Capítulo 5

Siempre había odiado las mentiras.  

Todas las familias tienen un secreto que no debe salir de la familia, los Jeon no eran la excepción, ellos tienen un secreto, pero solo hay una persona que no debe saberlo; Jungkook, pero él desde muy pequeño supo eso que todos le ocultaron, y se quebró por mucho tiempo gracias a eso, a ese maldito secreto que todos le ocultaron.

Aún recuerda esa noche, en donde se enteró sobre lo que su familia siempre susurraba cuando estaban cerca de él.

Cuando él recién cumplió los cinco años, escuchaba como sus padres, en la madrugada, se despertaban y bajaban hasta la planta baja de la casa, se ponían en la chimenea, abrazados, con una manta cubriéndoles los hombros. Una noche para saber por qué sus padres siempre se despertaban a la misma hora, bajó las escaleras muy lento, tratando de no hacer mucho ruido, llevaba un peluche de borrego en sus manos, entonces vio a sus padres, su madre lloraba en el hombro de su padre, y él la tenía abrazada contra su pecho.

Jungkook se preguntó ¿Por qué mamá llora?

Quería hacer esa pregunta en voz alta, pero tenía miedo de que sus padres se enojaran con él por estar escuchando conversaciones ajenas o algo así.

Su madre trataba de ahogar sus sollozos, pero no era para nada buena en eso, Junsoo por su parte, hacía todo lo posible para no romper en llanto, no le gustaba ver a su omega llorar, jamás le gustó.

—No está funcionando —la delicada voz de su madre llego a sus oídos, el pequeño estaba abrazando sus rodillas, tratando de entender todo lo que pasaba, tenía unas inmensas ganas de correr hacia sus padres y abrazarlos y quizá decirle a su madre que parará de llorar. —De nuevo no funcionó y sabíamos que no iba a funcionar, pero aun así decidimos intentarlo.

Entonces Jungkook pensó en que sus padres se iban a separar y quería llorar aún más, quería llorar porque no se imaginaba una vida sin sus padres, siempre imagino su vida con sus padres juntos y no separados.

—Era mejor eso a dejarlo pasar. —Junsoo acariciaba la espalda de su omega, quien aún seguía llorando y tratando de calmar su llanto para no despertar a su hijo, sin saber que él ya estaba despierto. —Deberíamos intentarlo de nuevo y si vuelve a fracasar lo haremos de nuevo y así hasta que funcione el tratamiento, me rehusó a ver como enfermas más cada día.

—¿Cómo se lo tomará él? No puedo imaginar a mi hijo crecer sin una madre.

Jungkook se quedó quieto en su lugar, deseando que hubiera escuchado mal y que su madre no haya dicho eso.

—No digas esas cosas, ambos veremos a Jungkook crecer, estarás presente cuando tenga su primer noviazgo y estarás para él en su primer corazón roto y lo vas a consolar diciéndole que habrá más personas que lo van a querer, por favor, no vuelvas a decir que no lo verás crecer.

—No sé cómo vamos a decirle que su madre está muriendo. —sollozó.

Jungkook soltó el aire que tenía retenido, no supo en que momento comenzó a llorar.

—No tiene que saberlo.

—No quiero que viva una vida llena de mentiras o que se entere por alguien más, ¿has visto como todos susurran cuando está con ellos? La familia puede ser traicionera.

—¿Qué quieres hacer?

—No lo sé... No sé si quiero decirle o no.

—Tal vez sea bueno que no lo sepa, si le decimos es muy seguro que se deprima.

La omega miró a su alfa, sus ojos estaban rojos por el llanto y un poco hinchados, su nariz estaba roja al igual que su frente y tenía sueño de tanto llorar, quería que todo fuera un sueño, uno que acabaría pronto y ella estaría con su familia, feliz, pero por desgracia no era un sueño, era la vida real.

—Nunca le hemos ocultado nada ¿Y si nos odia por no decirle?

—Sabes que así no es él.

—Tengo miedo.

—Yo también, omega.

Jungkook se sentía mucho peor que el día en que se le perdió uno de sus juguetes favoritos, lloraba aún más que el primer día de escuela, en donde salió corriendo con lágrimas en sus ojos y fue directo a los brazos de su padre, quien reía un poco burlón y quería gritar hasta que ya no pudiera más...Y en ese momento quería irse a dormir y olvidar todo.

—Promete que si algo me pasa vas a cuidar bien de él y conocerás a una omega bonita para pasar del resto de tu vida, la marcarás y te aseguraras de que sea buena con nuestro hijo.

—Omega... No.

—¿Lo prometes?

Con un nudo en la garganta habló —Lo prometo.

Junsoo nunca rompía sus promesas...

