Capitulo - 2 -
Buenas madrugadas desde España... ¡¡¡¡Ya estoy aquí!!! . Se que me he echo algo de rogar con la vuelta, pero este tiempo sin escribir me ha ayudado bastante, en un año he escrito tres libros y eso quieras o no agota un poco jiijijij aun así vuelvo con las pilas cargadas, deseando que esta nueva y diferente historia os cautive.
Gracias por estar ahí, y quererme como lo hacéis.
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Cuando llegué a casa aun seguía flasheada, Cristina ya se había ido, “mierda” , me quedé con muchas ganas de contarle a alguien mi experiencia con el tarado más guapo con el que había tenido el placer de coincidir. Después de echarme en el sofá otro rato para mirar a las musarañas que bailaban danzas mágicas en el techo, me decidí a leer un poco, tenía que pensar en dormir si quería estar con energía para el día siguiente, pero como siempre pasa cuando un libro es bueno… se me hicieron las tantas.
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- ¡¡¡ Y como coño le has aceptado la solicitud?¡¡¡ - grité exasperada mientras Elena me miraba con cara de cansancio – encima no me mires como si estuviera loca…
- ¿y cómo quieres que te mire? – se dejó caer en una de las sillas de nuestra pequeña sala y pegó trago de su café – aun no son las nueve de la mañana y ya estás en este plan…
- La culpa es tuya, te pedí el turno de tarde…
- El turno de tarde le toca a Dolo y lo sabes… no pasa nada porque madrugues un poco, - resoplé indignada- ¿piensas estar con esta actitud?
- ¿Y cómo quieres que esté? – me senté frente a ella – Manu es un cerdo, te conté lo que me hizo ¿y aun así lo pones a currar aquí de voluntario? Somos amigas… eso no se hace.
Se rascó la cabeza y me miró sonriendo
- De primeras, yo no lo he puesto a currar, está aquí voluntariamente, así que no me ha tocado otra que aceptar, yo no mando en todo…- miré hacia otro lado – segundo, has estado con tantos ineptos que “perdone usted” si no he recordado la cara de uno de ellos, y tercero, hace como cuatro años de eso…¿en serio tienes veintisiete años?
- Eso pone en mi D.N.I …- dejé caer los brazos a ambos lados y apoyé la cabeza resignada en la mesa, mi postura vista desde fuera era cómica – perdona Elena, es que… ¡¡¡ No lo soporto!!! Fue un autentico cerdo y ahora verlo aquí… ¿pero de que va?
- No le des más vueltas Paula, con ignorarle tienes de sobra… - se puso en pie y se acercó a mi – quizá se sienta tan mal por haber sido un cerdo que ahora quiera redimirse.
- Ya… ¿haciendo un voluntariado en un centro de terapia?
- No sé, la gente tiene maneras raras de corregir errores…
- Pues entonces su madre debería metérselo de nuevo dentro otros nueve meses, eso sería una buena solución.
Me miró con aprensión, antes de echarse a reír
- ¡¡ Por dios!! No seas tan bruta… está visto que madrugar no te sienta bien.
- Pues no.
- No le des vueltas Paula, son cosas que pasan…¿no dicen eso de “El pasado siempre vuelve”?
Le lancé un trozo de galleta que le dio en el culo mientras salía por la puerta, estaba enfurruñada y cansada y eso que me había levantado con ganas, cosa rara dado el estado de ansiedad y tristeza que estaba manejando desde hacía unos días. Sorprendentemente no había pensado demasiadas veces en Quim, por mi trabajo me topaba demasiado a menudo con algunas personas con algún tipo de desorden emocional, puede que aquel chulazo los tuviera todos… una pena.
