Capítulo 2
..."Bela Barnes, él es mi novio"...
Bela:
El molesto sonido de mi alarma, hizo que me levante de golpe de mi cómoda cama, tenía los ánimos caídos, y mi aspecto desaliñado me hacía parecer una bruja, aunque me sorprendió el haberme despertado temprano para ir a la escuela, naturalmente, siempre llegaba tarde.
Era algo que me caracterizaba, por así decirlo, y algo que me había llevado a la dirección más de una vez.
Salí de mi habitación y me dirigí al baño, el cual estaba ocupado.
—Oliver, ¡Sal rápido! Tengo que ir a la escuela— protesté con molestia, tocando la puerta repetidas veces.
Oliver era mi pequeño hermano, tenía 11 años, pero era muy inmaduro para su edad. A diferencia del mí, su cabello era rubio y sus ojos marrones, solía ser muy testarudo y gruñón a veces.
—¡No! Estoy ocupado— respondió tras la puerta marrón del baño que la separaba del pasillo.
Genial, ahora tendría que esperar una hora entera hasta que salga.
O al menos...
—Bien, como quieras— dije tranquila— pero tendré que ir sola a la escuela, pasando por la casa de Margarita.— grité fuerte, dándome la vuelta para irme.
—¿Pasarás por la casa de Margarita García?— preguntó con cierta curiosidad y entusiasmo abriendo la puerta del baño.
«Mi plan funcionó» pensé.
Margarita García, hija de Pol y Lina García, su padre era un reconocido abogado y su madre una famosa modista, aquella niña que siempre llevaba trencitas era su "crush" desde que tenía uso razón, ella era tranquila, callada, respetuoso, tenía los ojos azules y el cabello castaño, a diferencia de mi hermano que era un total y frío desastre; eran dos polos total y completamente opuestos, siempre me preguntaba ¿cómo es que mi hermano menor se enamoró de aquella chica?, o ¿cómo siempre lograba sacarle una sonrisa en todo momento?
—Así es, pero tendré que ir sola, porque como no sales del baño...
No me dejó terminar, porque corrió rápidamente a cambiarse, mientras que yo entré al lugar.
—Estoy listo en cinco minutos.— dijo finalmente desde su habitación.
(...)
—Buenos días, chicos— saludó mamá entrando por la puerta de la cocina.
Mamá era una mujer trabajadora y cariñosa, no tenía mucho tiempo por el trabajo, pues desde que mi grandioso padre nos abandonó, ella se había dedicado a darnos lo mejor, y a disfrutar del tiempo que teníamos libres. Era sin duda, una mujer extraordinaria.
—¿Qué tal la guardia?— pregunté mientras sacaba la leche del refrigerador.
—Como siempre, a excepción de que un oficial nuevo llegó de Australia, dicen que es muy bueno en su trabajo, es de los mejores.— respondió mamá.
Ella era policía, y tenía guardia por la ciudad todos días, de 8:00 p.m a 8:00 a.m.
Yo casi siempre cuidaba de Oliv, aunque era inmaduro, molesto y un tanto egocéntrico, qué podía hacer, era mi hermano y lo quería.
—Que bien, ojalá ayude a mantener el orden en la ciudad, porque lo necesita.— dije.— hay muchos asesinos y rateros sueltos por las calles—sentí un escalofrío recorrer mi espalda de tan solo pensar en aquello.
Abrí con mi mano la tapa de la leche para verterla sobre los cereales en el recipiente blanco que estaba sobre la mesa de mármol.
—Es verdad— contestó mamá en un suspiro.
Ella se acostó sobre el mueble de la sala para reposar un rato.
Estaba cansada y tenía ojeras notables en su pálido rostro.
—Mamá, yo llevaré a Oliver a la escuela.— informé.
—No te preocupes, hija, yo los llevo—noté como el tono de su voz reflejaba cansancio y preocupación.
—Pero tú estás cansada, debes reposar, yo llevaré a mi hermanito, además Andrés dijo que vendría hoy.— objeté.
—Tú ya lo has llevado estás semanas... además, no quiero incomodar a tu novio...
—No lo incomodas, él se ofrece a llevarnos, así que, tú descansa y deja que yo me encargue.— finalicé.
