Capítulo Cuarenta y Cuatro.

El hombre corría habiendo dejado a su casi víctima atrás, las sombras lo seguían desde los techos cercanos a su caza para hacer justicia, lograron acorralarlo en un callejón enrejado y este mostró sus dientes intentando intimidarlos. Los más bajos retrocedieron con disimulo pero el de en medio gruñó bajo su máscara dando pasos hacia el frente para luego en un corto momento arrojarle a l contrario un puñado de polvo opaco al rostro que no tardó en dejarlo inconsciente, recogieron el cuerpo con fastidio y lo arrastraron hasta las alcantarillas siguiendo en pequeño mapa que tenían logrando así llegar hasta el otro extremo de la ciudad cortando caminos de manera despreocupada hasta llegar al pasillo que daba para la gran mansión en la que se reunían.

-Cada vez es más difícil atrapar a estos bastardos, la policía está por todo el maldito lugar metiendo la nariz en donde no le importa -Resoplando el más bajo de los tres se dejó caer en un viejo sofá tras cruzar la pared falsa, detestaba caminar tanto con ese calor horrendo que había comenzado a sentirse esos últimos días-.

-No debemos preocuparnos si no dejamos pistas, los planes van viento en popa tal como lo ideó nuestro señor. -El de máscara oscura sirvió vasos con té frío y los repartió con calma, ni siquiera estaba cansado por toda la persecución y caminata arrastrando a su nuevo cautivo-.

-No te puedo negar eso, Norte, esas cucarachas están obteniendo su merecido y estamos más cerca de obtener a las ratas más gordas. -Le dio un par de sorbos largos a la bebida sintiéndose más aliviado a pesar de que bajo tierra el calor era mucho más mínimo que en niveles superiores, probablemente serían sus últimas hormonas haciendo efecto a la temporada-.

-Solo procura no clavarle un bisturí al tuyo cuando llegue -Jadeó la croata terminando de atar a la mesa al desgraciado que había estado acosando a un Omega bastante joven, todo ese tipo de gente le repugnaba y estaba más que lista para castrarlos a todos incluso si no era por vía química-.

-Buenas noches muchachos, me alegra que ya hayan vuelto, pueden subir a cenar con los demás mientras que yo me encargo de nuestro invitado -La voz sedosa se oyó entrando al sótano a través de las escaleras ocultas desde su oficina, ya tenía los guantes listos y esperaría a que el Alfa desconocido despertara para que pudiese presenciar su castigo-.

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-Con todo esto me da mala espina de que Japi siga saliendo solo incluso si es a la tienda.. -Italia suspiró profundamente con extrema preocupación respecto a su familia, si algo llegara a pasarles.. el moriría de tristeza-.

-..Oí a mi padre hablar en su oficina de casa hace dos días, al parecer la gran mayoría de los que están encontrando son Alfas -Murmuró el ruso mientras veía de soslayo a los dos Omegas dormir abrazados en la cama del asiático, habían decidido visitarlos para charlar un rato y saber cómo iba el cachorro de sus amigos-.

-Al menos.. sé que yo puedo defenderme y además debido a nuestro trabajo siempre estamos armados -Sin duda oír aquello lo alivió en parte, era alto y tenía fuerza considerable así que podría resistirse bien a un rapto debido a su entrenamiento de fuerzas especiales a diferencia de su esposo que además de ser bajito estaba esperando a su bebé y eso lo dejaba aún más en desventaja-.

-Bela debe de saber algo, intentaré hablar con ella para asegurar la información -El de ojos lavanda suspiró también, pues si bien sus parejas podrían estar a salvo, de ser algún tipo de organización demente tanto él como sus compañeros e incluso hermana estaban en peligro aún-.

-Está bien, pero quédense a dormir que ya es algo tarde, les acomodaré la habitación de invitados -Dijo el tricolor dejando su vaso a un lado para levantarse a hacer lo dicho, aunque antes girando para hacer un comentario burlón- Nada de manoseos en mi casa o te saco. 

-¿Y porqué solo yo? -Se quejó Rusia ofendido, bien podría irse a la casa del germano a dormir pero no le gustaba ya hacerlo solo porque sentía angustia, la mayoría de veces se quedaba en el sofá en lo que el de piel amarilla terminaba de llenar documentos en la mesa de la sala cuando tenía papeleo extra que entregar-.

-Porque sino Japón me sacará a patadas a mi también -El de cabello miel le mostró la lengua y luego desapareció en el pasillo yendo hacia la puerta del final para colocar sábanas nuevas y almohadas cómodas, por suerte eso era lo único que le faltaba pues todo estaba impecable-.

Luego de un rato el eslavo entró a la habitación principal para tomar cuidadosamente en brazos a su Omega, llevándolo hacia la otra habitación para acostarlo despacio y cubrirlo con una sábana delgada antes de acomodarse junto a él y rodearlo con sus brazos sintiendo como este se acurrucaba en su pecho de manera inconsciente al sentir su Aroma entre sueños. Lo acarició un poco mientras el sueño iba reclamándolo también hasta quedarse dormido como todos los demás en la amplia casa del de sol rojo, afortunadamente en esos días luego de la boda a Alemania ya se le habían desaparecido las hormonas del embarazo falso y pudo dejar los supresores nuevamente volviendo a tener su Aroma combinado de Chocolate y Té negro que tanto amaba el Alfa cuyo nuevo Aroma también había cambiado a Tierra mojada y Canela, la mezcla de estos hacía más percibirle su unión y debido a eso tuvo una charla infernalmente larga con sus padres que por suerte lo tomaron con más calma que la primera vez que le sintieron raro el Aroma propio.

-Mmm.. Russland tengo hambre, tráeme algo.. -Bostezó el rubio paspada la media noche, aún sin querer abrir los ojos o moverse de la posición cómoda en la que estaba abrazando su almohada y al mencionado no le quedó otra más que levantarse-.

-¿También te despertaron por comida? -Al oír la otra puerta abriéndose el italiano se detuvo a mitad del pasillo ya habiendo salido de su habitación con una bata y expresión de soñolencia en lo que se rascaba el cuello con flojera-.

-Si, Alemania tiene mucho apetito siempre -Rusia sonrió con gracia y soltando un largo bostezo caminó junto al otro en dirección a la cocina para ver qué podían tomar de allí para alimentar a sus parejas y de paso comer ellos para no antojarse con lo ajeno-.

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