Sonreí al pensar en Quim, desde que me había topado con Manu por los pasillos del centro estaba que echaba humo, cuando me hice el ánimo de continuar con mi trabajo, me puse en pie y fui hacia mi sala donde empezaría la terapia, Siempre que empezaba con un grupo nuevo me gustaba despejar mi mente de los otros grupos, desconectar de todas las historias anteriores, aunque estaba segura de que sería más de lo mismo, las personas tristemente somos débiles, y las que no lo son, son porque han llevado una carga extrema y saben manejarse mejor en situaciones emocionalmente estresantes. Yo envidiaba a todas esas personas, si yo fuese así, ahora mismo no estaría como una autentica mierda, y podría actuar como si nada hubiese pasado en mi vida, pero bueno, todos somos como somos por alguna razón que no llegamos a saber, pero tarde o temprano conseguimos entenderlo… o no, quien sabe, yo aun no terminaba de entenderme a mí misma, pero tenía la esperanza de que el mundo estuviera más avanzado que yo.
Ya estaban todas las sillas abiertas y en círculo, di las gracias a dios o a quien fuera que lo hubiera hecho, porque llevaba un perro encima que era demasiado, estaba sentada ojeando la lista cuando de reojo vi entrar a otro de mis amados compañeros, Mateo, terapeuta en terapias de aceptación.
- Me ha contado Elenita tu drama de hoy…- se sentó a mi lado y ladeó su cabeza haciéndome reír – hija mía, a ti te ha mirado un tuerto…
- Vaya, como animes así a todos tus pacientes no sé cómo no ha subido el índice de suicidios…
Se echo a reír y me acarició el pelo.
- A ti no tengo que soltarte toda esa mierda, a ti puedo ser te sincero
- Pues prefiero que me sueltes tu mierda, al menos me subiría la moral…- le miré intentando ocultar que su expresión me hacia reír, era muy guapo, moreno de espalda ancha y tremendamente atractivo una pena que fuese gay .
- Eres un tanto exagerada Paula, a ver ponme al día… ¿Qué te hizo aquel rufián de mala muerte?
Sonreí sin poderlo evitar, le miré durante unos segundos y levantó sus cejas expectante.
- Lo conocí hace como unos cuatro años por internet, quedamos, nos gustamos y empezamos a salir…entonces fue cuando se le fue la pinza y me dio la patada sin darme explicaciones… ¡¡¡ Y dos veces ¡!!
Cuando lo miré, me estaba sonriendo
- ¿tú sabes que eres terapeuta no?, esto deberías tenerlo superado… ¿Qué es lo que te da tanta rabia?
- ¿te parece poco el hecho de que me utilizara y después me dejara como a una mierda?
- ¿Y te parece poco que hayan pasado cuatro años? – me dio un golpe en la rodilla y se puso de pie – creo que tu nueva ruptura te tiene echa un basilisco, si hubieras coincidido con Manu en una época de felicidad te hubiera dado rematadamente lo mismo que trabajara aquí, pero como has vuelto a topar con un indigente del amor ahora odias a todo ser viviente con pene… y más aun si fue un capullo contigo. Supéralo nena.
Diciendo esto abandonó la sala y me dejó allí sentada con una mueca de disgusto bastante latente, tenía razón… Manu me recordaba mi nuevo fracaso amoroso, aparte de que realmente ese imbécil me repugnara (que lo hacía). Iba a ser una mañana realmente dura.
Me sentí algo culpable cuando me descubrí a mi misma con la cabeza en mis cosas en lugar de estar pendiente de las presentaciones de mi grupo, por suerte tenía la costumbre de grabar la primera sesión para después anotar la sensación que me daba cada uno, era un trabajo extra que me ocupaba bastante tiempo, pero siempre solía servirme de ayuda. Por mucho que lo intentara pocas veces me conseguía concentrar en la primera sesión, así que grabarla era lo único que podía hacer. No podía evitar que las cosas nuevas me distrajeran. Me quedaba en Babia observando sus movimientos, sus ropas, incluso sus expresiones al escuchar a las otras personas, eso muchas veces ayudaba más que escucharles soltar un discurso que seguramente habían ensayado en casa.