—Sé que duele, pero sabemos que no siempre las cosas son como las planeamos... Este es un claro ejemplo de eso, quiero que seas feliz, aunque no sea conmigo.

—¿Cómo podría ser feliz con alguien que no eres tú?

—Encontraras la manera de serlo.

De tan solo imaginar una vida sin ella, sin su omega, le temblaba todo el cuerpo, él no quería ser feliz con otra omega, quería tenerla a ella por siempre; despertar y escuchar las risas que soltaba cuando le hacía mimos, la manera en que fingía estar enojada o cuando fruncía el ceño cuando se concentraba en algo, no quería a nadie que no fuese su Omega, la madre de su cachorro, literalmente, lo peor que le puede pasar a un alfa es perder a su omega.

No había otra omega como ella, o al menos Junsoo no había encontrado a otra omega que fuera igual que ella; alegre, algunas veces sarcástica, siempre siendo carismática y, sobre todo, amorosa con su familia. ¿En dónde encontraría a alguien como ella? Y quizá, solo quizá no iba a volver a tener una omega que no fuera, su amada esposa. No podía tolerar pensar en eso, en ver como otra omega cargaba a Jungkook y este le decía mamá, ver como otra omega lo veía crecer, eso le pertenecía a su madre y no a otra persona.

—Jungkook... —murmuró la omega, —ha pasado por muchas cosas aun siendo un pequeño.

Tenía tanta razón, a sus cinco años tenía su cara muy definida, sus ojos de ese brillo que siempre llamaba la atención de todos, su nariz pequeña y un poco delgadita de la punta, era muy tierno, en la escuela había niños que lo trataban mal y otros que se esforzaban en ser sus amigos, pese a que era muy estricto eligiendo a sus amigos.

De vez en cuando lo molestaban porque le decían que sería un omega, y lo era, él sabía que en su interior moraba un lobo omega. Nunca sintió esa necesidad de proteger a los demás, el sentía la necesidad de querer ser protegido.

—Me duele no poder decirle, mi omega me está matando y me pide que le diga, pero sé que él no lo soportaría... —volvió a llorar, —es muy probable que entre en depresión.

—¿Por qué pasan estas cosas? He deseado todas las noches que esto fuera un sueño, pero no lo es, —suspiró y exprimió su nariz con una toallita húmeda que tenía a su lado.

—Solo quiero que él sea feliz.

—Y lo es, Jungkook es feliz, nunca nos ha dicho algo para pensar en que no lo es.

De vuelta al presente, su cabeza le punzaba muy fuerte y repetidas veces, tanto que hizo una mueca al moverla un poco, cuando abrió sus ojos tuvo que cerrarlos de golpe, ya que la luz de la habitación le había calado en sus ojos, no reconoció en donde estaba, las paredes estaban pintadas de un llamativo color blanco, los muebles eran blancos, en realidad todo era malditamente blanco, lo único que había de color eran las flores amarillas ubicadas en el pequeño mueble que estaba al frente de él, supuso que estaba en una habitación de hospital y de inmediato se preguntó la razón.

No recordaba casi nada.

El olor a medicinas caló en su nariz, tanto que tuvo que hacer un esfuerzo para acostumbrarse a ese olor, se acomodó mejor en la cama en donde estaba, por suerte era demasiado cómoda y las sábanas eran cálidas, a pesar de que estás eran demasiado delgadas, veía a todo a su alrededor, tratando de encontrar algo con que entretenerse para no estar aburrido, pero se aburrió aún más tratando de buscar ese " algo "

Batió sus pestañas para luego frotar sus ojos y aunque trataba de no hacerlo, le parecía imposible dejar de frotarse sus ojos.

Una enfermera entró a la habitación y le regaló una sonrisa, fue así como él dejó sus ojos en paz y devolvió la sonrisa, la joven enferma pareció leer sus pensamientos ya que le extendió una pastilla para el dolor de cabeza y cuando trató de decir algo, ya se habían ido, dejándolo aún más confundido y con muchas preguntas.

—¿Sigo en Bangkok? Se preguntó a sí mismo. —Dejó salir el aire que tenía, cerró sus ojos y trató de poner en orden todos esos pensamientos que estaba teniendo ahora mismo, tenía ganas de llorar por la desesperación de estar solo, jamás le gustaron los hospitales y mucho menos estar en una habitación — de hospital solo, sin nadie con quien hablar o con algo para entretenerse, dejaba salir el aire cada cinco minutos o quizá era menos, trataba de calmar su respiración y podía escuchar el sonido del monitor que indicaba que su ritmo cardíaco se estaba elevando.

—Quiero salir de aquí.

Fue entonces cuando recordó todas esas noches que pasó en el hospital, con varios doctores y enfermeras viniendo de un lado a otro, los cientos de análisis que le hicieron.

