OO1;; Una carta de Surrey pt.1
Nota de la escritora (tremendo talento que tiene por favor):
Antes de comenzar a leer, ten en cuenta que "Un año como ningún otro" comenzó mucho antes de que saliera "El príncipe mestizo". Siempre fue mi intención escribir un sexto año alternativo, y cuando se publicó el canon del sexto año, significó que mi propia pequeña saga divergía seriamente del canon. Entonces leyendo esto, imagínate que los años 1-5 ocurrieron como en los libros oficiales, pero nada de lo que descubrimos en "El príncipe mestizo" y "Las reliquias de la muerte" es necesariamente cierto esta vez.
Las divergencias más importantes son estas: En este universo, Snape "es" un sangre pura y el nombre de su padre es Hostilian (lo que te dice mucho por si solo). Dumbledore nunca murió, ¡y ciertamente no de la mano de Snape!
Y ahora continuemos con el show, que comienza con "Un año como ningún otro" (completado), continúa en "Un verano como ningún otro" (también completado) y termina con "Una familia como ninguna otra", una novela de séptimo año que todavía estoy escribiendo.
Capítulo 1: Una carta de Surrey pt.1
Si había algo que a Harry Potter le gustaba más que las ranas de chocolate o las plumas de azúcar, era recibir cartas de sus amigos. A veces, eso había sido todo lo que le había ayudado a superar esos veranos miserables con los Dursley. Honestamente, no sabía cómo se las había arreglado para pasar las monótonas vacaciones antes de conocer a Ron, Hermione, Dean, Seamus, Remus y Neville... Por supuesto, estuvo aquel horrible verano en el que Dobby había encantado a todas las lechuzas, cuando su tía Petunia y el tío Vernon estaban furiosos porque había pasado un año entero en el Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería. No habían querido que se fuera, lo que en realidad desconcertaba a Harry cada vez que pensaba en ello. Durante todo el año escolar pensó en ello y se quería arrancar los pelos de la cabeza. Uno pensaría que les habría encantado enviarles a cualquier internado, incluso si era uno que enseñaba magia. ¿Y qué si odiaban la magia? A él lo odiaban más.
—¿Vas a abrir eso, amigo?—preguntó Ron entre bocado y bocado.
—Sí.—respondió Harry sin levantar la mirada. No era de extrañar que al ver esta carta le hubiera recordado todas esas veces en las que estuvo atrapado con los Dursley y sin aliento por el correo de sus amigos. Ahora estaba en la escuela, sexto año, rodeado de felices Gryffindors que se tragaban el almuerzo rápidamente, aunque era una buena suposición que alguien pudiera ser feliz antes de doble hora de Pociones, y parecía que había recibido una carta, entregada por un búho mágico, de esos mismos Dursley, esas mismas personas que odiaban todo lo mágico.
No, no era posible, decidió Harry. Era una broma, ¿verdad? De Fred y George, a pesar de que Harry no tenía idea de cómo los gemelos pudieron haber obtenido su dirección muggle. Claro, claro, podrían encontrar su casa, si tuvieran otro coche encantado, es decir, pero ¿saber cómo escribir la ubicación al estilo muggle? Y sin embargo ahí estaba, escrito allí mismo en el sobre: 4 Privet Drive, Little Whinging, Surrey...
Harry suspiró, pensando que era cada vez menos probable que esto pudiera ser una broma. El padre de Fred y George podría trabajar en el Departamento del Uso Indebido de Artefactos Muggles en el Ministerio de Magia, pero como una vez le había preguntado a Harry cuál era el propósito exacto de un patito de goma, Harry no creía que el Sr. Weasley entendiera mucho sobre Muggles. Y esta carta... Bueno, incluso si ignorase la dirección, tenía Muggle escrito por todas partes. El sobre no estaba hecho de un bonito pergamino, era solo papel, y era largo y blanco como los sobres que el tío Vernon usaba para los negocios. Además, ¿una dirección de remitente? Las cartas mágicas no las necesitaban, ¡y ciertamente no llevaban franqueo!
