Gracias, Mi Querido Tanjiro Me Gustas
Distrito Rojo
Donde sino poseías belleza eras tratado como la peor basura del mundo, discriminación y sufrimiento, durante a lo largo de los años Koinatsu vio a sus amigos sin nada de belleza ser despreciados...
Y su resentimiento hacia las demás cortesana aumento y no podía ni siquiera verse al espejo se repugnaba a si misma...
Ser bella y estar sola, tal vez tenia algo que los demás no pero su soledad la atormentaba.
Eso cambio completamente al conocer a aquel chiquillo de pelos rojizos, su sonrisa y esa amabilidad calmaron su corazón adolorido, el saber que existía alguien de tan bueno y generoso.
Y que incluso le dio la mano aún si cayó enferma cuando los demás solo le dieron la espalda.
Koinatsu supo que encontró a un buen chico, lo que la aterraba era perderlo o en el peor de los casos romper lazos y no volverlo a ver.
De vuelta a la actualidad
Koinatsu había estado en reposo algunos días y por lo tanto su salida del distrito de Yoshiwara se retraso temía que aquel hombre ya no la quisiera.
Aunque su corazón le decía que debía quedarse al lado de esas niñas y de ese muchacho que la ayudo.
—Tal vez... debí agradecerle más por su gran acto de bondad, todos los hombres buscan a las mujeres por su belleza, pero ¿Por qué tu no? Joven Tanjiro...
Koinatsu recupero la compostura y era casi hora de volver a sus labores después de su largo descanso, de lo contrario la señora se molestia con ella, se levanto y rápidamente se arreglo.
—Oh... es... el adorno de cabello que me dieron esas niñas, no lo perderé es muy valioso para mi — Dijo Koinatsu con una voz suave y tranquila.
Se termino de arreglar dirigiéndose a su puesto de trabajo al salir se encontraba con la señora de la casa que solo había mirado con molestia...
—Vaya... Oiran Koinatsu si que tienes mucho valor para dar la cara luego de hacernos perder clientes que pedían tus servicios.
—Yo... lo lamento señora.
—¿Lo lamento? Crees que con un lo lamento lo arreglaras todo escúchame mocosa yo te saque de la basura y mierda donde vivías ¿Y así me lo pagas? — Le dijo la señora de la casa.
—Pero...
—Tu deber es trabajar para mi y atender a todos nuestros clientes que viene por tu servicio, y cuidado con estar enamoradita se algún pobreton.
—Si lo entiendo señora... lo siento no volverá a pasar de nuevo se lo prometo.
—Bien, ahora vete a atender al cliente que acaba de llegar ya hizo el pago y quiere tu servicio
—Si... claro señora — Obedeció Koinatsu
Algunos minutos después estaba indecisa si ir o no a la habitación donde un hombre la esperaba, alguien le dio una palmada en la espalda, se asusto y dio la vuelta.
Era aquel chiquillo de cabello rojizos que cargaba en sus brazos un muda de ropas sucias listas para ser lavadas....
—Que sorpresa señorita Koinatsu ya se recupero eso me alegra mucho dígame ¿Ya esta mejor?
—Joven Tanjiro eres tu... si me encuentro mejor quería agradecerte por todo lo que has hecho por mi en verdad estoy en deuda contigo.
—No, no es para tanto solo hice lo que debía hacer tranquila no me debe nada, a mi me gusta ayudar a otros.
—Pero... no ganas nada ayudando a los demás entonces ¿Por qué?
—Porque, eh? Mmmmm... supongo porque hago lo que mi corazón y alma me dicta no debe haber razones para no ayudar a otros.
—No me dejas de sorprender joven Tanjiro, y bueno yo quisiera pedirte algo.
—Por supuesto adelante dígame.
—Te gustaría que nos viéramos en la noche en mi habitación quisiera hablar un tema contigo, por favor.
—Mmmmmmmm.
Tanjiro no comprendía el comportamiento de aquella bella mujer percibía olores no de malicia, ni rastros se mentiras, cada una de las palabras de Koinatsu fueron honestas y salidas del corazón...