Ella asintió con la cabeza, y volvió a acomodarse en su sitio.
Comí tranquilamente mi desayuno, hasta que ya era hora de irse.
—¡Estoy listo!— gritó Oliver desde el pie de las escaleras, acercándose a mamá para depositar un corto beso en su frente y luego mirarme.
—Bien, ya nos vamos— me despedí de mamá, también con un beso y ambos salimos de la casa.
Afuera esperaba Andrés, mi novio.
—¡Cariño! - exclamó él, y yo corrí en dirección a sus brazos.
Luego lo besé en los labios, tan cálidos, tan suaves.
Los tres subimos al auto y nos dirigimos a la escuela.
Andrés, era un chico rubio, de ojos verdes, y actitud pasiva, era respetuoso, responsable y con buenos valores.
Según mamá: el chico perfecto para su hija.
—Ya empezó otoño— dijo Andrés, mirando hacia adelante, las hermosas hojas de colores opacos y vivos, que adornaban las bellas calles de la ciudad de Boston.
—Otoño es mi estación favorita del año— hablé mientras miraba por las ventanas de aquel auto negro en el que estaba sentada.
—La mía también— habló Oliver desde el asiento trasero.
Pasó un rato hasta que por fin estábamos frente a la escuela.
—¡Llegamos!— anunció mi novio, estacionándose en la entrada, al lado de un árbol.— bien, como aún falta una hora para que el profesor empiece las clases, puesto que la dirección informó que hoy faltaría, llevaré a Oliv a la primaria— informó.
—Está bien Andrés. Gracias— respondí
—No tienes porqué agradecer amor, lo hago con mucho gusto, porque te amo.- finalizó.
Acerqué mis labios a los suyos para depositar un corto beso, luego él se fue con mi hermano.
Ambos tenían una buena relación, incluso, todos los domingos salían al parque para jugar baloncesto.
El sueño de Oliv era pertenecer al equipo de baloncesto de la escuela, y estaba segura de que lo iba a lograr, a Andrés, aunque no le gustaban los deportes, siempre iba con mi hermano, él era igual a mí, un aficionado de la lectura y los libros, sobre todo los de ciencia ficción.
Dentro de la escuela encontré a Joanis. Y aunque no me quise topar con ella, fue imposible.
—Belita— saludó.
Sonreí con fastidio.
—Hola, Joanis— respondí rodando los ojos.
—Hoy, es un gran día, ¿no crees?— empezó a decir— Ya es otoño; y sabes, con este no solo vienen hojas.— comentó.
—¿A qué te refieres?— cuestioné, no entendía, ¿qué es lo que quería decir con que no solo vendrían hojas en este otoño?
—Ya lo sabrás querida, ya lo sabrás— dijo para finalmente irse con su grupo de huecas amigas.
Rodé los ojos y seguí caminando hasta llegar a mí casillero. Ahí encontré a mi mejor amiga: Betty, quien al parecer estaba muy nerviosa.
Al ver que me acercaba a ella, corrió hacia mí, y tirando de mi muñeca, entramos al baño de chicas.
—¿Dónde estabas? ¿Por qué no llegaste rápido? Elizabela Barnes, responde ahora.— exclamó descontrolada.
Jamás me había llamado por mi nombre y eso me descolocó.
—¡Oye! Soy Bela, Bela Barnes— empecé a decir— y no pude llegar más temprano porque tuve que tomar desayuno, además, la dirección informó que hoy faltaría el profesor Dickens. Así que cálmate.
—¿Qué me calme? ¡Por Dios! Bela te dije que hoy llega el amor de mi vida.
¡Oh no! Había olvidado, hoy llegaba su novio: Louis.
—Lo olvidaste,¿verdad?.— preguntó.
—Claro que no, sólo pasa que... mi mente lo pospuso.
—¡Ay no! ¡Bela!— gritó en medio del baño, haciendo que las demás chicas nos volteen a mirar de forma rara.
—No te sulfures, veamos... ¿qué es lo que te preocupa de todo esto? Es sólo un chico...— y no me dejó terminar.
—Un chico que juega baloncesto, que es el mejor de su clase, que tiene los ojos más bellos del mundo y un cuerpo tallado por los mismos ángeles. ¡Por Dios! Bela, un día me vas a matar...