Suspirando, Harry comenzó a hurgar en el pequeño perfil de la Reina que habitaba en el sello, solo por hacer algo. Era mejor que abrir la carta, eso seguro. En más de cinco años, los Dursley nunca le habían escrito en la escuela. No podía ser una buena señal que comenzaran ahora.
—¿Eh, Harry?—preguntó Ron de nuevo, esta vez con la boca llena.—¿Quieres que te lo abra?
—Nah.—Harry negó con la cabeza.—Solo creo... Tal vez sería mejor si espero un poco. Sí. Hasta después de Pociones, ya sabes. Es mejor entrar en esa clase con la mente clara. Esa excusa viscosa de profesor le quitará mil puntos a Gryffindor si dejo que mi poción hierba de nuevo como la semana pasada.
Hermione levantó la vista del libro en el que había estado obsesionada durante el último día y medio, Contrarrestar la contra maldición: revertir los retrocesos.—¿Cómo pudiste confundir los ojos de salamandra con pasto marino, Harry? ¡Ya deberías saber que agregar elemento de animales a una poción basada en aceite de semilla de amapola va a tener repercusiones! ¿No recuerdas los principios que aprendimos en tercer año? Sobre animales, vegetales y minerales, y cómo algunos ingredientes simplemente quieren ser fieles a la clase.
—Ah, señorita Granger. Presumiendo de nuevo, como la arrogante Gryffindor que es.—Una voz fría desde arriba hizo que todo miraran hacia esa dirección. Snape, por supuesto, sus labios se torcieron, sus ojos ardían como antorchas gemelas, totalmente negras. El solo hecho de verlo hizo que Harry quisiera estremecerse. No, cancela eso. Se estremeció totalmente, porque recordó esa misma mirada cerca del final del año pasado, cuando el Maestro de Pociones se había negado a ir a ayudar a Sirius, sin importar lo que Harry suplicara.
Ahora que lo pensaba, tal vez se había negado porque Harry estaba suplicando. En cualquier caso, Sirius había muerto. De repente, en lugar de preocuparse de que Snape pudiera haber escuchado el comentario de la "escusa viscosa para ser una maestro", Harry esperó que lo hubiera escuchado.
—Y el Sr. Weasley, con la boca llena como de costumbre, dejando caer migajas para que los elfos domésticos lo limpien. Diez puntos menos que Gryffindor perdió por su descuido.—Sus ojos pasaron sobre ellos tres, pero Harry no levantó la vista. No tenía sentido, no cuando simplemente perdería puntos para su casa. La rabia que ardía en sus ojos sería suficiente para enfurecer a Snape. No es que Snape alguna vez hubiera necesitado una excusa, y mucho menos una razón, para quitarle puntos a Gryffindor.
Snape pasó junto a ellos y Harry suspiró aliviado.
—¡Qué coraje!—Hermione siseó tan pronto como Snape salió por las puertas altas al final del pasillo. —¡Él sabe perfectamente bien que los elfos domésticos no tienen que barrer este piso! Pero eso es bueno, ¿no? Quiero decir, tienen bastante que hacer, lo he pensado y...
—¡Hermione!—Ron gimió exasperado.—¿Tienes espacio para algo en tu cabeza excepto los estudios y elfos domésticos? Harry tiene una carta que teme abrir, ¿o no te diste cuenta?
Entonces lo notó, le quitó el sobre de las manos y lo giró dos veces mientras lo examinaba. —Oh. Lo siento, Harry.
Ron todavía no sabía cuál era el problema.—¿Qué? ¿Qué pasa?
—Es de los Dursley—gimió Harry, aunque en su opinión, cómo sus pariente muggles habían puesto sus manos en una lechuza mágica todavía era una buena pregunta.
