|CAPÍTULO 30|

Al llegar a Winston lo primero que hago es dirigirme al casillero de Ashley con la esperanza de verla un par de minutos antes de mi primera clase. Fresita tomó su camino una vez entramos, así que estoy sola.

Veo a Ash que apenas está abriendo su casillero; noto los audífonos en sus oídos pues resaltan en su color fucsia, así que es obvio que no me ha visto o sentido. Camino hasta ella y la abrazo por la espalda, lo que hace que deje sus manos quietas y se quite la música por reflejo. Ladea la cara lo suficiente para saber que soy yo.

—Emm, ¿hola, Emily? —La suelto lo suficiente para que se gire y luego la abrazo de nuevo—. No me digas que vas a morir próximamente y te estás despidiendo.

—Lo siento —murmuro—. Lo siento por todo, por ser mala amiga, por no creerte o por llamarte mala por no contarme tus secretos o los de Brad. Eres la mejor amiga que he tenido y lamento mucho ser tan... tan Emily y tan torpe...

Escucho que suelta una risita, pero finalmente me devuelve el abrazo que se prolonga por un par de segundos más.

—Si te quiero es porque eres muy Emily. Y quería hablar contigo, quiero contarte que...

—No quiero que me cuentes nada. Ayer el tonto de Ethan me contó suficiente y no quiero saber más.

—Solo te dijo su versión...

—Pues en su versión él mismo es el que queda como una rata asquerosa, así que no creo que sea mentira. —Recuerdo vagamente que 1Fan también me contó de un beso que el moco le robó a Ashley cuando pasó lo de Brenda y un par de cosas más, pero no... no me interesa—. Ya no quiero saber más. En lo que a mí concierne, has sido una amiga genial desde que llegué a Winston y solo me importa eso. Perdóname por lo que sea que haya hecho y que te haya molestado...

—Ay, ya no más disculpas. Me darán ganas de llorar y eso dañará mi reputación. —Suelto una risa y ella termina de sacar sus cosas del casillero—. Estamos bien.

—Solo tengo una pequeña duda. —Ash me observa y asiente—. Ethan es el malo de lo que me contó, que al parecer es la mayoría de la historia. A ti no te agrada Ethan, ya entiendo por qué, pero ¿por qué nunca me lo dijiste? Si era para hacerlo quedar mal a él...

—Uno, no me habrías creído. Dos, yo no ganaba absolutamente nada hablando mal de él, no soy de regar chismes solo por hacer la maldad. Y tres, yo sabía que tarde o temprano ibas a enterarte de todo porque en un lugar como este, los espectáculos no quedan ocultos por siempre.

Ahora admiro más que antes a Ashley y a Brad y me demuestran una vez más que son mejores personas que yo; luego de hablar con Ethan, no quiero ni compartir una amistad con él pero ellos, pese a ser los afectados, le habían brindado nuevamente la amistad. Hay personas que tienen corazones enormes, tanto, que compensan a otros más rencorosos como los míos y me alegra poder llamar mis amigos a gente con esa bondad.

—Bueno, pues Ethan me parece lo peor que uno puede conseguir como amigo.

—No gana trofeos siendo el mejor, es cierto. —Ash suspira—. Ha sido amigo de Brad desde hace muchísimos años y no es fácil solo tirar esos años de amistad por un mal periodo como el del año pasado. Nosotros creemos en segundas oportunidades, pero Ethan no sabe tomarlas.

—Ustedes ya van como por la cuarta oportunidad.

—Somos gente buena —dice con ironía. Ash cierra su casillero finalmente y me codea—. ¿Y qué hay de Brad?

—No lo sé. Con él es distinto porque no es el pasado, es el ahora, y es complicado.

—¿Aún lo quieres? —cuestiona—. ¿Como amigo o como algo más?

—Quiero decir que sí, pero luego pienso en él con Brenda y se me enreda la lengua para decirlo.

—Yo me he prometido siempre que cuando dos amigos míos estén en conflicto, me mantendré en zona neutra e imparcial porque me duele ponerme del lado de uno y posiblemente perder al otro.

—¿Pero?

—Pero sé que Brad no te engañaría así no más, Ems.

—¿Sabes algo que yo no?

—Claro, sé su versión, pero es evidente que debes escucharla de él. La creas o no, es su versión y no voy a poner mis manos al fuego por él; que él ponga las suyas. Sin embargo sí te aconsejo que hables con él. Brad es un gran chico y si entre ustedes está destinada solo una amistad, él la tomará porque te quiere mucho y no es rencoroso.

