Capítulo 10

Extraño.  

Con esa palabra se describía en ese momento, no por el simple hecho de estar en su departamento, acostado en la cama y con un sueño de muerte, sino porque desde que llegó a su hogar, tenía un extraño presentimiento. Su alfa no había parado de aullar y de rasguñar su pecho, era extraño porque tenía unas inmensas ganas de vomitar, porque, aunque fuese loco, podía sentir como su alma se le partía.

Pensó en que quizá se le estaba acabando la poca cordura que siempre había tenido, sus dedos no habían parado de temblar desde que se tomó aquel vaso de agua, algo extraño le estaba pasando, no sabía que era, un escalofrío recorrió por su cabeza hasta la punta de los dedos del pie. Sí, quizá se estaba volviendo loco o quizás era porque no había dormido bien en los últimos días.

No se acomodaba en la gran cama que tenía, cambiaba de posición una y otra y otra vez y no lograba dormir, estaba cansado, de eso no había duda, pero, ¿Por qué no lograba quedarse dormido? No tenía hambre, había comido hace apenas unos minutos, se había bañado, por un largo tiempo. Hizo todo lo que siempre hacía al llegar a su departamento, ¿Qué le faltaba por hacer? No lo entendía, en verdad no entendía que le estaba pasando.

Suspiró, rendido.

Salió de la cama, dando fuertes pasos, solo como él sabía hacerlo, llegó a la cocina y se sirvió un vaso de agua helada, tomó mucha, lo supo porque luego le dieron ganas de ir al baño y fue. Limpió su cara al menos dos veces, sabía que con eso se le iban a quitar aún más las ganas de dormir. ¿Qué más daba? Podía quedarse ahí, sentado en la cama o en el sillón, viendo películas o alguna que otra serie en Netflix.

A veces no tenía vida social.

Regresó a la cocina y se preparó un licuado de muchas cosas verdes, era horrible, pero ya se había acostumbrado al amargo sabor que ese licuado. Fue hasta la sala en donde prendió la televisión, iba a sentarse, pero entonces algo se alarmó dentro de él.

Lo escuchó.

Lo sintió.

Su omega pidiendo ayuda.

Tan solo un débil Taehyung, pudo escuchar, después de eso ya no sintió ni escuchó nada.

El vaso que tenía en sus manos, junto con el control, cayeron al piso. No supo en que momento los dejo caer, tampoco supo en qué momento se había puesto de rodillas, todo a su alrededor parecía pasar como en una maldita cámara lenta.

Tomó su teléfono y comenzó a llamar a Jungkook, tenía una brisa de esperanza en su interior, en verdad anhelaba que el omega le respondiera el teléfono, pero al escuchar el sonido de la contestadora, supo que todo iba muy mal.

En primer lugar, Jungkook siempre contestaba las llamadas. En segundo, nunca pero nunca dejaba la contestadora.

Tecleó rápidamente el número de Yoongi y fue un alivio que este le respondiera.

—Creo que algo malo le pasó a Jungkook —soltó de golpe.

—Cálmate y dime de nuevo.

—¡No quiero calmarme! ¡Te estoy diciendo que algo malo le pasó a Jungkook! —gritó.

Sentía una gran desesperación.

Tenía que llegar a esto para darse cuenta lo idiota que se había portado con Jungkook. No le faltaban las ganas de golpearse la cabeza contra una pared.

—¿Le marcaste? —dijo Yoongi. Al menos él si sabía cómo mantener la calma.

—¡No responde!

—Carajo —murmuró —te veo afuera para ir hasta su casa.

Taehyung se tiró al piso, sintiendo como todo su cuerpo le quemaba, su alfa no había parado de aullar y soltar lamentos llenos de dolor y más dolor. En su mente se repetía una y otra vez que todo estaba bien, pero vamos, nada estaba bien, todo estaba muy mal y lo peor era que, los padres de Jungkook no se encontraban en la ciudad.

Tan solo bastaron unos minutos para que Yoongi se parara fuera del departamento de Taehyung y subiera por él.

Al cabo de unos cuantos minutos llegaron hasta la casa de los Jeon, la cual parecía estar en completo abandono. El portón estaba abierto y el auto de Jungkook estaba muy mal estacionado.

Taehyung se bajó corriendo y se adentró a la casa, buscando al omega por todas partes.

No estaba.

Fue hasta la cocina y se dio cuenta de que en el piso había un pequeño charco de sangre.

—Llamaré a la policía —avisó Yoongi y Taehyung no se dejaba de repetir una y otra vez, que era una idiota.

