Capítulo 35


Por la tarde viene Marina. Decido que también quiero compartir mi mochila con ella. Las dos me escuchan pacientemente, me dan pañuelitos para los mocos y las lágrimas y me preparan unas cuantas tilas.

Cuando llegaron las nueve de la noche me siento tan exhausta como si hubiese trabajado sin parar durante veinticuatro horas.

Entonces las dos se sientan en frente de mí.

—¿Qué vas a hacer? —pregunta Sandra con serenidad.

—No lo sé, supongo que buscar un piso para alquilar y quizá trabajar en una oficina otra vez hasta que acabe el módulo de auxiliar de veterinaria... Divago.

Pero mi amiga niega con la cabeza.

—Olvídate de eso.

—¿Entonces? —pregunto desorientada.

—¿Y si Mario te dice la verdad? ¿No te has planteado que quizá es cierto que esa señora está muriéndose y que no querían darle un disgusto?

—¿Qué?

Marina asiente.

—Ahora que nos lo has contado, yo creo que al menos deberías darle el beneficio de la duda. Aségurate. Pregúntale. Habla incluso con su exnovia si hace falta.

—¡No! —exclamo—. ¡Me mintió! ¿Qué más da si no iba a casarse? ¿No podía al menos haberme informado de que estaba engañando a esa pobre señora?

Sandra frunce los labios. Marina me mira fijamente a los ojos.

—Te diré una cosa. Todos la cagamos. Todos. Y aún así hay gente que consigue quererse a pesar de las cagadas. Es cierto, que hay cagadas imperdonables, sí... Pero para decidir que esa cagada es imperdonable primero tendrás que tener toda la información. Si te cierras en banda... Jamás vas a saber lo que estaba pasando y... Aura, desde que has conocido a Mario, eres una persona feliz, brillas.

—¿Habéis hablado con él? No entiendo por qué lo estáis defendiendo.

Ambas guardan silencio. Las miro alternativamente.

—¿Habéis hablado con él? —vuelvo a preguntar.

—Me ha escrito para preguntar cómo estás —confiesa Sandra a la fuerza—. Pero tranquila, solo le he dicho que estás bien y que no es el momento de hablar.

—Joder —digo con el corazón acelerado.

—Hagas lo que hagas, lo respetaremos —se apresura a contestar Marina.

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