O19;; Ensoñación

(ando publicando capítulos diariamente porque me emociona mucho y no puedo parar de traducir, pero dentro de poco entro en exámenes y no podré actualizar tan a diario. Seguramente dentro de poco serán dos capítulos por semana, así que disfrutar y perdón, intento hacerlo lo mejor que puedo :3 ¡Muchas gracias por leer y comentar!)

Capítulo O19: Ensoñación

Durante los siguientes días, Sals se convirtió en el compañero casi constante de Harry. Llevaba a la pequeña serpiente a todas partes, a veces guardada en el bolsillo de la camisa, a veces envuelta alrededor de su muñeca, a veces colgando de su cuello como joyas exóticas. Fue así que la lengua pársel llegó con bastante facilidad a sus labios. A veces, todavía lo estaba hablando cuando se apartaba de Sals para dirigirse a uno de sus profesores, aunque, por supuesto, no se dio cuenta de ello.

Sin embargo, la mirada divertida que Remus o Snape siempre le daban tendía a enderezarlo.

Harry pasó varias horas cada día practicando hechizos y encantamientos, ninguno de los cuales funcionó. Gracias a Dios, se decía a sí mismo, que estaba progresando más por la noche, cuando se concentraba en dominar la Oclumancia. Esas largas sesiones con Snape continuaron dando resultados que francamente sorprendieron a Harry, pero por supuesto que sí, ya que finalmente estaba haciendo lo que debería haber hecho el año pasado: tomarse el entrenamiento en serio. Aclaraba su mente por completo varias veces al día y, por sugerencia de Snape, comenzó a hacerlo durante las actividades diarias. Mira si puedes seguir desayunando en ese estado, sugirió Snape. Pruébalo mientras te lavas el pelo. No dejes que te entre jabón en los ojos.

Eso último había sido descartado un poco como una broma, pero no lo era, no realmente. Harry sabía lo que había querido decir el profesor: necesitaba poder Ocluir su mente en cualquier momento y hacerlo sin que otros se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo. Si tuviera que entrar en un estado de trance para que la Oclumancia fuera efectiva, su uso sería limitado. Harry entendió que los límites eran peligrosos. Voldemort claramente no los respetaría.

Por supuesto, ya no se sumergió en la imagen del agua. Horrorizado de que su uso de Oclumancia algún día pudiera poner a Snape en peligro, Harry no perdió el tiempo en buscar una imagen propia. Al principio trató de ubicarse en Hogwarts, pero había demasiados detalles de los que hacer un seguimiento. Encontraría a su yo mental atravesando pasillos, mirando hacia los cuadros, pensando. Necesitaba algo más elemental, sintió, y después de unos cuantos intentos más en falso, se encontró capaz de caer con bastante facilidad en la sensación del fuego. Podría convertirse en llamas, pero nunca arder.

—Fuego.—había reflexionado Snape cuando había estado en la mente de Harry mientras ardía. —Es una fuerza oscura, asociada con la muerte, con la ruina. Simbólico de destrucción, Harry. Incluso aniquilación.

—También representa purificación.—había argumentado Harry, sin gustarle la opinión de Snape sobre el asunto.

—¿Purificación?—Snape lo había evaluado durante un largo y silencioso momento, sus ojos oscuros barrían a Harry de arriba abajo.—Muy Gryffindor de tu parte pensar eso. Continuemos.

Y así, Harry había meditado sobre el fuego, manteniendo la imagen por más y más tiempo cada vez que lo intentaba, Snape salía de su mente poco a poco a medida que Harry dominaba la Oclumancia. Una vez que pudo bloquear todo pensamiento sin ninguna ayuda, su maestro lo empujó hacia el siguiente paso, ese desvío que Harry había adivinado.

—El Señor Oscuro presionará su mente con más fuerza en la tuya si alguna vez siente que lo estás bloqueando.—había explicado Snape. La verdadera Oclumancia, al parecer, implicaba proteger algunos pensamientos mientras dejaba que otros, menos dañinos, se extendieran libremente.—Debe parecer que te ha vencido, Harry, aunque debes dejarle ver solo lo que tú deseas que vea. Prepara un arsenal de recuerdos e impresiones a las que pueda acceder sin restricción. Ponlos encima de tu imagen, capa tras capa. para que él lo escudriñe. Nunca le des motivos para sospechar que hay algo más debajo.