Se sentía asfixiado.

La puerta se volvió a abrir, está vez no era una enfermera con bata blanca y una cofia en la cabeza, sino que era Taehyung, quien tenía una cara llena de preocupación, el alfa corrió hasta la camilla en donde estaba e inmediatamente lo abrazó, fue entonces cuando Jungkook rompió en llanto.

—Sentí lo mal que te estabas poniendo y vine tan rápido como pude, perdóname por tardar mi Omega bonito.

El omega no escuchó las palabras que le dijo, estaba completamente perdido en su aroma, hacía inhalaciones grandes, para llenarse de él y poder tranquilizarse.

—Escuché cuando tu omega me llamó. Jungkook se quedó mirándolo por un momento.

—¿Qué? — dice.

—Tu omega me llamo, justo como tú lo hiciste en el bar.

—N-no lo recuerdo.

—Fue después de que un alfa te tomara del brazo, fui por ti y luego te enseñé a que me llamaras a través de tus pensamientos.

—Vale. Tal vez luego podamos hablar de eso.

—Está bien.

Se volvió a acomodar en la cama, haciendo que Taehyung se sentará en la orilla para que ambos pudieran hablar con más calma o eso iban a intentar.

—¿Seguimos en Bangkok?

—No.

—¿Viajamos mientras estaba desmayado?

—Algo así. Cuando te desmayaste en la casa, mi madre llamó a una ambulancia, pero yo sabía que ibas a querer venir a ver a tu mamá así que le pedí a los enfermeros que si te podían poner algo de anestesia para que pudiéramos venir hasta aquí. ¿Te molesta que lo hiciera? Perdón si es así.

—Gracias...Eso fue muy amable ¿creo?

—Supongo que esto cuenta como un secuestro. —Ambos rieron.

—¿Cómo está ella? — preguntó, tenía miedo de la respuesta que le fuera a dar el alfa.

—Tu mamá tiene...

—Cáncer, mamá tiene cáncer.

—Tu padre me dijo que no sabías.

—Todos piensan que no lo sé. — hipo —Viví entre murmullos y secretos, lo cual no es para nada lindo. ¿Cómo crees que no sospecharía de que algo no estaba bien en mi casa, si mis padres siempre hablaban por lo bajo cuando estaban a mi lado?

—Lo siento.

—No lo sientas, sentirlo no arregla nada. Hubo un pequeño silencio, incómodo después de eso.

—No te conté que era adoptado, no tengo ni idea de quiénes son mis padres, solo sé que ellos no me querían, jamás me dieron ganas de buscarlos, solo sé que ellos tienen más hijos y una familia a la que aman.

—¿Por qué me dices esto? —su voz era como un hilo, demasiado débil, apenas y se escuchaba.

—¿Y por qué no? Hay varias cosas que no creí atreverme a decirte, esta es una de ellas. —bajo su mirada a sus dedos y se quedó jugando con ellos.

—También tengo cosas que no sé si quiero que sepas, no quiero que me mires de otra manera —aún seguía jugando con sus dedos, parecía querer hacer eso todo el día, —no quiero que dejes de mirarme como lo haces ahora.

Taehyung estaba a punto de llorar, jamás miraría de otra manera a Jungkook, jamás dejaría de quererlo, jamás dejaría de volverse loco cada vez que lo mira a los ojos, simplemente jamás dejaría de quererlo como su omega.

—Podrías ser un asesino desalmado y aun así te seguiría mirando de la misma forma en que lo hago ahora mismo.

—Taehyung, este no es el momento para estar de coqueto.

—Okay, me calmo.

—¿Crees que pueda ir a verla? ¿Si está aquí no?

Llamaron a un doctor para que le diera permiso de ir con su madre, una enfermera le quitó todo lo que tenía conectado en el cuerpo, Taehyung lo tomó por la cintura, para evitar que este cayera al suelo.

Los pasillos del hospital eran lo peor, el olor a medicina era mucho más intenso y le calaba en su pequeña nariz, le comenzó a marear ver a tantas personas con batas blancas, yendo de un lugar a otro, mientras pasaba veía de reojo en el interior de las habitaciones, pensó que se desmayaría de nuevo.

La sala de espera era aún peor, había mucha gente en ella, había niños jugando y corriendo por todos lados, el ruido cada vez se hacía aún más fuerte y quizá fue en ese momento en que cayó un poco, lo suficiente para que Taehyung lo tomara aún más fuerte, para evitar que se desplomara.

A medida en que iba caminando, las personas se lo quedaban viendo cada vez más, y tenía miedo de que fuera por tener un aspecto terrible, pero quería ser positivo, él siempre era muy positivo.

