Mirar para ver

Descorrí las cortinas con intención de observar la tormenta que rugía feroz afuera.
Mi sorpresa fue total al ver un cielo despejado de celeste claro. 
Entonces observé la enorme pata que se levantaba del piso cubriendo el sol y caía varios cientos de metros más allá en otro paso brutal que partió la tierra y desató el sonido de la más terrible tempestad.
Volví a correr las cortinas.

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