibilidad de que su estudiante pudiese estar incitando a Harry a un vicio inapropiado para su tierna edad, solo para llevarse la sorpresa de encontrase con la imagen del Kyoraku con un pincel en mano mientras se sentaba a horcajadas sobre Harry y parecía estar sumamente concentrada con su tarea de pintar el rostro del pelinegro que se reía.

Fue el ruido que Yamamoto realizó con su garganta lo que hizo que la pequeña multitud de mujeres y gato se alejasen de la escena del crimen como si hubiese un incendio llevándose a cabo, produciendo una leve sonrisa en el anciano rostro del hombre. Cada una de las mujeres, ya sean Shinigamis o espíritus, escondieron el alcohol y la tinta, así como también intentaban ocultar los dedos manchados y limpiar sus rostros en igual condiciones con sus mangas. Nanao junto a su nueva Zanpaku-tō, gracias al ojiverde que logró sonsacarle la información a la capitana a modo de extorsiones que incluían comida y besos, estaban sentadas sobre sus rodillas, esperando alguna clase de reprimenda que el Soutaichou pudiese darles. Kyoraku y Katen habían puesto un rostro tranquilo que perdía toda seriedad debido al aroma a sake que salía de sus bocas y a los borrones negros que tenían en la nariz y mejillas, asimismo como el pelo revuelto que enseñaba claramente el juego que habían tenido en el suelo debido a las hojas presentes.

-Veo que se están divirtiendo mucho…- con un tono burlón, se mofó Yamamoto.

-Soutaichou-sama, te pedimos disculpas por nuestra presentación ante usted- presurosa, Nanao mostró sus respetos inclinándose junto a su compañera espiritual.

-Has terminado con tu papeleo, Kyoraku? Te recuerdo que no querrás imitar a Kuchiki y sufrir el mismo castigo que ella por parte de mi nieto…- advirtió el Comandante General a la capitana.

-Eso nunca! Harry-chan me ayudó y tenemos toda la semana para festejarlo, no es así Harry-chan? – tras correr junto al niño y abrazarlo contra su pecho, ella le cuestionó.

La única respuesta que se oyó fue un murmullo seguido de un sonido de complacencia cuando el Potter empezó a dormirse a causa de la falta de oxígeno, valiéndole a la Shunsui un golpe en la nuca por parte de Muramasa, que rápidamente fue a rescatar a su portador para luego sentarlo en su regazo e intentar domar el nido de cuervos que tenía por pelo.

-Ya me doy cuenta…y tú, Harry-kun? Cómo estás pasando tu estadía aquí? Te han enseñado algo nuevo estas señoritas? – el hombre de avanzada edad interrogó al pequeño que lentamente se iba girando sobre las piernas del espíritu hasta quedar cara a cara.

-Sí, Ojii-san! Ellas son muy buenas y bonitas conmigo. Nanao-chan dijo que me iba a enseñar nuevos Kidō y Kyo-chan también me ayudará a usar a Mu-chan! – mostrándose alegre con un bigote y barba dibujados con tinta negra, se explayó el infante.

El anciano abrió grande los ojos ante lo que veía, parpadeando repetidas veces como si no pudiese creer algo que solo él podía ver, poniéndose cada vez más pálido mientras intentaba sonreír para ocultar su nerviosismo. Ahora se daba cuenta con claridad aquella sensación que sentía desde el día en que vio una foto del esposo de su difunta hija cuando iba a Hogwarts.

-Ojii-san…estás bien? Estás muy pálido…- preocupado le preguntó Harry, saltando del regazo para llegar frente a su abuelo, mirándolo con sus profundos ojos verdes.

-Sí, Harry-kun…solo acabo de acordarme de alguien. Ahora, nieto mío, podrías hacerme un favor? – pidió el hombre adulto.

-Qué cosa? Replicó el mago.

-Convence a Kyoraku de que no tome demasiado y deje de ser una haragana, vale? – con un suave tono bromista le imploró Yamamoto Genryūsai Shigekuni.

