Dime que estarás, dime que no te irás.

Susurra a mi oído una y otra vez.

Bésame, acábame, plasma acordes sumisos en mi piel.

Déjame volver a sentir tu aroma, a ver tu sonrisa, a  escuchar tu voz.

Calienta mi almohada, desolada y húmeda, llena de lágrimas silenciosas.

Vuelve a decirme, que vale la pena esperar, que sí queda algo, aunque sean cenizas.

Toca esa melodía para mi, esa que encerraba nuestra historia.

Pienso y pienso, tanto así que no puedo ni siquiera concentrarme en nada.

Solo en tu mirada y en todo lo que una promesa y una canción significaron un día.

Ahora todo se deshoja, mientras a gritos mudos susurro tu nombre, en un rincón de mi alcoba.

Vuelvo a imaginar tus ojos, siempre tristes, mirando los míos.

Hoy todo se desvanece...

Y me quedo con un amor roto en mi pecho

Con mil palabras atascadas en la garganta

Y con la amargura de un amor inconcluso