✷✷✷

Un horrible dolor de cabeza lo despertó. En su vida nunca había experimentado un dolor como ese, sin duda era el peor, hizo una mueca cuando abrió sus ojos, la luz lo encandiló, sus ojos se sentían débiles.

La habitación era un desastre, las paredes estaban de un color un tanto café y tenía mal olor, la luz amarilla del foco calaba en los ojos. Sin duda, la habitación era horrible.

No se había dado cuenta de que cierta persona estaba sentada enfrente de él, tenía una pistola en la mano, estaba poniendo balas nuevas y hacia muchas otras cosas más que no lograba entender.

Ella se había dado cuenta de que estaba despierto, solo que lo ignoraba como si él no estuviera ahí con ella, cuando termino de hacer sus cosas, le dio una mirada a Jungkook.

—Despertó el bello durmiente —dijo de mala gana. —Por un momento creí que estabas muerto, ni siquiera te di tan fuerte.

—¿Cuánto tiempo tengo aquí?

—Te seré sincera, llevas aquí dos días —arrugó su nariz. —Hay todo un alborotó afuera, tus padres te han estado buscando por cielo, mar y tierra.

Dos días. Parecía una maldita broma, sabía que sus padres no iban a parar de buscarlo.

—Debes tener hambre, te traeré algo de pan con mermelada, es lo único que hay en esta maldita bodega. —se puso de pie y se guardó el arma en la parte trasera del pantalón.

—No tengo hambre.

Se moría de hambre.

—A Mingy no le gustará verte flaco.

—Entonces no comeré.

Akiva salió azotando la puerta, minutos después regresó con un sándwich de mermelada y una botella de agua, la cual puso en el piso, ya que no había ningún mueble, solo estaba la cama y una silla.

Comió el sándwich sin saborearlo y casi se termina la botella de agua, fue mala idea porque minutos después quería ir al baño y dudaba en que lo dejarán salir del cuarto.

El dolor de cabeza no paraba, cada vez le dolía más. Akiva volvió a entrar al cuarto para darle una pastilla y ponerle un vendaje discreto, se asustó mucho al ver la cantidad de sangre que aún le salía de la herida, pensó en que quizás iba a morirse por el golpe que había recibido.

Se estaba volviendo loco, jamás le gustó estar encerrado en una habitación. Hacía calor, la ropa se le pegaba el cuerpo por el sudor, trataba de echarse aire con las palmas de sus manos, pero era inútil, pensaba en que quizá no iba a durar mucho tiempo en ese lugar.

Akiva le dio una pastilla, no sabía para que era, minutos después sintió un fuerte dolor en todo su cuerpo, y se dio cuenta que la pastilla era para que no sintiera a su lobo interior y bueno, eso fue lo peor que pudo experimentar.

Y así se la paso la siguiente semana. Akiva le daba dos sándwiches de mermelada al día con una botella de agua, y cuando tenía que bañarse, se metía al baño con él, vigilando que no intentará escapar. No había visto a Mingy, Akiva hacía todo lo posible para no decirle nada sobre los planes que tenían.

Tan solo una semana había pasado y Jungkook estaba completamente diferente, pues alimentarlo con puros sándwich y agua, hizo que bajara rápido de peso y sus huesos se notarán mucho. Tenía unas ojeras horribles, su piel estaba aún más pálida y cada vez que hablaba lo hacía con mucha dificultad, su cabello era aún más largo, simplemente se veía irreconocible y a Akiva no parecía importarle en lo absoluto.

Pensó en escapar, pero primero tenía que quitarse de encima a Akiva, pues ella siempre estaba con él. Sabía que Mingy no estaba en la bodega, así que pensó que sería mucho más sencillo escapar, tenía una especie de plan, el cual consistía en golpear a Akiva y posteriormente buscar una salida.

No era para nada bueno haciendo planes de escape.

En algunas ocasiones, Akiva salía y dejaba a Jungkook amarrado en la cama, horas después regresaba y le quitaba las cadenas que le había puesto.

Akiva solía burlarse de Jungkook, diciéndole que no lo encontrarían y que iba a vivir el resto de su vida en la bodega y bueno el rompía en llanto.

—Adivina a quien vi hoy — la omega sonrió —a Taehyung, el pobre está muy triste y casi lo llevan al hospital, Jungkook solo la vio con cierto odio.

—¡Carajo! Te dejo unas horas y te haces daño con las cadenas, es la segunda vez que lo haces —comenzó a quitarle las cadenas —en serio, no entiendo porque no... Olvídalo.

—¿Por qué estoy aquí, Akiva? —Ella suspiró.

—Una semana y aún no lo entiendes —parecía molesta —Mingy te quiere como su omega, ¿Por qué no lo entiendes?

