7.Una Inesperada Reunión.



Curiosidades sobre hadas:

Como ya he dicho con anterioridad, a las hadas les desagradan los humanos ya que desprenden muchas emociones despreciables, pero al mismo tiempo sienten una gran curiosidad hacia ellos que les evita alejarse.



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El sol ya había llegado al punto más alto hace varias horas, y Yuri seguía esperando sin rastro de paciencia alguna. Se levantó de la tierra y comenzó a merodear alrededor de la orilla de la laguna.

—¿Piensa venir ese humano? —se quejaba en voz alta mientras seguía una roca tras patearla, para luego acercarse y volver a infligirle otro golpe.

Cada vez, la piedrita se distanciaba más con cada patada que el hada daba, ya que su fuerza aumentaba. Se adentró entre los árboles, y Yuri continuaba jugando con esa pelota improvisada. Una hora humana pasó, y ahí fue cuando el hada decidió dejar tranquila a la piedrecilla.

—Oh, tal vez ya se dignó a llegar a la laguna —pensó en voz alta para luego alzar vuelo.

Pocos fueron los minutos que tardó para visualizar sus pies en el espejo de su laguna. Miró de un lado al otro, pero las únicas vidas que encontró fue del grupo de mariposas que le daba compañía a sus flores. Chasqueó la lengua, pero todavía no se desilusionaba. Tomó altura hasta superar el follaje. Saltando de copa en copa, Yuri fue buscando al humano desde las alturas.

Árboles más adelante, en una de las ramas más altas, pudo reconocer a cierto ser. Se alegró de verlo, aunque no era a quien buscaba en esos momentos. Igualmente, se acercó al ave que acechaba a su presa.

—¡Ey! —saludó el hada tras descender hasta donde el halcón aguardaba.

El ave no movipo ni un milímetro de su cuerpo, a excepción de sus ojos, que cayeron sobre la bella hada.

—¿Has visto pasar un humano? —le preguntó al halcón abejero, en un susurro.

El ave emitió con suavidad un gruñido. Los humanos no entenderían tal, pero Yuri sí.

—Ya veo... —respondió para luego suspirar decepcionado —. Por cierto, en estos días pasate, tal vez consiga algo de miel —se despidió del ave, y continuó con su búsqueda.

Ya tocó la copa del último árbol del bosque, más adelante podía observar el sendero hecho por los humanos y como los arboles escaseaban mientras más lejos observaba. Se sentó allí y esperó por un rato mientras observaba las casas humanas con interés. Después de todo, la única vez que Yuri salió del bosque fue para buscar a Viktor hace dos años en una casa alejada de la civilización. Jamás había visto un pueblo de humanos. Al final, el hada su curiosidad no controló, y saltó nuevamente hacia el aire. Al pueblo se dirigía.

Se alejó del bosque con adrenalina, ya que el miedo y emoción dominaban su interior; un sentimiento de lucha.

Mientras pasaba sobre el pastizal, pudo distinguir un grupo de humanos. Se detuvo, ya que reconoció la esencia de uno de ellos. Se acercó un poco, ya que temeroso estaba, aunque los humanos no pudiesen verle. Enseguida pudo distinguir a Otabek,

"Ahora que lo pienso, dijo que entrenaba todos los días" meditó Yuri, sintiendo alivio "Tal vez venga cuando termine..." reflexionó, para luego volver a aleter.

No volvería al bosque a esperar. Yuri no era tan amable como para perdonar al soldado "Le devolveré la espera" fue lo que pensó con un puchero en su rostro.

No pasó mucho tiempo hasta que tuvo casas bajo sus pies. Yuri se acercó asombrado a uno de estos grandes refugios. Golpeteó una de las paredes para analizar su resistencia, y se sorprendió más al ver que no se movió. Continuó con su viaje, donde veía casas nuevas, una diferente de la otra. Incluso de algunas salía un delicioso olor a comida desde "una especie de tubo", según Yuri, ya que los humanos le llamaban chimenea. Se tomó su tiempo en deleitarse con los diferentes aromas que salían de las chimeneas. La mayoría era de pasteles o galletas, ya que la hora de la merienda se acercaba.

Llegóo saltando de casa en casa hasta una zona donde los humanos abundaban. Mientras más los miraba, mas sentía aquellas emociones provenientes de las personas que caminaban por el bulevar. Codicia, odio, tristeza, envidia. Múltiples sentimientos negativos tapaba a todos lo que pasaban por allí.