-Déjamelo a mí, ya verás que me hace caso! – declaró el joven.

-NOOOOOO! – clamó derrotada la capitana del Octavo Escuadrón.

- Sí! O no hay más abrazos, besos y te quito el sello! – rebatió el Potter, asustándola con su máscara demoníaca.

-Eres cruel, pero justo- complementó la dama, poniéndose de rodillas y besado la mano derecha del pelinegro como si de una mafia se tratase.

-Bueno, creo que mejor los dejo. Sasakibe y yo tenemos trabajo que hacer. Por favor, les encargo el bienestar de mi nieto- retirándose, se despidió el anciano junto a su teniente, pudiendo mientras se alejaba los gritos de diversión retomada.

Algo que Chojiro se dio cuenta, fue que su superior se estaba dirigiendo directamente a la Cuarta División, pasando de largo delante de todos como un autómata, hasta llegar a un cuarto vacío para recostarse en una camilla y posteriormente desmayarse, obligándolo a buscar ayuda inmediata.

Yamamoto Genryūsai Shigekuni solo podía pensar en diversos temas, pero enfocándose primariamente en la posibilidad de que dicha persona estuviese con vida aún, solo para empezar a emitir carcajadas en su inconsciencia al percatarse de la enorme posibilidad de que él tuviese también subordinadas femeninas, las cuales si conociesen a Harry, carían definitivamente bajo su encanto.

Nanao, junto a Yoruichi y los espíritus, veían como la capitana del actual escuadrón se ponía sobre sus rodillas detrás de Harry y procedía a corregir su posición de extremidades mientras utilizaban una rama como arma, Por momentos, Kyoraku sentía que estaban planeando su suicidio debido a la forma con la que abrazaba al ojiverde o lo basaba al ver que él absorbía todos los conocimientos como una esponja, imitando para luego adaptar a su cuerpo, sonriendo con cada momento de éxito.

-Bien hecho, Harry-chan! Eres muy inteligente! Un prodigio! Si seguimos así no tendré nada más que enseñarte! – clamó la mujer, poniéndose de pie y abrazando contra su delantera al crío, sintiendo que se ruborizaba por sus palabras.

-No! Si eso pasa…ya no podré venir más aquí! NO quiero que eso pase, Kyo-chan y Nanao-chan son muy buenas y bonitas conmigo…- con un tono triste masculló el niño, llevándose sus manitos a los ojos para evitar que empiece a llorar.

-Ya, ya…no debes estar triste. Todavía puedo enseñarte muchas, muchísimas cosas que te gustarán en el futuro! – replicó la mujer, sonriendo torcidamente mientras su cerebro creaba a toda velocidad una secuencia de imágenes con categoría M.

-Taichou! – reclamó la teniente Ise mientras Yoruichi y las demás corrían a rescatar al mago.

-Pervertida- Katen proclamó, fulminando a su portadora con su ojo turquesa.

-Vaca pedófila…- Kyōkotsu susurró por lo bajo.

-Ladrona degenerada- Muramasa se quejó, llevando contra su pecho a su amo, dejando que él envuelva sus brazos alrededor de su cuello y sus pierna en la cintura fina.

-MEOW! – maulló enojada la gata, metiéndose en el shihakusho del niño.

La capitana cayó de rodillas, alzando sus manos al cielo y dejando escapar de sus labios un grito de frustración, como si creyese que todos sus futuros planes estuviesen desmoronándose ante una infantil disputa. Arrastrándose sobre el césped como si hubiese sido herida de fatalidad, estirando su mano derecha para alcanzar su botella de sake.

-Si no puedo tener a Harry-chan, entonces me dedicaré a beber…- dijo derrotada la fémina.

-Pero si eso ya lo hace, taichou! – gritó Nanao, viendo con una gota de sudor en su nuca, lo que su superiora estaba por hacer.

-Entonces dejaré de ser capitana y me escaparé al mundo de los vivos! – con lágrimas falsas corriendo por sus mejillas, chilló.