Así que ahora, además de trabajar con Remus y practicar para aclarar su mente, Harry pasaba varias horas de cada día con la pluma en la mano, catalogando una gran variedad de recuerdos que estaba dispuesto a dejar que Voldemort pusiera sus manos. Cada noche con Snape, practicaba colocar esos recuerdos sobre su muro de fuego, lanzándolos tan densamente en su mente que el fuego mismo no podía ser percibido.

Y luego llegó el momento de poner a prueba su disciplina mental contra un verdadero Legemerante.

Sorprendentemente, Snape atravesó la red Flú esa noche con el pensadero de Dumbledore. Lo dejó en la mesa baja delante del sofá. Harry se quedó cerca de la entrada del salón, acariciando nerviosamente a Sals, quien apretó su muñeca casi como si entendiera que necesitaba un pequeño abrazo. El pensamiento hizo que Harry se preguntara acerca de la intuición de la pequeña serpiente. Era extraño, la forma en que Sals podía sentir lo que estaba sintiendo, pero por supuesto, había pasado tantas horas hablando con su mascota que decidió que no debería sorprenderse. Para entonces Sals ya lo conocía, eso era todo.

Su maestro le hizo una seña, un dedo torcido no toleraba oposición.—¿Alguna vez has usado uno de estos?

Harry casi se atragantó.

—No.—explicó Snape pacientemente, con el fantasma de una sonrisa en sus labios.—No te pregunté si habías buscado en uno. Creo que ambos sabemos la respuesta a eso . ¿Alguna vez has usado uno, tú mismo?

Harry negó con la cabeza en silencio.

Snape puso una mano suavemente sobre el hombro del chico.—¿Te gustaría, esta noche? ¿Antes de que comencemos?

—No sé por qué lo estás ofreciendo.—susurró Harry, la culpa brotaba dentro de él. Se había acostumbrado al hecho casi impensable de que Severus Snape podía ser amable, cuando le convenía, pero estaba mal que Snape fuera tan amable con esto, ¿no? ¿Después de lo que había hecho Harry?—Quiero decir, no lo hiciste el año pasado.

Tal vez realmente lo decía en serio cuando dijo que estábamos empatados, pensó Harry, frunciendo el ceño.

—El año pasado.—explicó Snape en voz baja, sus dedos tensos sobre su hombro, aunque no dolorosamente.—Te violé repetidamente, y de una manera particularmente atroz. Me dije a mí mismo que el Señor Oscuro no tendría piedad y que era lo mejor para ti, que te acostumbraras a eso. Creía que tu horror de que yo viera... ciertas cosas, te motivaría a luchar contra mí. Pero fue mal hecho por mi parte, y no la forma habitual de proceder con tales lecciones. Entonces, Harry, si hay cosas que prefieres que no vea, puedes usar el pensadero.

Harry soltó una risa temblorosa.—Um, creo que ya sabes casi todo, a estas alturas. Y no sé cómo hacer que funcione, y además, mi varita es bastante inútil estos días.

Snape tocó la sien de Harry con la punta de su varita, susurrando:—Pensare non pensatum.—antes de decir.—Ahora, piensa.

Harry cerró los ojos y pensó en la primera vez que se había dado cuenta de lo que era un cumpleaños y había entendido por qué nunca había recibido ningún regalo. Mientras Snape sacaba su varita lentamente, Harry sintió la sensación de que algo se movía en su cabeza, algo que le atravesaba el cráneo. No miró mientras Snape depositaba la hebra blanca plateada en el pensadero.

—¿De nuevo?—Preguntó Snape.

Harry tragó.—No veo el punto. Quiero decir, no importa lo que veas. No ahora.

—Por supuesto que importa, niño tonto. Todo el mundo tiene cosas que preferiría ocultar.— Snape tocó su sien una vez más.—Pensare non pensatum.

Harry pensó entonces en algo que preferiría ocultar, después de todo: cuánto estaba empezando a confiar en Snape, y cuánto le preocupaba a veces pensar en eso.

—¿De nuevo?

—No, he terminado.—Sintiéndose un poco mejor, Harry esbozó una pequeña sonrisa arrogante. —No necesitaba eso, de todos modos. No lograrás avanzar. Ahora sé cómo ocluir. Debo haber tenido un buen maestro, este año.

—La confianza ayudará.— asintió Snape, ignorando los elogios.—La arrogancia, encontrarás, puede ser contraproducente.—Trasladó el pensadero a la cocina, luego regresó, blandiendo su varita.—¿Empezamos ? ¡Legilimens! 