—Es como una gran nube negra —dijo asqueado Yuri, la maldad parecía retumbar en su mente y escalofríos le causaba —. Parece ser que son unos pocos humanos los que tienen el alma limpia —con repulsión, escupió, aunque los humanos jamás sintieron aquello.

Su cuerpo comenzó a debilitarse, todas esas emociones negativas le estaba afectando, por lo que volvió a retomar el viaje, esta vez tensado y con rapidez, como si un depredador lo estuviese persiguiendo.

Pasó a los niños golpeando e insultando al mas débil, a los adultos discutiendo el precio de un producto, a los indigentes que miraban con envidia y desespero lo que iban a arrebatar, a los comerciantes que miraban con odio al que tenía mas clientela.

"¿Esto es lo que quieres proteger, idiota?" es lo que pasaba por la mente del hada mientras se apuraba en alejarse de los humanos.

Llegó a una zona donde la gente escaseaba. Sus nervios comenzaron a bajar al igual que el dolor en su cuerpo. Se detuvo para descansar sobre uno de los tejados, En ese lugar sintió calidez, un aura de esperanza e inocencia comenzó a llenarle como energía, incluso a tranquilizarle. Se asomó del techo para ver lo que había debajo. Un grupo de niños estaban sentados alrededor de un hombre que les hablaba. Los niños escuchaban con atención y sonreían con ilusión. El hombre también desprendía los mismos sentimientos. Felicidad era lo que mostraba al ver interés en los rostros de los niños. Le alegraba que escuchasen sus historias.

—Y así termina este cuento —anunció el hombre con una cálida sonrisa.

Los niños no respondieron de la misma manera, ya que comenzaron a quejarse de que querían oír otro más. El hombre rio y les dijo que otro día volvería con nuevas historias. Los niños cedieron a sus quejas, por lo que se levantaron, se despidieron con alegría y se dispersaron del lugar.

El hombre manteniendo aún su sonrisa, comenzó a guardar sus pertenencias en una bolsa de hilo y luego se levantó.

Yuri, quien llegó a escuchar el final de aquella historia, meditó acerca de ese hombre. Lo conocía. El humano entró a un callejón para volver a su hogar. Iba tranquilamente tarareando una canción hasta que un pie se interpuso violentamente frente a él. Soltó un chillido por el susto e inmediatamente se apoyó contra la pared al tiempo que observaba a su atacante. Nuevamente gritó y tapó sus ojos con pudor, ya que Yuri mantenía su pierna elevada y descansada sobre la pared, causando que su vestido se levantase y dejara ver su pelvis, ya que nada mas usaba de ropa.

—¿Tú eres el tipo que estaba con Viktor? —preguntó con su característico tono de vándalo —. Saca las manos de tu cara —dijo, más como una orden que un pedido.

—Lo haré cuando bajes tu pierna —respondió el hombre de anteojos, balbuceando por vergüenza.

Yuri, incomprendido, bajó esta, ya que ninguna molestia le causaba.

—Listo.

—Viktor me hablo mucho de ti, Yurio —comentó el humano de cabellos oscuros tras separar lentamente su rostro de sus manos, ya que temía que el hada haya mentido.

Yuri chistó enfadado, ya que ese sobrenombre no le agradaba.

—¿Dónde está ese anciano? —cuestionó —. No lo siento cerca —

El humano se acomodó los lentes y contestó:

—Esta en nuestra casa —el hada rodó los ojos al escuchar "nuestra".

—Llevame ahí —exigió.

Yuuri, el humano, aceptó con gran paciencia. Estaba acostumbrado al capricho de hadas.

—Entonces vamos —dijo tras comenzar a caminar.

—Ve por un camino donde no haya mucha gente —volvió a ordenar, con el mismo tono enojado.

—Está bien —respondió el de anteojos luego de detenerse —. Si te sientes incomodo entre tantos humanos puedes entrar en mi bolsillo —ofreció con amabilidad mientras señalaba el bolsillo en el lado izquierdo de su pecho.

—¡¿Crees que me pondre tranquilo estando cerca de ti?! —grito el hada para luego alzarse en vuelo.

—Viktor dijo que eso era tranquilizador... —excusó el humano con vergüenza.

—No me compares con ese tipo, no soy un sentimental como él —le dejó en claro —. ¿Vas a caminar? —preguntó sarcástico al ver que el humano se había quedado navegando en sus pensamientos.