-Usted se quedará a terminar su papeleo! Ni piense en escaparse y dejarme el trabajo a mí! – protestó la teniente, con una vena remarcándose en su frente.

-No podrán detenerme! Jamás lo lograrán! – contestó la shinigami de alto rango, poniéndose de pie y alzando su espada para abrir un Senkaimon, solo para ser derribada al suelo por una fuerza descomunal.

Cuando logró sacar su nariz enterrada del césped y escupir un poco de pasto, se giró con cuidado al sentir una mancha de humedad en su espalda. Sus manos acunaron las mejillas rojas del niño que la había tirado al suelo luego de su actuación que Nanao logró continuar como siempre, arrepintiéndose en el acto al ver a su futura pareja en tal manera.

El niño se movió sobre ella, quitando su cabeza de entre los pechos de la mujer, hasta llevar frente a su cara, con su narices rozándose. El llanto silencioso del Potter mojaba su cara, pudiendo únicamente abrazarlo con fuerza mientras esperaba pacientemente a que todas las demás se reuniesen a su alrededor para recostarse alrededor.

-No te vayas por mi culpa…- sollozó el pequeño.

-No lo haré, era solo una broma. Lo siento, Harry-chan- confesó la capitana, limpiando el rastro de lágrimas.

-En serio no me dejarás? No quiero que te digan cosas feas como lo hicieron con Gin-chan…- musitó el ojiverde, haciendo brillar sus ojos de tal manera que derritió a todas las mujeres, cualquiera sea su origen.

-Te lo juro! Además, tú siempre estarás aquí para que esas brujas malas no me digan cosas feas- dijo Kyoraku, abrazándolo con más fuerza mientras les mostraba la lengua a sus acompañantes, las cuales liberaron un enorme instinto de asesinato contra ella.

Antes de que alguien más pudiese darse cuenta, todas las mujeres y gato habían saltado sobre el dúo, provocando una serie de gritos y risas que alegraron al pequeño. Sus manos se movían de lado a lado, con la esperanza de poder espantar a las féminas que se estaban aprovechando de su momento de debilidad, haciéndole cosquillas por todo su torso en el instante que su shihakusho se había corrido.

El teniente del primer escuadrón había regresado a la Octava División con el propósito de relatarle al descendiente de su superior sobre la momentánea estadía que el anciano estaba pasando bajo el cuidado de Retsu Unohana.

Sus pasos eran silenciosos gracias a los años de entrenamiento que tenía, por lo que fácilmente pudo avanzar a través de todo el establecimiento sin la necesidad de perturbar a los residentes de sus respectivas tareas que llevaban a cabo de manera cotidiana.

El cabello gris de su cabeza revoloteó con la brisa que recibió al abrir las puertas de madera que conducían al patio donde había visto por última vez a Harry, sorprendiéndose por no oír nada y llevándolo a pensar que quizás se habían ido a otro lado. Solo para quedarse quieto en su lugar con su boca abierta y las manos fijas en las manillas de madera, para posteriormente cerrar las aperturas con sumo cuidado y retirarse a toda velocidad del establecimiento, procurando no manchar las mangas de su kimono con una tonalidad carmesí.

La sensación de que alguien se movía debajo de Kyoraku terminó por despertarla de la siesta que había decidido tomar sobre el pecho descubierto del niño pelinegro, teniendo limpiar rápidamente el rastro de saliva que había escapado de sus labios luego de sucumbir ante la calidez y comodidad que este brindaba.

Los movimientos y gemidos lastimeros despertaron también a las demás mujeres que dormían, las cuales se había ubicado de tal manera que el pequeño había terminado rodeado. Nanao y Kyōkotsu se mostraron preocupadas al notar que Harry se movía de lado a lado, gimiendo un clamor de ayuda a alguien que no conocían. Katen, Muramasa y Yoruichi, quien había tomado su forma humana durante la siesta, empezaron a hacerle caricias y tomar sus manos en señal de compañía, sufriendo de solo ver como el Potter comenzaba a llorar. Kyoraku, sin poder aguantar más, tomó al pequeño y lo sentó sobre sus piernas, despabilándolo, lo cual fue peor ya que empezó a llorar mucho más al verla, diciendo palabras incomprensibles.

