Cuando Thomas Brodie-Sangster se convierte en un... ¿doncel?

El sol de la mañana descubre a Dylan sentado en la mesa de su despacho, con todos los informes y pruebas que Will le trajo anoche sobre la mesa.

Lo primero que miró fue el informe del accidente de Thomas y, furioso, lo hizo a un lado hasta que despertara y pudiera pedirle una explicación. No les había mentido del todo, pero la declaración que Thomas había hecho a los policías al recuperar la conciencia solo le confirmó que Kaya escondía un secreto y que Thomas fue atacado por un demonio. Además, está relacionado de alguna forma con Nakamori Takeshi porque Dylan no cree en las casualidades.

Lo segundo que miró fueron las pruebas que Ki había repasado sobre el caso de asesinato que les trajo Nakamori Takeshi. Un ángel, ¿acaso era posible? Es cierto que existían ángeles que, como los demonios, se habían revelado contra su Señor y ahora iban matando por ahí, pero eran increíblemente escasos, ¿y había uno en Nueva York? Increíble. Bueno, realmente, ¿qué no había en Nueva York?

Tenía que ir a hablar con el miembro de CRUEL que Scott capturó, pero primero tiene que sacarse a Thomas de la cabeza.

- ¿Dylan?

La voz del dueño de sus pensamientos le devuelve a la realidad. Siente la furia renacer en sus venas, ¡que ganas tiene de poner sus manos alrededor del cuello del cabrón que se atrevió a dañarlo tanto!

Cuando Thomas llega a su altura le tiende el informe, sin decir nada, sin mirarlo. Él se pone pálido al instante, le tiemblan las piernas y cae sobre una de las sillas.

- Puede que haya cosas que se le resistan, pero Ki es muy bueno en lo que hace.

- Dylan...

- ¿Por qué no lo dijiste anoche? ¿Por qué no nos dijiste que estuviste a punto de ser violado por ese tipo? ¿Por qué no nos dijiste que te golpeó hasta dejarte al borde de la inconsciencia? ¿Por qué no nos dijiste que viste aparecer a Kaya en la oficina antes de desmayarte? ¿Por qué no nos dijiste que te pareció un ángel? ¿Eh, Thomas, por qué?

Thomas comienza a temblar más fuerte, sus ojos se llenan de lágrimas y, sacando coraje de donde no lo hay, encara a su jefe.

- ¿Y tú me hubieras creído? ¿Me hubieras creído si te hubiera dicho que un monstruo estuvo a punto de violarme? ¿Que me clavó sus garras en la espalda? ¿Me hubieras creído si te hubiera dicho que vi a mi mejor amiga aparecer con una lanza y alas de ángel? ¡Eh, dime, Dylan O'Brien! ¿Hubieras creído a un chico de veintiséis años que ha pasado por la experiencia más traumática de su vida o habrías pensado que estoy con un cencerro?

- ¡Te hubiera creído, maldita sea! – golpea el escritorio, levantándose y colocándose enfrente de él.

- ¿En serio? ¿Por qué, Dylan?

Se queda callado, no sabe qué responder y más se atragantan las palabras en su garganta al ver como Thomas se quita la camisa de tiros, quedando medio desnudo delante de él.

Nota todas sus hormonas reaccionar ante la visión de la piel desnuda, se ve obligado a apartar la vista de la curva del cuello. Thomas es sencillamente irresistible, y él no es de piedra.

- Esto es lo que esa cosa me hizo – señala su abdomen y Dylan baja la vista para encontrarse con varias cicatrices que, antaño, debieron de ser profundos arañazos.- Tardaron meses en curarse.

Dylan pasa la yema de los dedos por encima de las cicatrices y lo nota estremecer bajo su tacto, la piel del humano se eriza de placer entre sus dedos.

- Quien te hizo esto no era humano – admite, aun sabiendo que no debería.

Va a volver a preguntar cuando el estallido de la puerta les sorprende a ambos, Thomas grita, Dylan lo coloca detrás de su espalda y sale corriendo del despacho para llegar a la sala y encontrarse con dos demonios menores.