Era casi medio día cuando salí del centro, me sentía agotada y tan solo había sido la primera mañana, en tres días estaría con las pilas desgastadas y echa una autentica mierda. Quizá aquel desgaste se debiera al millón de maldiciones que le había lanzado a Manu durante toda la mañana, si… era rencorosa, y bastante… visto lo visto. Aquello seguramente no me depararía muchas cosas buenas, pero no podía evitarlo, desde hacía muchos años evitaba a toda costa a la gente que me hacía daño, los desterraba de mi vida y me juraba a mi misma no respirar su mismo aire jamás. Y ahora tener que verle cerca de mí me corroía. Yo nunca perdonaba. Ni mucho menos, olvidaba.
Hacía un calor horroroso, y la humedad que había en mi cuidad hacia casi imposible caminar por la calle, así que llevada por una sed de escándalo y porque no decirlo una pereza indomable, me decidí a entrar a la cafetería que a veces tomaba como hogar, y tomarme algo lo suficientemente helado como para congelarme el celebro. Cuando el aire acondicionado del lugar azotó mi cara sonreí, que fácil era hacerme feliz algunas veces… por suerte mi mesa preferida estaba vacía, así que me senté dispuesta a escuchar la grabación y dejarme echas las anotaciones para el próximo día que viera al grupo A.
Cuando Fabiola me trajo mi ensalada césar y mi agua helada le sonreí.
- ¿ya has vuelto al trabajo? – dijo sonriéndome con cariño
- Si…- suspiré enfurruñada- acabo de empezar y ya estoy deseando que llegue Agosto.
- Ya no queda nada mujer…
- Casi dos meses…- me miró negando con la cabeza mientras sonreía- no me mires así, de lo último que tengo ganas es de escuchar nada de nadie.
Se guardó su libreta de comandas en el delantal y sacó su móvil.
- Yo tampoco tengo ganas de atender a nadie, ¿pero qué hago si vienen hambrientos?
- Ignorarlos…
Sonrió mientras me sacaba una foto y me la enseñaba
- Esta cara es la que haces… por el bien de mi clientela haz el favor de cambiarla, o tendré que echarte de aquí.
Me eche a reír al ver la foto, y me dispuse a poner los cascos en la grabadora y centrarme en escuchar la sesión mientras comía, me sorprendí a mi misma sonriendo ante comentarios que no recordaba, de hecho hasta me sorprendí de escucharme a mi misma hablar, ni siquiera recordaba haberlo hecho, al menos no recordaba haber hablado tanto, pero me alegré por eso, escucharme de nuevo me había echo sentir algo mejor, y no una terapeuta incompetente.
Estaba contenta, tenía un grupo bueno, como hacía tiempo que no tenia, y así fue cuando me descubrí deseando que llegara el próximo lunes para verles de nuevo y eso si…hacerles mucho mas caso. Ya había escuchado casi toda la grabación, cuando la voz de una de las chicas del grupo llamó mi atención.
- Hola mi nombre es Sandra, tengo veintiocho años y estoy aquí de casualidad. he estado los últimos ocho años con mi pareja la cual me dejó hace varios meses, desde entonces no levanto cabeza y no tengo ganas de nada, he perdido mi trabajo, mis amigas han desistido en su intento de ayudarme y me encuentro en un pozo del cual no consigo salir, es triste darte cuenta de que tu vida no era en si tuya, sino una prolongación de la vida de tu pareja, ni siquiera sé que cosas me gustan por mi misma… me encuentro a mi edad y sin reconocer nada de mi alrededor, ni siquiera me conozco a mí misma, Ahora el está con otra persona y yo estoy volviéndome loca. Lo llamo todos los días varias veces, ya no me coge el teléfono… y eso solo me crea más ansiedad que me lleva a llamarlo más y más…necesito superar esto, necesito ayuda…
- Claro que lo superaras – reconocí mi voz- ¿Cómo diste con nosotros?, ¿Qué te hizo buscarnos?
