Unico

Los colores rosas y rojos que son capaces de inundar la ciudad, aquellos colores tan vivos que eran capaces de lograr alguna que otra pequeña risita de una persona completamente enamorada e ilusionada o algún que otro suspiro por el dolor que eran capaces de sentir en sus pechos al saber que día tan trágico que había llegado a sus vidas. Aquellos tiernos corazones, grandes y chicos, de todos tamaños, que adornaban los negocios como el característico aroma a dulce, a ese preciado dulce que es capaz de llamar a todas las personas y desviar su camino para poder comprar un poco, quizá para poder compartirlo en la compañía de alguien o quizá para poder comerlo solo porque les gusta demasiado aquel sabor que resulta de aquellos días tan dulces que provoco que a todo a su alrededor sea bastante lindo. El sonido de las risas de las chicas que caminaban o quizá corrían para poder alcanzar algo de último momento, aquellos tiernos sonrojos que eran capaces de aparecer en el rostro de las mismas, aquella tierna timidez que mostraban ante aquella persona que ocupaba un lugar especial en sus pechos.

Aquellos chicos que actuaban de una forma un tanto infantil, que actuaban tan nerviosos porque no creyeron que en ese día tan especial, recibirían algo especial como una caja en forma de corazón, envuelto de aquel papel suave al tacto y decorado con un gran moño de color rojo que solo provocaba cosquillas en sus yemas, sintiendo como sus corazones golpeaban nerviosos sus pechos, sintiendo como todo tipo de palabras se les borraba en ese momento, olvidaban como actuar, que decir e incluso, eran capaces de olvidar quienes eran.

Y es que era tan inesperado como algo hermoso.

Pero.

¿En serio todo era de color de rosa como se ve en las calles?

No todo puede ser de esa manera cuando aquellas lagrimas que causan aquellos rechazos que no sabes cuánto es que puede llegar a soportar aquel corazón tan lastimado que simplemente, prefieres correr para poder huir de todo el dolor, no dejan de salir mientras eres capaz de soltar aquellos gritos de lo más profundo de tu ser para poder calmar aquel dolor, aquel rechazo de aquel único y tierno amor que por primera vez en tu vida, habías apreciado dentro de tu ser.

Al igual que todo puede ser alegría, siempre se encontraran alguna que otra lagrima, eran las dos caras que se podían apreciar de un solo día. Siempre se encontraran en su camino aquellas personas tan felices que era aquella sonrisa la que es capaz de presumir a todo aquel que le rodea pero también, se podían encontrar a todas esas personas valientes, aquellos "soldados caídos" que dejan ver sus lagrimas, abrían su pecho para mostrar aquel dolor que era capaz de cortar sus corazones y aunque se encontraban derrotados, sabían que mañana sería otro día.

¿De qué hablamos?

De un día especial, de un día doloroso. Donde las lagrimas y las lágrimas son los protagonistas principales de esta historia, donde los corazones son aquellos que guían aquellos hermosos sentimientos para que ese dulce amor salga volando cual mariposa o sea destrozado para aprender, para seguir creciendo.

De eso consistía el amor.

De eso se trataba "San Valentín".

Un "San Valentín" en una época tan maravillosa para todas las personas, cuando uno se es adolescente y se siente aquel tierno primer amor que uno nunca será capaz de olvidar.

El frio del ambiente, podía ser sustituido por aquel dulce y cálido aroma. Aquellas tiernas sonrisas que son capaces de inundar los lugares. Aquellos tiernos sentimientos que no dudan en salir y florecer aun más el lugar. Aquel blanco que inundaba las calles, eran capaces de ser sustituidas por aquellos colores tan rojos y tan rosas que es imposible ignorar por donde sea que uno vaya. Sentir algo más que es capaz de inundar el pecho de uno. ¿Eso era lo que significaba el amor? La respuesta estaba a su alrededor.