—¿Por qué lo ayudas? —se quedó en silencio y solo lo miró.

—Taehyung siempre me ha gustado —temía que le dijera eso. —Siempre trate de ser como los omegas que les gustaban, imitaba su forma de vestir y de hablar, pero al final Taehyung me decía que me veía como a su hermana pequeña.

—Lo siento... —murmuró.

—Conozco a Taehyung desde hace años y tú solo desde hace uno o dos meses —dijo despacio —no sé qué tengas tú, que yo no, pero te diré una cosa, si tengo que matarte para estar con él, no dudes que lo haré.

Sintió miedo.

—Hay más alfas Akiva — dijo temeroso.

—No hay otro Taehyung.

—A él no le gustaría que le hicieras daño a otro omega, ¿o sí? —estaba jugando sucio lo sabía. —No me gusta Taehyung y yo tampoco le gusto.

Ella rio incrédula, —Si no le gustaras no te hubiera dado un broche de cortejo y si no te gusta, no tendrías por qué haberlo aceptado.

De un momento a otro, Akiva sacó el arma de su pantalón y le apunto, se quedó quieto. ¿Akiva no sería capaz de matar a alguien por amor o sí? Bueno, nadie sabía la respuesta.

—Akiva... Piensa muy bien las cosas. —Ella negó.

—No quiero pensarlo.

—Si me matas Taehyung no te va a querer.

—Si te mato se olvidará de ti.

¿Cómo está tan segura?

—¿Lo has hecho antes? — tragó saliva —¿Matar a alguien?

La omega se acercó a Jungkook, lo suficiente como para poner el arma en su frente, el omega solo cerró los ojos, soltando lágrimas.

—Por eso Taehyung sigue soltero —sonrió —porque he hecho todo lo necesario para que siga así.

Jungkook tomó el seguro que unía a ambas cadenas, y sin pensarlo dos veces, golpeó a Akiva con el, haciendo que la omega disparara el arma que por suerte impactó en el techo. Mientras que ella se recuperaba del golpe, aprovechó para salir corriendo.

Un pasillo muy familiar se puso en su campo de visión, comenzó a correr tratando de buscar una salida, su débil cuerpo, hacía que se cansará con mucha rapidez.

Buscaba una ventana para poder salir, pero no había ninguna, era como si estuviera en una maldita caja, escuchó como la omega gritaba una y otra vez su nombre, maldiciendo.

Sus ojos se iluminaron al ver una gran puerta de hierro, sin dudarlo corrió hasta ella; aunque al principio batalló para abrirla, pero eso no fue impedimento para que saliera.

Abrió la puerta, dio una mirada hacia atrás, para asegurarse de que Akiva no lo siguiera y cuando regresó su vista al frente, choco con un cuerpo. Era Mingy, quien lo veía con una mirada burlona.

—Casi lo logras —empujó el cuerpo del omega al piso

—Me voy unos días y ya te vuelves rebelde. ¡Akiva!

La nombrada llegó segundos después, con una gran marca roja en su mejilla izquierda.

—Lleva a Jungkook a la habitación y dale esto —le tiró una caja de pastillas.

Akiva lo tomó de los brazos y se lo llevó a la habitación, en donde le puso las cadenas, Jungkook hizo una mueca al sentir las apretadas cadenas lastimando sus muñecas.

—No intentes eso de nuevo —dice entre dientes.

—¿Qué es eso?

—Una pastilla dah —le pasó una botella de agua.

—Sí, lo sé. ¿Para qué es?

—¿Importa?

—Solo quiero...

—Es mejor que te la tomes, no quiero abrirte la boca y poner la pastilla en la garganta.

Temeroso, puso la pastilla en su lengua, para luego tomar un gran trago de agua.

La omega comenzó a ver la caja de pastillas, y casi se ahoga con su propia saliva al ver para lo que eran, Jungkook solo pudo deducir que, nada bueno vendría.

—Es tarde, duerme.

—No tengo sueño.

—De verdad te gusta complicar todo.

Una vez más, no durmió.

✷✷✷

Perdió la cuenta de los cafés que se había tomado, podían ser tres, cuatro o hasta cinco vasos de café, no le importaba. Estaba cansado y tenía sueño, nadie había dormido bien en la última semana, todos estaban muy ocupados buscando a Jungkook, incluso él, quien no había dormido por buscar al omega, había llamado a sus padres, todos eran un lío de lágrimas.