- Pues es un poco embarazoso el tema, pero… estaba en una cafetería, y un chico se acerco a mí, uno muy guapo, rubio con ojos azules, y me dijo que…- hizo una pausa, y me puse tensa, comprobé si la grabación seguía en marcha y vi que si, subí el volumen y fijé mi vista en los papeles, no pude evitar sentir un pequeño escalofrío…-bueno que… que era vidente y que tenía un mensaje para mi, al principio pensé que estaba loco pero me dijo cosas…cosas que eran verdad y que no podía saber nadie, me dio el nombre de este sitio, lo busqué por internet y solicité la plaza…
Me quite los cascos boquiabierta, y fije mi vista en la nada…¿Dónde coño había estado mi cabeza cuando aquella chica había dicho eso?, me llevé las manos a la cabeza e intenté pensar racionalmente, podía ser casualidad, seguro que hay muchos tarados que dicen ser videntes, rubios con ojos azules y guapos que asedian a las chicas en cafeterías… claro…seguro que sí.
Dejé salir el aire de mis pulmones, y intenté recodar con claridad las palabras de aquel vidente guapísimo que me había asaltado la tarde anterior…
“ te irá bien, hasta que te topes con alguien de tu pasado que te hará replantearte muchas cosas… pero no quiero decirte mucho mas, no quiero que pierdas el efecto sorpresa, además varias casualidades harán que te acuerdes de mi en un momento oportuno, entonces te darás cuenta de que no estoy loco “
Abrí los ojos de golpe y tragué saliva, Dios, ¿Cómo podía haberlo adivinado?...alguien de mi pasado… ¡¡¡Manu!!! Varias casualidades… el testimonio de aquella chica, y…
- ¡¡¡ Quim!!! – levanté la vista de golpe, a unas mesas de distancia había dos chicas, una de ellas tenía una revista en la mano y le hablaba a la otra que sonreía moviendo su café – Quim Gutiérrez es el actor de quien me hablabas el otro día, el de la peli tres bodas de mas ¿verdad? – la otra chica asintió con la cabeza y yo me hundí en la silla.
Quim… Sin saber exactamente porque empecé a sudar, nunca había creído en ese tipo de cosas, creía en que había gente que pudiera tener un don, pero realmente no creía en los videntes que decían serlo, estaba volviéndome loca… apagué la grabadora y lo guardé todo en mi bolso, debía enumerar las cosas y ponerlas en orden. Había acertado en todo lo que me había dicho, podría ser simple casualidad pero…¿Cómo coño había podido saber que una persona de mi pasado aparecería?, quizá conociera a Manu y supiera de mi existencia y por eso sabia que me encontraría con el al día siguiente… el mundo era un pañuelo y había veces que pasaban este tipo de cosas, si… era la única opción posible, esa o que realmente aquel chico tuviera algo especial… en ese momento y en un rincón de mi pervertido subconsciente deseé que así fuera.
Pensé racionalmente mis opciones, una de ellas era quedarme como estaba y dejarlo pasar y otra era buscar a aquel desconocido del cual lo único que sabía era que se llama Quim y era vidente… bueno y que era guapísimo… pero eso no era del todo un dato importante, ¿o sí?. Quizá el que fuera tan increíblemente llamativo ayudaría a que alguien recordara haberlo visto allí la tarde anterior y supiera algo más de él.
Me levanté algo temblorosa y me dirigí hacia Fabiola que estaba tras la barra mirando unos papeles, levantó la vista cuando me intuyó.
- ¿ya te vas?
- Si, - susurré- tengo que hacer cosas en casa, saqué el monedero y deje cinco euros sobre la barra.
- Déjalo…- dijo devolviéndome el billete – hoy invita la casa…
Negué con la cabeza mientras le volvía a tender el billete
- De eso nada.
- Vamos Paula… déjame invitarte hoy, aunque solo sea porque es tu primer día… - la miré dudosa – tu me acogiste en tu casa unos días, te lo debo.
- ¡ No días tonterías! Gracias a ti no morí de inanición, debería haberte pagado por tus cuidados.
