Nadie podía decirle algo al tan afamado niño de oro, él acababa de abandonar a su suerte su mundo por irse con quién ellos traicionaron.

- Harry... Por favor cuida de Teddy-
Le pidió Andrómeda quien no había hecho parte de la masacre realizada, ella era una serpiente y le dolió no poder ayudarlos.

- no se preocupe tía... Harry y yo cuidaremos del último Black con vida, con un movimiento de su mano libero a la mujer quien camino hacia ellos.
Tía... Vete, dijo Draco entregándole un traslador; te llevará a una mansión oculta, allí estarás a Salvo.

Andrómeda tomo el objeto y desapareció.

- Harry vamos, tenemos que ver quién sobrevivió para llevarlo con nosotros-

- ustedes no podrán moverse hasta que yo esté muy lejos de Inglaterra junto a los niños, Potter y otras personas- dejo en claro el platinado.

Todos internaron moverse, era demasiado cruel no poder "rescatar" a los niños de un futuro marcado por la violencia y la "mala" educación.

- Harry, eres un maldito... Me dejaste por esa serpiente rastrera, me humillaste y lo peor vas a destrozar a mi familia con tu maldita decisión- gritaba una zanahoria femenina parlante.

Después de aparecerse en varios lugares, pudieron encontrar a Theo y Blaise con vida, el resto estaban muertos, todos sus amigos y familiares habían sido asesinados por la espalda.

Después de comprobar el estado de salud de sus amigos, Draco coloco un broche bastante extraño en sus pechos y lo presionó, gracias a eso llegarían a una isla mágica dónde estarían a Salvo del mundo mágico.

Harry tenía mucha tristeza y dolor, su familia, sus conocidos y por quieren lucho hasta la muerte le habían mentido y habían asesinado por la espalda a sus compañeros.

Empezaron a reunir a los bebés, cada niño hasta los 4 años fue llevado a la misma isla que los dos amigos de Draco.
Los niños de 5 a 12 fueron llevados a otra isla en la que iban a ser cuidadoso e instruidos.
Los niños de 13 a 18 que no habían participado en la guerra o que no habían traicionado a los demás se quedarían en una mansión creada para albergar y entrenar.

El platinado tenía muy en claro que ahora había declarado la guerra al mundo mágico británico, debía seguir aprendiendo para salvar a su inmensa familia.

Recordemos que todo era de vida y muerte.