Capítulo 20


Gloria se mira en el espejo. Hoy cumple treinta años y ha decidido celebrarlo solo con una persona, pese a que sus amigas planeaban una fiesta de esas que terminan en una resaca de tres días.

Pero esa persona no viene.

—Bien —dice.

Lleva un maquillaje perfecto. El delineado y el sombreado en tonos marrones amplifican sus ojos castaños de forma espectacular. Su cabello plagado de mechas rubias está perfectamente pulido, brillante y precioso. Y su vestido negro ceñido hace que su cuerpo hable por sí solo.

Pero él no viene.

Quizá siga en la oficina, piensa ella. Mira el reloj: ocho y media de la tarde.

—Es pronto, aún —repite en voz alta.

Recorre la casa. Sube las escaleras y revisa el cuarto de matrimonio. Ha llenado el baño de pétalos rojos naturales y velas. Un par de botellas de champán esperan en una diminuta y elegante nevera.

Suspira. Le encanta esa enorme mansión en la que vive ahora. Le gusta su ropa nueva, sus joyas y todos los regalos que él le ha hecho.

Pero él no está ni la mitad de los días.

Y cuando salen, jamás lo hacen en hora punta ni en fin de semana. Por eso hoy no saldrán fuera, porque es viernes.

Él ha dicho que eso será así hasta que hable con su mujer y acuerden un divorcio con condiciones justas.

Las nueve.

Baja a la cocina.

Enciende la televisión.

Las diez.

Una lágrima amenaza con destrozar el trabajo impecable que ha realizado sobre sus mejillas hace ya tres horas. Se repite que tiene que tener paciencia. Se trata de un hombre muy ocupado.

Las diez y media.

Coge el teléfono. Llama a una amiga. Se calza unos tacones, agarra su bolso y encarga un taxi que la lleva hasta el centro de Madrid. Tiene unas ganas de llorar increíbles, pero no piensa permitir que la situación arruine la noche. Al menos puede emborracharse con aquellas que nunca le fallan. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top