Cuando Harry se tensó, Sals se escabulló por su pierna y desapareció entre una grieta en las tablas del suelo. Sorprendido, Harry casi perdió el control de su imagen. Sintió a Snape presionando hacia dentro, abriendo sus defensas, pero al mismo tiempo, sintió que se llenaba de fuego y bloqueaba todo pensamiento.

Lucharon por lo que pareció una eternidad.

Entonces Snape lo interrumpió, le conjuró algo frío para beber y exigió que comenzaran de nuevo.

Snape no se contuvo; no lo mimó. Pero Harry tenía razón en algo; que estaba listo. Podía mantener su concentración estable contra el más fuerte de los ataques de Snape. Practicó dejar que los recuerdos inofensivos fluyeran libremente, practicó mantenerlos en capas sobre su fuego, incluso contra la sensación de la mente inquisitiva de Snape. Ni una sola vez se encontró derrumbado en el suelo, indefenso y prácticamente con arcadas, como había sucedido tantas veces el año anterior.

—Tu magia debe estar en juego en esto también.—dijo Snape finalmente una noche, varias noches después, mientras descansaban después de una sesión. Esa vez, Harry había mantenido sus defensas durante una hora completa.

—Dijiste que incluso los muggles podían aprender disciplina mental.—le recordó Harry, secándose la frente con un paño húmedo. Suspirando, apoyó la cabeza en la mesa de la cocina, dejando que la tensión se desvaneciera de su cuerpo. Sintió que Sals regresaba, trepaba por su espalda y luego bajaba por su camisa para acurrucarse contra él.

—Los muggles no pueden adquirir la habilidad tan bien o tan rápido como tú.—le aseguró Snape.—Por la forma en que avanza tu Oclumancia, estoy tentado a preguntarme si también es un poder de nacimiento para ti.

—No puedes pensar eso, no después de que fui tan malo en eso antes.

Antes,—enfatizó Snape—no querías aprenderlo. Eso era dolorosamente evidente.

Harry soltó una risa áspera.—Es cierto. No quería que se bloquearan mis sueños. Pensé que Voldemort estaba tratando de conseguir un arma del Departamento de Misterios. Yo estaba tratando de averiguar qué quería.—Hizo una pausa y bebió su té refrescante, luego continuó con un tono más tranquilo.—Tampoco quería aprenderlo de ti . Quiero decir, ¿por qué lo habría hecho? Obviamente me odiabas, y la mitad del tiempo pensé que estabas... fastidiándome a propósito"

—Quizás no me escuchaste cuando te dije que dejaras el pasado en el pasado, Harry.

Cuando Sals se sacó del cuello y le susurró algo al oído, Harry respondió con una ráfaga de pársel, los sonidos más entrecortados que arrastrados, sus manos se cerraron en puños sobre la mesa.

—¿Qué está diciendo tu serpiente?

Harry puso los ojos en blanco un poco y trató de mantener una apariencia de calma.—Ahora Sals quiere saber si eres mi padre. En serio, ¿las serpientes están tan obsesionadas con la familia?

—No sabría qué decirte. ¿Qué respondiste?

Un poco extraña esa pregunta. ¿Qué habría respondido? Sintiéndose un poco nervioso, incluso más que cuando Sals había hecho la pregunta, Harry admitió:—Dije que no tenía uno y que nunca lo tendría y que no volviera a preguntar, aunque no sé si Suficiente, ya está bien también existe en pársel.

—Creo que la ofendiste.—Snape señaló a Sals, que bajaba por la pata de una mesa antes de deslizarse por el suelo.

—¿Ella?

—Especulación.

—Creo que solo tiene hambre.—decidió Harry, aceptando la especulación como un hecho. Podría hacerlo; nunca le había gustado referirse a Sals como un eso.

—Hmm.—respondió Snape, mirando hasta que la serpiente desapareció.—Solo hay una cosa más que necesitas dominar en Oclumancia. Lo comenzaremos mañana: debes aprender a sacarme de tu mente.

—Todo ese esfuerzo por controlar lo que ves.—Harry se rió débilmente.—¿y ahora quieres que no te deje verlo?

—De un mago de tu calibre, el Señor Oscuro esperará resistencia; debes ser capaz de empujarlo y hacerlo de una manera que no rasgue la tela falsa de pensamientos que has tejido sobre tu imagen.

Harry lo miró, un poco confundido.—El año pasado empezaste con eso. Sácame, Potter... si te escuché gritar una vez, lo escuché mil veces.

