Capítulo IX

Volví de hacer unas compras en la tienda. Cuando entré a casa, dejé las bolsas en la mesada y busqué a Kex con la mirada para que me ayudara. No me había podido acompañar debido a que él quería dedicarse más tiempo al estudio, pero me prometió que organizaría los alimentos y artículos de limpieza que trajera.

Oí una voz masculina, pero esa voz era demasiada adulta para ser la de Kex, tampoco era tan jovial como para ser un amigo suyo. Temiendo lo peor, me apresuré a ir a la sala de estar y los vi a ambos, dialogando como hacía años no sucedía.

Kex me observó con esa mirada característica de Kira, tranquilizadora, para que yo no hiciera algo impulsivo.

—¿Siempre tardas tanto en hacer las compras? —preguntó mi padre de mala gana.

—Había muchas personas.

—Te daré un consejo, nieto; nunca te cases con una mujer que tarda tanto en saciar tu hambre —rodé los ojos ante ese comentario tan absurdo.

Cuando Kex era pequeño, era más complicado pasar tiempo con mi padre. Justamente por este tipo de comentarios. Con Kira sabíamos que la realidad de mi padre era diferente a la nuestra y que un niño de cuatro años, podría estar muy confundido respecto a eso.

Cuando Kira desapareció, mi relación con mis padres fue peor de lo que ya era cuando estábamos en la universidad. No volvimos a tener contacto alguno, pero de alguna forma, mi padre nos encontró.

Seguramente por alguna noticia en la televisión.

—No me casaré con una mujer, abuelo.

—Claro que sí, eres mi nieto —dijo orgulloso—. Necesitas a una mujer a tu lado para mantener la compañía que tus madres nunca supieron manejar y así, tú podrás enfocarte en enriquecer la empresa y tener una familia.

—Kira hizo un excelente trabajo con la empresa, papá —dije imponiéndome.

—Ahg, cualquiera crea nuevos dispositivos y salta a la fama, lo importante es mantener la empresa luego del punto alto.

—De hecho, abuelo —intervino mi hijo—, hice una estadística sobre los años en donde a la empresa le fue bien, para hacer observaciones de qué cosas se hicieron ese año y la mejor época de la empresa fue cuando mamá tomó su papel en serio en 1996 hasta 2014

—Tiro de suerte.

—Lo dudo —replicó—. En 2104, luego de la desaparición de mamá, la empresa bajó sus ingresos, menos proveedores querían colaborar y menos productos fueron creados, organizando un desnivel empresarial como nunca antes se había visto en la empresa —aseguró—. Mi deber ahora es seguir el ejemplo de mis madres y hacer que la empresa crezca, para que vuelva a la cima.

Aunque por fuera solo demostraba firmeza, por dentro estaba muy orgullosa de que mi pequeño hiciera todo eso. De haber sido otra persona, no habría hecho toda esa investigación por voluntad propia, pero él lo hizo.

Él estaba dispuesto a defender a su madre, a pesar de que a Kira no le fascinaba la empresa, le fascinaba poder brindarnos una buena vida, como ella soñaba.

Me conmovió que actuara así. Solo lamentaba que no pudiera decirle a su abuelo que le atraían los chicos, aunque claro que a él le gustaba ser reservado respecto a eso. Ni siquiera yo sabía bien sus preferencias sexuales, pero no me molestaba.

Solo quería que encontrara a alguien que lo hiciera feliz.

—Tu ejemplo debería ser yo, Kex —dijo molesto—. Me casé, trabajé toda mi vida para mantener a mi esposa y a tu mamá, eso debes hacer.

Mi padre era un señor de edad avanzada, tenía ochenta y cinco años, cabello canoso, ojos marrones y tenía una marca de nacimiento en su mano. Su físico estaba muy bien para su edad, le gustaba jugar al tenis todos los días a la media noche, mientras mi madre se quedaba en casa preparando la cena.

Siempre fue así y siempre lo será.

Mi madre jamás tuvo el valor de salir bajo la sombra de mi padre.

—Vete de aquí, sabes que no te quiero cerca de mi hijo —interrumpí.

—Déjame en paz, mujer, le estoy enseñando a mi nieto los verdaderos valores de un hombre —refunfuñó.

Kex se levantó del sofá y señaló el pasillo que conducía a la puerta principal de la casa.

—Por favor, vete.

Mi padre frunció el ceño, molesto.

—No quiero que hables mal de mis madres, ellas hicieron todo lo que pudieron por mí y me alegra saber que no soy nada igual a ti —bajó la mirada y me miró—. C-creo que me gustan los chicos o al menos me siento más cómodas con ellos, mi madre jamás pudo saberlo, pero sé que me apoyaría, así como lo hace mamá y si tú no entiendes que quiero ser un chico diferente al que fuiste tú, es tu problema —soltó.

