|CAPÍTULO 31|
Creo que para variar, la vida y la suerte se han puesto un poco de mi lado y Brad no ha asistido hoy a estudiar. Ayer, luego de todo lo que escuché de Brenda, intenté evadirlo y funcionó, solo nos cruzamos en una clase pero apenas e intercambiamos saludos, no sé muy bien aún cómo proceder con todo y qué mejor manera que evadiendo la vida.
Hoy no apareció y Ash me dijo que amaneció un poco enfermo del estómago así que había decidido no asistir, es como si me estuvieran dando un día más para pensar, lo que me alegra bastante. Estuve charlando con mi almohada y aún no tengo respuestas para nada.
Quiero muchísimo a Brad pero lo que me dijo Fran de que ellos tienen un nudo muy complicado es cierto y no estoy segura de si quiero añadirme a ese enredo. Desde que llegué a Winston, Brad no ha sido sino bueno conmigo, como cuando llegó a la heladería luego de que Ethan me plantara, o cuando ofreció ser mi novio falso sin esperar nada a cambio, o cuando me llevó a la primera fiesta de Brenda y me acompañó a la de ida y a la de vuelta. Sin embargo el recuerdo más lindo que guardaré siempre será el de San Valentín, el que me haya hecho bailar en el estacionamiento y que me haya besado en la pista de baile fue mágico para mí y cada vez que pienso en sus ojos en la fiesta de cumpleaños de la loca cuando estuvimos en aquel baño, simplemente sonrío porque él es dulzura y cariño y protección y en ese segundo primer beso que compartimos sentí toda la sinceridad y lealtad del mundo.
Sí, vale, Brad me encanta. No podría decir que me enamoré profundamente de él pero de que me mueve el piso, el techo y las paredes, pues sí, pero sigue siendo complicado. Brenda prácticamente declaró que mi infelicidad es su felicidad y me aterra querer empezar algo con Brad y que ella lo manipule a su antojo, dañándonos en el camino a ambos. Es demasiado para mí.
Y luego está 1Fan. No sé aún quién es pero me ha ganado con cada conversación que tenemos; sé que al hablar a través de una pantalla puede ser cualquier loco del otro lado, pero confío en él aún sabiendo que puede salirme mal si llega a ser alguien que no dice ser. He pensado en repetidas ocasiones que si ese chico me dijera todo lo que me dice pero en persona, yo ya tendría un flechazo muy fuerte por él pero la verdad es que siendo solo por medio virtual, la pizca de desconfianza que habita en mí me ha evitado sentir lo que no debería. Dijo que no me mentiría, pero vamos, nadie va a aceptar que sí mentiría, es absurdo. En resumen, 1Fan sigue siendo como una pared, una que si estuviera a mi lado haría posible un algo pero a como estamos, no dejo ni puedo sentir nada por él por más que diga que yo le gusto o lo que sea.
—Hooooola, tierra llamando a Emily.
La voz de Fran me hace girar y sonreírle algo sonrojada. Nos pusieron a pintar una de las paredes de la cafetería donde algún imbécil hizo dibujitos obscenos y palabras ofensivas contra el director, ¿cómo es que nadie lo notó? no lo sabemos, pero somos nosotros quienes debemos tapar eso por estar en el Club que no solo es de organización de eventos sino de ayuda y arreglo de cosas necesarias.
—Discúlpame, ando en otro lado.
—Así de interesante está mi conversación —bromea—. ¿Quieres hablar de la nube o lo que sea en lo que estás?
—Lo mismo de ayer...
—Brad, entiendo. ¿A qué conclusiones has llegado?
—A ninguna, es eso lo que me fastidia.
Fran pasa su brocha de pintura azul sobre el lado derecho y hago lo mismo al otro lado. La pintura no es de la mejor calidad, por lo que necesitamos unas cuatro capas para que cubra el marcador negro salvaje que usaron para sus porquerías.
—¿Te puedo dar mi opinión?
—Qué más da.
—Bueno, creo que si te tiene en tanto conflicto puede que no sea beneficioso para ti.
—¿Brad?
—Todo el asunto. Si fuera solo Brad no tendrías tantos nudos en la cabeza, pero sabes que va más allá.
Fran con el paso de los días y las horas que compartimos se ha vuelto más hablador, no al punto de ser un parlanchín pero ya me ha tomado la confianza de mirarme de vez en cuando a los ojos y de regalarme más de dos o tres palabras en una charla.
—¿Tú has pasado por algo similar?