La taza de té de Snape chocó contra su platillo mientras fruncía el ceño.—¡He dicho que dejemos que el pasado sea pasado! ¿Qué parte de ese concepto no está empapando tu cráneo para alcanzar la dudosa materia gris debajo?

—Me preguntaba por qué Oclumancia era tan unidimensional el año pasado.—se defendió Harry.

Relajándose un poco, Snape admitió:—El año pasado, el objetivo principal era ayudarte a bloquear tus sueños. La noción de Albus, aunque sólida, ya que el Señor Oscuro te estaba manipulando activamente a través de ellos.

—¿Y ahora?

La expresión de Snape se endureció, recordándole a Harry que no toleraba a los tontos.—Sabes la respuesta a eso.

—Sí.—asintió Harry lentamente, dándose cuenta mientras hablaba de que lo sabía.—Estás tratando de asegurarte de que esté listo, no solo para los sueños, sino para la próxima vez que tenga que enfrentarme a ese feo bastardo.

—Otro encuentro parece inevitable.—Snape miró sus manos y luego a Harry.—Desearía poder prescindir de ti.

Harry se estremeció, una palabra provocó un recuerdo desagradable. Mata al repuesto... Sacudiendo la cabeza, se sumergió brevemente en el fuego mental. No era estoicismo, pero, curiosamente, ayudó.

De repente, una mirada terrible cruzó el rostro de Snape, como una agonía envuelta en horror pero cubierta de resignación. No... resolución. El hombre tenía su mano derecha presionada contra su antebrazo izquierdo mientras se levantaba y tropezaba hacia la red flu.

—¡Mierda!—Harry gritó, el entendimiento vino de una vez.

—Ve con Lupin.—espetó Snape, las palabras resoplaban a través de los dientes apretados. —Quédate con él esta noche. No dejes esta casa por un solo instante, ¿me entiendes? 

—¡Sí!—Harry gritó sobre el sonido de Severus gritando las palabras en clave que lo llevarían de regreso a su calabozo. A partir de ahí, supuso Harry, se pondría su horrible túnica y máscara, y luego a flú a otro lugar... en algún lugar desde el que pudiera aparecer hacia la llamada de Voldemort.

—Me gustaría poder prescindir de ti también.—dijo, hablando con el aire.

Remus se retiraba arriba y dejaba a Snape y Harry estrictamente solos durante las sesiones de Oclumancia. Era una pequeña cortesía, pero una que Harry había llegado a apreciar. En realidad, se sentía un poco mal por haber creído que Remus no tenía sentido del decoro.

Llamó a la puerta de Remus y le pidió que entrara de inmediato.

—Snape se ha ido. La Marca Oscura.—explicó Harry con tristeza, temblando un poco al recordar la horrible mirada en el rostro de su maestro.

—¡Oh, Harry!—Remus cruzó la habitación en dos zancadas y lo envolvió en un reconfortante abrazo.—Lo he visto suceder durante las reuniones de la Orden. No es un espectáculo agradable.

—No.—asintió Harry, la voz amortiguada contra la suave camisa de franela de Remus... oh, la parte superior del pijama, tardó en darse cuenta.—Um, ¿estabas dormido?

—Solo estoy leyendo un poco.—Hizo un gesto hacia sus cubiertas arrugadas, y Harry vio un libro titulado Encontrando a tu lobo interior: Una guía para el mago Alfa.—La idea de Severus de una broma, me temo.

—Pero Snape te odia.—dijo Harry, sintiendo que se acercaba el borde de un dolor de cabeza.

—Él es bueno haciéndome pensar eso.—se rió Remus.—Pero de vez en cuando se equivoca. No lo sé; tal vez pretendía que el libro fuera un insulto. Con Severus, es difícil estar seguro.

—Él siempre te llama Lupin, nunca Remus. Como solía llamarme Potter, cuando me odiaba.

—Me alegra que sepas que ahora no te odia.—comentó Remus en voz baja.

—Sí, bueno, desearía que él tampoco te odiara. Es un poco horrible, cuando la gente que...—La gente que me importa, iba a decir. Decidió que no estaba listo para admitir eso sobre Snape. Al menos, no en voz alta.—Cuando las personas con las que tengo que pasar el rato no se soportan.

Cuando Remus sonrió, Harry supo que el hombre había escuchado lo que no se había dicho. —Quizás te sientas mejor, Harry, al darte cuenta de que Severus nunca ha dejado de suministrarme Poción Matalobos. Así es; no tres semanas después de perderme mi trabajo en Hogwarts, me estaba enviando una lechuza. Y todos los meses desde entonces, cierto. como un reloj.