—Por ahora no tengo mente para eso. Sí quiero hablar con Brad para decirle lo mismo que a ti, a pedirle disculpas y eso, pero lo de un nosotros... —Arrugo la frente—, no lo sé.

—Bueno, por lo que te decidas, te apoyo. Ahora, vamos a clase.

—Sí, está bien.

En el intercambio de la segunda a la tercera clase siempre debo apurar el paso porque estoy en lados opuestos del lugar a donde debo ir. Voy con el apuro de siempre cuando siento que alguien se pone a mi altura, al mirar a un costado, veo a Fran.

—Hola, Emily. —Sin detenerme lo saludo, y veo cómo agiliza para no perderme el paso—. ¿Cómo te acabó de ir ayer?

—Me enteré de muchas cosas, te cuento luego porque voy con un poquito de apuro.

Sé que ha notado que mi "un poquito" es un mucho porque voy casi trotando. Cuando damos vuelta en una esquina, se las arregla para ponerse frente a mí, deteniendo mi paso.

—Espera... —Lo que sea que hubiera planeado decir, se le borra porque queda mudo y se sonroja—. ¿Puedes... puedes acompañarme... a un lugar...?

—¿Puede ser más tarde? Voy a clase.

—Lo sé, es que... por favor. Es importante.

Sus ojos están parpadeando más de lo normal y evita tocarme aunque levanta la mano y la deja en vilo para volverla a bajar varias veces. Muerde su labio, muy nervioso, extremadamente, diría yo.

—¿Estás bien? ¿qué pasa?

—¿Puedes acompañarme?

—¿A dónde?

—Afuera, a la gradería de la cancha de deportes.

—¿Para qué?

—No tardamos, por favor.

Balanceo en mi cabeza la importancia de mi clase y la curiosidad por su actitud. Sí, ha ganado la curiosidad. Asiento y él ahora sí me toma suavemente del antebrazo para guiarme aunque sé cómo llegar. Una vez cruzamos la puerta que nos deja en la parte de atrás, cambio de agarre y ahora me cuelgo yo a su brazo. Caminamos hasta debajo de la gradería, donde comimos una vez con Ashley para ocultarnos de Fresita.

—¿Y ahora? —pregunto, al notar que ni siquiera hay estudiantes.

—No te vayas a enojar —anuncia—. Ethan me dijo que te trajera acá.

Blanqueo los ojos y resoplo, sintiendo el enojo empezar a subir por mi garganta.

—¿Es en serio, Franco? Se supone que eres mi amigo, ¿y me traes acá para que hable con Ethan? Eso está mal. Te dejas manipular de ese hijo de...

—No a hablar con él. De hecho me dijo que me quedara contigo, no creo que quiera charlar conmigo presente.

—¿Entonces qué quiere?

—Solo... —Fran entrelaza sus manos una con la otra—, solo espera un poco.

No tengo que replicar más porque escucho la voz de Ethan, como si se estuviera acercando. Miro hacia atrás, por donde entramos, pero no está, al levantar la vista, logro vislumbrar a alguien que sube a las gradas desde la parte de afuera, y de allí viene la voz.

—Pues acá estoy —escucho la voz de Brenda y también veo un poco de sus pies. Suben unos cuantos escalones más y se sientan a la mitad de altura, a dos o tres metros de nosotros—. Te escucho.

Fran me toma de la mano sin dejar de mirar hacia arriba y me hala, para quedar un poco más cerca de ellos.

—Siento que no he hablado contigo en mucho tiempo —le dice él.

—¿Y eso es culpa de quién? Tú fuiste quien se alejó.

—Pero te dije que si podíamos seguir siendo amigos.

—Eso no es justo.

—Tú me dijiste que fuéramos amigos cuando te fuiste con Brad.

—Es diferente, a mí me gustaba Brad. Y Brad es un chico que vale la pena; tú me dejaste por Emily y por Cristina que no valen nada.

—¿Por qué las odias tanto, Brenda?

Espero pacientemente a que desmienta a Ethan, que lo niegue a todo dar por guardar su orgullo, pero eso no pasa. A cambio, responde con toda la tranquilidad del mundo:

—Cristina no me desagrada tanto. Emily es una idiota que llegó un día y se robó la atención de todo el mundo a propósito. No me gustan las chicas que presumen lo que hacen y fingen ser santas palomas, que no rompen un plato, que creen que su vida es perfecta y quieren que todos lo sepan.