—Cálmate Betty, si no lo haces va a ser peor.— solté tratando de hacerla entrar en razón.
—¿Calmarme yo? ¿Ahora?— soltó una risa histérica antes de seguir hablando.— Bela, no puedo- dijo al borde del llanto.
Sus ojos marrones se cristalizaron y agarró su pelirrojo cabello con frustración.
—Mi novio llega hoy a la escuela, él es perfecto en todo sentido y yo ni siquiera me puse algo bonito, amiga, sólo mírame...
—Pero, si él se enamoró de tí, no fue por tu apariencia, fue por lo que eres por dentro.— pronuncié.— no creo que le interese mucho lo que llevas encima, sino los sentimientos, el amor y la lealtad que le ofreces. Nadie es perfecto en este mundo, así que no te preocupes por cosas tontas, que eso es lo de menos.
Cuando ella me contó sobre un chico que conoció en vacaciones en la casa de su padre, dijo que ese tal Louis también era de Boston, y que tal vez vendría me dijo el día, pero lo había olvidado.
Quedamos en que iría a su casa por la mañana para ayudarla a vestirse y maquillarse, sin embargo, no fue así.
—Tienes razón, pero...
—Nada de peros— contradije— tú eres hermosa, y si a él le molesta que no hayas venido "bien arregada", lo terminas. Eso no es sano.
Betty respiró hondo, luego se limpió las lágrimas, y se lavó la cara frente al espejo del baño.
—Está bien, tal vez no soy un desastre del todo.
Sonreí y juntas salimos de ahí.
Al entrar en el pasillo, muchas chicas nos miraban con envidia, mientras hablaban algunas cosas entre ellas y miraban a sus teléfonos repetidas veces.
Supuse que era por el novio de mi amiga, por lo que ella me dijo era un reconocido jugador de baloncesto.
De pronto, todo se detuvo, las miradas empezaron a girarse hacia la puerta de entrada de la escuela, haciendo que yo también
Un chico.
Cabello negro.
Ojos azul zafiro.
Labios carmesí.
Piel pálida.
Con una cicatriz sobre su labio superior (siendo específica, en el lado izquierdo)
Repentinamente, froté mi collar de unicornio.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando aquel tipo de cuerpo atlético, perfectamente esculpido, al parecer por dioses, se dirigió hacia nosotras.
«Mi novio, es un chico lindo»
«Yo te protegeré por siempre, microbio»
Las palabras palabras de Betty, y mi ex-mejor amigo, volvieron a mi mente, era él, sin duda, era él, aunque aún conserva un poco de esperanza de que no fuera así.
¡Amor!- exclamó mi amiga, corriendo hasta los brazos de su... novio.
Él me miró a mí, aparté mi rostro, pero no lo suficientemente, como para observar su expresión de sorpresa.
—Elizabela Barnes, él es mi novio— dijo Betty, tan alegre, tan entusiasmada, tan inocente.—su nombre es Louis.
—En realidad, mi nombre es Matthew Louis, pero, ya sabes, a veces las novias son un poco... ingeniosas.
—Louis, no digas eso...— protestó mi amiga, separándose de "Louis"
—Tienes razón, querida, ahora sí me presento: Matthew Louis Brown Hawke, novio de Beatriz Foley.— dijo extendiendo su mano en forma de saludo.
No me lo podía creer, era él, era Matthew, mi Matthew, pero, ¿por qué estar con mi mejor amiga?, ¿por qué huir como un cobarde al enterarse de mis sentimientos y ahora...?
Las manos me temblaban y sentía los nervios apoderarse de mí.
—Mucho gusto— dije sintiendo un nudo en la garganta.— soy Bela, Bela Barnes...
Nuestras miradas se encontraron de repente, y no pude evitar perderme en sus bellos ojos azules, sentía algo grueso en mi estómago y mis ojos se empezaron a cristalizar.
—En realidad es Elizabela, pero Bela para los amigos— interrumpió Betty— claro, pero como eres el novio de su mejor amiga, ahora también eres su amigo ¿verdad, Bela?
Sus palabras resonaron en mi cabeza, después de tantos años lo volvía a ver. Separé nuestras manos rápidamente y asentí con la cabeza
***
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