Capítulo 1:Moonlight
Qué es la noche?
Muchos dicen que la noche da miedo.Que es portadora de oscuridad, maldad y misterios.
Yo no estoy de acuerdo con eso.La noche me resulta maravillosamente atractiva desde niño.
Si bien es oscura, en ella también puedes encontrar vestigios de luz, no tanta como en el día, pero sí con una belleza oculta y mística, solo visible para aquellos que la saben apreciar.
Lo de la maldad lo desmiento.¿Qué maldad puede existir en escuchar el canto de los grillos en la oscuridad?¿Acaso alguien ha muerto por admirar las luces fosforescentes de una luciérnaga?¿O quizás le ha ocurrido una desgracia por pasear admirando y contando las estrellas?
Por supuesto que no.Esas son solo excusas para justificar sus mentiras, pues de esa teoría solo concuerdo conque la noche está llena de misterios.
Porque sí, lo está, con toda su belleza y oscuridad.Es ahí donde radica el problema principal.La gente le teme a lo desconocido.
¿Qué es la noche?
Para mí, la noche es como una niña de cristal que corre por los campos y ciudades jugando a las escondidas con su amante, el día.
En su huída deja una estela de negrura semi iluminada solo por su vestido de estrellas y luna.
Para unos es preciosa, soberbia y misteriosa.Como un jeroglífico incapaz de ser descifrado por cualquiera.
Sin embargo se torna simple, bella y triste, solo para aquellos que la miran con los ojos del corazón.
Salgo de mi debate interno mientras me acerco al precipicio.Siempre vengo aquí en las noches cuando necesito pensar.
Es un rincón solitario, oscuro, desde donde el celaje se torna bello de admirar.Justo lo que necesito.
Me acomodo acostado sobre el césped y cierro los ojos inhalando con fuerza el aire nocturno con ese característico aroma a flor de Galán de Noche.
No tardo en salir de mi trance al escuchar una voz que me llama por mi nombre.
—Disculpa Allan.¿Puedo sentarme?— pregunta en un tono divertido y juguetón.
Me sobresalto de repente y miro con rapidez hacia mi izquierda.Mi sorpresa aumenta al ver frente a mí a la portadora de la voz melodiosa.
—¿No me escuchaste?— pregunta sonriendo de nuevo y yo solo atino a recorrerla completa con la vista.
Es una chica de más o menos quince años, justo como yo.Su cabello es largo y ondulado, pero lo más sorprendente de todo es que es blanco.No blanco albino, sino blanco de verdad, como una nube y lo lleva suelto hasta la cintura.Los ojos son tan azules que parecen turquesas y sus labios rosados y carnosos muestran una hermosa sonrisa.Tan bella que creo que me desmayaría.Lleva puesto un vestido negro holgado que hace juego con su pálida piel.
—¿Quién eres?— pregunto recién salido de mi trance
—Eso no es importante— sonríe y aparta su mirada azul posándola sobre el horizonte iluminado por las estrellas y la Luna Nueva.
—¿Puedo sentarme?— pregunta de nuevo
Yo solo asiento con la cabeza mientras ella lo hace.Miles de dudas llenan mi mente pero intento organizarlas y comienzo por la más importante.
—¿Cómo sabes mi nombre?— pregunto mirándola fijamente
Me permito perderme en sus profundos ojos color añil mientras el nudo presente en mi edtómago no me deja casi respirar.Es la cosa más extraña que he sentido en la vida.
—Porque soy maga— sonríe
—No te creo— le digo rápidamente
—¿Por qué?— cuestiona curiosa
—La magia no existe— afirmo apretando los puños a mis costados
—¿Quién dice que no?La magia está en todas partes, en tí, en mí, incluso en esa flor de ahí— señala la violeta que hay en el suelo— Solo debes saber buscarla sonríe de nuevo y yo siento un temblor desconocido en el interior de mi pecho.
—Te lo estás inventando— digo serio y la miro carcajearse a costa de mi rostro
—¡Eres tan negativo que no pareces tener quince años!— comenta aún entre risas
—¿Cómo sabes esas cosas sobre mí?— insisto
—Te dije que soy maga— se encogió de hombros
—¿Al menos puedo saber tu nombre?— pregunté
—Moonlight— sonrió mirándome y se puso de pie
—¿A dónde vas?— pregunto
—Sígueme— sonrió traviesa y comenzó a caminar al borde del precipicio
Caminé tras ella asustado y cuando estuvimos en el borde la sujeté con fuerza del brazo como temiendo que se cayera al más mínimo roce.
—Ten cuidado— la regañé
—No pasa nada, no voy a caerme— sonrió
—Es mejor precaver que lamentar— dije desviando mis ojos.
—Sabes, sería lindo tener alas— dijo mirando al cielo
—¿Para qué quieres alas?Eso sería muy peligroso— dije frunciendo el ceño
—Pues está más que claro, quiero llegar a la Luna— sonrió de nuevo mirándome
La sensación de nervios se instaló nuevamente en mi estómago y desvié la mirada incómodo.
—Eso es imposible— argumenté
—Nada es imposible si lo deseas con el corazón— dijo y yo sonreí de lado
—Eres demasiado inocente para tu propio bien si crees en esas tonterías— le dije
—¿Si yo soy inocente entonces tú qué eres?— preguntó de pronto— Tenemos la misma edad, pero por lo poco que sé de ti puedo decir con seguridad que tu vida está vacía— se encogió de hombros como si estuviese diciendo que dos más dos son cuatro.
—¿Vacía?— pregunto
—Así es, está completamente vacía.Mírate, tienes solo quince años y no percibo en ti ni siquiera una pequeña chispa de alegría y esperanzas— me miraba fijamente— Tienes toda una vida por delante y sino la aprovechas ahora luego te va a pesar enormemente— decía apretando los puños en su vestido negro y se le notaba bastante alterada.
—¿Estás bien Moonlight?— pregunté algo preocupado
Ella dejó de hablar y se sonrojó.
—¿Sucede algo?— insistí
—N-no es nada solo, me gusta como dices mi nombre— sonrió y bajó la mirada.
—¡Oh!— exclamé rascándome la nuca
—¡Ya es tarde!Debo irme— sonrió y se dio la vuelta para irse pero la detuve sujetando su brazo
—Espera— casi imploré
—¿Sí?
—¿Te veré de nuevo?— no entendí por qué hice aquella pregunta pero sentí una punzada en el estómago mientras esperaba su respuesta
—Nos vemos mañana Allan— sonrió y me dio un beso en la mejilla luego de irse corriendo y ondeando su vestido negro.
Miré al horizonte y solo entonces noté que estaba amaneciendo.Me dirigí a casa a toda prisa antes de que la abuela notara mi ausencia.
Acostado en mi cama comencé a darle vueltas a lo que había ocurrido esa noche.
Moonlight...
Su recuerdo me traía una sensación que no supe cómo describir, de repente solo pude revivir sus palabras.
Pues está más que claro, quiero llegar a la Luna
Y en ese instante sin saber por qué, me sentí con ganas de ayudarla a cumplir su sueño.
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