Capítulo Diecinueve.

Italia y Japón tuvieron la amabilidad de llevarlos en su auto hasta la casa del eslavo, ambos Alfas iban adelante para que sus parejas tuviesen más facilidad de charlar.. aunque lo que estos hacían eran susurrar en mayor parte para que el de piel amarilla estuviese tranquilo, cosa que en cierta parte estaba estaba funcionando pues el otro Omega le estaba haciendo caricias en el brazo para que se distrajera con eso.

No tardaron mucho en llegar hasta la bonita casa de dos niveles color tangerina que el el pórtico tenía un par de bicicletas y un molinillo de viento multicolor que le daba gran vibra de familiaridad, algo que no era muy común para el rubio que creció en una finca enorme y de colores fríos con su manada naturalmente distanciada. El ruso le abrió la puerta del auto al haber bajado primero y antes de cerrarla se despidió con cordialidad del de ojos marrones.

-¡Adiós grandulón, nos vemos en tu boda!..... Ay amore, no me pellizques ya me callo -El de cabello miel acabó por despedirse agitando su mano y luego se perdieron de vista al final de la calle, sin duda eran una pareja muy curiosa siendo el nipón tan tranquilo y reservado mientras que su Alfa era escandaloso y desvergonzado-.

El de piel roja parpadeó unos segundos y luego se giró para buscar sus llaves y acercarlas la cerradura, haciendo una mueca cuando una canción pop estridente les llegó de golpe apenas se abrió la puerta.

-Ya llegám.. -Intentó avisar el más alto para que se comportaran pero su manada era caótica a veces y fue interrumpido por la voz del de estrellas doradas desde la cocina-.

-¡Taiwán, baja el volumen de esa música! -China le dio un golpe de advertencia a la puerta con el cucharón de madera que tenía y apenas el volumen bajó se dio cuenta de la presencia de su hijo mayor y un joven tras él asomándose- Oh, hijo ya llegaron, hola siéntense.

-Hola papá China.. -No le quedó de otra que sonreír con tal primera impresión, pero ya daba igual, no se avergonzaba de su manada extensa y latosa-.

-..Buenas tardes señor, mi.. nombre es Alemania.. -El Omega menor hizo una rápida reverencia para evitar dar la mano pues ya le habían comenzado a sudar y de milagro no le tembló la voz, a pesar de compartir casta el de ojos dorados se veía algo minucioso mirándolo-.

-Lo sé, Rusia siempre nos habla de ti, nos alegra tenerte en casa al fin -Le respondió antes de corresponder con un asentimiento tranquilo, su tono era sedoso y observaba con atención al de traje formal, sin duda su hijo si se lo había descrito hasta el más mínimo detalle todas esas veces- Mi esposo ya está por llegar así que podemos charlar un rato.

-¡Yo quiero ver! -Taiwán bajó corriendo las escaleras pero se detuvo antes de acercarse de más al tricolor debido a una mirada de advertencia del más alto y recordó lo que le había dicho, así que relajó su expresión sonriendo más amable para no asustarlo- Pareces un muñeco de porcelana, ahora ya entiendo porqué a mi tonto hermano lo traes con la cabeza entre las nubes.

-Ya no seas bocona, que está a nada de chillar el Golden Retriever de la casa -Un bicolor se apareció por el pequeño pasillo que conectaba al garaje donde momentos atrás había aparcado su motocicleta y se limitó a hacerle una seña al invitado, normalmente para muchos Omegas o Alfas el Aroma de un Delta era desagradable- Ucrania, segundo hijo mayor, probablemente adoptado porque soy más normal.

-Claro que si, pero porque te encontraron en una caja en la puerta genio -Se burló la mayor de las hermanas viniendo del mismo lugar pues habían compartido transporte como siempre, se giró hacia los otros y sonrió amigable- Hola Ale, a mi ya me conoces.

•   •   •

-Y Rusia no podía pronunciar la letra R por lo que lo molestábamos diciéndole "Lusia" y se enojaba porque no podía decir bien su nombre para corregirnos -La de piel verde soltó una carcajada acompañada de su otro hermano en lo que su padre Omega negaba con la cabeza conteniendo la risa de recordar lo tierno que era su cachorro descolmillado-.

-...¿Porqué estamos compartiendo anécdotas en las que sólo a mi me va mal?, a Ucrania le gustaba correr en pañales por la calle y a Bela por alguna razón siempre la persiguen los patos -Cubriéndose la mitad del rostro con una mano el de ojos lavanda intentó disimular su vergüenza, sentía que estaba quedando como un tonto frente a su querido alemán que había estado atento oyendo todo-.

-Son.. recuerdos muy lindos, Russland, sin importar quién rompió la pecera o quién se quedó dormido en el jardín.. -Alemania tomó la mano de su guardia, hasta ese momento realmente no había tenido idea de lo maravillosa que era la vida de una familia normal y verlos compartir una historia en común sin culparse o discutir sobre algo como su familia era tan nuevo para él- Escucharlos reírse y bromear.. me hace sentir parte del momento...

-Ohh.. pequeño -El azabache mayor se levantó del sofá que compartía con Ucrania y con sus instintos de padre a flor de piel le dio un abrazo a la pareja de su primogénito, a lo que el de piel amarilla quedó sorprendido-.

No tuvieron mucho tiempo para decir algo más porque la puerta principal de abrió dejando ver a un alfa carmesí un poco más alto que el ruso, con un uniforme típico de policía con un par de medallas de heroísmo, notando con curiosidad que todos estaban reunidos y su esposo tenía en brazos a alguien que no era uno de sus hijos... recordando así que ese día vendría la pareja de la que tanto hablaba Rusia.

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