11: Magia Recuperada
White
—..cuando querías empezar a llorar, empezaste a levantar un poco la tierra.—le tuve que decir a Black para que se tranquilizara un poco.
—¿Empecé a levantar... la tierra?—me preguntó muy extrañado Black.
—Sí. Mira,—le explicaba a Black cuando siento cómo la sábana se deslizó de mi cuerpo. Seguí explicando sin darle importancia,—cuando el Rey Jack te empezó a sacar lágrimas, desde atrás logré ver cómo es que unas rocas estaban empezando a flotar. No le tomé importancia hasta que tú sacaste una lágrima, y como estaba acostumbrado a ver a los furrys casi siempre como lobos jóvenes, y no como lobo adulto, tuve que fijarme en tu cachete para ver si en verdad estabas llorando. Fue ahí donde supe que realmente querías llorar, por lo que cuando interrumpí el regaño del Rey Jack, las rocas dejaron de flotar. Pero...
Ya me estaba revolviendo en mis pensamientos. ¿Qué hacía? Se supone que no tenemos "problemas de pareja", pero el que realmente Black, o al menos el Black que yo conozco, haya jugado con cuchillos, y de ese pequeño "juego" me haya sacado la cicatriz que tengo en mi cachete, no me lo podía creer.
—Black,—le pregunté a punto de romper en lágrimas cuando Black deja de pensar y me pone atención,—¿en serio somos pareja?
—¿¡Cómo!?—me preguntó Black muy sonrojado.
—Como lo oyes, pareja de hombre y hombre.
—¿¡Como-Como pareja homosexual!?
—¡SÍ,—le tuve que gritar, quitándole el sonrojo en su cara y poniéndole una cara seria,—como... pareja homosexual..
Ante esto, Black se mira los brazos, se trata de mirar las piernas por debajo de las sábanas de la cama real, pero, en vez de verse las piernas, se ve su..
—¡Una-Una ere-erección gra-grande!—se sorprende Black mientras se lo toca.
—¿¡Pues qué nunca has tenido una erección grande!?—le replico a Black.
—¡Pues porque en mi cuerpo original no lo tengo tan grande!—me replica Black, cuando empieza a sacar lagrimas por sus ojos,—Estuve enfadado contigo cuando me tuviste que cepillar con tu propio cepillo en las regaderas de la escuela, después de la clase de Deportes, y me tuviste que incluso lavar mi.. ¡mi miembro! Me sentí ofendido ese día, y como no me gustaba expresarme hablando, te quería hablar por un holograma mediante una videollamada, pero cuando te hablé, ¡no tenías la camisa!
Black empezó a reír un poco, cuando sus lágrimas desaparecen, y me sigue contando.
—Incluso cuando te ví desnudo, bueno, te ví las bolas y el trasero, me sonrojé demasiado porque tenía al chico más popular de la escuela en el baño de mi propia casa, y tú, ¡tú andabas como si nada!
—Bueno, me sonrojé un poco, pero...
—Incluso te espantaste al ver el esqueleto de mi madre colgando del techo, y con la última parte con la que te espantaste al final, ¡fue conmigo!
Ambos empezamos a carcajear.
—Bueno, Black. Pues cuando tú me viste las bolas, el problema fue que tú fuiste el único chico de toda secundaria que me había visto las bolas y el trasero, ¡y hasta lo exclamaste de una forma pervertida!
Seguimos carcajeando, cuando Black me ve echado en la cama, y se revuelca sobre mi pecho. Empezó a jugar con unos pelos de mi abdomen, y luego, con su mano, arrastró dos dedos hasta mi cuello, el cual tomó por el hocico, y lo empezó a juntar con mi hocico.
Black, ¿¡qué estabas haciendo!?
—..lo que te quiero decir es que yo...—me decía Black acercando nuestros hocicos calientes.
¡Un momento! ¿Este era mi momento? Bueno, técnicamente yo no iba a dar mi "primer beso" realmente, pues no estaba en mi cuerpo original, cosa de la que ocupo hablar con Grey, pero, no había nadie observándonos, ni por la gran ventana de la recámara real, ni por la puerta de la recámara real, la cual, por suerte, ya había cerrado con todos los candados.