—¿En dónde está su habitación?

—Está del otro lado, ella quería que estuvieras a su lado pero ya no habían más habitaciones en este piso.

—besó su frente para que se calmará. —Tus amigos se fueron hace una hora y tu papá está con tu mamá.

Llegaron hasta donde estaba su habitación, —Te espero aquí afuera.

—No tardo. —Jungkook abrió la puerta y vio a su madre acostada en la cama blanca, con dos cobijas cubriendo su cuerpo, ella lo miro con una gran sonrisa, el omega quería llorar ahí mismo.

—Mami — murmuró.

El omega corrió hasta donde estaba su madre y le dio un abrazo no tan fuerte, sabía que estaba débil.

—Jungkook ...Lamento mucho que hayas venido hasta aquí.

—¿Que dices? ¿Por qué no estaría aquí contigo? Sabes que tú siempre estás primero, mami.

—Ya lo sabes ¿no?

—Siempre lo supe, todas las noches me sentaba en las escaleras, tratando de descifrar el por qué siempre estaban hablando solos, como si no quisieran que yo me enterara de algo, sabes que siempre he sido muy curioso, y una noche bajé hasta el final de las escaleras y escuché como tú le decías a papá que no estaba funcionando —hizo una pausa, —mamá pensé lo peor, creí que se iban a separar, que iban a romper su lazo, siempre he sido muy bueno para exagerar las cosas... Después escuché que le dijiste a papá que un tratamiento no estaba funcionando y lo supe todo. —Jungkook estaba hecho un mar de lágrimas, al igual que su madre, quien había tomado la mano de su hijo. —Dos días después a una de mis tías decirle a una señora de que tenías cáncer y que me estabas ocultando todo...Y también de que le estaban pagando al hospital para que no dijeran nada. Sé que no querían decirme nada por mi bien, pero merecía saberlo ¿no? Por lo menos cuando ya estuviera más grande, ¿por qué llegar hasta este punto, mamá?

No sabía que responder a eso, estaba sin palabras, deseaba con todas sus fuerzas, poder responder a esa pregunta que Jungkook le había hecho.

—No estoy enojado, jamás lo estuve.

—Estas en todo tu derecho de enojarte.

—Pero no quiero hacerlo, no contigo, no puedo. Eres la persona más fuerte que he conocido, mamá.

—Cariño, el más fuerte de nosotros dos, eres tú, has pasado por muchas cosas y has sabido cómo sobrellevarlas, siempre te esfuerzas en conseguir lo que quieres.

—Lo aprendí de ti.

—¿Sabes? Hay otra cosa que no te he dicho —le sonrió, —Cuando estaba embarazada de ti, siempre que me enojaba tomaba café, o cuando me ponía triste comía cualquier cosa que tuviera limón y siempre que llegaba tu padre del trabajo, comía chocolate y vainilla...Y en una ocasión me dio fiebre y comí todo el día fresas.

—Como mis aromas.

—Así es, como tus aromas, pero esto no quiere decir que los tengas solo porque yo comía todo eso, llámalo casualidad o como tú quieras, pero yo creo que tus aromas tienen un gran significado bebé, pero ninguno de ellos es tu verdadero aroma, ese aún está por descubrirse.

—¿En verdad lo crees?

—Con toda mi alma.

—Te quiero, mami, —recargó su cabeza en el pecho de su madre.

—Yo te quiero más.

Una enfermera llegó con una carpeta en sus manos, junto a un bolígrafo color negro con dorado.

—La señora debe volver a dormir, puedes venir a verla en unas horas o mañana en la mañana. —Le dio un beso a su madre y después salió de la habitación, Taehyung había estado afuera todo este tiempo, sentado en el piso, con sus piernas flexionadas.

—Namjoon acaba de llegar y quiere hablar contigo, me dijo que era algo muy importante. —se puso de pie y caminaron hasta donde él estaba.

Namjoon estaba vestido formalmente, siempre vestía con trajes, era rara la vez que se le veía con un pantalón de mezclilla o algo informal, en esta ocasión no era la excepción, llevaba puesto un pantalón negro de vestir junto con una camisa de mangas largas color blanco, también tenía puesto un abrigo delgado, el alfa en cuanto lo vio, se lanzó a abrazarlo.

Estaba triste.

—¿Qué pasa, Hyung?

—Tu mamá —murmuró en cuanto vio al omega.

—Ella está bien, no hay de qué preocuparse. ¿De qué quieres hablar? —Namjoon se alejó lo suficiente como para que ambos se miraran a los ojos.

—Es sobre Jin.

—¿Que tiene? ¿Está enfermo? —Negó varias veces.

Había comenzado a llorar, las lágrimas salían de sus ojos, desviaba su mirada para que Jungkook no lo viera así, destrozado.