Me sonrió mientras negaba con la cabeza, se había estado quedando en mi casa unos días hasta que encontró un piso decente donde vivir, la relación con sus padres nunca había sido buena y empeoró cuando Fabiola confesó ser una activista de la organización Femen. Una organización que empezó a fraguarse en Kiev, se dio a conocer por las protestas de las activistas, las cuales llamaron la atención por protestar con los pechos desnudos, luchaban por distintas cosas, una de ellas los derechos de las mujeres en todos sus ámbitos, que lo hicieran a teta descubierta era algo que me sorprendía, pero curiosamente eso llamaba el doble la atención. La echaron radicalmente de casa cuando salió en las noticias mientras la desalojaban del palacio de los congresos con el pecho descubierto y con un mensaje escrito con pintura en su piel “Fuera de mi coño”, un mensaje a favor de la decisión de la mujer sobre su cuerpo, el aborto debía ser algo que la propia mujer decida, no unos políticos.
Me pareció una locura lo que había echo, pero la admiré en el instante en el que vi que fuera como fuese, Fabiola luchaba por sus ideales y aunque ello le costara el destierro de sus padres eso solo la animaba a seguir su lucha. Los días que estuvo en mi casa tuvimos más debates políticos que los propios políticos en plena campaña electoral.
Guardé mi billete de nuevo en el monedero y cogí aire deseando tener suerte.
- Fabiola una pregunta…- me miró atentamente- ayer cuando estuve aquí un chico se sentó conmigo, era alto, rubio, royo surfero… ¿sabes quien te digo?
Me miró intentando recordar
- ¿dices que se sentó contigo?
- Si… se llama Quim.
Para mi sorpresa, me miró divertida y se echo a reír, arrojó el trapo de cocina que tenía a su lado hacia la pila y se cruzó de brazos.
- ¡¡ Menudo cabrón ¡! – exclamó para mi sorpresa
- ¿le conoces?
- ¡Claro! Viene aquí cada mañana… y me acaba de ganar diez euros… la última vez que apuesto con él. – la miré sin entender nada – me dijo que me preguntarías por él, y no pude evitar echarme a reír, me propuso apostar, solo a mí se me ocurre apostar con el tío del sexto sentido.
- El de sexto sentido es un niño…- susurré con el ceño fruncido
- Bueno tu me has entendido, no sabía que te habría soltado la bomba así como así, pero oye… lo importante es que se sienta orgulloso consigo mismo.
Mi cara pasó de asombro a completa alucinación ¿acaso yo era la única que consideraba que estaba loco?
- ¿pero en serio te lo crees?
Me miró como si la que estuviera loca fuera yo, he de reconocer que me cabreó un poco su tono al decirme aquello, pero tampoco me hice mucho caso, últimamente me cabreaba todo.
- Que me lo crea yo o no, creo que no es lo que precisamente quieres saber – me sonrió de medio lado y me puse colorada- vive aquí al girar la esquina…
- Al girar la esquina vivo yo…
- Ya lo sé – se echo a reír- el vive justo enfrente, en la puerta tres.
Me quedé helada, ¿Qué él vivía justo enfrente de mí? ¿Desde cuándo? ¿y porque no me había dado cuenta? ¡¡¡Donde narices estaba metida cuando ese chulazo se vino a vivir justo enfrente de mi ¡!! ¿Me vigilaba?... Geniallll… ya me había emparanoiado, que agotada estaba de mi misma.
Llegué al patio y levanté mi cabeza para ver lo alto que era el edificio, lo tenía justo enfrente de mi casa y nunca me había parado a mirarlo con detenimiento. No era mucho más alto que el mío, de hecho eran bastante similares, de construcción moderna y grandes cristaleras de diseño, yo vivía en el cuarto piso, y si él vivía en la puerta tres, estaría en el tercero… no coincidirían nuestras ventanas… tampoco había de que asustarse, ¿no?.
