Un chiste de Navidad


Título: Un chiste de Navidad

Sentía ganas de llorar, en mis ojos se empezaban a acumular las lágrimas que gritaban desesperadas por salir. Mordí mi labio inferior para retener el sollozo rugía en mi interior. Molesto, no aguantaba más el anonimato. Dejé que las condenadas salieran, al final... ¿que son un par de lágrimas secas en una carta? Exacto, nada.

Miré a mi alrededor, intentando dejar que la belleza de esas decoraciones tocaran mi corazón, le dieran una caricia y mis labios vuelvan a sonreír, sentir el calor de la fecha, pero... no pasó.

Verás, eso es lo chistoso de lo material. Nunca, nunca llenará eso que parece estar hueco dentro de nosotros. Y esa navidad, me sentí más hueca que nunca, más vacía que nunca... más olvidada.

<<¿Donde están las risas?>> me cuestioné varias veces, mientras las horas avanzaban directo a la media noche. El tiempo corría alegre a los brazos del futuro y con cada paso se robaba algo de mi que sabía que no recobraría.

<<De seguro se esconden detrás del celular que no soltaste ni para cenar en "familia">> me respondía cada vez que miraba a tu dirección.

Mira, creo que este es el mejor chiste de la noche. Y el chiste soy yo. Soy esperando encontrar tu mirada detrás del celular, el chiste soy yo, cortando el pavo, dándote tiempo para que notes que estoy frente tuyo, comiendo, respirando el mismo aire. El chiste soy yo, que se creyó el cuento de "Está navidad será diferente"

<<¿Esta noche no hay abrazos?>> me cuestioné cuando te levantaste de la mesa. Te disculpaste porque tenías que responder esa llamada. Y usaste la simple excusa de siempre "es trabajo"

Regresaste, me sonreíste, levantaste tu maldito celular y dijiste "Tomémonos una foto"

Foto que de seguro terminó en tu perfil de Facebook. Alardeando de la perfecta familia que tienes... lástima que tus brazos solo me rodeen cuando una cámara está frente a nosotros. Simplemente se me había olvidado que ellos siempre están muy ocupados actualizando tu estado en Facebook.

<<¿Qué pasó con el esperar hasta las doce para abrir los regalos?>> pregunte cuándo informaste que estabas cansado, que deseabas dormir temprano. Mañana tenías que salir temprano a trabajar.

Yo asentí. Te sonreí, lástima que nunca la viste. Mi sonrisa se estrelló con tu espalda subiendo la escalera a tu dormitorio. Tal y como se estrellaron mi esperanzas... no valía la pena. Ya no valía la pena el esfuerzo.

¿Te cuento otro chiste?

Hay demasiadas cosas que olvidaste esa noche, tantas cosas que no hicimos, tantas cosas que esperaba con ansias.

Esa noche, mi voz no besó más melodía que la de tu teléfono sonando la noche completa. Esa noche, mis ojos no lucharon por mantenerse abiertos, ni tampoco me comí bostezos. El Niño sencillamente no nació esa noche en nuestro pesebre.

—Es un simple muñeco, Elisabeth. Mira, lo pongo ahora y da igual— respondiste la mañana siguiente con el teléfono en el oído, arreglando un problema de la empresa. Pero no era el hecho de poner el muñeco en su pesebre, era el hecho de que me contaras la historia detrás de él. Era el hecho de que recordaras de que existo y de que te necesitaba esa navidad. Ahí, conmigo, trayendo luz a la tiembla de nuestro hogar vacío.

La esperanza, esa noche, brilló por su ausencia. Y la nostalgia se comió mi alegría. La magia simplemente se olvidó de nuestra casa, pasó de largo, presente, pero lejana. Como un recuerdo muy viejo. Como un aroma olvidado, en la nariz de un enamorado.

Hay fotos en las que salimos alegres, quizás deberíamos dedicarnos a esto. ¿Podríamos ser una familia de actores? Está más que claro que aparentar está en nuestro talento número uno. El hobby familiar. Porque no me vayas a mentir, cuando tu cuerpo estaba aquí, mas tu mente estabas en quien sabe donde.

Recuerdas que te dije que era un chiste, pues aquí bien la parte chistosa. Después de todo este circo, siempre tienes la cara para preguntarme por que soy huraña contigo, porque a veces me duele abrazarte. Me hieres, me hieres de maneras que pensé que no eran posible. Me lástimas y lo más chistoso es que parece que no te das cuenta.

Para ti Navidad es solo una equis más en el calendario, para mi es una excusa perfecta para que me tomes en tus brazos y me recuerdes que me amas... porque lo haces ¿verdad?

Sinceramente, Papá, ponte el corazón en la mano y respóndeme ¿es caso el trabajo más importante que mis lágrimas?

¿Si?, ¿no?

Cualquiera que sea tu respuesta, el mensaje es igual:

Feliz Navidad, y recuerda que te amo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top