Con una voz muy rota él dijo —Encontró a otro alfa.

"¿Qué? Eso no es posible, estoy muy seguro que su Omega quería a Namjoon como alfa"

—¿Cómo?

— Él dice que encontró a su alfa, su alma gemela o como quieras llamarlo.

—¿Cuándo paso?

—La noche que fuimos al bar —sonó su nariz, —bajé a bailar con él y pasamos el rato muy bien, sabes que siempre he tenido dos pies izquierdos y... Él iba a caer, pero un alfa moreno lo agarro por la cintura y Jin lo llamo alfa enfrente de mí.

Jungkook quería ir hasta la casa de Jin y golpearlo, golpearlo porque había hecho llorar a su amigo.

—Me mandó un mensaje diciendo que lo sentía, ¿por qué no me lo dijo de frente? Hubiera preferido eso a un maldito mensaje. ¿Sabes? Me siento como un estúpido en este momento.

—Hay mejores omegas. Una persona que te hace llorar, no se merece tu amor — acarició la mejilla de su amigo, —deberías darte la oportunidad de conocer a más omegas ¿por qué no intentas con una omega mujer?

—Tal vez la culpa es mía, lo quise más de lo que debía.

—No tienes la culpa de nada, nadie elige de quién enamorarse. —Jungkook se paró de puntitas para darle un beso en la frente, el alfa sonrió de lado, pero, aun así, era una sonrisa triste, rota.

—Anda, ve con tu alfa que no ha dejaba de verme como si me quisiera matarme.

—¿Mi alfa? ¿Cuál alfa?

—No tengas tonto, hablo de Taehyung.

—Él no es mi alfa. —Namjoon enarcó ambas cejas.

—Tu omega ha de decir otra cosa.

Y hablando de su omega... No había tenido la oportunidad de pelear con él como siempre lo hacían, al parecer le apetecía guardar silencio por el resto del día, se sentía ofendido con el Omega de Jin al parecer.

—Ha llamado a Taehyung.

Namjoon abrió mucho sus ojos, se les veía a kilómetros que quería echarse a gritar en ese momento.

—No me lo creo, ¿cómo es que no te has dado cuenta? No, espera, ¿lo has llamado tú o tu omega?

¿Cómo respondía a eso?

—Taehyung ha dicho que mi omega— agradeció por no haber tartamudeado,

—no creo que haya sido yo.

—A veces actuamos por instinto; como llamar a nuestro alfa u omega, y no sabemos si fuimos nosotros o el alfa u omega de nuestro interior. —tocó el pecho de Jungkook, justo a la altura de su corazón.

—Me sorprendo cada vez más.

—Lo mismo me pasa. En fin, te dejo, tengo que esperar la hora de visita para ver a mamá.

Namjoon solía decirle mamá, incluso Jungkook y Namjoon se decían hermanos de vez en cuando, también Hoseok y Jimin, todos eran como hermanos inseparables.

—Iré a casa. Dile a Taehyung que se quede contigo, no quiero que estés solo.

—Como digas.

—Ya vete de aquí. —Iba a darle un golpe en el brazo a Namjoon, pero este ya se estaba abriendo paso entre la gente del hospital, miro hacia atrás y vio que Taehyung aún seguía ahí, le sorprendió mucho que lo esperara.

—¿Te llevo a tu casa?

—Por supuesto.

Cuando salieron del hospital, era de noche, por primera vez Jungkook pudo respirar algo que no fuera ese olor a medicina, el aire estaba frío, abrazó su propio cuerpo para darse calor.

—¿Quieres mi suéter? Se te vería bien, ven aquí. —el omega se acercó, el alfa se sacó su suéter y lo ayudo a ponérselo.

—Mis manos no se ven.

—¿Quieres que doble las mangas?

—No, así me gusta.

Subieron al auto de Taehyung, el cual estaba impregnado con el olor del alfa, al igual que el suéter que tenía el omega, Jungkook estaba encantado.

Casi no había autos en la carretera, no sabía qué hora era, no tenía sueño, quizá se debía a que durmió todo el día, pero tampoco estaba muy despierto.

Había cosas que quería contarle a Taehyung, pero su inseguridad le decía que no era tan buena idea, ya que temía que se alejara de él o algo mucho peor. Era una de esas noches, en donde no sabía qué hacer con su vida, como manejarla y así, aún seguía estando mal, no soportaba el hecho de dejar a su madre sola en el hospital, tenía muchas ganas de pedirle a Taehyung que regresarán, pero también sabía que su madre se hubiera negado a que se quedará con ella.

—Toma tu tiempo para pensar lo que le dirás. —Se dijo así mismo.