—Nunca me ha interesado Brad, la verdad.
Río de solo imaginarlo.
—Qué tonto. No con Brad. ¿Has estado en crisis por una chica...? O un chico, no sé tus gustos.
—No crisis realmente. Siendo franco...
—Claro que lo eres, eres Franco —interrumpo, desencadenando su risa.
—Siendo sincero entonces, no. No sé si lo has notado, pero no soy lo que se dice alguien que ande por ahí coqueteando con las chicas, así que mucho menos una crisis.
—¿Te has enamorado?
Sin dejar de mover la brocha, voltea a mirarme aunque sin mucho interés, como si me dijera con la mirada que esa es una pregunta tonta. Me encojo de hombros.
—No lo sé, no creo.
—¿Cómo que no lo sabes?
—Mis pocos intereses amorosos han sido solo eso, intereses amorosos, no novias o algo que me llevara a enamorarme. O eso creo. ¿Cómo sabes si estás enamorado?
Una pregunta que me resulta curiosa porque suena sencilla pero darle respuesta no es inmediato por lo que no es fácil. Meto de nuevo mi brocha en el bote de pintura y titubeo.
—Buena pregunta... no lo sé... —Pienso por reflejo en mis padres, ellos son de las pocas personas de las que puedo decir que me hacen conocer el verdadero amor—. Supongo que piensas todo el día en esa persona y sonríes de la nada, y cuando lo ves sientes que estás de nuevo completo y brillando o algo así. Hay una chispa especial en los ojos y un tono de voz al hablar de él o ella que es exclusivo, lleno de ternura y devoción. Te gusta verla hablar y perderte en sus palabras; solo respirar cerca de esa persona es tiempo bien gastado.
—Suena a que sabes lo que es.
—Todo eso lo vi en mis padres mientras mi mamá vivió. —Fran guarda silencio, quizás no sabiendo qué responder a eso. Suspiro y sigo hablando, con las manos ocupadas en la pared—. Ella era la mejor porrista y mi padre era el mejor jugador de fútbol americano. Se enamoraron desde los quince años o antes y tuvieron su romance de película. Fue por eso también que me emocioné tanto con Ethan —digo, sintiendo que suelto un gran peso de encima—. Pensé que si a mi mamá le había funcionado, no había motivo para que a mí no.
—Tu papá no era un idiota mujeriego, no compares. —La voz de Fran sale bajita pero ya que estamos solos en la enorme cafetería, lo escucho a la perfección. Giro a mirarlo y él me sonríe—. Oye, que no te haya funcionado con el capitán del equipo no quiere decir que no puedes tener tu romance de película, aún hay tiempo. Aún te queda este año y el próximo, es posible que te llegue el amor de acá a la graduación.
—Y es posible que no.
Fran suspira, como si se aburriera de mi negatividad con todo.
—¿Y? Luego va la universidad y luego el trabajo. La mayoría de personas no consiguen el amor antes de los veinticinco y eso está bien.
—¿Tú crees que lo hallarás antes de la graduación de preparatoria?
—Con mi enorme carisma y capacidad de congeniar con personas, claro, debe haber una fila entera de chicas que quieren ser el amor de mi vida —dice con sarcasmo.
—Una vez que pasas la etapa de no hablar casi, eres un gran chico.
—Ya. El problema es que la mayoría no se queda hasta que esa etapa pasa. Sam, Lisa y tú son mis excepciones. —Con un tono más bromista, añade—: Y tú te quedaste porque tenías que hacerlo por las horas de la electiva.
—Eso no es cierto —defiendo—. O sea, sí tengo que hacer las horas, pero igual si me hubieras hablado en clases o algo, yo hubiera llegado a la etapa de "sí hablo y soy buena compañía".
—Siendo justos, si no fuera por la electiva, no te habría hablado nunca.
—Gracias, eh.
—¡No porque no quisiera! Es decir, sí quería pero no podía porque no puedo hablar con chicas bonitas... es decir, con nadie... Lo siento.
—¿Por qué? —digo, riendo—. Eres divertido. Vale, sé que la ansiedad social es complicada, pero te aseguro que si quisieras, podrías ser de esos chicos que son amigos de todo el mundo.
—Ojalá aplicara eso de querer es poder.
—Ya en serio, ¿crees que el amor llegará a tu vida antes de la graduación?
—Creo que en mi caso es irrelevante. Puede que llegue, pero necesito hablarle y es ahí donde poseo problemas.
—Puedes avanzar de a poco. Te ha funcionado forjar amistad con Lisa, con Sam, con los del club y conmigo.