De repente la idea de que pudiera observarme con aquellos ojazos dulces como la miel tomo una connotación pervertida y verdaderamente estimulante, negué con la cabeza mientras aprovechando la salida de una vecina me adentraba en el interior del edificio, puede que ni siquiera estuviera en casa, y lo más seguro es que no fuera lo más correcto presentarme así en su casa, a decir verdad ni yo misma entendía la enorme ansiedad por encontrarle que sentía… ¿de qué iba todo esto?. Me vi frente a su puerta cogiendo aire, en aquel momento la idea que me había llevado hasta su puerta se disipaba y se substituía por unos nervios atroces, ni siquiera me había parado a mirarme en el espejo del ascensor, ¡¡¡Joder!!!.
Intente comprobar si se escuchaba algo a través de la puerta, pero solo era capaz de intuir un leve zumbido, como de música o algo así, cogí aire y toqué al timbre con la esperanza de que en aquellos segundos hasta que me abriera, se me ocurriera una excusa convincente para haberme presentado en su casa… ¡!!¿Dónde estaba mi hermana cuando se la necesitaba?¡¡¡
Una chica bajita y con el pelo a melena me abrió la puerta sonriente , ¿Queeeee????, aquel tarado tremendamente atractivo y guapo a morir, ¡!!¿tenía novia?¡¡¡, tuve que hacer un esfuerzo por sonreír, aunque en aquel momento solo tenía ganas de largarme de allí, irme a casa y abrazarme a mi cojín con forma de corazón y odiar al mundo a mi antojo sin saber exactamente el porqué. Pero para mi sorpresa me hizo pasar y me llevó a una sala de espera con vistas a la calle, aquello no era su casa era su…¿consulta?
- El señor Ferrer no tardará en atenderla, ¿usted es?
Me quedé unos segundos mirando a aquella chica sin saber exactamente qué contestar. ¿El señor Ferrer sería Quim?
- No tengo cita, - ¿se pedía cita para ver a un vidente? – me llamo Paula, quería hablar con Quim, pero no sé exactamente si vive aquí o me he equivocado.
La chica me sonrió y supe que sabía de quien hablaba
- El señor Ferrer vive en el piso de arriba, pero esta es su consulta, está atendiendo a una persona ahora mismo, pero no tardará en salir, mientras espera ¿querría tomar algo?
Un ansiolítico no estaría mal, pero preferí callarme y negar con la cabeza, la simpática chica desapareció de mi vista y allí me quedé, sentada frente al enorme ventanal frente a mi edificio, aquel lugar tenía pinta de muchas cosas, menos de una consulta con fines esotéricos, ¡¡¡¿pero qué estaba haciendo?!!!
Estaba distraída mirando mi desastrado balcón cuando una presencia me hizo darme la vuelta, lo que vi me dejó sin aire, Quim era muchísimo más guapo de lo que recordaba, y verlo vestido así hacia mas difícil aparentar normalidad…(que no me lea la mente…que no me lea la mente….). Aquellos pantalones, con aquella camisa blanca, remangada hasta los codos, y aquel chaleco gris me habían dejado muda… ¿¿Por qué me resultaba tan irremediablemente guapo??
- Vaya vaya vaya…- dijo dando varios pasos hacia mí, dejándome sin aliento- mira quien está aquí… Paula a secas.
No había caído en que fuera tan alto y en que su pelo rubio pareciera el mismo sol… el corazón empezó a latirme como jamás lo había echo antes, no al menos con la simple presencia de una persona. ¡¡Socorro!!
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se que no es un capitulo demasiado largo, pero es un punto de partida, en tres días subiré el siguiente capitulo y ya os diré que día será el que fijaré para la subida de capítulos. Espero que os haya gustado ^^.
como siempre deciros que os espero en la pagina de Facebook "si tan solo fuera sexo" o en twitter @miiiojeda.
Y a las personas que me habéis seguido en todos los libros, deciros que estoy apunto de los seis millones de lecturas en Si tan solo fuera sexo... y aun no he celebrado el haber llegado a los cinco jajaja :P. sabeís que sigo esperando vuestros vídeos ya que creo que será una doble celebración. ¡¡¡gracias de todo corazón!!!
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