Y se lo pensó una vez más y una vez sin decidirse, quiso dar su respuesta sino fuera porque la señora de la casa los encontró hablando.
—Sumiko ¿Qué haces perdiendo el tiempo hablando? Ve a trabajar holgazana, te compre para que trabajes no para hacer vida social.
—¡Lo siento muchísimo ahora mismo regreso a mis labores...!
—Bien ¿Y tu Koinatsu? Que haces aquí nuestro cliente lleva esperando más de una hora tu servicio.
—Ah... esto señora lamento interrumpirlas pero yo fui quien hizo retrasarse a la señorita, así que por favor no la regañe.
—¿Y? Tu no eres más que otra sirvienta además tienes una horrible cicatriz en la cabeza... estas fea.
—... No diga eso por favor ya me hizo sentir mal — Le dijo Tanjiro con rostro de poker.
—Que... ¿Qué dices?
—Creo que me va a dar algo ah... ah... ah...
—¿Qué cosa?
El sonido de un estornudo sonó Tanjiro le había ensuciado a la señora y ella se le salieron los ojos literalmente.
—AHHHH!! Mocosa malcriada me empapaste en tus mocos...! Vas a haber! Esto no sea quedará as...
¡Pum! Otra vez Tanjiro estornudó empapando a la señora que solo se quejaba de forma cómica.
—¡Lo volviste hacer niña insolente! ¡Hiciste que el Kimono que me regalo me marido quedara sucio! — Se quejaba la señora.
—Señora! — Llamaba una de las chicas que trabaja también ahí.
—¿Qué quieres? No ves que me estoy limpiando.
—Disculpe que la interrumpa creo que alguien acaba de tapar el baño mortalmente.
—...NOOOOOOOO!!! Sumiko tu...! Ve a limpiar ese desastre — Mirando a Tanjiro — Y tu ve a buscar al granuja que hizo todo eso — Ie dijo mirando a la chica.
La chica asintió y se retiro, por su parte Koinatsu solo soltó una leve risita, la señora de la casa se dio cuenta.
—Koinatsu deja de reírte! No tienes permitido reír ni tu ni todas las que trabajan para mi! Ahora ve a atender al cliente.
La sonrisa de la mujer desapareció y asintió apunto de irse.
—Y tu Sumiko ve a limpiar los baños y rápido!
—Sip!! Enseguida!! Luego preparare el almuerzo y todo lo demás!! — Grito Tanjiro
—... Te dije que te lo tomaras con calma — Le dijo la señora con rostro de poker.
—¡Si haré mi trabajo al 100%! — Dijo el pelirojizos — Trabajaré tanto que no habrá más labores pendientes para nadie.
—...Esta... esta... mocosa si que tiene muchas agallas — Pensó la señora con una sonrisa más que fingida
—¡Con su permiso iré a trabajar! — Dijo Tanjiro saliendo a correr.
—Vaya es pequeña pero tiene buena condición física pues... ¿Qué clase de estrés carga esa niña?
Sin darse cuenta Koinatsu se le enrojecieron sus mejillas por aquellas palabras de aquel chiquillo... por un momento toco su corazón.
La señora se percataría llegando a confundirse de lo que pasaba frente a sus ojos sobre todo el sonrojo inesperado de la cortesana de alto rango de su casa.
—¿Y tu, porque estás sonrojada? Será que... ¡Holgazana ve a trabajar ahora mismo! — Ordeno la señora.
—Si iré ahora mismo, lamento lo sucedido.
En el corazón de una doncella ha surgido un sentimiento, será gratitud o algo más profundo...? Es algo que Koinatsu se pregunta un piquete en el pecho.
Tal vez aquellos sentimientos eran verdaderos y realmente se ha enamorado de un chiquillo...
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Unos minutos después Koinatsu había llegado a la habitación y estaba indecisa si abrir la puerta o no, recordó lo que Tanjiro le dijo anteriormente.
"Señorita Koinatsu siempre haz lo que tu corazón te diga, no somos objetos ni cosas que alguien tenga, somos personas y nos ayudamos entre todos..."
Sacudió la cabeza y se le dio una palmada en la cabeza quería entrar para no recibir más regaños y a la vez no porque su corazón no lo deseaba así.