Solo la dama de cabello púrpura y piel cacao se dio cuenta el pequeño detalle en las orbes de su pareja, notando que por un breve segundo tenía dos pupilas esmeraldas en cada ojo, regresando a la normalidad al cabo de un rato.

-Harry-chan! Qué pasa, por qué lloras! – dijo la dirigente del Escuadrón Número Ocho.

-Kyo-chan…Kyo-chan…- lloraba el niño, abrazando con fuerza la mujer y besando su cara como si fuese a perderla.

-Vamos, mi pequeño shinigami, qué pasa? – con suavidad habló esta vez Katen, deslizando su mano por su pelo negro.

-Hombre malo…te disparó…- entre el llanto lograron escucharle decir.

-Harry-kun, nadie le ha disparado Kyoraku-san. No tienes que ponerte así, sabes? Mírala, ella está bien- Muramasa pronunció, masajeando la espalda de su portador.

-Kyoraku-chan es sana. Sigue siendo una vaga y borracha. Nada ha pasado, solo era una pesadilla- Yoruichi dijo, aún sin darse cuenta continuaba en su forma humana, pero aprovechando para acercársele y abrazarlo por la espalda luego de que Muramasa se hiciese a un lado.

-OYE! NO DIGAS COSAS FEAS DE MÍ! – exclamó la susodicha, mirándola mal al verla como apoyaba su cuerpo desnudo contra el de su invitado especial.

-Solo digo la verdad, yo no pienso mentirle a mi Harry-kun- declaró la morena, rozando su nariz en la cabeza del pequeño para que dejase de llorar, ya que la hacía sentir mal.

El Potter se quiso limpiar los ojos con las manos, pero en trayecto provocó que sus gafas se deslizasen y terminasen en el suelo, donde fueron recogidas por Nanao, quien sacó un pañuelo y comenzó a secar la cara del niño. Todas miraban con preocupación y amor al ojiverde, quien trataba de mostrarse fuerte pero dejando ver el miedo que tuvo mediante su tembloroso cuerpo.

-Qué pasó? Qué fue la pesadilla que tuviste? – la capitana dijo mientras tomaba el kimono rosa y se lo entregaba a Yoruichi en una señal tácita para que se vistiese ya que no era el momento de burlas.

-Un hombre malo vestido de blanco estaba peleando contigo y te disparó en el ojo…- reuniendo fuerzas, reveló el joven mago, estirando su mano izquierda para tapar el ojo derecho de la mujer.

Nadie dijo nada, por lo que la Shunsui acunó la mano del pelinegro con la suya y la bajó hasta sus labios, besándola con cuidado, demostrándole que ella estaba a salvo con él.

-No me ha pasado nada, Harry-chan…solo fue una pesadilla. Y sé que nada me pasará si tú te quedas conmigo, no? – cuestionó la alta mujer, esbozando una sonrisa al verlo ponerse rojo cuando ella soltó su extremidad y él la llevó contra su pecho como un tesoro.

Él asintió con la cabeza, murmurando algo muy por lo bajo que únicamente Muramasa y Yoruichi pudieron escuchar, ya sea porque una dominaba el poder mediante susurros ó porque era una mujer con instintos felinos.

-Qué fue lo que me dijiste? – inquirió la capitana al ver como la fugitiva y el espíritu se reían disimuladamente.

-Yo…yo…- empezó a ponerse rojo por completo el niño.

-Harry-chan…! Vamos dímelo! – en una pataleta poco digna de alguien de su edad y posición, se quejó Kyoraku, lo que indignó a su teniente y provocó suspiros de cansancio en Katen.