Eso era lo que le pasaba a Lucia Yonazuki. Mirando todo a su alrededor mientras acomodaba aquella bufanda de su cuello, soltando un gran suspiro para ver aquel vaho que usualmente se ve en aquellas frías temperaturas que son capaces de causarnos tanto escalofrió como que nuestro cuerpo mismo no deje de temblar, salía de su boca que no podía evitar sonreír un poco por lo lindo que era capaz de verse. Rozo sus manos un poco entre sí para poder brindarse un poco de calor y seguir con su camino antes de querer regresar al hospital para poder ver a su hermana que la esperaba con una gran sonrisa en su rostro como una cálida manta que cubre sus piernas para evitar que el frio le afecte a su débil cuerpo. De algún modo, se sentía un tanto nervioso, sentía tantas mariposas en el estomago que creía que vomitaría en algún momento, incluso sentía sus piernas como gelatina aunque quería poner como excusa que era por culpa del frio que estaba sintiendo en ese momento aunque no era cierto cuando su gruesa chaqueta se encargaba de calentarlo apropiadamente. Era raro, pues era la primera vez que le pasaba algo como eso que volvió a tomar un poco de aire y expulsar el mismo para ver aquel vaho salir de su boca y siendo llevada por el mismo viento que se podía sentir en ese momento. Y es que llevaba algo más valioso en su bolso de la escuela que prácticamente evitaba que todo tipo de persona chocara a su lado para evitar que aquello se rompiera y no sea como lo dejo en aquella pequeña caja.

Una vez que llego al lugar indicado, es que espero un momento mientras admira aquel cielo gris como aquellos pequeños copos que caían con suavidad. Recordó lo que había hecho el día anterior que una gran sonrisa apareció en su rostro al ver la gran sonrisa que estaba en el rostro de Shiori. Como su piel se pintaba de manera saludable, sus mejillas rojas como sus manos seguras de lo que estaba haciendo gracias a la amable cocinera del hospital que les había permitido entrar a la cocina y poder preparar algunos dulces sencillos. Las agradables carcajadas que se podían escuchar, eran aquellas risas de dos niños que se esfuerzan por sonreír al mundo a pesar de las maldades que se puedan encontrar.

La amable cocinera no podía evitar soltar risitas al ver aquellas manchas de chocolate en su rostro como aquellas manos pegajosas que no dejaban de perseguirse para poder aparecer aun más aquellas risitas. De vez en cuando los regañaba un poco porque los enfermeros iban a comer un poco pero de nada servía cuando eran aquellos dos hermanos que pasaban un gran tiempo después de que la menor se encontraba visiblemente bien y su hermano mayor quería compartir ese momento a su lado. Al final, comprendió que se trataban de niños, los niños eran así de curiosos, eran así de traviesos y que por ningún motivo, tenía que detener aquel momento de diversión que estaban teniendo.

Una vez que el pequeño frasquito estuvo listo, se tapo con su respectiva tapa de metal con pequeños adornos coloridos y un pequeño cordón con una tarjeta fue puesta en la misma, al lado, se encontraban tres cajitas adornadas perfectamente por papel café con pequeños adornos blancos y un gran moño café en la parte de arriba. Un color bastante inusual porque se estaba acostumbrado ver los colores rojos y rosas pero tampoco se podía decir que no se veían bien, se veía que era todo ese fuerzo que se da por aquella persona que se ama. Shiori no podía evitar sonreír ante aquella dedicación que mostraba su hermano mayor al decorar aquellas cajas con bastante cuidado que interrumpirlo, sería algo catastrófico. Era divertido ver como mordía su lengua suavemente y cuando se encontraba lista la tarjeta que había escrito, dejaba escapar un gran suspiro de satisfacción mientras se quitaba un poco de sudor de su frente. Así fueron varios minutos silenciosos cuando Lucia termino y miro a su lado a su hermana menor que no paraba de sonreír. Sentía aquella mirada curiosa al lado suyo mientras ayudaba a pasar los trastes sucios a la amable cocinera.

-¿Ocurre algo? -Pregunto curioso.

-Solo veo que la persona a quien le vayas entregar tu caja, es muy afortunado -Soltó una pequeña risita al ver ese tierno sonrojo, incluso la cocinera sonrió con aquella amabilidad.- No estoy celosa, solo me gusta ver a mi hermano mayor feliz, saber que hay una persona adecuada que te cuidara muy bien, aquella persona tan especial que ocupa un lugar en tu corazón, es demasiado hermoso

-¿Acaso es tan obvio?

-¡Claro que sí! -Sonrió contenta la menor.- No hubieras dicho de que querías preparar algunos dulces ¡Es la primera vez que te veo tan emocionado en hacer algo con tus propias manos! Por eso me anime para ayudarte -Quería gritar un poco pero fue una pequeña tos la que la interrumpió, después de respirar un poco, es que volvió hablar feliz.- Estoy feliz de verte tan feliz y ansioso por lo que pasara mañana -Le paso aquel frasquito de gomitas que ella había hecho.- Así que quiero que le des a esa persona estos dulces que prepare especialmente, es un regalo de mi parte

-¿Estás segura?