- No puede ser - Thomas ha ido detrás de él y se congela ante la visión de los demonios con los colmillos y las garras llenas de sangre.

- ¡Métete en el despacho!

- ¿Qué pasa, Nogitsune? – La mención de su verdadero nombre hace que vuelva la vista a ellos.- ¿Estás asustado?

- ¿De vosotros? ¡Qué bajo tendría que haber caído! – Saca las dos pistolas de las fundas y apunta a cada cabeza.- ¿Qué hacéis aquí?

- Queremos al chico – responde uno de ellos.

- ¿Por qué? – pregunta, esquivando la estocada que ha dirigido el primero hacia él, el segundo intenta abrirse paso hacia Thomas, pero Dylan reacciona y lo aleja de una patada disparando con ambas pistolas.

- El señor lo quiere, lo ha estado buscando, pero solo encontraba chicos muy parecidos a él. Hasta el otro día.

Dylan se acerca con rapidez, el demonio se muestra sorprendido al encontrárselo a un palmo de distancia, le encaja la culata de la pistola en la mandíbula al mismo tiempo que, con la otra, le dispara en la pierna al segundo demonio.

Thomas se encuentra con los ojos desorbitados y el rostro desencajado del miedo. Aquellos monstruos lo están buscando. Además, Dylan les está haciendo frente ¿qué ocurre? ¿Quién o qué es Dylan O'Brien?

- Oh... - un gemido queda ahogado en su garganta cuando las ve de nuevo, como le había pasado con Kaya, en la ancha espalda de Dylan se alzan dos hermosas alas negras. Dirige sus ojos a los dos que están en el suelo, pero sus alas están raídas y estropeadas, de un color gris sucio.

Se asusta al oír los disparos, pega un brinco y dirige sus ojos hasta la figura de Dylan que se alza grande y oscura sobre los cadáveres de los monstruos. La sangre ajena le ha manchado la camisa y la cara.

Quiere gritar de miedo cuando Dylan se acerca, ¿él es como ellos?

- ¡NO! 

- Thomas, no hay tiempo para esto, tenemos que irnos de aquí.

- ¡No! – grita, asustado.- Tú... Tú... ¡Eres como ellos!

- No soy como ellos, no me insultes, ¿quieres? – le dice, molesto, consigue agarrarlo por la cintura y elevarlo hasta su altura.

- ¡Sí lo eres! ¡Tú también tienes alas! – Thomas le golpea en el pecho con toda la fuerza que tiene.

- ¡Joder! – lo baja y lo pone contra la pared, lo agarra por el mentón y lo obliga a mirarle.- ¿Y qué si tengo alas, Thomas? ¿Y qué? ¡También se las viste a Kaya y a ella no la alejaste!

- ¡Kaya me salvó, ella no es un monstruo! – se defiende.

- ¡Yo también te acabo de salvar! – cansado de que le pegue, coge ambas muñecas del joven y las apresa.- La razón por la que hubiera creído tu relato si me lo hubieras contado es porque pertenezco a la misma realidad que ellos – señala los cadáveres con la cabeza.- ¡Pero no soy como ellos!

- ¡Demuéstralo!

Dylan suelta una serie de maldiciones y, aprisionado como lo mantiene contra la pared, el joven gime cuando Dylan toma posesión de sus labios con una fuerza arrolladora. Thomas exclama debido a la sorpresa e intenta resistirse retorciéndose, pero Dylan ha inmovilizado su pequeño cuerpo con el suyo propio y no puede hacer nada. Intenta coger aire cuando Dylan se separa un instante, pero aprovecha que ha bajado la guardia para introducir su lengua en la boca de Thomas sin compasión. El rubio se estremece de placer, involuntariamente a lo que la razón de su conciencia le grita, su cuerpo le pide que se rinda a él, a las sensaciones que le causa. Y así lo hace, deja de luchar. Dylan lo nota y suelta sus muñecas para poder posar sus manos en la pelvis desnuda de Thomas, quien no ha recuperado la camisa. Lleva las manos hasta la nuca del moreno y, enterrando los dedos en su pelo, comienza a devolverle el beso con la misma ferocidad con la que Dylan le está besando hasta que para de la misma manera que ha empezado, con brusquedad. Al hacerlo observa el pecho del joven que sube y baja en busca de aire. Suelta una serie de maldiciones en una lengua que Thomas no entiende. Él abre los ojos y Dylan se enfrenta a su propio deseo reflejado en los ojos oscuros.