Y así era, se estaba tomando el tiempo de formar las palabras exactas que decir, y estaba teniendo una gran batalla consigo mismo para no tartamudear al momento de hablar, siempre había odiado tartamudear cuando quería hacer una confesión o alguna pregunta un poco personal.

—Puedes hacerlo, puedes decirle. —Se esforzaba por animarse así mismo.

Volteo a ver a Taehyung de reojo, el alfa estaba muy concentrado en la carretera, tenía una mano en el volante y la otra la tenía recargada en la puerta, tomando su barbilla, parecía como si estuviera pensando en algo, Jungkook se palmeo sus piernas, fue un movimiento tranquilo, sin ruido alguno.

—No puedo decirle. —Quería darle una bofetada a sí mismo.

No era tan valiente como pensaba, mordió su labio inferior con mucha fuerza, tanto que creyó que le saldría sangre en cualquier momento, tomó una bocanada de aire, le iba a decir a Taehyung...

Bueno quizás... En realidad, quería, pero a la vez no.

—Fui a terapia —no podía creer que lo haya dicho sin tartamudear o algo,

—cuando me definí como omega, fui a terapia.

Habían llegado a la casa de Jungkook. Taehyung aparcó el auto y se quedó en silencio, esperando a que siguiera hablándole.

—Es difícil de creer, pero al principio no quería aceptar como era... Mis aromas, en una ocasión mi terapeuta me dijo "Jungkook, tú no puedes ser reparado, solo tienes que aceptarlo." Estoy tan cansado de tratar de ser como los demás, de fingir ser normal y fingir que solo tengo un maldito aroma, pero siempre llega alguien y me regresa a la realidad y no sé si me gusta no ser como los demás, no ser normal...

—Tus aromas son lo mejor de ti. ¿Por qué no entiendes que eres perfecto, así como eres?

—¿Cómo podría ser perfecto siendo como soy?

—Simplemente eres perfecto, con una sonrisa tuya iluminas a todo el mundo. —Jungkook en verdad quería creer en eso.

—¡Pero no soy normal! ¿Quién va a querer a un omega que no tiene un solo aroma, ni sabe cuál de todos es el verdadero?

—Quien no quería tener a su lado a un omega como tú, —se quedó callado. —Estoy cansado de que digas la palabra normal, ¿qué te parece si la eliminamos? — junto sus dos manos, haciendo ver qué era una cajita, —aquí vamos a poner la palabra normal ¿sí?

—¿Pero...?

—Vamos —dice, —solo abre la caja y ya.

No pudo aguantar más y sonrió, haciendo todo lo que Taehyung le dijo, fingió tener algo en sus dedos, después abrió la caja imaginaria que tenía el alfa y una vez más fingió guardar algo en ella.

—Puedes llegar a ser lindo cuando te lo propones.

—Siempre soy lindo contigo.

—Así es.

—Aún tengo cosas que contarte...

—Todo a su tiempo ¿sí? No te sientas presionado a contarme todo sobre tu vida.

—Vale. Aunque no me siento presionando a decirte algunas cosas sobre mí, es solo que... Nadie más que mi familia lo sabe, Taehyung se acercó a él y le dio un beso en la frente.

—¿Mis cosas están aquí?

—En la cajuela.

—¿Quieres que te dé tu suéter? —dice tímido.

—Consérvalo.

—Pero es tuyo y yo ya no tengo frío.

—Me gusta como luce en ti, te hace ver aún más bonito, muy bonito —Jungkook se sonrojó.

—No soy bonito, Taekyun.

—Lo eres, Jungoom.

—¡Ah! ¡No me gusta cuando me llamas así! Pero lo dejaré pasar porque eres lindo. —Ahora fue el turno de Taehyung para sonrojarse.

—¿Te parezco lindo?

—Bueno... Eres lindo... Y así. —estaba nervioso, tanto que su aroma a uva se hizo presente.

—También me gusta cuando te pones nervioso, tu aroma a uva me vuelve loco —se acercó hasta estar a centímetros de él, —todo de ti me vuelve loco.

—mira que cosas —ríe nervioso.

—Algún día voy a poner mi marca aquí —tocó a la altura de las clavículas de Jungkook, —y te verás aún más hermoso con ella.

—¿Quién dice que me voy a dejar marcar por ti?

—Seamos sinceros, quieres mi marca. Quieres que te haga sentir protegido y siempre este haciéndote mimos ¿me equivoco?

—¿Comiste payaso al desayuno o alguna mierda así? —El alfa comenzó a reír a carcajadas.

—No, pero podría comerte a ti. —Jungkook dejó de reír y lo fulminó con la mirada.

—¡No digas esas cosas! —Taehyung miró su reloj y frunció el ceño.