—Es distinto. Necesitaría que ese amor se uniera al club también y que convenientemente Sam la ubicara conmigo en las labores, además que de modo alguno sacara la conversación ella.
Se ha sonrojado un poco al decirlo y está completamente negado a mirarme. Sigo con la brocha pero me acerco un paso a él, sin dejar de ver la pared.
—¿Como te puso conmigo a hacer las labores?
—Sí.
Esto solo se lo he dicho a Fresita y fue anoche cuando le conté todo lo pasado con Ethan y con Brenda y la ayuda de Fran, pero a ratos, no siempre, pero sí un par de minutos de vez en cuando, siento una ligera atracción por Fran. Admito que no es fuerte como la que sentí con Ethan o con Brad en su momento, ni siquiera puede llamarse un flechazo, es solo un gusto que me despierta porque tiene una forma de hablarme que en contadas ocasiones parece que son coqueteos pero como luego vuelve a su estado retraído de siempre, no ha avanzado más.
Es gracioso que con él puedo decirle cosas y sentir que estoy bromeando pero al mismo tiempo sentir que es en serio. Su forma tranquila y honesta de ser contrasta tanto con el coqueteo permanente de Ethan y la animosidad constante de Brad que es refrescante y eso es lo que me gusta. Es un opuesto completo a ellos y he descubierto que es ese tipo de personalidad me atrae más.
—Puede que sea yo el amor de tu vida —bromeo, aunque no escucho risa de su parte.
—Sería decepcionante para ti.
—Eso no lo sabes.
Ahora sí suelta una risa entre dientes. Detiene su brocha y se gira de medio lado para observarme con la burla pintada en sus ojos, pero no el tipo de burla de "me reiré de ti", sino del tipo "sé que tengo razón". Dejo también mi labor y giro igual, para tenerlo de frente.
—Claro, si te invitara a salir en este momento, ¿qué dirías? —Fran blanquea los ojos, divertido, realmente seguro de su postura.
—Pruébame.
—Por supuesto —dramatiza la voz—, Emily, ¿quieres salir conmigo?
—Sí.
Estaba él a punto de soltar una carcajada pero al escuchar mi seriedad se ha quedado callado y por su gesto, apuesto que casi aterrado, como si para él todo hubiera sido un chiste completo y ahora que es en serio quisiera esconderse debajo de la mesa y no salir jamás. Me parece muy tierno aunque algo raro, pero un raro tierno.
—¿Qué...? —Casi parece que va a atragantarse con su propia saliva y creo que si le toco una mejilla, estará demasiado caliente porque el rojo que tiene es insano.
—Me invitaste a salir, dije que sí.
—Yo... uhmm... pensé que hablábamos en broma...
—¿O sea que no me invitaste a nada?
—¿Es decir que me respondiste en serio? —pregunta de vuelta.
Me encojo de hombros y como si fuera algo sin importancia, aunque en el pecho el corazón está que se me escapa de lo rápido que va, vuelvo a la pared y a insistir con otra capa de azul.
Me reprendo a mí mi misma por ser imprudente, aparte de que le hago pasar el mal rato a Fran, no es para nada seguro que pueda estar atraído a mí, al menos nunca lo ha dicho o insinuado realmente. Siento ahora yo las mejillas ardiendo. No hay manera de retractarme ahora, pero supongo que debo hacerlo menos incómodo.
—Lo siento, era obvio que solo bromeabas. Me debes un rato de juego en Xbox de todas formas.
—No es... lo siento, yo...
—Déjalo. —Me volteo un poco y le sonrío para quitarle hierro al asunto—. No quería ponerte incómodo. Aunque sí me gustaría lo del Xbox.
—Sí, está bien.
—Te advierto que no sé jugar.
—Yo te enseño.
—Así quedamos entonces.
De repente la cafetería se ha hecho pequeñita y solo quiero largarme porque aunque no lo admitiré, estoy un poco decepcionada de que no vaya a haber cita en sí. Es lo mejor, lo sé, no hay necesidad de agregar otro hilo a este nudo, pero es decepcionante.
Cristina se queja cuando le doy un golpe de reflejo en el costado. Ya estamos en la cama y la he sobresaltado aunque aún no estaba dormida.
—¿Qué te pasa?
—Lee esto.
Le tiendo mi celular mientras mis manos tiemblan un poco y mi sonrisa se amplia a la misma velocidad que mis nervios. Me he sentado derecha en la cama y he encendido la lamparita. Fresita, aunque no se lo he pedido, lee el mensaje en voz alta, también contagiada por la emoción.
