|CAPÍTULO 34|

Maratón final 2/3 ♥

Salir a animar un partido nunca antes se me había hecho tan difícil y a la vez tan liberador. Tengo en la mente y en el corazón una mezcla de alivio y de pesadez, de derrota y de sentimiento de triunfo. No he ganado nada realmente pero me siento valiente de haber renunciado; siempre he amado animar pero en Winston solo estuve tanto tiempo en mi afán de intentar ayudar a Brenda pues en su momento mi ausencia equivalía a la pérdida del equipo y hoy he sentido que de seguir con ella, le tomaré desprecio a lo que tanto amo; Fresita me dijo antes de salir que aunque lo considerase poco, el elegirme a mí antes que a alguien que no me aprecia ya es un acto de valentía y de amor y decidí tomarle la palabra.

Ethan hoy está jugando de maravilla, sin distracciones y cada vez en los entretiempos que cruzamos la mirada ya no siento un rencor extraño ni percibo una culpa extraña de su parte, no somos amigos pero tampoco enemigos.

Me he ubicado en la fila de atrás de la formación y apenas y logro seguirle los pasos a Brenda porque estoy desconcentrada intentando no enloquecerme de pensar que 1Fan puede estar mirándome o llegando... dijo que yo sabría que es él —o ella— cuando lo viera pero hasta el momento o no me he dado cuenta o realmente no está acá todavía. Sam no está tampoco y no sé si tomar eso como buen o mal presagio.

En cada segundo libre miro las graderías con detalle intentando ver algo diferente mas todo es lo mismo, los compañeros de siempre, los compañeros del otro equipo, algunos profesores y algún que otro padre de familia que viene a apoyar a su hijo que juega y gritando su nombre cuando entra en acción.

En uno de los recesos más largos —pues el capitán del otro equipo se cayó estrepitosamente y lo están revisando para asegurarse de si puede seguir jugando—, reexamino las gradas pero nada ha cambiado. Siento una mano en mi hombro y me giro para encontrarme a Brad, a quien poco había encontrado en estos días.

—Hola.

Su sonrisa se me antoja por el momento preciosa, tranquilizadora, de esos gestos que llenan huequitos del ánimo que puedan estar vacíos. Relajo los hombros.

—Hola.

—Parece que buscas a alguien —murmura. Enarco una ceja—. Bueno, es que miras y miras hacia todas partes y lo parece. —Muerde su mejilla y conecta sus ojos con los míos—. Ash me dijo que tuviste una discusión con Brenda, ¿estás bien?

—Sí. He renunciado al equipo. No necesito el peso de su odio en mi espalda y en los ensayos.

—No estuve ahí pero Cristina me dijo que te alteraste y también me dijo que fuiste muy firme y valiente. Así que... no sé, ¿felicidades?

Brad se acerca un poco pues el bullicio de la multitud no permite una buena charla si mantenemos más de un metro entre nosotros. Su sonrisa gentil y sincera me impulsan a sentir este momento repentino como correcto para hablar de nosotros.

—Brad, supe lo que pasó con Brenda... sé que no fue tu culpa.

Sus ojos se iluminan y toma mis palabras como invitación a acercarse un poco más. Nos alejamos un poquito del área reservada a las porristas pues no tengo que estar a la vista de todo el mundo para charlar con él.

—Te juro que jamás haría nada para herirte.

—También hablé con Ethan —continúo—. Yo ya sabía mucho de eso, pero me recalcó una vez más que desde el comienzo me has defendido.

—Me has gustado desde que llegaste. No es que sintiera cosas fuertes por ti desde el día uno, pero me gustaste y de a poco te he tomado mucho cariño. —Brad toma una de mis manos con ambas suyas—. Te juro que cuando te propuse ser novios de mentiras no tenía más intención que ayudarte a vivir a través de los chismes por lo que pasó con Ethan, pero me fui acostumbrando mucho a ti, a tomarte de la mano, a que me abrazaras, a fingir ser lo que no éramos aún...