—Joven Tanjiro eres un tonto... porque tu... me haces sentir esa calidez.
Volviendo con Tanjiro
De una forma rápida y eficaz termino de limpiar y desatorar los baños, fue un trabajo pesado y duro ya que luego tenia que preparar el almuerzo...
Aun le quedaba mucho trabajo por realizar y se acordó de que quedo en verse en la noche con Koinatsu, aunque no le había dado una respuesta confirmada.
—Debería ir? Pero... sino voy pareceré un grosero, que debería hacer? — Se decía el peli rojizos así mismo.
—Mmmmmmm!! — Le dijo cierta demonio pelinegra desde adentro de la caja
—Lo siento Nezuko pero no puedes salir aun, los rayos del sol entran por aquí ¿Espera, si? Al llegar a nuestra habitación saldrás.
—Mmmmm — Dijo una Nezuko desanimada desde dentro de la caja.
—Por favor entiéndelo ¿Si? Nezuko.
—Mmmmmmh!! — Obedeció la menor de los Kamado.
—Gracias sabía que lo comprenderías te comprare algo dulce luego.
—Hmmmmmmh!!
—Si yo también te quiero querida hermana.
Realice las labores de la casa prepare el almuerzo, las chicas de la casa comían pero Tanjiro sintió extraño que cierta mujer no había venido a recoger su almuerzo.
Entonces llego la señora de la casa y pidió orden entre las jovencitas.
—Disculpe señora... esto... ¿Me estas escuchando?
—Te oigo perfectamente ¿Qué pasa?
—De casualidad ¿No habrá visto a la señorita Koinatsu por aquí?
—Nop, no la vi, ahora que lo mencionas tampoco vi salir al cliente de la habitación — Hizo una pausa — ¿Y porque tanto interés en Koinatsu? Niña — Pregunto la señora.
—Eh! ¡No por nada en especial! Solo preguntaba nada más.
—Muy sospechoso... ahora que me acuerdo Koinatsu se sonrojo al verte a ti niñata.
—¡Claro que no! Solo le dio fiebre.
—... Te estaré vigilando niña a ti y Koinatsu... no permito a Lesbis en esta casa.
—No como cree eso, por supuesto que no había algo como eso.
Tanjiro intentaba de evitar alargar la conversación con la señora de la casa, temía que su identidad se viera en peligro y en el peor de los casos descubierta.
Se escabullo rápidamente del lugar y llegó a su habitación estaba en transpiración y recuperaba el aliento usando la técnica de respiración, cuando alguien hizo un ruido desde una caja, salió y tumbo la puerta.
Había salido Nezuko de la caja de madera, y empezó a mover los brazos dando saltos y luego corrió por todos lados de la habitación.
—Nezuko... tiene mucha energía... — Pensó Tanjiro con rostro de poker — Es cierto, la señorita Koinatsu — Dijo un tanto preocupado.
—Mmmmm!!
—Si lo se debo ir esta noche, pero... esto nos meterá en serios problemas con la señores de la casa.
—Mmmmm?
—Si tienes razón iré.
—Mmmmmmmh!!
—Tranquila hermanita todo saldrá bien, nadie va a salir lastimado.
—Hmmmmmmh!!
Pasaron las horas había caído la noche Tanjiro cargando en su espalda la caja donde llevaba a su hermana iba al lugar acordado, al llegar vio a ella...
—Señorita Koinatsu... me alegra que este bien me tenia muy preocupado, pero... ¿Por qué tiene ese rostro?
—Lo siento joven Tanjiro... simplemente no puedo seguir aquí.
—¿Por qué lo dice?
—Gracias a ti acabo de recordar algo de mi infancia, lo que verdaderamente termino de quitarle a mi madre fue una enfermedad que contrajo con un cliente.
—Nada de eso es su culpa.
—Si lo es...
—Uhhh?
—Por mi culpa, mi madre que tenía que trabajar a más no poder sin dormir ni comer solo para darme una vida decente y no me faltara comida.
—¿Señorita Koinatsu? — Pregunto un Tanjiro confundido aun más.