1Fan: No sé qué tanto te dice tu almohada pero la mía me ha regañado por seguir siendo un incógnito aún cuando parece que quieres y tienes toda la disposición de confiar en mí. No quiero que con el tiempo te aburras de hablarle a un nadie al otro lado y sí quiero que sientas que no te miento en nada, así que he decidido decirte quién soy. Pero no por acá, me daría mucha vergüenza verte mañana entonces en los pasillos, no.
Fresita me mira con curiosidad y una mezcla de confusión y no lo sé, ¿temor? ¿nervios? Esperaba más alegría de su parte.
—¿Realmente quieres saber quién es? —Es su única pregunta.
—Pues claro que sí, ¿qué pregunta es esa?
—¿Y si... y si te decepcionas?
—No lo haré —aseguro con firmeza—. No, imposible. No me importa cómo luce, yo quiero saber quién es el que me ha leído y consolado por muchos días.
Le arrebato a Fresita el teléfono; ella se ha quedado callada y muerde su labio, dubitativa. Supongo que ella es más precavida y teme aún que sea un acosador psicópata o algo por el estilo... bien, yo debería tener un poco de esa precaución, pero ya qué. Le respondo a 1Fan.
Emily: Entonces cuándo? Cómo?
1Fan: Pasado mañana habrá un partido en Winston. Vienen los de otra preparatoria, así que somos locales. Iré y me verás.
Emily: Cómo sabré que eres tú?
1Fan: Lo sabrás, te lo juro.
Levanto la vista a Fresita.
—Nos veremos en el partido del viernes, ¿ves? Un lugar público, no pasará nada malo, no te preocupes.
Por el gesto que pone, deduzco que no es eso precisamente lo que le angustia.
Emily: Prométeme que no te vas a arrepentir de acá al viernes.
1Fan: Estoy arrepentido desde ya, jaja, pero no faltaré a mi palabra, te lo juro.
Emily: Por qué arrepentido? No será terrible, ya prácticamente te conozco
1Fan: Prácticamente, esa es la palabra clave. Solo espero que no te arrepientas tú de querer conocerme.
Emily: No pasará, esa es mi promesa.
—Emily, ¿y luego qué? —dice Fresita, haciendo que deje de ver la pantalla. Enarco una de mis cejas para que explique más—. 1Fan ha dejado claro que le gustas, y cuando lo conozcas, ¿qué harás? ¿Saldrán juntos así no te guste o le dirás que solo sean amigos? En cualquiera, uno de los dos sale perdiendo.
No había pensado en eso. Sí, 1Fan me agrada mucho, pero ya que no veía cercano el momento de conocerlo en persona, no había pensado en qué hacer luego de eso. Él me ha dicho que estaría bien si regreso con Brad, que estará feliz por mí, pero si ahora sabré quién es realmente, no sé si sería capaz de restregarle a Brad —en el caso de que me decida por algo— en la cara por los pasillos. No veía real el tenerlo en frente y por eso nunca lo pensé, seguía siendo un fantasma en mi mente y así estaba ya acomodado en mi vida y ahora que eso cambiará, ¿qué debo hacer?
—No lo sé —admito—. Dios, ahora entiendo lo negativo de verlo.
—Aún quedan dos días, pueden hablarlo —propone—. Déjale las cosas claras, Ems, no le hagas ilusiones vacías.
—Nunca le he dado ilusiones.
—Eso es lo que crees, pero a veces los demás se ilusionan con cosas que para nosotros son inofensivas. Debes ser directa con eso. ¿Qué hay de Brad?
—No lo sé tampoco. No sé nada, Cris. —Miro la pantalla de mi teléfono—. 1Fan se desconectó.
—Bien, vamos a tomarlo con calma. Vas a pensarlo esta noche y si es necesario, no le hables a ninguno de los dos de acá al viernes y si aún no estás decidida por nada, los mandas a ambos a volar, no necesitas romance complicado, necesitamos paz.
El plural que usa al final implica que tal vez ella con Melissa pasó por cosas similares cuando Kurt terminó con ella. Eso de los amores complicados parece ser algo que nos persigue.
—De acuerdo. Gracias, Cris.
—Para crisis amorosas estoy —bromea.
—Lamento haberte golpeado. —Apago la lamparita—. Buenas noches.
—Descansa.
CLICHENÓMETRO ACÁ ►
Nos l e e m o s ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top