-Esa era mi intención desde un principio -Le dio un suave beso en la mejilla.- Si mi hermano mayor es feliz, yo seré feliz, solo ¿Te puedo pedir algo más? -Lucia asintió con una gran sonrisa en su rostro.- Un día de estos, deberías traer a Hiro-san, quiero conocerlo y agradecerle por ese amor que te brinda

-Shiori -Regaño un poco a su hermana pero no fue impedimento para que ambos hermanos soltaran una pequeña risita.- Lo hare

-¡Gracias, hermano!

Aquella pequeña promesa que Lucia cumpliría sin dudar. Miro el contenido de su mochila, se encontraban aquellas dos pequeños regalos que quería entregar ese día. Aquel frasquito de dulces como su caja de chocolates que había preparado especialmente para él. No pudo evitar sentir sus mejillas rojas ante el nerviosismo.

-¡Lucia!

Brinco un poco en su lugar al momento de sentir una mano que golpeaba su hombro para poder llamar su atención. Dio media vuelta para poder encontrarse con aquella gran sonrisa en su rostro mientras rascaba sus cabellos rojos y acomodaba su bufanda en su cuello, aquella chaqueta mal acomodada que no dudo en acercarse y acomodarla en su lugar. Hiro Ryugasaki le había estado llamando con aquella gran sonrisa que por primera vez, era capaz de decir que esa misma no era tan idiota como pensaba, era tan hermosa que no podía evitar mirarlo, que incluso era capaz de olvidar lo que estaba haciendo ahí.

Aunque fue algo más lo que llamo su atención y es que el usuario de deck dragonico se encontraba cargando una bolsa que no pudo evitar sentir un poco de molestia, algo que no debía de sentir por el día que es, era demasiado obvio que Hiro tendría a muchas más amistades que él.

-¿Llevas tiempo aquí? -Pregunto Lucia sin poder desviar su mirada de aquella bolsa.- Lo siento, no te escuche

-Acabo de llegar -Rasco su nariz nervioso.- Un profesor me detuvo para hablarme sobre algunas cosas en clase aunque siendo sincero, no preste atención porque quería llegar a tiempo -Alzo la bolsa que cargaba.- Me encontré con Mimori en el camino y me dio chocolates -Lucia se molesto un poco sin que se diera cuenta.- Hemos sido amigos de infancia así que es normal para nosotros, incluso con los hermanos de Kazuki, aunque es la primera vez que Kai me da chocolates diciendo algo relacionado a que me admira ¿Puedes creerlo? ¡Incluso me encontré con Alice en el camino! Nunca llegue imaginar que tendría tanto amigos -Soltó una pequeña risita, una gran sonrisa apareció en su rostro.- Pero lo importante, es ahora que estoy a tu lado -Tomo un poco de silencio para fijarse en el interior de su mochila y sacar dos pequeñas cajitas rojas. Las mejillas de Hiro se pintaron levemente de rojo que desvió aquella tierna mirada de la que Lucia presto atención, observando como aquellos ojos que brillaban de emoción como si de un niño pequeño se tratase.- Esperaba todo el tiempo para poder darte algo especial, incluso fui capaz de escaparme de los regaños de los profesores porque quería verte cuanto antes -Carraspeo un poco.- Feliz San Valentín, Lucia

Lucia abrió los ojos sorprendido que con bastante entusiasmo, alzo las manos para poder tocar aquellas pequeñas cajitas muy bien adornadas, de un hermoso color rojo que podía competir con el color del cabello de Hiro, incluso presto atención a los pequeños curitas que se podían apreciar en sus dedos, hasta que tuvo una pequeña duda.

-¿Por qué son dos cajitas?

-Porque una es para ti y la otra es para Shiori -Sonrió Hiro, Lucia volvió a sorprenderse ante aquella sinceridad.- Ahora que nosotros, digo -Tartamudeo un poco, Lucia sonrió.- Se cuán importante es tu hermana para ti, ella es primordial en tu vida -Soltó una suave risita.- Solo quiero agradecerle por todo lo que ha hecho por ti -Volvió a tartamudear.- Creo que no me estoy haciendo entender, a lo que me refiero...

Pero no termino de hablar en el momento que sintió como sus labios eran cubiertos con suavidad por otros labios más cálidos. Hiro abrió los ojos sorprendido en el momento que vio a Lucia, con los ojos cerrados y robándole un beso. Fueron unos cuantos segundos que duraron como unos cuantos minutos, casi una eternidad. En el momento que se separaron, una gran sonrisa apareció en el rostro de Lucia mientras un gran sonrojo apareció en el rostro de Hiro que no dudo de mirar de un lado a otro ante aquellas risitas de las chicas que se encontraban a su alrededor.