Mi padre no sabía qué decir, pero estaba segura de que estaba indignado al tener a un nieto gay o al menos que saliera de su prototipo de "hombre perfecto".

Sin decir nada, molesto y horrorizado, se levantó rápidamente del sofá y se dirigió a la salida. Cuando oímos el ruido de la puerta cerrarse, Kex corrió a mis brazos como un niño pequeño.

Lo abracé y acaricié su cabello.

—Tranquilo, mi amor, estoy aquí.

—P-perdí la cabeza... no quería que hablara mal de mi madre o de ti...

—Lo sé, hijo —besé su frente y acaricié sus mejillas—. Tu abuelo fue un mal padre, me maltrató de muchas formas. No sé qué será ahora de su vida, si sigue con tu abuela o no, pero en definitiva no es un ejemplo a seguir.

—¿Nunca pensaste en denunciarlo?

Nos separamos y nos sentamos en el sofá.

—No, es decir, tengo cosas más importantes qué hacer, cómo encontrar a tu madre.

—Si lo denuncias, sería una advertencia para la sociedad.

—Quisiera tener el apoyo de mi madre, ella presenció muchas faltas de respeto que nadie debería vivir.

Tomó mi mano y la acarició.

—Hace años no sabemos nada de la abuela.

—Se distanció cuando los tres tuvimos una pelea sobre la desaparición de Kira. Me dijeron que debía seguir adelante y que era una buena oportunidad para encontrar a un hombre de verdad, porque sería una buena figura paterna para ti —confesé.

La muerte de mi esposa había desencadenado muchas discusiones, porque todos tenían algo malo para decir. Como que sería mejor así, que así podría tener más de una mujer y experimentar o que al menos así ya no desviaría a nadie más. Sin mencionar que había algunos que gustaban de nosotras y antes del accidente, hubo muchas discusiones.

Lo peor de todo, es que esos comentarios no eran solo de nuestros familiares.

—Lamento que hayas sufrido tanto, mamá, seguro no lo merecías.

—Tal vez no, pero todo sucedió porque debía suceder, solo así pude conocer a tu madre y tenerte a ti, eso vale todo el sufrimiento...

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Eventualmente todos necesitamos la ayuda de todos y pese a las peleas, Kiara siempre me necesitaba y viceversa.

Casualmente me había llamado para saber como estaba, debido a que en las noticias salió que me habían arrestado y había muchas especulaciones sobre mi.

—No salgas de casa.

—No me importa la prensa.

—A mi tampoco, siempre dicen lo que el público quiere escuchar y distorsionan todo, pero me preocupo por tu seguridad.

—Sí, sobre eso... mi padre estuvo aquí.

—¡¿Qué?! ¿Luego de tantos años? —preguntó sin poder creerlo—. ¿Qué demonios quería?

—Humillarme, supongo que vio la noticia.

—¿Te hizo daño?

—No, nada que Kex y yo no pudiéramos controlar, pero ahora Kex sabe que él me maltrató cuando era niña y adolescente.

—¿Cómo reaccionó?

—Estudiará criminología, no puede temer a algo tan común como esto.

—¿Y qué quieres hacer?

—¿Cómo sabes que tengo algo en mente?

—Te conozco bien, aunque peleemos.

—Kex dice que debería denunciarlo, sería fácil porque soy una persona conocida y mi madre puede corroborar todo.

—Aguarda —pidió curiosa—, hace siglos que no ves a tu madre.

—Lo sé, por eso necesito que investigues en la red y me digas donde vive o si sigue con mi padre.

—¿Por qué todo esto ahora? ¿Sabes que los medios enloquecerán si haces eso luego de lo que sucedió —trató de interferir.

—Días antes de... su desaparición, mi padre actuaba extraño y no sé si... ya sabes —no quise terminar la frase.

—Entiendo.

Hubo un silencio, en donde sentí que debíamos hablar con calma sobre nosotras, sobre que sucedería con una relación que no puede florecer de la misma forma que cada una quería.

—Quería preguntarte si... ya sabes, cómo seguiremos con... —suspiró al otro lado de la línea—, con eso, porque tu padre no fue el único sospechoso. Tus amigos...

Aún no tenía el valor de preguntarme aquello que tanto le dolía.

—Aún no quiero verlos, así qué por ahora iré con lo simple.

—Más tarde te pasaré la dirección de tu madre y verás qué decisión tomar.

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Como aseguró, horas más tarde me había dado la dirección en donde mi madre vivía. Por lo que me dijo Kiara, se había divorciado de mi padre hace algunos años, en 2019. Desde entonces había trabajado por primera vez en una carnicería de alto rango y de vez en cuando vendía platas con las macetas pintadas por ella misma.

Revisé los números pegados en la pared, para estar segura de que era aquí.

