•₊˚。 when all is said and done
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🐍—PRÓLOGO.

Él estaba realmente emocionado, pues el deseo de ser padre había permanecido en su interior desde que era un simple niño. Se habían acabado las esperanzas hace tiempo, cuando los gigantes le habían dado la noticia de que él y su esposa jamás iban a llegar a procrear para seguir con la línea de los Hackett, la familia de brujos más importante y poderosa de Sarget.

Los Hackett eran sumamente respetados por muchas razones, entre ellas el hecho de que el oro los bañaba por todas partes, casi literalmente. Todos ellos tenían un cabello rubio fuerte y los ojos de azul eléctrico que hipnotizaba. Sus poderes, canalizados con el uso de una varita mágica, eran más fuertes que los de cualquier otro brujo. Quizá se debía a que eran la realeza.

El rey de los brujos, Osiris Hackett, tenía veinte años, era el penúltimo hombre en la línea de su familia, y el hecho de que los gigantes le dieran la noticia de que jamás sería padre, fue realmente alarmante. Significaba que, por consiguiente, al momento de su muerte la corona pasaría a su hermano menor, Clinton Hackett. 

Pero las enormes criaturas, quienes tenían la capacidad de descifrar las estrellas para ver el futuro, se equivocaron.

Fue el primero de mayo del 1985 cuando Osiris se enteró de que su esposa, Astra Hackett, estaba embarazada de mellizos, un hombre y una mujer. Era un completo milagro.

La bruja de diecinueve años, cuyas largas cabelleras doradas eran brillantes, llevaba una enorme panza cuando, ocho meses más tarde, fue trasladada al templo de salud de los elfos en medio de una insoportable agonía debido a las contracciones musculares que le causaban sus hijos.

Los elfos, encargados del bienestar y la salud de Sarget con sus capacidades curativas, creían que el parto sería un fracaso y que los bebés o la madre no sobrevivirían. Tenía lógica, pues la reina Astra era muy débil para dar a luz a dos seres. Por esto fueron siete de estas criaturas con orejas alargadas las que se encargaron de ayudar a Astra, intentando evitar un episodio trágico.

El primero en nacer fue el niño, a las 23:34 de ese 31 de diciembre. Los elfos lo sacaron inmediatamente de la habitación y se lo llevaron a su padre para vestirlo, con el niño en silencio, mirando alrededor con curiosidad. No había llorado nada.

Mientras tanto, Astra seguía luchando para dar a luz a su hija. Era difícil, pues ya no tenía mucha fuerza. Los elfos se vieron en la necesidad de emplear parte de la magia de la bruja para poder sacar a la niña.

Ella nació a las 23:59.

Y los siete elfos y Astra murieron en el mismo segundo.

Nadie supo cómo ocurrió.

Cuando un elfo tomó a la bebé en sus brazos, ella vociferó un llanto desgarrador, normal viniendo de parte de un recién nacido. Pero hubo una especie de nube negra que salió del pecho de la niña, envolviendo la habitación, como si la abrazara, acompañada de un fuerte estruendo que estremeció a todos las criaturas que en ese momento se encontraban en el templo.

Osiris, que volvía con el niño en brazos ya vestido, se asomó por la puerta y vio a su hija en la cama, acostada y durmiendo apaciblemente, con los ocho cuerpos inertes y sin vida rodeándola.

El rey de los elfos, encargado de la seguridad del templo, llegó corriendo para ver lo ocurrido. Dio por hecho que simplemente se trataría de un accidente, le dijo a su amigo monarca de los brujos que eso no sería divulgado por ninguna parte, que debía proteger a su hija y que tendría que cuidar la corona más que a nada.

Al día siguiente la población de brujos de Sarget recibió la noticia de que su reina había fallecido dando a luz. Nadie supo nada de los siete elfos.

Con el devastador dolor de alma provocado por la muerte de su esposa, Osiris se fue con su familia, su hermano y una criada, y con su magia y dinero levantó un nuevo castillo en un profundo bosque de Sarget. Decidió criar a los niños como Astra lo hubiese querido. Al niño lo llamó Naevan y a la niña la llamó Nyx.

Y Nyx jamás pudo tener una vida normal.