—O sea que no te gustan las chicas que son como tú —replica Ethan.

Hasta yo abro los ojos como platos y luego miro a Fran, casi preguntándole si él ha escuchado lo mismo que yo. Fran se encoge de hombros. Me debato entre ofenderme porque me comparte con esa rubia malvada o esperar a que esta conversación llegue a algún lado.

—Emily no es como yo. Yo presumo lo que tengo, lo que valgo, la posición que me he ganado en Winston, en cambio ella no tiene nada y cree que puede venir y buscar popularidad así no más.

—Ella no ha buscado nada. Si no fuera por la cuenta en Instagram nadie sabría quién es ella. Si no me hubieras dicho que la trajera a la audición de porristas, no habría mostrado su talento ante nadie. Si no hubieras querido pasarle por encima, ella no habría tenido que defenderse y ser centro de atención por enfrentarte. Bien mirado, es tu culpa.

—¡Ella no tenía por qué...!

—¿Alzar la voz? —contraataca Ethan—. ¿No dejarse pisotear? Pensaste que ella se iba a doblegar contigo y la odias porque no lo hizo, ¿no es cierto?

—¡Sí! —explota Brenda—. O sea, no por eso, sino porque llega y sonríe y entonces te gusta. Y luego a Brad le gusta, incluso llegué a pensar que a Ashley le gustaba.

—¿Y si así fuera, qué?

—¡Que no es justo! Tú la elegiste a ella sobre mí, Brad la eligió a ella sobre mí, Ashley no quiere ser mi amiga y la escogió a ella sobre mí.

—Tú sabes que lo que pasó con Ash nada tiene que ver con Emily.

—Si ella no estuviera, Ashley ya me habría perdonado. Y tú estarías conmigo. Emily no es nadie al lado mío y no los merece como yo y aún así, los tiene a los tres como idiotas detrás de sus pasos torpes y estúpidos.

Casi se puede escuchar el humo que sale de sus orejas, y ni siquiera me ofendo porque ya me hice a la idea de que el corazón de Brenda está entre podrido y ausente. Aprieto más la mano que tengo enlazada con la de Fran, solo por la tensión de lo que escucho. Creyendo que he oído lo más importante ya, Ethan suelta otra pregunta:

—¿Por eso besaste a Brad? ¿venganza con Emily?

El corazón se me acelera y me tengo que morder la lengua para no soltar un jadeo de sorpresa.

—¡Pues sí! Si ya lo tuve antes, Emily no puede suponer que va a ser feliz y ya con él. Él me quiso a mí primero.

—No es cierto, nunca te quiso a ti. Quiso a George, luego a Emily, tú nunca has sido su prioridad.

Solo logro ver parte de sus piernas, pero noto cuando Brenda lo empuja, pues el cuerpo de Ethan se balancea hacia el otro lado. Reflexiono por un momento que debe ser feo también para Ethan que ella esté expresando su preferencia a Brad aún cuando ha estado más tiempo con él como novios reales y no fingidos.
—Pero funcionó. Ya no está con esa idiota.

—¿Qué le dijiste para que la engañara?

Brenda suelta una risa malvada y medio orgullosa, como si le causara placer la respuesta a esa pregunta.

—Brad es muy manipulable porque tiene el corazón muy blando. Solo tuve que soltarle un discurso de lo sola que me siento ahora que todos están de amigos con Emily y sin mí. Él buscaba consolarme con palabras tiernas, porque siempre ha sido así a pesar de que sé que no me tiene en una lista de mejores amigas precisamente. Entonces lo besé cuando era el momento indicado.

—¿Y él se dejó y ya?

—Claro que no. Cuando abrieron la puerta de la terraza acababa de besarlo, así que lo que tardaron viendo fue lo que él tardó en echarse para atrás. Pero fue tarde.

—¿No te da ni un poco de remordimiento ser así, Brenda?

Casi puedo imaginarla blanqueando los ojos y también noto el tono dolido de Ethan, sea como sea, parece que él sí la quiso mucho o la quiere mucho actualmente.

—No me vengas con el discursito de siempre. Fran ya me sermoneó suficiente, gracias. —Miro de inmediato a Fran que agacha la mirada avergonzado. ¿Él y Brenda son amigos? Dios, ahora quisiera reclamarle a él, pero Brenda sigue hablando—: Que si no me canso de ser mala persona, que si soy consciente de que no tengo amigos reales, que si esto, que si lo otro. No, no me arrepiento.