Harry se frotó un poco las sienes, pero no ayudó a su cabeza dolorida. Curioso, cuando Snape lo había hecho una vez, el masaje había liberado toda su tensión.

—Aquí.—dijo Remus, y se hizo cargo, su propio masaje era más que competente, aunque no tan hábil como lo había sido el de Snape.—Estás preocupado por él.

—Sí, bueno, si pudieras haberlo visto cuando la Marca comenzó a arder, tú también lo estarías.

—Lo he visto, lo sé.—repitió Remus.—¿Sabes qué tiene de extraño la poción que me hace? Severus no acepta las gracias. Se volvía positivamente hostil cuando yo lo intentaba.

—Estás tratando de dejar de pensar en lo que probablemente está sucediendo en este momento.—murmuró Harry, alejándose de los dedos cariñosos de Remus.—¿Qué pasa si los Mortífagos están en una de sus redadas? ¿Matando muggles, nacidos de muggles? Me siento enfermo, Remus. Snape también hace esas cosas, ¿no? Quiero decir, tendría que hacerlo, si va a mantenerse al día y apareciendo para poder espiar para la Orden.

—Debería haber hablado contigo más temprano hoy, para que estuvieras preparado.—murmuró Remus.

—¿Qué? ¿Cómo puedes saber que lo llamarían esta noche?

Remus le dirigió una mirada larga y extraña y dijo:—Bueno, Harry, es Halloween.

Harry comenzó.—Había perdido la noción del tiempo.—se dio cuenta.

—Has tenido mucho que hacer.—se compadeció Remus.—¿Por qué no bajamos y tomamos un poco de chocolate? Podría ayudar a calmar tus nervios para que puedas dormir.

De repente, Harry estaba absoluta y positivamente seguro de una cosa.—Estás ladrando a lo loco.—declaró con calma.—No te ofendas, ¿de acuerdo? ¿Pero cómo puedes pensar que voy a dormir? No voy a hacerlo, no hasta que Snape regrese aquí, y probablemente ni siquiera entonces.

—¿Qué vas a hacer entonces?

—Quedarme contigo.—respondió Harry.—Él me dijo. Vuelvo enseguida.

Regresó un momento después con una almohada y un montón de mantas, luego se sentó en el suelo y se hizo una especie de nido. Remus miró como si Harry fuera el que se había vuelto loco, pero Harry ignoró eso. Pensó que pasaría una larga noche y que bien podría estar cómodo.

—Si quieres quedarte conmigo,—ofreció Remus—no es necesario que te acuestes en el suelo. La cama es lo suficientemente grande para los dos.

Harry estaba seguro de que lo era, pero también estaba seguro de que no quería que lo trataran como a un niño. Si iba allí, Remus se preocuparía por él, probablemente volvería a ofrecer chocolate, leche y galletas, o algo. Harry no creía que pudiera soportarlo.

—No.—se negó.—Estoy bien, aquí.

Remus no presionó la oferta, por lo que Harry estaba agradecido. De nuevo se le ocurrió que no debería haber sido grosero con Remus, todas esas veces. Remus realmente se preocupaba por él. Simplemente no siempre sabía lo que necesitaba Harry. Las lecciones de magia fueron un buen ejemplo. Pensar pensamientos felices no iba a ceder a su Patronus, no hasta que se resolviera cualquier otra cosa. ¿Pero qué estaba pasando? Para entonces, Harry dudaba que pudiera culpar a su médula faltante. Habían afirmado en Frimley Park que su médula se recuperaría en unos diez días. Había pasado tanto tiempo, casi. Por supuesto, tal vez los magos eran diferentes, como había dicho Snape. Y era cierto que no toda su magia se había ido, pero aún así. . . Harry estaba comenzando a sentirse desanimado.

—Entonces.—dijo cuando, después de cinco minutos, Remus aún tenía que decir otra cosa.—Hablemos de mi magia. ¿Por qué crees que solo regresa en tres aspectos? Snape siente que eso podría ser significativo.

—Lengua pársel, Oclumancia y adivinar sueños.—Remus asintió.—Severus tiene razón; es extraño que solo esas tres manifestaciones de tus poderes permanezcan. Sin hechizos, sin conjuros, nada que requiera una varita...