—Los Dursley—repitió Ron lentamente.—Nunca te escriben.
—Así que no puede ser nada que quiera escuchar.—asintió Harry.
—Aw, no pueden hacer mucho—respondió Ron, metiéndose otra rebanada de pastel de zanahoria entre los dientes.—No es como si pudieran sacarte de la escuela, ¿verdad? Dumbledore nunca lo toleraría. Por un lado, estás a salvo aquí, y por otro, ¿cómo vas a luchar contra Tú-Sabes-Quién si no te conviertes en un mago completamente capacitado?
—Supongo.—murmuró Harry, tomando la carta de las manos de Hermione. Probablemente debería abrirlo, ¿verdad? ¿Qué podían hacer los Dursley, después de todo? Habrían estado acobardados todo el verano, solo porque Ojo Loco Moody le había dado al tío Vernón algunos consejos estrictos sobre Harry y el maltrato. En muchos sentidos, había sido su mejor verano hasta ahora. Los Dursley lo habían ignorado por completo, no le habían mirado en absoluto y actuaron como si ni siquiera estuviera en la casa, pero eso era mejor que las tareas desde el amanecer hasta el anochecer y despotricar sobre sus padres.
—Lee tu carta después de Pociones.—acordó Hermione de repente.—Probablemente no sea nada, Harry, pero es mejor no arriesgarse, no con Snape. Realmente se ha metido contigo este año, peor que los anteriores.
—Sí.—dijo Harry de nuevo, pensando en el pensadero, en el peor recuerdo de Snape. Incluso tan enfadado como estaba por Sirius, todavía lamentaba haber fisgoneado de esa manera. O tal vez lo lamentaba no tanto por haber ofendido a Snape, sino porque había visto cosas que realmente no quería saber. Acerca de su padre. Sobre Sirius. —Es hora de pociones, entonces.— gimió, poniéndose de pie.
—¿Qué pasa con la carta?—instó Ron.—No puede ser tan malo. ¿Por qué no lo lees en el camino?
—Más tarde.—se negó Harry.—Mucho más tarde.
De hecho, si se salía con la suya es posible que nunca abriese esa carta. La expresión de Harry se iluminó por ello, incluso si estaba en camino a Pociones. Sí, eso sería todo, simplemente nunca abriría la carta. Los Dursley no le habrían escrito nada que quisiera leer, así que eso era todo. Por supuesto, podría tener que dar algunas explicaciones cuando llegara el verano, pero aún faltaban meses para eso.
Harry metió la carta en el fondo de su bolso, decidido a olvidar todo el asunto.
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Me emociona mucho traducir esto ayuda.
NOTA ESCRITA EL 13/03/2023:
Debido a que esta fue de mis primeras traducciones ( de hecho, fue la primera de todas jasja) y no sabía lo que era este mundillo, no coloqué las evidencias que demostraban que la autora me dio su permiso para traducir su obra, pero mi pensamiento cambió al darme cuenta de que los lectores tal vez podrían pensar que lo hago sin autorización, y nunca, pero NUNCA, quiero perder la confianza tanto de vosotros, maravillosos lectores que confiáis en mí, como de los autores que ponen su obra en mis manos.
No quiero que nuestra confianza mutua flaquee, y que podáis confiar SIEMPRE en que cualquier traducción en mi perfil está completamente autorizada por el autor. Así que aquí está la prueba de que la maravillosa escritora me dio su permiso (hasta diría que nos hicimos amigas aunque se tarda meses en responderme jasjaj *llora*):
Realmente no hace falta traducción al español jasjaj, pero le pregunté si se sentía cómoda traduciendo su obra a un idioma que ella ya domina, y me explicó que sí porque no tiene tiempo para traducir tanto y todavía está aprendiendo el español (que de hecho ya le dije que se le da genial y hasta le di pequeñas clases por gmail ajsja, yo digo que somos amigas, aún tengo fe que me responda algún mes T-T)
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