-YO DIJE QUE NO VOY A DEJAR QUE NADIE LASTIME A MÍ KYO-CHAN! – gritó Harry, para rápidamente llevarse las manos a la boca, perdiendo toda muestra de valentía que alguna vez le dijo a su abuelo que iba a tener.

Silencio fue lo que inundó todo el patio, oyéndose únicamente los lejanos gritos de los subordinados que entrenaban y el susurro que las ramas frondosas hacían al rozarse entre ellas, solo para que se rompa de forma imprevista cuando seis mujeres se le abalanzaron al pobre ojiverde que quedó atrapado bajo una montaña de carne que lentamente iba dejándolo noqueado.

-Lo escucharon!? Dijo "Mí Kyo-chan"! Soy suya y ustedes no pueden hacer nada! – dando un rápido bailecito de victoria, recalcó la taichou del Octavo Escuadrón.

-Te recuerdo que él está aquí solo porque yo lo salvé, ubres de vaca! – Yoruichi le gritó, despabilando al pelinegro que logró sacar la cabeza de la trampa mortal que los sujetaba al suelo.

-…Yoru-chan? – susurró el niño, inclinando la cabeza a su derecha como un cachorro perdido.

-Meow, Harry-kun! Meow! – maulló mientras le guiñaba un ojo áureo, la Shihoin.

-EHHHHHHH!- fue lo último que se escuchó decir al mago antes de que se desmayase.

FIN DEL CAPITULO

OMAKE

Chojiro se hallaba recostado en una camilla del Escuadrón Número Cuatro luego que de fuese encontrado por Hanatarō en las puertas del lugar, teniendo que ser arrastrado y posteriormente tratado debido a su desvanecimiento.

Miembros masculinos de todos los escuadrones estaban rodeándolo con velas en sus manos y capas que cubrían las cabezas de todos excepto Madarame, la cual brillaba como si hubiese sido pulida gracias a la luz amarillenta. Dicho hombre estaba sentado a la derecha de Sasakibe, sosteniendo su mano, aguardando a que el teniente del Primer Escuadrón pudiese recomponerse tras beber un trago de agua.

-Sasakibe-san…qué ocurre? Por qué nos citó a todos? – Iba pronunció.

-Él…nuestro dios…él…- murmuró convalecientemente el canoso.

-Él? Qué ocurre con Harry-sama? – Ikkaku cuestionó, captando la atención de todos los presentes, incluso aquellos que se habían parado en las ventanas para tapar la luz del día.

-Mujeres…ellas estaban…estaban…- temblorosamente logró decir, solo para detenerse al final.

-Qué estaban haciendo!? Dínoslo! – Hisagi gritó, a punto de zamarrear la camilla para apurarlo.

-Ellas estaban durmiendo sobre el pecho de Harry-sama…incluso una de ellas estaba completamente desnuda…con su…ustedes saben…al lado de su cara…- como si fuesen sus últimas palabras, Chojiro dijo para luego desmayarse nuevamente al recordar lo que vio.

-…-

-…-

-…-

-QUE ALGUIEN CORRA AL MUNDO HUMANO Y BUSQUE COMIDA PARA LAS OFRENDAS, YA! – Madarame exclamó, sosteniendo la cabeza del teniente canoso como si fuese una escena dramática.

-CUÁNTO, SEÑOR?! – clamaron todos los demás, listos para correr.

-LO NECESARIO PARA SATISFASCER SU GRANDEZA! – replicó nuevamente el calvo, derramando lágrimas de orgullo por su nuevo dios.

Terminó el capítulo nueve de este fanfic. Por lo que espero que les haya gustado.

Qué piensan de las apariciones de Katen y Kyōkotsu? (luego tendrán su propio capítulo)

La actitud despreocupada de Kyoraku?

La aparición de Yamamoto y su descubrimiento? (lo vieron venir o no?)

Y Yoruichi? Creen que debe castigarla, Harry?

Por favor déjenme sus comentarios porque así me ayudarán para mejorar esta historia.

Hasta la próxima actualización!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top