- No puedo ni quiero matarte, Thomas, jamás lo haría, porque tú eres... - acaricia la mejilla de él, por la que han comenzado a deslizarse una serie de lágrimas.- Tú eres el doncel neutral – lo atrae a su cuerpo en un abrazo y aparta los cabellos de la nuca del rubio, allí, como su madre le había dicho cuando le peinaba, allí, se encontraba la marca de la luna llena.- Eres mi doncel.

Es tan doloroso aceptarlo que Dylan lo estrecha entre sus brazos, no permitiéndole que se aleje.

- No entiendo nada de lo que estás diciendo – admite.- Estoy muerto de miedo, Dylan.

- Tienes miedo, Thomas, muchísimo miedo, lo entiendo. Pero mira – él coge una mano de Thomas entre las suyas y la pone sobre el corazón del muchacho.- No estás muerto, tu corazón late con una fuerza abrumadora, estás más vivo que nunca.

- ¿Kaya también es como tú?

- Si te soy sincero, no estoy seguro de qué es Kaya – admite, cogiéndolo en brazos y dirigiéndose a la calle.

- ¿A qué te refieres? – pregunta, confundido, su cabeza da vueltas, pero se obliga a no cerrar los ojos. Debe permanecer despierto, no puede quedarse dormido y que todo aquello fuera un sueño agitado o una horrible pesadilla, si es real significa que nunca había perdido la cabeza.- ¿A dónde vamos? – pregunta, al ver que Dylan lo introduce en el interior de su coche.

- Vamos a El Claro, allí estarás a salvo – responde mientras se sienta al volante.- Tengo cosas que hacer y podré explicártelo todo.

Thomas se recuesta para estar más cómodo, pero sus ojos se cierran sin que pueda hacer nada y, de vez en cuando, se encuentra cabeceando al borde de la inconsciencia. Lo siguiente que sabe es que unos grandes brazos le cogen de nuevo. Le parece oír la voz alarmada de Will y alguna otra más que desconoce por completo, no sabe quiénes son, no sabe a dónde lo ha llevado Dylan, pero lo cierto es que se siente tan seguro como cuando Dylan lo abraza, así que simplemente se deja acunar y cae en un profundo sueño.

El tomar conciencia de que está sobre algo mullido, cómodo y fresco le hace abrir los ojos para darse cuenta de que, nuevamente, está en una cama que no es la suya.

- Veo que has despertado.

La voz femenina a su derecha hace que Thomas se de la vuelta lentamente, sus sentidos aún están algo dormidos y no puede reaccionar con rapidez, pero se siente increíblemente bien. Cuando puede enfocar, se encuentra con una joven de piel blanca, media melena trenzada y que va vestida con una curiosa túnica azul claro.

- ¿Dónde estoy? – pregunta, restregándose con suavidad un ojo.

- Dylan te ha traído a El Claro. Ese bruto... las chicas y yo nos alarmamos cuando le vimos aparecer contigo en brazos casi desnudo – Thomas se sonroja.- Tranquilo, te había puesto su camisa por encima – sonríe encantadoramente.

- ¿Quién eres? ¿Quiénes sois las chicas y tú? – pregunta de nuevo, sentándose en la cama.

- Somos como tú, somos las cinco doncellas vírgenes. Cuatro doncellas y un doncel vírgenes para ser más exactos – luego sonríe con picardía.- Bueno, algunas ya no somos tan vírgenes. Me llamo Rosa y soy la mujer de Ki.

- Yo soy Thomas – sonríe tontamente, pero entonces una bomba de recuerdos de las últimas horas es descargada en su mente y sus constancias vitales se aceleran considerablemente.- ¡Los monstruos! ¡Dylan! ¡SUS ALAS! ¡Ese bastardo me debe una explicación! – grita furioso, de nuevo al borde del colapso.