—¿Quizás necesito una nueva varita?—Harry se preguntó en voz alta.—Aunque es difícil ver por qué la necesitaría. Y tendría miedo de usar cualquier otra varita, de todos modos, ahora que sé que la mía y la de Voldemort se anulan mutuamente.—Él suspiró.—De todos modos, me encontré con una vieja varita de Sirius, en el sótano. Esa no funcionó para mí, tampoco.

Remus pensó en eso por un momento.—¿Has tenido otros sueños de adivinación?

—Solo todos los días.—dijo Harry arrastrando las palabras.—O de noche, es decir, desde que me he sentido lo suficientemente bien como para permanecer despierto todo el día. ¿Sabes qué? He notado un patrón distinto en ellos. Siempre están en dos partes, y la primera parte siempre se trata del pasado. Y a medida que pasan los días, me adentro cada vez más en el pasado en esos sueños.—Hizo una pausa, contando con los dedos y detalló:—Primero fue Kreacher, luego vi a Snape cortándote el pelo para el Multijugos. Y en los días posteriores, he visto a los Slytherin tramando algunos trucos de Quidditch, y a Dumbledore contratar a Aran para el trabajo de Defensa, y Hogwarts siendo repelido durante el verano... cosas así. Todo es bastante inocuo, excepto por Kreacher donde comenzó.

—¿Y estás seguro de que todo lo que has soñado es verdad?

—Bueno, un par de días después del sueño de Quidditch, Ron mencionó en una carta algunas cosas que confirmaban lo que había visto. Y le pregunté a Snape sobre el nuevo; parecía absolutamente atónito de que mi sueño hubiera sido tan... completo y detallado, dijo. No sé si Aran se comió su túnica en la escalera de caracol de Dumbledore, pero sospecho que eso también es cierto.

Remus frunció el ceño mientras se acomodaba de nuevo en la cama.—¿Qué hay de la segunda parte de cada sueño, Harry? ¿Algún patrón allí?

—Ahí es donde las cosas se vuelven más confusas.—confesó Harry.—Quiero decir, creo que hay algo en común, pero no he podido averiguarlo. Tengo impresiones de que son un poco aleatorias. La casa Dursley destruida, está bien, te lo dije. Después fue solo un claro en el bosque, nadie alrededor, pero tenía una atmósfera espeluznante, te lo puedo decir. La próxima vez vi una pequeña habitación de piedra, vacía, casi claustrofóbica, aunque me dio mucha sed, muchísima.

—¿Qué más?

—Hmm...—Harry tuvo que detenerse y pensar, no porque no lo recordara, sino porque realmente no sabía cómo poner las cosas en palabras. Al menos, no estas cosas.—Estaba en la enfermería de Hogwarts, atormentado por el dolor. No podía ver, pero lo sabía por el olor...— Remus sonrió, y Harry pensó que un hombre lobo sabría lo que quería decir.—Y yo estaba gritando y gritando por Snape. Si alguien más se acercaba a mí, me sacudía, sentí que solo lo necesitaba a él, pero al mismo tiempo el olor de él me hizo sentir náuseas.—Hizo una pausa. —Extraño, ¿eh?

—Oh, yo no diría eso.—negó Remus.—¿Algo más?

—Um, sí, pero se vuelve más extraño. Estoy en las mazmorras de Hogwarts, viviendo allí en lugar de en la Torre, y Ron y Hermione vienen a visitarme. Hmm, otra vez sobre eso. Ron dice algo despectivo sobre Slytherins, y lo golpeé... 

—¿Con un maleficio?—Remus sonaba emocionado.

—No, con mi puño. Lo aprendí de Hermione; ha golpeado a Malfoy un par de veces.—Harry hizo una pausa, tratando de recordar más.—Oh, y luego está este en el que Malfoy me llama su hermano , y me río. Ahora, si eso no es estar enfermo, no sé qué es.

—¿Te gustaría escuchar mi análisis de tus sueños?

Sorprendido de que Remus hubiera preguntado, Harry se volvió más hacia él.—¿Empieza con que estás en un lugar oscuro, emocionalmente?

—Supongo que no quieres escucharlo.

—No, no, sí.—decidió Harry.—Podría serlo. Tal vez estoy en un lugar oscuro, como dijiste. No lo pensé en ese momento, pero estos sueños, especialmente las partes sobre mí, no son exactamente dulzura y luz.

—Eso es lo primero que noté.—comentó Remus, empujándose para apoyarse en su cabecera. —La segunda parte de cada sueño es sobre ti.

—Excepto Privet Drive.

—¿No crees que las imágenes de Privet Drive son sobre ti, Harry?

—Hmm. Tal vez.