Inmediatamente Yuuri reaccionó y puso sus pies en marcha. El otro Yuri volvió a rodar los ojos por lo simplón que era el humano, pero a la vez comprendió el porqué Viktor le había dado su lealtad al humano. Se sintió mas aliviado por ello. No había mejor cosa que un alma que permanecía pura como un niño.

El hada seguía desde las alturas a Yuuri, ya que humanos rondaban por allí, y a Yuri no le agradaba la idea de estar cerca de estos. Una vez las casas fueron desapareciendo hasta solo quedar el sendero de tierra y hectáreas de césped, fue cuando Yuri descendió para estar a la altura del humano. Por minutos, observó detenidamente a Yuuri, el cual se dio cuenta y comenzó a incomodarse. Cuando ya no supo cómo caminar sin sentirse acosado, habló.

—¿Pasa algo, Yurio? —preguntó, con una risa nerviosa.

El hada, sin despegar ojo del humano, contestó:

—Estaba tratando de comprender por qué Viktor se fue del bosque por un cerdo —dijo, sin pena alguna.

Aquello fue como una gran piedra sobre Yuuri.

—¿Cerdo? ¡Pero si me estuve cuidando! Viktor me estuvo torturando todo este tiempo y... ¿sigo siendo un cerdo? —como Yuri notó, el humano tenía cierto trauma con lo que peso respecta.

El rubio no se limitó y comenzó a reírse mientras que el humano miraba su figura con preocupación. Siguieron avanzando no por mucho tiempo hasta que el de anteojos anunció que ya llegaron a la casa. Era una peque;a cabaña, la única que había a los alrededores. Desde donde estaban se podía ver que tenia una humeante chimenea y una escalera que guiaba a un chico patio con sillas y una mesita.

El hada aterrizó en uno de los escalones de madera y desde allí subió utilizando sus pies. La puerta de la cabaña estaba abierta así que entró junto al humano al cálido hogar que desprendía un delicioso aroma a panquecitos horneándose. Yuuri iba a anunciar su llegada, pero el hada habló primero.

—Viktor no está, pero si siento la asquerosa presencia de...

—¡Yuuri llegaste! —un hombrecillo alado apareció frente a los dos Yuris. Vestía una hojita que apenas tapaba sus genitales (porque el penoso "cerdo" le obligaba a usar ropa), sus ojos eran verdes como la hoja que vestía, y su cabello era corto y rubio, sin embargo, de la parte trasera, lo tenia mucho más corto y su tono de cabello era un poco más oscuro —. Y que sorpresa tenerte por aquí, pequeño Yuri. Creí que le temías a los humanos.

—¡No les temo! ¡Los odio! —se defendió enseguida el hada rubia —. Y digo lo mismo, no imaginaba que te irías con un cerdo, Chris —

El hada de aire rio a carcajadas por el sobrenombre que le dio a su amigo, incluso tuvo que tapar su boca (y por ello también la poca barba y bigote que tenía). Mientras el humano, nuevamente deprimido, fue a recoger la hoja verde que había en la mesa.

—¿Viktor se fue a pasear? —preguntó, tras analizar la hoja en forma de corazón que dejó el hada albina para avisar su ida.

—Sip —respondió la pequeña hada que desprendía un resplandor amarillento como parte de su cabello.

—Dice que le guardemos panquecitos —le dijo al hada al percatarse que había otro corazón, esta vez partido. En la casa sabían que significaba "Me pondre triste si no me dejan lo que sea que hayan cocinado mientras no estuve".

—Ese hombre nunca se perderá una comida —comentó Chris riendo.

Se acercó a vuelo al horno de barro y con un movimiento de mano causó que un fuerte viento atacase al fuego hasta matarlo.

De repente, la cajonera se abrió de golpe. Yuri se asustó por el repentino movimiento del mueble, el otro Yuuri ya estaba acostumbrado, por lo que tranquilamente tomó asiento frente la mesa; sus cabellos se mecían por la corriente de aire que estaba causando el hada. Del cajón, tres tacitas, platitos y cucharitas comenzaron a flotar. Otro estruendo, otro cajón abriéndose. Un mantel comenzó a flamear en el aire.

—Yuri, siéntate cómodo —le dijo el hada a la más joven, ya que de la puerta no se había movido.

Tras esas palabras, una silla se corrió de donde estaba, invitándole al rubio a sentarse. Yuri aceptó tras unos segundos de meditar, se sentó al lado del humano.

