Capítulo Treinta y Uno.
La noche ya había caído pero la fiesta continuaba, los más jóvenes bailaban animadamente en lo que los adultos charlaban entre ellos. La irlandesa se había quedado dormida en el hombro del de sol naciente que la había cubierto con la chaqueta de su traje y traía acomodado entre sus brazos al cachorro de esta también durmiente y aferrado a su camisa, había estado contándole viejas leyendas hasta que el sueño lo venció poco antes que a su madre, Imperio los acogió paciente sin problema alguno pues había congeniado con la tricolor cuando charlaban rato atrás, había sido una Omega de campamento cuyo Alfa la hizo vivir con otras dos Omegas de la misma procedencia pero decidió alejarse de allí cuando tuvo a su cachorro.
URSS y China comían en la misma mesa que ellos, conocían a la pareja italonipona desde que su hijo mayor les presentó al europeo durante sus primeros días de entrenamiento en la agencia a lo que tras saber su historia lo acogieron como a un "Cachorro honorario" de su manada igual que a Serbia aunque este vivía en la casa de al lado con su abuela pues sus padres fallecieron en un accidente de auto donde por suerte él no iba, por otro lado los Omegas se reunieron casi en círculo para hablar animados con el de traje blanco que le había puesto su velo a Alemania y este ya algo bebido reía actuando como una princesa causando las risas divertidas de los otros, los Alfas en la mesa de postres bebían y competían por quién podía comer más en cierta cantidad de tiempo, algunos otros ya se habían retirado a sus hogares. Como Croacia y Estonia con algunos compañeros de la oficina Omega, eventualmente los restantes se fueron despidiendo hasta que los ahora esposos quedaron solos en su casa donde se quitaron sus trajes quedando solo en ropa interior antes de dejarse caer a su cama quedando dormidos inmediatamente por todo el ajetreo de ese día.
-Tengan cuidado y no le abran la puerta a nadie, tampoco se vayan a duchar ahora porque se pueden resbalar, descansen. -China se despidió de la pareja tambaleante que sonreía asintiendo sin oír mucho en realidad, como buenos padres los habían ido a dejar a la casa del alemán pues de haberse ido solos seguro amanecían en otra ciudad-.
-Si mami, te quiero mucho -Rió un poco el de ojos lavandas despidiéndose con la mano mientras que el tricolor intentaba abrir la puerta hasta que lo logró, el soviético viró el ojo por ambos observando desde el auto donde esperaron hasta que la puerta se cerró bien-.
Entonces tomaron rumbo a su hogar con sus otros tres hijos durmiendo en el asiento de atrás haciéndoles recordar a cuando viajaban en vacaciones y los niños no resistían despiertos todo el camino.
Rusia se quitó los zapatos apoyándose en la pared para no caer y los dejó por ahí al igual que el resto de su traje arrugado con restos de comida, el Omega ya estaba acomodado en su lado de la cama hasta que el de piel roja se dejó caer y se acercó a sentarse sobre él.
-Ahora ya podemos.. terminar lo de hace rato -Habló entre ligeras risas de sentir como las manos ajenas iban tocándolo gustosas de la proposición reciente-.
-Ni siquiera estaba interesado en dormir.. -Tomándolo por la cadera comenzó a mover la suya rozando sus cuerpos de manera en que no tardaron mucho en soltar jadeos y removerse, no estaban en Celo pero no tardaron en calentarse como el ambiente-.
Inclinándose para compartir un beso travieso Alemania degustó los labios del mayor con iniciativa que fue correspondida inmediatamente obteniendo como respuesta que las grandes manos del ruso apretaran su trasero haciéndolo jadear, a lo que aprovechando eso pudo sentir su lengua explorándole la boca hasta que necesitaron aire. Se deshicieron del resto de su ropa con torpe prisa y sus pieles tibias choraron ahora con el rubio acostado en la cama a merced de la boca voraz de su pareja que dejaba besos húmedos en su pecho recorriendo el mismo camino de hace horas, ante los estímulos y toques sus cuerpos respondieron naturalmente a la vez poniendo en actividad ciertos lugares implicados en la próxima tarea, el más bajo gimió al sentir la primera lamida del contrario que tenía una fijación por sostenerlo de la cadera para evitar que se moviera de más-.
-Rusland.. quiero que lo hagamos.. bien -Entre gemidos entrecortados por su propia mano el alemán habló atrayendo la atención del nombrado que tardó un poco en procesar lo que quería decir debido al alcohol- ...Quiero que me tomes ya..
-...Muero por escucharte.. gemir mi nombre a gritos, mi amor.. -El Alfa bastante excitado subió a darle otro beso comenzando a estimularlo con masturbación externa, rozando su miembro ya más duro contra las un poco regordetas piernas del de piel amarilla que le encantaban tanto-.
Cuando lo pasó también sobre la entrada del rubio que comenzaba a lubricarse este arqueó su espalda pidiendo que lo hiciera nuevamente, así que comenzó un vaivén con su cadera pasando una y otra vez sacándole jadeos a ambos por tal roce que hasta ese momento no se había dado ni en las fechas de Celo para evitar dejarse llevar y arruinar su auto control que ahora no importaba, el germano se removía gustoso entre las sábanas queriendo más así que cambiaron de posición. El Omega quedando boca abajo contra las sábanas desordenadas sintiendo otra vez las manos del de piel roja esta vez levantando un poco su trasero para acariciarlo y soltó un gemido un poco fuerte cuando la diestra le dio una nalgada que dejó algo de marca, giró la cabeza y lo miró mordiéndose el labio con provocación.
Tenían las hormonas por las nubes dejando salir su lado sexual más demandante gracias a todas las bebidas de ese día, el azabache se dispuso a prepararlo con el jugueteo de sus dedos en la entrada del menor que ya ansioso iba moviendo la cadera desde la entrada del primero, no iban a detenerse hasta terminar rendidos uno junto al otro en el alba.
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