—Son las dos de la madrugada, ¿quieres que te acompañe a la puerta?

—¿Si te trato de besar me vas a detener como la última vez?

—Creí que no lo recordabas.

—No lo hago, pero mi madre me dijo que vio cuando te iba a dar un beso... Y fue algo muy raro.

—En realidad sé que fue tu lobo, pero aun así fue lindo, estabas tan borracho que reías por todo, te acompañe hasta la puerta porque literal te estabas tambaleando y cuando ibas a entrar a tu casa me dijiste "¿No piensas despedirte bien?" —imitó la voz del omega, —y fue cuando trataste de darme un beso, pero no te deje.

¡Yo mismo complico mi vida, al parecer!

—Vaya dato, suelo decir cosas peores, esa noche tomé de más, no sabía lo que hacía.

—¿Tampoco recuerdas el baile que hiciste con Hoseok y Jimin?

—Un poco.

Se quedaron un momento en silencio, Jungkook aprovechó para mirar la hora en su teléfono y ya casi eran las tres de la madrugada.

¿Cómo pasó el tiempo tan rápido?

—¿Quieres entrar ya? —Asintió.

—Puedes quedarte si quieres, podemos tomar chocolate caliente o simplemente dormir.

—Un chocolate caliente no se le desprecia a nadie. —Bajaron del auto del alfa, Taehyung sacó la maleta de Jungkook y caminaron hasta la entrada, las luces de la casa estaban apagadas y no había ni un solo ruido, era como si nadie hubiera estado ahí desde hace mucho tiempo, prendió las luces antes de que se tropezara con algo o más bien con Taehyung.

—Iré a preparar el chocolate. —Taehyung dejo la maleta al lado de los sillones de la sala.

—Te ayudo. —Caminaron hasta la cocina, la cual también tenía las luces apagadas, era grande, casi como una habitación, tenía una gran mesa antigua en el centro, era de un color marrón muy fuerte y el desgasto se le notaba mucho, los gabinetes estaban arriba, todo estaba en orden, había una alacena para vasos y platos de vidrios y otra para los de plástico, también había una pequeña alacena para las ollas y sartenes.

Jungkook sacó dos barras de chocolate, junto con la leche y un cucharón, iba a sacar una olla, pero estás estaban hasta arriba y antes de que se estirará el alfa se ofreció a bajarla por él.

—¿La bajo por ti?

—Por favor. —Puso la olla en la estufa y comenzó a preparar el chocolate.

—¿Te gustaría tener hijos? — se atrevió a preguntar. Espero que el alfa respondiera, pero estaba claro de que lo había tomado por sorpresa. —Lo siento, fui muy atrevido.

—No, está bien, quizá dentro de unos años, cuando las cosas ya estén bien.

—¿Por qué la pregunta?

—Curiosidad, solo es curiosidad. se aclaró su garganta.

—¿Y tú?

Quería reír.

—Sí, siempre he deseado tener uno o dos cachorros y ojalá algún día llegue a tenerlos.

Y también quería llorar.

Quería tener un bebé, uno suyo, para cargarlo la mayoría del tiempo y siempre darle mimos, quería tener un bebé para contarle cuentos todas las noches, ver como este se quedaba dormido a mitad del cuento, simplemente quería un bebé.

Tengo que sacar esa idea de mi cabeza.

Cuando el chocolate estuvo listo, ambos se sirvieron en tazas para luego ir a ver una película, se quedaron dormidos en el sillón.

✷✷✷

El sonido del monitor cada vez lo desesperaba más.

Las paredes blancas iluminaban toda la habitación a pesar de que era de noche, había una televisión en la pared, era más que claro que nadie la veía, solo era un capricho de las personas ricas que se aburrían en los hospitales.

Todo estaba completamente mal.

En primer lugar; no había comido nada desde hace unas horas, su estómago le rugía como si no hubiera comido en días o en semanas, sentía esa necesidad de vomitar, sin haber comido nada y era una maldita sensación de muerte, en segundo lugar; quería irse de allí, pero sabía que no podía irse, no sin antes hablar con ella.

Sus ojos se estaban cerrando por el sueño que tenía, deseaba poder dormir por años.

—¿Llevas esperando mucho? —escuchó esa voz, la cual solía escuchar todos los días, su cabello negro estaba suelto, estaba demasiado largo, pero aun así se veía muy bien, ella siempre se veía bien.

—Solo una o dos horas, no importa —se puso de pie y caminó hasta la cama del hospital. —¿Cómo estás?

—He estado mejor, esta no es mi mejor versión.

—¿Has hablado con Jungkook? —asintió —¿Que te ha dicho?

—Lo sabía, todos estos años lo ha sabido y siempre disimulo que no, que nada pasaba en la familia.