El mantel aterrizó sobre la mesa. Los platitos y demás esperaron a que el mantel se acomodase para luego descender cuidadosamente frente a los sentados y donde Chris se sentaría. Dos bandejas con panquecitos cayeron en el centro de la mesa y una tetera se dirigía hacia los sentados con lentitud y tambaleándose de un costado al otro.

—Los invitados primero —ordenó Yuuri a la tetera.

Esta obedeció y se acercó al hospedado. Temblante, comenzó a derramar un gran chorro de leche caliente hasta llenar la taza de porcelana. Mientras la tetera llenaba las demás tazas, las cucharas se escaparon para hundirse bajo un bote de miel para luego limpiarse en la leche. Repitieron esto dos veces más.

Chris se acercó a su silla y de repente se convirtió en un hombre de casi dos metros. Por supuesto, la pequeña hojita que vestía salió disparada por alguna parte, pero nadie llego a verle nada, ya que Yuuri había predicho su transformación, agarró una gran hoja de filodendro* que siempre tenía cerca y justo a tiempo se paró para no ver por completo el cuerpo del hada.

—Tienes buenos reflejos para tu cuerpo —alagó en forma de burla el hada de agua para luego soplar el contenido de su taza y darle un sorbo a la deliciosa leche con miel.

Chris tomó la hoja alargada, y entre risas se sentó.

—Es cosa de todos los días —Yuuri suspiró y dio un sorbo a la bebida caliente —. Estos dos no entienden las cosas...

—Es tu culpa, eres muy blando —excusó divertido el hada de viento.

Yuri observaba entretenido la discusión que acababa de surgir. No había mejor forma que acompañar la vista que uno de esos panquecitos que tentaban con el aroma que desprendían, por lo que tomó uno y lo mordió. Enseguida el esponjoso pedacito en su boca le llenó de un delicioso sabor a naranja dulce.

—¡Qué rico! —exclamṕ Yuri para luego darle otra mordida que enseguida comenzó a deshacerse en su boca. La comida era la manera mas fácil de poner contento a Yuri.

Por el repentino comentario del hada que segundos atrás tenóa el malhumor dibujado en el rostro, los otros dos dejaron de discutir sobre quién tenía la culpa y sonrieron coordinados.

La tarde pasó no muy tranquila, pero si entretenida para los tres por las bromas, y comida deliciosa. Hablaban sobre que Yuuri ya había comido muchos panquecitos hasta que un sollozo alertó a los tres presentes en la sala.

—Oh, se despertó —dijo Chris.

—Estábamos hablando un poco alto ahora que pienso —dijo Yuuri para luego levantarse de su silla.

Mientras tanto, Yuri no comprendía la conversación que los otros dos llevaban. Iba a preguntar hasta que se dio cuenta de una presencia, de la persona que sollozaba.

—¿Un humano? —preguntó Yuri al identificar aquellos sentimientos de soledad.

—Así es, es mi hijo —respondió Yuuri mientras se dirigía a la habitación continua.

Chris volvió a un tamaño pequeño y tras recoger la pequeña hoja, se sentó en la cabeza de Yuri. Al hijo de Yuuri le gustaba ese tamaño.

Yuri quedó pasmado en la silla, recién segundos más tarde se levantó exclamando la palabra "Qué". Entró bruscamente en la habitación.

—¡¿Tú y Viktor tuvieron un maldito hijo?!

—Sí —respondió sonriente el revelado padre.

—Qué asco... —dijo Yuri, demostrando con su rostro que sus palabras eran ciertas.

La risa de un individuo que se encontraba en una cama cercada llamó la atención de Yuri. Se acercó a la cama rodeada de flores y algunas mariposas que entraron por el ventanal y se asomó. Un bebe de escasos cabellos plateados y ojos celestes trataba de alcanzar al pequeño Chris entre risas. Yuri quedó abstraído por el joven humano. Era la primera vez que veía uno y este le causó calidez, lo que desprendía el pequeño niño era inocencia en su mayor punto.

El bebé se dio cuenta de la presencia del hada rubia y enseguida comenzó a balbucearle, sacando su atención de Chris, quien le cuidaba diariamente. Las pequeñas manitas del bebe se alzaban hacia "Yurio", él no le dio un significado a este acto.

—Quiere que te acerques —dijo Chris que ahora observaba todo sentado en el hombro de Yuuri.