Suelto una risita entre dientes, recordando que cuando estábamos aún en medio de la farsa, yo pensaba lo mismo, ya estaba tan acostumbrada a sus brazos que se volvió algo natural entre nosotros, nunca hubo incomodidad ni presión.

—Me pasó igual —confieso.

—Cuando te besé en el baile todo para mí cambió y no sabía si seguir con la actuación por tu bien o si intentar algo más porque ese beso había sido en un contexto extraño, pero luego en la fiesta de Brenda...

—Lo sé... —Doy medio paso más hacia él—. Para mí fue especial... todo tú has sido especial desde el comienzo. Supongo que Ashley ya te contó que me enteré de casi todo en problema entre tú, Ethan y Brenda, la verdad no me esperaba muchas cosas pero a fin de cuentas tú no has hecho nada malo.

El partido da inicio de nuevo pero como no tengo intención alguna de dejar la conversación a medias, me quedo en mi lugar. Dudo que Brenda me extrañe en la coreografía si apenas y me he movido hoy.

—Lamento ocultar tantas cosas, y lamento lo de la fiesta. —Una de sus manos sube a mi mejilla, mi cuerpo queda ya completamente unido al suyo y bajo mi brazo suavemente hasta su cintura en un roce mínimo, apenas perceptible—. Me gustas mucho, Emily, mucho más de lo que me ha gustado otra persona antes.

Si no tuviera nada más en la mente en este momento estaría plenamente segura de que es con él con quiero estar porque al verlo a los ojos veo lo que busco, lo que siento necesitar y lo que me ha faltado desde la discusión por el estúpido beso con Brenda. Tenerlo tan cerca me revuelve las mariposas y me hace acelerar el pulso, estar a un suspiro de él es la definición personal de pre enamoramiento. La burbuja en la que siempre nos internamos al estar juntos nos separa totalmente del resto de la gente, del bullicio, de los problemas y de las dudas.

Brad me sonríe con ternura y desde el fondo del corazón le respondo el gesto. Acerca su rostro lentamente, quizás para asegurarse de que si me niego tendré el tiempo suficiente para dar un paso atrás; pero no lo doy, a cambio me estiro el otro porcentaje que falta y nuestros labios se juntan por primera vez en días, se rozan, se reconocen, se disfrutan.

Es un beso tan dulce que encierra toda la inocencia y sinceridad que pueda haber entre dos corazones temerosos; con un atrevimiento delicado, Brad encaja mi labio inferior entre sus dientes y presiona un poco, nada doloroso, todo cariñoso. Lo siento sonreír cuando lo hace y en el momento en el que no puedo responderle la sonrisa con la misma rapidez y reciprocidad de hace un rato, noto que algo va mal.

De repente mis mariposas dejan de revolotear causandome cosquilleo y comienzan a brincar bruscamente causandome un leve malestar. Una angustia se ha apoderado de mi pecho y me impide seguir besándolo con el mismo gusto de los primeros diez segundos. Me separo con el corazón latiendo a mil suspiros por segundo y no abro mis ojos, al contrario, los aprieto.

Los besos de Brad siguen siendo suyos, siguen siendo sus labios, su dulzura y su temple al acariciarme la mejilla, la seguridad que me transmite, su boca tiene el mismo toque amoroso que tenía en el primer beso que compartimos y son los mismos ojos los que me observan con el mismo brillo adorable en ellos... pero de mi parte nada es lo mismo.

Ya no me sabe igual, ya no lo siento igual, esa semilla de ilusión que siempre se ha alimentado con sus atenciones simplemente ya no está y darme cuenta de ese vacío me corta el alma porque sé que él la sigue teniendo.