Vivía en una casa bien cuidada, en una zona fuera de peligro. Era una gran casa, de color blanco, con algunos escalones que conducían a la puerta.

Subí los escalones y toqué el timbre.

Una parte de mí quería que mi madre saliera de la puerta y me dijera que me extrañaba, pero la parte más realista de mí sabía que eso jamás pasaría, porque sería admitir que alguna vez tuvo algo bueno en su vida.

Nadie salió, volví a presionar el timbré y oí como por detrás de la puerta, pasos se acercaban. Luego oí cómo quitaba la cadena del cerrojo y las llaves del cerrojo de la parte de abajo. Al abrir la puerta, me costó reconocerla.

Su cabello rojizo teñido, se había ido, ahora era de color marrón. En su rostro había más arrugas que la última vez que la vi, sus manos estaban llenas de callos, había subido un poco de peso. Sin embargo, en sus ojos avellana noté algo que nunca antes había visto; paz.

Ninguna de las dos dijo nada y yo estaba tan nerviosa, que ni sabía por dónde empezar.

—Creí que jamás te volvería a ver.

—B-bueno, tú no viniste a nuestra boda, apenas veías a tu nieto y luego... lo abandonaste.

—No fue lo que pasó, yo solo...

—No supiste qué hacer ante su dolor y como siempre, preferiste cerrar los ojos —finalicé la frase por ella.

Sabía que yo no le importaba y la verdad, ya ni me dolía. Sin embargo, cuando abandonó a Kex, se me partió el corazón. Aún podía recordar las veces que él me preguntaba por su abuela, Kira había desaparecido y él no entendía nada.

¿Cómo explicarle a un niño de ocho años la desaparición de su madre y la cobardía de su familia? Era demasiado para él.

—¿Qué es lo qué quieres?

—¿Te separaste de papá porqué te cansaste de qué te maltratara?

Miró para ambos lados, asegurándose de que nadie nos viera.

—Pasa.

Se hizo a un lado y pasé a su nueva casa. Por dentro era muy bonita, al estilo rústico, el favorito de mi madre. Había una sala de estar mediana, con una chimenea, estanterías llenas de libros y una mesa ratona.

Nos sentamos en el sofá y la miré a los ojos.

—Vi lo qué sucedió en las noticias —hizo una pausa—. Imagino que estás aquí porque tu padre hizo algo que no debió.

¿En serio? ¿Luego de tantos años, solo le importaba eso? ¿Mi padre? ¿Dónde quedaba yo? ¿Dónde quedaba su hija que había sido arrestada injustamente?

No me dolió como hace años podría haberme dolido, solo me decepcionó, porque ni siquiera ante su soledad, ante lo que sufrió, fue capaz de volverse mejor persona.

—Algo así —contesté secamente.

—Tu padre fue un infeliz que no merece nada más que el infierno.

—¿Entonces tú irías con él? —me miró de mala manera—. Digo, ya que ambos abandonaron a su propia hija, no se presentaron a su boda y aparecieron años después para fingir que podrían ser buenos abuelos, pero ni siquiera eso pudieron hacer bien.

—¿Crees que luego de tantos años puedes venir a mi casa a reclamarme?

—Puedo —afirmé—, porque soy tu hija y la madre de tu nieto.

—Jamás encontrarás a su verdadera madre —soltó.

Fruncí el ceño, confundida.

—La verdadera madre es quien lo tuvo en el vientre, no quien lo cría.

—Pues yo creo que una madre es aquella que está para ti en los buenos y malos momentos. Estoy orgullosa de que Kira haya podido embarazarse y aún más de alegra saber que pude estar para ambos.

—¡No pudiste evitar su desaparición y ahora estás sin rumbo, por eso volviste!

—¡Volví porque quería sentir que tenía una madre que me apoyaba! ¡Porque creí que tendrías un poco de empatía en ese corazón de piedra que tienes y podrías sentir pena sobre tu nieto! —me levanté abruptamente—. Aunque ni eso eres capaz de sentir, amor por un adolescente que aún sigue siendo un niño dolido, porque perdió a su madre y se sintió abandonado por todos.

—¡No era mi culpa que no hayas elegido bien a los padrinos de tu hijo!

—Pero tienes la culpa de haberlo ignorado, cuando solo era un niño.

—¿Entonces por qué volviste? ¿Para reclamarme?

—Quería tu apoyo para hacer justicia, pero sé que jamás lo tendré.

Hay muchas cosas feas en la vida, pero creo que una de ellas es que tu propia madre no te apoye cuando más lo necesitas.

Jamás aceptó que me casara con Kira, jamás aceptó que yo podía ser feliz a pesar de la horrible vida que viví con ellos.

Mi madre decía que el lesbianismo se elegía, que esa "práctica" era para experimentar. Ojalá entendiera que uno no lo elige, sino que se nace así...

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