Jamás se había sentido tan vulnerable, todo su pecho dolía y se sentía vacío, su alfa no había dejado de arañar su pecho y eso lo hacía sentir aún peor. De un momento a otro, comenzó a llorar, ya no podía con todo, la culpa se lo estaba comiendo vivo, suspiró muy pesadamente, se apoyó en el escritorio, escondiendo su cabeza con sus manos, para que nadie viera sus lágrimas, entonces llamaron a la puerta.

Se incorporó de golpe y secó sus lágrimas.

—Pase —murmuró con la voz ronca.

—El señor Junsoo quiere que se presente en la sala de juntas.

—En un momento voy. —La omega castaña asintió y cerró la puerta.

Taehyung suspiró, se tomó su tiempo para poder salir de la oficina, necesitaba otro café.

Extrañaba a Jungkook, de eso no había duda, se atrevió a comprar un labial que tenía el aroma del omega, a coco. Todas las noches lo olía, de esa manera, sentía que estaba cerca de él, quizá era raro o quizá enfermo, pero todos los alfas hacían esto cuando extrañan a su omega.

Fue hasta la sala de juntas, en donde todos estaban reunidos, los padres de Jungkook, sus amigos, los cuales se veían igual de afectados, también habían otros cinco alfas, los cuales se estaban encargando de buscar a Jungkook por todas partes. Todos cargaban con un aura de esperanza.

Nadie había llamado para un rescate, lo cual era muy raro, incluso llegaron a pensar en que quizá se había ido, con tal de tomar tiempo para él mismo, pero al fin de cuentas, sabían que nunca haría algo como eso.

Taehyung por su parte, buscaba en las afueras de la ciudad, en los barrios peligrosos y en lugares en donde una vez fue con Jungkook, pero no había rastro de él, era como si, la tierra se lo hubiera tragado.

Namjoon parecía querer golpearlo a cada momento, cuando hacían las juntas para hablar sobre la búsqueda de Jungkook, el alfa, no paraba de verlo con cierto enojo. Bueno, en realidad todos parecían querer golpear a Taehyung, pero más Namjoon, incluso Taehyung quería golpearse el mismo.

✷✷✷

Otra semana pasó.

Mingy obligaba a Akiva a darle una pastilla a Jungkook, el omega seguía sin saber para qué era dicha pastilla, pero se la tomaba para no tener problemas.

Ahora mismo Akiva estaba comiendo junto a él, ambos tenían un sándwich de mermelada, tenían platicas pequeñas y muy incómodas.

Jungkook sintió como su cuerpo se ponía un tanto caliente, sintió su frente y está tenía una capa de sudor y efectivamente la tenía caliente. Se maldijo por lo que estaba pasando, estaba entrando en celo.

Las pastillas que le dieron era para eso, para que entrara en celo.

La otra omega se dio cuenta y murmuró un leve 'mierda' acto seguido, busco algo en su bolsa, vacío toda en el piso y después saco una pastilla para dársela.

—Es un supresor —dijo con la voz temerosa —vamos tómala, lo último que quiero ver es como Mingy te viola, créeme no quiero cargar con eso en la consciencia.

Jungkook la aceptó gustoso.

—Ojalá él llegue más tarde.

Akiva tenía miedo, Jungkook tenía miedo, su aroma se estaba haciendo más fuerte, el supresor aún no había hecho efecto y eso hacía que Akiva se pusiera nerviosa. Movía su pierna muy rápido, no pudo evitar morderse las uñas.

Jungkook comenzó a soltar jadeos, se revolvía en la cama, buscando frotarse con las sucias cobijas que tenía bajo su cuerpo, se escuchó un ruido y Akiva supo que todo iba a ponerse muy feo. Mingy abrió la puerta de la habitación.

—Debes irte —dijo la omega y recibió un gruñido por parte del alfa.

—No dejaré que lo toques — se puso enfrente del alfa y Mingy la tomó del cabello y la azotó contra la pared, haciendo que cayera al piso.

El alfa se acercó a Jungkook, quien se puso muy rígido y comenzó a arañarlo.

—Mingy déjalo... — murmuró Akiva —No.... ¡No!

Tanto ella como Jungkook, soltaron un gran grito, la omega se levantó de golpe y fue hasta donde estaban ellos, Jungkook lloraba y Mingy tenía una sonrisa burlona en su cara, lo había marcado.

—¡Esto no era parte del plan! —gritó. —¡No tenías que marcarlo!

—Querida, este siempre fue mi plan.

El alfa salió, dejando a Jungkook con la marca abierta, ni siquiera había tratado de limpiarla, el Omega comenzó a tener fiebre y a temblar, esto no era parte del celo, fue entonces cuando Akiva tomó una gran decisión, busco su teléfono y llamó a alguien.

—Taehyung... Tengo que confesarte algo.

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