—Supones que también lo otro ¿verdad?

—Es imposible, Namjoon. ¿Por qué dices eso?

—Porque si él supo que estás enferma, aun cuando tú y Junsoo se lo ocultaron, ¿Qué te hace pensar que no sabe...?

—No sigas... —Namjoon guardó silencio.

—Si no lo perdí ahora, sé que lo perderé cuando se entere por alguien más o yo le diga sobre eso.

—Es mejor que tú le digas a que otra persona lo haga.

—Aun no es tiempo.

—¿Y cuándo lo será?

Ella quería decirle toda la verdad a Jungkook, a su único hijo, pero tenía miedo de perderlo, su omega le pedía a gritos que le dijera todo, él odiaba las mentiras y ella lo sabía.

—Antes de que se enamore de Taehyung...

—¡Él ya está enamorado de Taehyung, solo que aún no lo quiere aceptar! —alzó la voz, —se está haciendo muchas ilusiones con ese alfa, se le ve en sus ojos, la manera en que lo mira y sonríe cuando hacen contacto visual, está quedando perdidamente enamorado de Taehyung y tú aún no le has dicho toda la verdad de su vida —tragó saliva. —Aún me sigo preguntando, el por qué me lo dijiste.

—Te lo dije porque supuse que tú ibas a ser su alfa.

—¿De todo lo que te dije eso fue lo único que escuchaste? —soltó una risa nerviosa, —no iba a ser su alfa, funcionamos mejor como amigos.

—Pero aún lo quieres ¿no?

—Si —suspiró, —como un amigo y no me voy a arriesgar a perderlo solo porque no quieres decirle.

—¿Le dirás? —la Omega puso una cara de terror, casi queriendo que la tierra se la tragara en ese mismo instante.

—Merece saberlo, No soy tu enemigo, te quiero como a una madre, pero en verdad necesitas decirle eso a Jungkook, antes de que sea demasiado tarde. —su voz ahora era un poco más baja, casi como si quisiese que nadie lo escuchara. —¿Qué pasará cuando se deje marcar por Taehyung? ¿Qué pasará si él se entera por alguien más? O si él lo descubre por accidente.

—Namjoon...

—Lo va a destrozar — comenzó despacio, —se volverá a distanciar de todos y no querrá ver a nadie, ni a su familia o amigos, será como el Jungkook que era hace unos años y aunque él tenga una sonrisa en su rostro, sabemos que por dentro estará destrozado.

Para cuando dejó de hablar, hubo un silencio incómodo, el alfa miraba la cama mientras que la omega tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación.

El alfa dejo escapar el aire que tenía retenido, después dio varias bocanadas, lentas pero muy profundas, quería llorar, porque sabía que Jungkook merecía tener una vida feliz y no una llena de secretos, llena de mentiras, quería llorar porque sabía que tenía que decirle, pero también quería que su mamá se lo dijera todo y era uno de esos momentos en donde no sabía qué hacer con su vida, se sentía tan terrible, mucho más terrible de cuando Jungkook rechazo su cortejo y le dijo que eran mucho mejor como amigos, necesitaba salir corriendo de ese lugar.

Estimaba mucho a la madre de Jungkook, jamás se atrevería a faltarle al respeto y la razón por la que le alzó la voz era porque toda esta situación lo estaba haciendo trizas.

—Vete, Namjoon.

Volteó a verla, aún seguía con la mirada perdida, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Su intención no había sido hacerla sentir mal, a veces decía cosas, y no sabía si llegaba a herir a los demás o simplemente se lo tomaban con calma.

—Mamá...

—¡Vete! —exclamó, —¡Solo vete a casa!

No quería ir a su casa, estaba vacía, con las luces apagadas y con un frío de muerte, no había nadie que lo recibiera cuando él llegaba, jamás se sentía como en casa, a pesar de estar en ella, el alfa se puso de pie y camino hasta la puerta, antes de salir preguntó. —¿Vale la pena? —y quizá la pregunta no tenía mucho sentido, pero para Namjoon si lo tenía.

Ella lo miro por unos cuantos segundos y se encogió ligeramente de hombros.

—¿Vale la pena todo lo que estás haciendo? Es la felicidad de tu hijo, de tu único hijo.

Otro silencio.

Y una vez más, Namjoon quería volver a hablar, pero no estaba seguro de hacerlo.

Entonces lo hizo.

—Solo respóndeme está pregunta, ¿Por qué? ¿Por qué hacerlo? —ella no dijo nada, solo se le quedó mirando.

Namjoon se fue directo a su casa y esa misma noche, al llegar a casa y con lágrimas en los ojos, escribió una carta.

Y quizá, solo quizás, esa carta muy pronto llegaría a manos de su destinatario.

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