Cuando abro los ojos pongo distancia entre nosotros, poniendo mi palma en su pecho y sintiendo una mezcla de tristeza y vergüenza. Ladeo la vista y me encuentro con la de Brenda que desde su lugar, y sin estar bailando pues solo se dedica a mirarnos, me manda odio con sus ojos. Tiene un brillo que parece decirme con letras fosforescentes que no me dejará en paz, que me sigue odiando y que no le gusta que Brad esté conmigo... entonces caigo en cuenta de que el malestar es ella. Es Brenda quien me ha quitado esa ilusión del pecho al dejarme claro que mientras me siga metiendo en partes importantes de su historia, no dejará ser feliz la mía.

Brenda sumada a todas mis dudas han hecho que deje de ver a Brad como lo hacía.

—Lo siento —murmuro, luego de una pausa larga. Al observar a Brad tiene una expresión seria en su rostro, una de esas que muestran que están a un par de palabras de romperse—. Te quiero tanto, Brad... pero no creo poder con esto.

—¿Con qué?

—Con un nosotros. Yo entiendo plenamente que cualquier cosa ocurrida contigo y tu hermanastro y Brenda es cosa de antes de que yo llegara... —El nudo en mi garganta me hace callar un par de segundos antes de continuar—, pero sus repercusiones siguen al día de hoy y no creo poder unirme al nudo que ustedes tienen.

—Nosotros no tenemos ningún nudo. Yo te quiero a ti.

—No dudo de tus palabras, Brad... pero Brenda me ha dejado claro que no me dejará ser feliz ni contigo ni con Ethan si se diera el caso.

—Pero el problema es ella —objeta.

Con un mucho de culpa y dolor en mi voz, le respondo:

—Y yo. El problema también soy yo.

Brad parece entender el rumbo de mis palabras e inspira hondo, tal vez buscando qué decir, tal vez buscando su voz. Pone una de sus manos en su cintura con un gesto de que al parecer le falta el aire.

—¿Tú... ? —Cambia su tono de pregunta y pasa a una afirmación—: Tú no quieres estar conmigo y no es solo por Brenda.

Agacho la mirada, que de repente se ha puesto nublada.

—Creo que de habernos conocido en otros términos todo habría sido diferente. Pero nos tocó de este modo, un poco confuso y con un sube y baja constante. Te quiero demasiado —repito—, pero creo que lo máximo que te puedo ofrecer desde el fondo de mi corazón es una amistad...

Una pausa larga nos envuelve e incluso todo el público del partido ha guardado silencio.

—¿Hay manera alguna de que eso cambie?

Mi respuesta sale en un susurro roto.

—No... Perdóname.

Brad desvía la mirada y la detiene en un punto a mis espaldas, luego de que ya lleva varios segundos así, miro igual hacia allí y es Brenda la que tiene su atención, sin embargo, los ojos de Brad no muestran ni pizca de cariño. Sin dejar de mirarla, habla:

—Solo para que lo sepas, entre tú y Brenda, siempre vas a ser tú a la que yo elija... para lo que sea. —Vuelve sus ojos a los míos—. Y elegirte incluye entender lo que puedes o no sentir por mí, así que no hay nada que perdonar.

—Dime por favor que tengo tu amistad. —Mi tono sale casi suplicante.

Brad sonríe de lado, con sus cejas caídas y sube su mano hasta mi mejilla una vez más. Asiente al tiempo que se acerca y me besa la frente.

—Siempre, Emily.

—Te quiero muchísimo.

—Yo a ti.

Mantiene su mano en mi rostro por otros pocos segundos y se separa justo en el momento en que el público estalla en vítores, ahogando el gemido lastimero que se ha alojado en mi garganta al verlo alejarse.

Winston ha ganado el partido.

Respiro hondo y alejo definitivamente todo rastro de llanto de mis ojos. Sé que entre Brad y yo la amistad no será exactamente igual a como era antes, pero creo conocerlo y sé que fue honesto al decirme que no dejará de ser mi amigo.

Es lo que mi corazón me dijo que hiciera, pero eso no excluye el par de partecitas que se caen cuando se quiebra, y sí, me duele, me duele muchísimo, mi dolor es una suma del mío propio y el suyo por mi causa... pero me siento aliviada, liviana y en paz con él. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top