- Vaya, cada minuto que pasa me caes mejor – Rosa ríe, Thomas vuelve a sonrojarse.- Dylan está un poco ocupado, pero creo que mientras él regresa yo puedo responder tus preguntas.

Thonas se siente aliviado, ¡por fin! ¡Respuestas! Pero se da cuenta de que tiene demasiadas preguntas y ni idea de por dónde empezar. ¿Por Dylan? ¿Por El Claro? ¿Por los monstruos? ¿Por las doncellas/doncel vírgenes?

Rosa lee la confusión en su rostro y habla comprensiva.

- No te preocupes, responderé a todas las preguntas que tengas y a aquellas que aún no se te hayan ocurrido, pero primero creo que deberías darte una ducha y cambiarte. He traído ropa que creo que es de tu talla.

Thomas asiente agradecido.

Minutos más tarde se siente un hombre nuevo, duchado y enfundado en unos vaqueros y una hermosa túnica blanca con bordes dorados.

- ¿Qué y quién es Dylan? – pregunta al volver a la habitación y encontrarse a Rosa sentada en la mesa tomando el té con una tranquilidad insultante, esperándolo.

- ¿Has oído hablar del Cielo y del Infierno? – asiente.- No se trata de puras invenciones de la iglesia, realmente existen un Cielo y un Infierno en el que reinan Dios y Lucifer. Al servicio de Dios se encuentran los ángeles y al servicio de Lucifer se encuentran los demonios, ¿me sigues? Es todo muy cliché y sencillo  y de entender, la verdad – Thomas se sienta a su lado.- Todo empezó con un pacto que hicieron Dios y Lucifer. Tanto el Infierno como el Cielo dependen de la Tierra, es decir, nuestro mundo, para subsistir. Esto quiere decir que se alimentan de las almas buenas y malas. Dicho pacto era muy sencillo y consistía en enviar a un grupo de ángeles y a un grupo de demonios a la Tierra para que nos protegieran a nosotros, los humanos, quienes habíamos comenzado a destruirnos y estábamos causando un gran desequilibrio entre las dos realidades. Como catastrófica consecuencia, tanto las fuerzas del Cielo como las fuerzas del Infierno se dividieron en aquellos que querían obedecer a Lucifer y a Dios, y en los que no querían obedecerlos. Dentro del grupo de los demonios, se crearon dos grupos: El Clan Sol y El Clan Luna, siendo el primero el grupo de los renegados y el segundo el grupo de los que querían proteger a los humanos. Los ángeles también se revelaron, pero fueron tan pocos que no se les dio tanta importancia como a los demonios.

Thomas parpadea varias veces, tratando de asimilar toda aquella información, ¡por el amor de todo! ¡Es una completa locura!

- Dylan O'Brien es en realidad Nogitsune, un demonio de más de un milenio de antigüedad, la mano derecha del Diablo, líder del Clan Luna y creador de El Claro – responde por fin, causando el efecto esperado en el joven humano, que empieza a hiperventilar.

- Pero... eso... él... ¿es tan viejo? – Rosa asiente, Thomas se escurre en el asiento.- No puede ser.

- Pero es, querido, como todo aquí.

- ¿Y El Claro? ¿Es esto? – abre los brazos, haciendo referencia a todo lo que hay a su alrededor.

- El Claro es una organización creada por Dylan, a ella pertenecen distintos tipos de demonios y algunos pocos ángeles, de todas las edades y tamaños, con todo tipo de características y habilidades. Se encuentran divididos en grupos, dispersados por todo el planeta, y su misión es protegernos.

- Las alas – se señala su propia espalda.- ¿Todos tienen?

- Sí, absolutamente todos. Aunque hay una gran variedad, desde las alas hermosas que por lo que sé has visto en tu amiga Kaya y en Dylan, hasta las desgastadas y raídas de los demonios que os atacaron.

- Sabes lo de Kaya – susurra.

- Ki me ha puesto al tanto de la situación para poder guiarte – se encoge levemente de hombros.