—Ahora, es probable que tengas razón sobre la primera parte de cada sueño que adivina el pasado. Un poder interesante, especialmente porque no creo que realmente lo hayas poseído antes.

—¿También has visto las puntuaciones de mi TIMO? ¿O Snape te lo dijo?

—Intuición.—corrigió Remus.—Basado en el hecho de que el verdadero don de la segunda vista es extremadamente raro. Yo diría,—continuó,—que estás adivinando el pasado por una sola razón: para obligarte a comprender que estos no son meros sueños: son visiones, más bien, y tus poderes te están diciendo que las tomes en serio.

—¡Como si importara si supiera que el profesor Aran es demasiado tonto para subir por las escaleras de Dumbledore sin que su túnica se enrede y se rompa en pedazos!—Harry no pudo evitarlo, se rió.—Y no necesito visiones para saber que los Slytherins hacen trampa como locos, Remus.

—Exactamente.

—¿Eh?

—Esas cosas no importan, tienes razón. Sólo existen como marcadores, para que te des cuenta de que hay otras partes de tu sueño a las que debes prestar atención. Las partes de ti, Harry.

Harry acomodó su almohada.—Está bien, lo entiendo. ¿Y qué hay de esas partes? ¿Ves un patrón en ellas, en algún lugar, aparte del hecho de que principalmente me conciernen?

—Reflejan tu ambivalencia.—le dijo Remus, con los ojos marrones firmes.—Sobre muchas cosas.

Harry tenía la sensación de que no le iba a gustar la interpretación de Remus.—Continúa.—dijo sombríamente, mirándolo de vuelta.

Remus apagó abruptamente la luz, aunque hizo una mueca mientras usaba magia para disipar el brillo mágico que emanaba de la lámpara.—Odias la casa de los Dursley, pero has llegado a tener sentimientos confusos sobre tu primo, según tengo entendido. Así que sueñas con que la casa sea aplastada, pero no con él en ella.

—Sí...

—Te sientes atrapado aquí. Quieres salir, pero sabes que no es prudente. Sueñas con habitaciones de piedra, paredes que te cierran, te hacen tener sed de lo que no puedes tener, pero cuando sueñas con claros, una imagen de aparente libertad, la imagen te parece espeluznante.

Harry arqueó una ceja, bastante impresionado. Odiaba y no odiaba a Dudley en estos días. Se sentía atrapado, pero se daba cuenta de que irse podría ser aún peor.—Continúa.—respondió en voz baja.

Remus respiró hondo y siguió adelante.—Luego está Severus. Años de desconfianza y odio entre vosotros. Más años de los que han estado vivos, por su parte. Pero ahora ambos están logrando construir... una especie de amistad. Son ambivalentes sobre eso. Creo que ahora te gusta, al menos a veces, así que sueñas con llamarlo. Pero tienes miedo de estar ciego, así que sueñas que no puedes ver. Él te hace sentir mal porque no importa tus sentimientos ahora, aún recuerdas toda la miseria que te ha causado.

—Está causando sufrimiento en este momento.—murmuró Harry, odiando la idea. No podía soportar pensar en ello, visualizar lo que podría estar haciendo ahora el hombre.—Está bien, ¿qué más?—le preguntó a Remus.—No me digas que también soy ambivalente acerca de Malfoy, porque que ese no es el caso. Es un bastardo, al igual que su malvado padre

—No diría que eres ambivalente acerca de Draco, sino de ti mismo. Sueñas con golpear a Ron porque insulta a los Slytherin, y con un Slytherin llamándote hermano. Yo diría que Draco en tu sueño representa a la casa en la que estuviste a punto de ser clasificado.

—Ahora que tuvo que ser Snape quien te dijo eso.

—Mmm. Se puso bastante filosófico al respecto. No sé si te das cuenta, pero se toma muy en serio sus deberes de Jefe de Casa.

—Sí, nunca lo he visto quitarle un punto a Slytherin todavía.—refunfuñó Harry.

Remus resopló suavemente.—Oh, Severus es muy partidista, de eso no hay duda. Pero eso no es lo que quise decir. Conoce muy bien a todos los niños, y a sus familias también.

—Eso es porque todos son sangre pura, como él. Sirius me explicó ese tapiz, ya sabes. Las familias de sangre pura están todas interrelacionadas. Snape probablemente conoce a la mayoría de sus encantadores pequeños Slytherin desde que nacieron.