—Recuerdo que mi madre cuando yo era pequeña me solía relatar cuentos de cortesanas muy hermosas y que no quería un futuro así para mi.
—Si yo lo entiendo se lo que es querer mucho a una madre y perderla, porque yo también amaba mucho a mi madre y toda mi familia, pero no dejo que eso me impida a seguir con mi vida.
—Joven Tanjiro?
—Sus vidas no volverán pero velarán por nosotros y seguirán dándonos fuerzas con tal de que nosotros tengamos un futuro que ellos no pudieron darnos.
—Tanjiro... tu.
—Por eso no se preocupe estoy a su lado no tenga miedo... ¿Hay algo que querías decirme verdad?
—¿Cómo lo sabes?
—Percibí un olor de nervios en ti, tus mejillas rojas y un aroma a gratitud, tranquila si es un secreto, esta asalvo conmigo.
La mujer no paraba de sorprenderse como aquel muchacho la entendía y simpatizaba a su lado y sobretodo esa gran bondad y deseo de ayudar a otros.
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Nos habíamos sentado en una banca Koinatsu ya se calmo y el chico le daba palmaditas de consuelo en la espalda, solo aumento el sonrojo de la mujer...
—Tanjiro... tu... tu... realmente te sientes bien a mi lado? Soy una mujer sucia que solo fue recogida de los barrios bajos por la señora.
—No digas eso, no eres una mujer sucia, tu eres tu, y eso nada lo va a cambiar todos nacemos siendo especiales estoy seguro que tu madre te amo mucho — Lo dijo el peli rojizos con una leve sonrisa
—Tonto, solo dices patrañas — Contestó Koinatsu aún sonrojada.
—¿En verdad crees eso? Tu madre no querría ver a su querida hija llamándose mujer sucia, siéndote sincero no se como se siente estar solo.
—Uhhh? ¿A que te refieres?
—No tanto como tu, pero si un poco, al nacer mi hermanita supe que no volvería a estar solo y al tener hermanos pequeños supe que debía protegerlos.
—Joven Tanjiro... si lo entiendo, no soy nadie para decir que entiendo todo tu dolor, si tan solo te hubiese conocido cuando era una niña... todo habría sido tan diferente.
Tanjiro sonrió cálidamente al oír esa respuesta la tomo de la mano y sintió esa calidez de nuevo, tal vez sus dedos eran delgados pero son las manos de un hombre fuerte.
Koinatsu bajo la mirada no se veía capaz de mirarlo a los ojos no luego de lo que dijo, era claro que estaba nerviosa y avergonzada.
Apretó un poco su mano sorprendiendo al muchacho unos segundos, sin esperárselo ella lo jalo hacia su dirección, colocando la cabeza de Tanjiro en su pecho y le dio un abrazo.
Koinatsu nunca solía hacer ese tipo de cosas, ni siquiera a sus clientes en su trabajo y si lo hacía era por su deber y no por su propia voluntad, pero inesperadamente ese chiquillo la hizo sentir diferente.
Descongelo su helado corazón, la consoló, la ayudo, le dio su ayuda cuando más lo necesitaba, le dijo que todo estará bien, ella estaba dispuesta a dejarlo todo absolutamente todo por aquel amor...
Si significaba compartir el resto de sus días junto a su lado e incluso romper lazos, ya tomó su decisión, quería sacar todo lo que llevaba dentro y rozo un poco su cabeza con la del chico.
—Me Gustas mucho joven Tanjiro, ya no puedo negarlo más así que por favor acepta mis sentimientos... quiero dejarlo todo... a cambio de vivir el futuro que realmente quería mi madre para mi.
Tanjiro se sonrojo totalmente y no pudo evitar sonrojarse a lo largo de los años en su niñez algunas chicas se interesaban en el y le pedían una cita, siempre las rechazaba por siempre cuidar a sus hermanos.
Pero ella, es diferente, lo es completamente Koinatsu desprende un olor a gratitud y afecto, quizás un amor entre ambos si se podría dar a pesar si es...
De sirviente a una cortesana de alto rango...
—Si ya lo sabía tontita, espero al final no arrepentirme si tomo esta decisión...
Continuara...
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