—¿Qué ganas siendo así?

—No estés ahora pecando de santo, Ethan. No seas hipócrita. ¿Qué gano siendo así? ¿qué ganabas tú chantajeando a Brad con lo de George? ¿o besando a Ashley para molestarme a mí? Nada, la respuesta es nada. Nunca ganamos nada pero lo hacemos porque alivia nuestro orgullo, lo sabes. Y lo hago porque quiero y porque puedo.

Es evidente que Ethan organizó esa charla para que yo la escuchara, para hacer hablar a Brenda, pero luego de decir eso, cuando él responde, le sale un tono tan quebrado que estoy casi segura que se le ha olvidado que yo estoy acá oyendo todo.

—Yo sí te quise sinceramente. Mientras estuve contigo nunca pensé en buscar a otra chica.

—Te fuiste tras Emily nada más verla —le reprocha.

—Porque tú ya habías dejado claro que yo era tu segunda opción luego de Brad. ¿Qué esperabas? ¿hacer todo lo malo y que yo te estuviera esperando con los brazos abiertos? Fijarme en Emily no fue por venganza contigo, si es que consideras esa posibilidad, pero el que fueras tan indiferente conmigo sí me ayudó a que la viera con otros ojos y sin culpas.

Parece que eso deja sin palabras a Brenda que se queda en silencio. Escucho sus pasos bajando las gradas con apuro y con rabia; al parecer la conversación llegó al final.

Sin preguntar ni decir nada, tomo a Fran y lo arrastro para salir por el otro extremo de la gradería y camino con él a paso rápido hasta el callejón a donde me trajo ayer. Una vez ahí, lo suelto y le hago un ademán para que se siente. Hablo en voz baja, ya que la cortina del director está cerrada pero no sé si él estará allí dentro.

—¿Eres amigo de Brenda?

—Algo así —dice ausente. Me planto frente a él con los brazos a cada lado de mi cintura—. La conozco hace muchos años, o sea, somos casi cercanos pero no realmente. A ella no le gusta que la vean siendo amiga de un rarito como yo y a mí no me gusta su manera de actuar.

—¿Entonces por qué eres su amigo? —Fran luce sumamente incómodo, como si le hubiera preguntado la mayor de las intimidades. Donde me diga que está enamorado de ella, lo dejo solo en el callejón—. Vamos, dime la verdad.

—Temo sonar mal si te lo digo —confiesa.

—Dímelo. Hasta el momento, ya suenas mal en mi cabeza al haberme ocultado que eres amigo de la chica que me odia.

Suspira y finalmente me mira a los ojos.

—Bien... es que Brenda me causa... lástima. Ya, lo dije.

—¿Lástima? ¿Brenda? ¿la misma Brenda que acabamos de escuchar despotricar sobre cómo me odia porque los demás me quieren?

—Sí. Siento lástima de Brenda porque no tiene hermanos, sus padres apenas y saben de ella porque nunca están pendientes, las porristas todas hablan mal de ella a sus espaldas y ella lo sabe... se había enamorado de Ethan o algo así y pues, con todo respeto, él es un imbécil. Luego lo de Brad que no le correspondió, pero eso sí es su culpa por encapricharse a lo estúpido. Luego Ashley que era su única amiga real. Sí, ella es la culpable de que todo le salga como lo hace, pero aún así me siento mal por ella porque no es capaz de actuar bien y eso se debe a que sus seres queridos nunca actúan bien con ella.

La balanza de Ethan y Brenda los tiene igual en cuanto a actuar de forma incorrecta. En la versión de cada uno, el otro es el malo y no me siento en capacidad de decidirme por un bando. Brenda por voluble, Ethan por imprudente.

—Excepto tú.

—Excepto yo. Ella tiene la confianza de contarme cosas, Emily, porque sabe que rarito o no, sé guardar secretos, sabe que puede contar conmigo pero también sabe que cuando algo no me parece, no la apoyaré y se lo diré.

Reflexiono en silencio por unos segundos. Me choca un poco que Fran exponga una amistad tan relajada con ella, es como si me estuviera contando de otro Fran que es capaz de enfrentarla, y no del tímido que ha sido conmigo... aunque a mí me conoce desde hace poco. Sacudo la cabeza.

He ignorado parte importante de lo que he escuchado por estar centrada en la amistad de Fran con la loca esa, pero en este momento se me viene a la mente.