—No son todos de sangre pura, Harry. Los que no lo son aprenden rápidamente a mantener en silencio su origen. Independientemente de sus linajes, Severus pasa gran parte de su tiempo libre viendo a sus alumnos, por horas, se asegura de que se adapten a la vida en Hogwarts. Él repasa las calificaciones de fin de trimestre con cada uno, amonestando y aconsejándolos según sea necesario. Cuando los Slytherin se ponen irritables, él es una presencia casi constante en su sala común.

—Bueno, tendría que estarlo, ¿no?—fue la amarga respuesta de Harry.—Los Slytherin no son Gryffindors. Cuando se enfadan, el resultado puede ser un asesinato.—Cuando Remus esperó, Harry admitió a regañadientes.—Está bien, está bien. Parece que hace un poco más que McGonagall, ¿de acuerdo?

—Él también habría hecho todo esto por ti, si te hubieran puesto en Slytherin.—continuó Remus.

—Oh, por supuesto.

—No, de verdad lo habría hecho".—insistió Remus.—Severus tiene... una especie de honor peculiar. Ser un Slytherin te habría hecho suyo, Harry, y él cuida de los suyos, sin importar que no pueda soportar ver a algunos de ellos. Creo que él te habría visto por lo que eres, mucho antes, si hubiera estado en una posición en la que tuviera que llegar a conocerte más.

—Sí, bueno, el pasado es pasado.—murmuró Harry.—Los sueños... ¿entonces crees que soy ambivalente acerca de haber elegido a Gryffindor antes que a Slytherin?

—Creo que estás empezando a darte cuenta, en tu interior, de que eres ambos. O tal vez simplemente que la forma de honor y lealtad de Gryffindor no es la única forma útil de ver las cosas.

Harry cruzó los brazos detrás de su cuello y miró al techo. Tendría que pensar en eso, pero no ahora. Los pensamientos sobre Snape en la reunión de los Mortífagos volvieron a su mente, y para desterrarlos, se preguntó en voz alta:—¿Qué crees que está pasando en Hogwarts, esta noche? Halloween siempre es muy divertido. Bueno, excepto por el año en que Quirrell metió a un Troll suelto en las mazmorras. Um, Quirrell fue el maestro de defensa dos años antes que tú.

—Algún profesor de defensa.—respondió Remus.

—No sabes ni la mitad. Estaba poseído por Voldemort.

—Me estás tomando el pelo.

—No, no lo hago. Pregúntale a Snape. Quirrell trató de hechizarme fuera de mi escoba, lo hizo Voldemort. Snape conjuró una contra-maldición para salvarme, aunque en ese momento creí que él era el que estaba haciendo el maleficio.

Remus dejó que el silencio reinara por un momento, luego dijo en un tono extraño:—Supongo que nunca le has dado las gracias por eso.

—No, y supongo que nunca lo haré.—admitió Harry.—Podría arrancarme la cabeza de un mordisco.

—Él lo haría.—El bostezo de Remus fue acompañado de crujidos mientras se giraba y se ponía más cómodo.—Buenas noches, Harry.

—Buenas noches.—respondió Harry en voz baja, aunque sabía que no dormiría. Se quedó allí pensando en la última carta de Hermione, componiendo mentalmente una respuesta que escribiría con la primera luz del día. Y luego no pudo resistir más: pensó en Snape. Le asaltaron los recuerdos de la reunión de Mortífagos a la que había sido traslado de mala gana después de la Tercera Prueba. Voldemort, vengativo y cruel con sus propios seguidores. La maldición Cruciatus . Colagusano acobardado.

¿Snape estaba en una reunión como esa, un círculo de mortífagos adorando a Voldemort mientras él soltaba sus malvados planes? ¿O estaban alborotados esta noche, aterrorizando a alguna aldea mitad magos, matando mestizos y nacidos de muggles?

Menos mal que había decidido no dormir, se dio cuenta Harry. No tendría sueños proféticos, no esta noche. Cada uno de sus pensamientos era materia de pesadillas.

HALLOWEN GENTE, HALLOWEN HALLOWEN, RECORDARLO ES IMPORTANTE ¿VALE?

QUÉ PENSAIS QUE SON LOS SUEÑOS DE HARRY, ¿SON TAN RAROS COMO DICE? ¿REMUS TENDRÁ RAZÓN SOBRE SU SIGNIFICADO? YA LO VEREMOS AHHAIHSAHA ESTOY EMOCIONADA, SE ACERCA GENTE, SE ACERCAAAAAAA.

(Espero no haber cometido algún error, unu)

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