Podía decirse que si era mi momento, y este momento ocupaba ser especial.
Agarré a Black por el cuello, conectando nuestros hocicos, y empujando su cabeza para que no se pudiera despegar.
El problema fue que Black realmente no se quería despegar.
Seguimos con nuestro beso apasionado por un largo rato, conectando nuestros, ahora ardiendo, cuerpos desnudos dentro de las sábanas, y sentía como si ese beso realmente pudiera durar para siempre.
Aunque no todo dura para siempre.
Después del beso apasionado, Black me dejó de besar y me colocó arriba de su ardiente cuerpo, el cual por cierto ahora sí estaba demasiado bien marcado, donde pude notar que su erección realmente era grande.
¡Pero muy grande!
—Normalmente, se te debe de desarrollar con un promedio de 15 centímetros, ¡pero aquí lo tienes de un tamaño alrededor de 25 centímetros!
Con mi comentario, Black se sonrojó demasiado, pues ya me había dicho que en su cuerpo original lo tenía "pequeño", o algo así, pero aquí, con tremendo monstruo que tiene, en mi vida y la siguiente no iba a tener una misma oportunidad.
—Black, ya sé lo que te falta.
—¿Lo que me falta?
—¡Sí, lo que ocupamos experimentar!
Con esto último, Black se sonrojó tanto que su pelaje blanco se había vuelto completamente rojo.
—¿¡En-En serio que quieres tú hacerme-hacerte-hacer el "a-amor"!?
—¡Sip! ¡Y no hay mejor oportunidad que en este tiempo!
—¿¡Pe-Pero y si nos descubren!? ¿¡Y si tenemos hijos!?
—Black, somos hombres. No podemos tener hijos, pero si podemos tener infecciones. ¡Por eso, y para prevenir!—le decía a Black cuando me levanto de su pecho de adulto, me dirigía a un cajón de madera, abría el cajón, y..
—¡Bien! ¡Aquí está!—exclamé con alegría.
—¿¡Una cámara secreta grabándonos que está bien escondida!?
—¡No, lobo tonto! ¡El lubricante!
—¿¡LUBRICAN-!?—me exclamaba Black muy sorprendido por lo que encontré cuando lo callo con un beso, juntando ambos hocicos.
No había otra forma de callar a Black.
Mi Black tontito, pero así me gustaba.
Así lo amaba ahora.
Seguí con el beso apasionado, mientras me ponía un poco de lubricante en las manos, o patas, y le empezaba a dar masajes placenteros al monstruo de Black. Black empezó a gemir un poco fuerte, pero le tenía que advertir que ahora sí debía gemir. No estábamos en un motel, ni tampoco en un cuarto rentado. Estábamos en una recámara espaciosa de un castillo, donde nadie más que nosotros dos nos podíamos oír.
—Relájate, Black.—le advertía un poco preocupado por si no se dejaba tocar.
Era la primera vez tanto de él como mía, nada más que sin estar en nuestros cuerpos originales.
—Wh-White, yo también te-te ¡AH~!—me declaraba Black cuando le saco un gemido automáticamente.
Debía seguir.
Le seguí acariciando su monstruo cuando decidí ahora insertar dos dedos en el lubricante, e insertarlos en mi ano.
Gemí un poco cuando lo hacía, pero se que valía la pena, por hacer feliz a Black.
Terminé de embarrarme el lubricante por todo mi ano y me saqué los dos dedos.
Por un momento pensé que me iba a arder, pues antes lo había probado a hacer con jabón líquido, pero el lubricante era mil veces mejor. ¡No sientes dolor y además hace más placentero el acto del amor!
Estaba listo para la acción.
Me coloqué arriba de Black, de su monstruo, y empecé a metérmelo lentamente. Al principio era solo la puntita, pero Black lo tuvo que arruinar y moverse un poco, metiéndomelo todo de un jalón.
—¡AHH~!—gemí muy placentero, pero con un poco de dolor.
—¡White! ¿Te pasa ¡AHHH~!?—me exclama Black cuando siento como su bulto estaba completamente dentro de mí.
Era una sensación increíble.
¡Hola!
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¡Me ayuda mucho!
nwn
(¡Por cierto, el próximo capítulo seguirá con esta escena ardiente!)
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