—Tú sabías que lo que pasó con Brad había sido plan de Brenda.

Asiente con aire culposo.

—Ella me lo dijo, muy orgullosa de sí misma, cabe añadir.

—Tú la sermoneaste —recuerdo que eso dijo ella. Él asiente de nuevo—. No estuviste de acuerdo.

—Claro que no. Sé que está mal no haberlo dicho...

Tengo un ligero déjà vu de todo lo ocurrido con mis amigos.

—No, está bien. Tu amistad con ella va antes de la mía. Lo entiendo.

—Yo nunca estaré de acuerdo con nada que lastime a otra persona, y menos a ti. Te lo he dicho, no lo mereces. Ahora ya sabes que Brad no fue culpable de nada.

—Es cierto.

—¿Qué harás ahora?

—¿Qué haré de qué?

—Con... Brad... ¿lo seguirás culpando de todo?

Su tono suena dubitativo, como si mientras lo dice, se estuviera cuestionando a sí mismo si está bien hacer ese tipo de preguntas. Con aire rendido, me siento a su lado encorvando la espalda; ladeo la mirada y observo sus manos y sus muñecas, que tienen las manillas de siempre y la delgadez propia de todo su cuerpo.

—¿Me mentirías?

—No —responde.

—¿Qué harías en mi lugar? Con una chica, me refiero.

Lo medita un par de segundos eternos.

—Bueno, si la chica en cuestión me siguiera gustando, iría a arreglar las cosas con ella. Pero si por cosas de la vida ya solo la veo como amiga o ya me gusta otra persona, hablaría con ella, no para reiniciar una relación amorosa sino para recuperar su amistad. —Hace una pausa—. Seré muy sincero, Emily, creo que el nudo que ellos tres tienen en sus corazones es muy grande. Ha pasado relativamente poco tiempo desde su última separación, pero nada nos confirma que de acá a unos días o a unas semanas, Brenda no se enrede de nuevo con Ethan o si sigues con Brad, que busque enredarse con él solo por hacer el mal. En un mundo ideal no habría lío, pero Brenda daña el panorama de mundo ideal.

—Tienes razón.

—Por otro lado... —añade—, si realmente quieres a Brad, no sería justo permitir que los celos y maldad de Brenda no te permitieran avanzar. Si ambos están dispuestos, se podría buscar una solución, un punto medio entre su relación y su amistad. Supongo que para Brad no hay aún nadie más que le guste y si para ti no lo hay, no veo inconvenientes.

1Fan se me viene al pensamiento cuando Fran dice lo último. He charlado tanto con él que a ratos siento que lo conozco y sí, me gusta su forma de pensar y de hablarme, su sinceridad y sus palabras correctas cuando las necesito. Una parte de mi mente se niega rotundamente a jugar de romántica y estúpida sintiendo algo por un fantasma, pero otra parte sonríe cuando pienso en nuestras charlas nocturnas y en lo curioso que es que ese momento de pegarme al teléfono para buscarlo en línea sea ahora el rato más esperado durante mi día.

—Odio tanto drama adolescente. Debería preocuparme solamente por granos en la frente, no por amor.

—Yo me preocupo por granos en la frente y no es bonito, no tientes a la vida pidiendo eso.

Río de escucharlo y por primera vez en un buen rato, lo veo reír conmigo; supongo que ha estado tenso desde que nos encontramos, suponiendo —y no tan erróneamente— que me iba a molestar porque ayudó a Ethan.

—No entiendo por qué Ethan hizo esto de hacer hablar a Brenda.

—Me dijo que era una ofrenda de paz. No entendí muy bien.

—Yo sí entiendo. —Maldito Ethan. Debe ser por eso que Ash y Brad lo siguen perdonando, porque siempre hace algo que lo hace quedar nuevamente bien.

—¿Estás enfadada conmigo?

—No. —Le doy un codazo suave que lo hace sonreír—. De hecho, gracias.

—No habría dicho que sí si supiera que te iba a afectar, lo juro.

Lo miro a los ojos y me mantiene la mirada más tiempo de lo usual. Nuestros brazos se tocan un poco al estar tan juntos y se me sale una sonrisa estúpida sin saber muy bien por qué, puede ser de agradecimiento con él por ser tan bueno conmigo o con la vida por traerlo a mi camino. Con toda la sinceridad del mundo, respondo:

—Te creo, Fran. 

CLICHENÓMETRO ACÁ ►



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