Interesado, el hada de agua acercó su rostro al del bebe que se veía tan angelical a ojos de Yuri. Chris y el otro Yuuri observaban la escena enternecidos hasta que sucedió. El bebé tiró del cabello del hada rubia hasta hacer que su frente chocase contra el colchón. Y el bebé rio, ya que un juego pensaba que era. Pero nadie más rio, Yuuri y Chris tenían el terror en sus ojos de la futura reacción de la quisquillosa hada de agua.

Yuri se reincorporó, lo que provocó que el sudor aumantase en los otros dos.

"Lo matará" gritaban internamente mientras ideaban un plan para sacar al bebé de la cercanía de Yurio.

—Este bebé salió igual de molesto que Viktor —Yuri se dio la vuelta con el niño en brazos.

El padre y el niñero suspiraron aliviados. Sonrieron y no se atrevieron a decir que el pequeño niño seguía tentando su suerte, porque tenia los cabellos del hada en su boca.

—El pequeño debe de tener hambre —comentó Yuuri nerviosamente, para tener en manos al niño que aún podría correr peligro.

—Entonces lo llevaré —dijo Yuri, arruinando el plan del nervioso padre.

Se dirigió hacia una de las sillas y tomó asiento con cuidado.

—Deja de babear mi cabello —retó el hada al tiempo que alejaba al bebé de sus cabellos.

Chris, nuevamente transformado en humano, apoyó su mano sobre el hombro de Yuuri y le sonrió, dándole a entender que sorprendentemente Yuri le agarró cariño. Y así era, el hada podía sentir que el inquieto niño en sus brazos no hacía las cosas con maldad y por aquella inocencia, el hada era paciente.

Sentado sobre el regazo del hada de agua, el pequeño niño comenzó a recibir en su boca la cuchara con leche tibia. Cuando ya estuvo satisfecho, comenzó a reír.

—Estoy preocupado por este bebe, hasta ríe como ese viejo —dijo, al tiempo que extendía al bebé hacia su padre para luego pararse —. Me voy —anunció.

—Ya veo, vuelve cuando quieras —invitó el de anteojos.

—Para la próxima haré mas panquecitos —dijo Chris, para luego lanzar un beso con su mano.

El hada se acerco a la salida. Una vez abajo de la puerta dijo:

—No le digas a Viktor que vine, cerdo —amenazó —. Y lo mismo para ti Chris. Lo haces y haré trizas el árbol en el que vives. Adiós —y con esas palabras, el hada despegó.

El humano que cargaba el bebé se quedo incomprendido en el lugar.

—Pero si había dicho que quería ver a Viktor... miró al hada del viento.

—Así es él, un quisquilloso que cambia de opinión fácilmente —persuadió Chris riendo mientras comenzaba a levantar los trastos.

Yuuri suspiró.

—Las hadas tienen cada actitud...

Ya en el cielo, Yuri gruñía "Ya recordé que la última vez le dije a ese tipo que no lo volvería a ver ¡y no lo haré!".





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*filodendro: Plantas de grandes hojas alargadas.

Foto de referencia:

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Curiosidades sobre hadas:

La unión de un humano y un hada tiene muchas versiones diferentes. Una de ellas es que las hadas pueden embarazarse como un humano, aunque carecen de leche en sus pechos para alimentarles.

En cuanto a la relación con niños, las hadas le tienen mucho cariño. Ya que son inocentes y con gran imaginación. Mientras más grande sea su imaginación, mas atrae a las hadas.



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Notas de la autora:

Sí, volví a tardar eternidades.
Parecerá que meto muchas excusas peeero adivinen quién estuvo en el hospital :DDDD

En mi perfil hay una historia llamada "Retos y lo que venga", ahí cuento lo que me pasó.

Ah, también tardé porque antes de caer en la cama del hospital dediqué mi tiempo a un one-shot que planeaba dárselos por San Valentín, pero se arruinó el plan v': Subí uno hoy. Fans del YuuYu, si les interesa, hice un corto fic:



Este capitulo se lo dedico a Selene-san, por haber sido tan servicial conmigo ;////; La imagen de la multimedia me la pasó ella c: <3

Nuevamente, disculpen la tardanza. Espero que el capitulo haya sido de su agrado. En mi opinión, este capítulo es de los mejores hasta ahora, me gustó como me quedó la escena de la merienda. Estoy emocionada por ver sus reacciones ante la repentina aparición de Katsudon, Chris y UN BEBÉ 100% sacado de lo canon. 

Nos vemos lindos/as <3

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