Micro relatos XVIII
Lluvia de estrellas
Las escuché repiquetear contra el techo de chapa. Qué raro, me dije, si no daban tormenta. Salí afuera, descubrí que no eran gotas lo que caía del cielo, sino algo... imposible.
Lo más parecido que se me figuró fueron estrellas de mar. De cuerpo dividido en cinco puntas, pegajoso como una babosa de colores violetas, azulados, verde oscuros y amarillos.
No pude evitar levantar mis ojos al cielo en el que esperaba ver si acaso nubes grises de tormenta. Estaba despejado de nubes, pero también de cualquier rastro de luz solar.
Una enorme estrella flotaba en algún punto de la atmósfera, su cuerpo de al menos varios cientos de kilómetros parecía cubrir la tierra como si quisiera abrazarla.
De ese mismo cuerpo llovían las estrellas pequeñas.
Lo último que vi fue una cayendo directo sobre mi cara.
Simael
El Dios de la sombría noche, cubre con su presencia retazos de sueño que, al tocar, transforma en pesadilla. Simael, "sin forma", solo comprensible para quien es capaz de ver la totalidad de las mentes inconscientes.
Para el resto, solo un mal sabor de boca, un disgusto, la angustia del despertar (y también ese alivio al descubrir que era todo un sueño) diciendo quizá su nombre o alguno de los tantos que tiene.
Como sea, solo no lo repitas mucho. No vaya a ser cosa que de tanto llamarlo, responda.
Como un globo
Se clava de nuevo el cuchillo en el brazo. Lo saca sin dificultad y observa maravillado que ni una sola gota de sangre cae de la herida. Solo aire, aire por montones, que se derrama por la mesa y hasta el piso donde restos de aire ya acumulado, del que surgió de las otras heridas que se hizo con el cuchillo, se amontonan y permanecen ahí, siendo solamente aire.
La madre llega a la casa. Él la recibe sonriendo, se clava el cuchillo para mostrarle lo que había descubierto. Ella mira la mesa donde todavía son visibles los envoltorios de la droga entre las manchas de sangre.
Cuando el cuchillo empapado vuelve a salir mientras él todavía ríe creyendo lo que sus sentidos alterados le muestran, la madre grita presa del pánico y se desmaya.
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