- ¿Y nosotros, Rosa? ¿Qué somos nosotros?

- Somos las doncellas vírgenes, cinco mujeres destinadas para cinco guerreros demonios que tienen en su cuerpo o la marca de una luna creciente, o menguante, o llena. Las doncellas del día tenemos la luna menguante, las doncellas de la noche la luna creciente y tú... - acaricia los mechones rubios del cabello de Thomas.- Tú ni siquiera eres una doncella, sino un doncel. Algo que no pensamos que pudiera suceder y que explica que hayamos tardado tanto tiempo en encontrarte. Eres el doncel neutral que posee la luna llena, aquel que ama tanto la oscuridad como la luz. Eres el hombre humano más codiciado entre ángeles y demonios porque puedes darle poder tanto a unos como a otros.

- ¿Darles poder?

- Estamos destinados a los demonios, pero se ha dado un caso en el que el guerrero destinado de una hija de la noche es un ángel – sonríe.- Tanto los ángeles como los demonios deben comer alimentos orgánicos para mantener vivos el cuerpo que los contiene, pero quienes se encargan de alimentar su alma somos nosotros.

- ¿Su alma?

- Sí, ellos deben beber nuestra sangre para obtener toda la fuerza que nosotras somos capaces de darles – Thomas se toca instintivamente el cuello, soltando un suspiro, recordando que fue el primer lugar donde Garrett Douglas intentó morderle.- Y, a cambio, nos mantenemos jóvenes.

- Ah... ¿qué? ¿Cuántos años tienes, Rosa?

- ¿Yo? – Cubre su boca con la mano, en un gesto delicado.- Dentro de siete meses cumplo los doscientos años – Thomas siente que está a punto de darle una fatiga debido al exceso de información.

- ¿Cómo reconoces al demonio al que estás predestinada?

- Lo sabes en cuanto lo ves, ya te lo dije antes, muy cliché. ¿Qué sentiste al ver por primera vez a Dylan? – pregunta.

Thomas no sabe qué contestar, cierra los ojos y rememora aquella tarde cuando conoció a su endemoniado jefe. Recuerda lo atrayente y sensual que le pareció, igual que recuerda ver en Dylan un lado demoniaco con la luz del atardecer que, lejos de darle miedo, le atraía aún más hacia él.

- Me sentí ahogado por la sensualidad que destilaba... me sentí excitado sólo con mirarle – admite, abriendo los ojos con las mejillas muy sonrojadas.

- Él debió sentirse igual, o peor, Ki siempre me ha dicho que para ellos esa sensación es amplificada unas tres o cuatro veces.

Thomas recuerda el ardiente beso que le dio Dylan para conseguir que se tranquilizara.

- No creo que él me ame, Rosa – deja caer su cabeza sobre la mesa, entre sus brazos.- Él siempre se muestra frío y distante conmigo, excepto muy pocas veces.

- Dylan tiene un pasado que le persigue, Thomas, pero él pudo ver en ti una vía de escape. También te deseó nada más verte eso puedo jurarlo, pero su pasado lo mantiene maniatado. Además, seguramente nunca pensó que pudiera ser uno de los guerreros predestinados.

- ¿Su pasado y su deseo de venganza están relacionados?

- Sí, por desgracia eso no me corresponde a mí contártelo. Pero cuando lo sepas entenderás los motivos y el comportamiento de Dylan.

- Quizás.

Pasan un instante en silencio, Rosa le acaricia con tranquilidad el cabello y él se deja transportar por dicho placer mientras intenta asimilar todo lo que Rosa le había contado.

- ¿Por qué solo somos cinco?

Rosa se queda callada un instante.

- La verdad es que no lo sé con certeza. Cuentan que nacimos de un trato entre la Luna y el Sol, que nos crearon para ser los contenedores del enorme poder de las dos razas y para poder entregárselo a aquellos guerreros predestinados que lo merecieran.

De nuevo reina el silencio, pero ninguno de los dos lo siente incómodo y disfrutan de la compañía que se aportan. Él, novato e ignorante hasta decir basta, disfruta de la seguridad de una veterana como Rosa.

Continuará...

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