-Gracias, Hiro

-¿Por qué lo hiciste? -Pregunto Hiro tímido.- Frente a tantas personas

-¿Eso importa? -Lucia soltó una suave risita.- No debo esconder cuanto te amo -Sonrió para tocar la mano de Hiro y enlazarla.- Aunque hay personas que se molestan por los besos que se pueden apreciar en público –Señalo a unas personas que murmuraban.- Pero por hoy es válido por el día que es -Soltó un suspiro, con su mano libre, es que bajo su morral y saco una pequeña cajita de papel café y un frasquito de dulces.- Shiori me pidió que te entregara unos dulces que ella hizo, incluso yo hice unos chocolates -Desvió su mirada un tanto nervioso, después de soltar un pequeño suspiro, volvió a la normalidad para sonreírle.- Feliz San Valentín, Hiro

Ante aquella declaración, es que Hiro no pudo contener aquella alegría que salto a él para abrazarlo, para agradecerle por aquellos tiernos regalos que Lucia sonrió orgulloso de que eran aquellos regalos los que provoco una gran sonrisa en él. Una vez más y ante tanta emoción, es que volvieron a juntar sus labios para separarlos despacio y pegar sus frentes, ignorando a todo el mundo y estando en sus propios mundos. Fue en ese momento que a Lucia se le ocurrió hacer algo más, le menciono a Hiro sobre el plan que estaba pensando y este completamente animado, es que asintió. Caminaron con las manos enlazadas hacia su destino.

Shiori se encontraba leyendo algunas cosas en su cama mientras comía alguno de los chocolates que Lucia le había preparado el día anterior. Canturreaba bastante contenta hasta que escucho el toque a su puerta. Bastante feliz, alzo la mirada para encontrarse con los ojos rojos de su hermano, aunque no pudo evitar mirar un poco extrañada al mismo cuando este solo asintió y después de pasar a su cuarto, es que noto una cabellera roja. Abrió los ojos sorprendida en el momento que vio entrar a un joven de gran sonrisa que no dejaba de rascar su nuca un tanto nervioso.

-Shiori -Hablo Lucia.- Él es Hiro

-Ryugasaki Hiro -Se presento, hizo una pequeña reverencia.- Mucho gusto, al fin nos conocemos

-Yonazuki Shiori -La menor imito aquella acción.- Mi hermano me habla mucho de ti -Soltó una suave risita, Lucia solo negó divertido, Hiro soltó una suave risita.- Por favor, sigue cuidando a mi hermano mayor, lo dejo en tus manos

-Lo cuidare bien, lo prometo -Se acerco con cuidado para poder sentarse en la cama de la hermana de Lucia.- Él es demasiado especial para mí, desde el momento que mis ojos lo notaron, prometí que nunca más soltaría su mano

Shiori soltó una pequeña risita. Sus mejillas se pintaron de rojo en el momento en el momento que Hiro le dio una cajita de chocolates. Estaba realmente emocionada por la misma que no dudo en comer los mismos con bastante alegría. Las miradas cómplices que en ese momento se dedicaron ambos jóvenes, fue más que suficiente para hacerle saber al otro que fue un día bueno para todos que incluso, una vez que Lucia se acerco con Shiori, es que tomo con fuerza la mano de Hiro para darle un suave beso en la frente mientras acariciaba con suavidad los largos cabellos blancos de su hermana que conversaban como si se conocieran desde hace mucho tiempo, hablando de todo lo que la menor quería saber sobre aquel que ocupa un gran espacio en el corazón de su hermano y fue que logro comprender el porqué era tan especial.

Porque era importante para Lucia que ahora, sería tan importante para ella como para Hiro sería muy importante Shiori para él. Las pequeñas risitas que nacerían en ese momento, el buen ánimo que le darían a la menor para que se recupere y poder tener un duelo de Shadowverse, los pequeños regaños de Lucia como las pequeñas discusiones que tenían. Todo era válido, incluso que sus manos no quieran separarse como los fugaces besos que se dan cuando creen que Shiori no los ve.

No todo tenía que ser lágrimas al final del día. Siempre existían aquellas carcajadas, aquella felicidad que es capaz de capaz de inundar los corazones y el ambiente donde se encontraban. Era aquel amor que siempre estaba presente en nosotros, solo necesitábamos un pequeño impulso para hacerla aparecer.

Un "San Valentín" no solo trataba del amor entre dos personas, también se podía tratar de aquel amor de familia como también se podía tratar de una hermosa amistad que nacería en ese momento cuando se tiene a una persona en común que aman con todo su ser.

Y al final, es que un chocolate siempre trae la felicidad cuando se está en la compañía correcta.

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