•Capítulo 1: Eren•
Seguimos a Petra con cierta preocupación, pero resultó ser que Erwin simplemente le iba a hacer una bienvenida a Tn.
Le reclamé por darnos tremendo susto, a lo que el cejotas se excusó echándole la culpa a Hanji, pues ella lo convenció de hacerlo.
Al final organizamos un pequeño banquete en el comedor, pues en realidad Hanji lo estuvo planeando desde antes, sacando provecho para tener el día libre.
—Vaya, compraron carne. —comenté neutral
—¡Sorprendente! —exclamó mi hermana con emoción, mientras veía todos los platos de comida, que si bien no era muchos, no tenían mala pinta— Nunca había visto esta comida en el subterráneo.
—Come lo que quieras, enana. —Hanji le extendió el plato de carne
—Pero esto es demasiado... —Tn dudó en aceptar— No quiero abusar de su amabilidad. —susurró apenada
—¡Oh, para nada! —Hanji le sonrió
—Aprovecha que Erwin está de buenas, no siempre compra carne. —agregué de brazos cruzados
—Bueno. —Tn accedió, comiendo su primer pedazo de carne. Apenas la probó sus ojos brillaron y comenzó a comer rápidamente
—Oe, come más despacio o te vas a ahogar. —advertí
—Perdón. —tragó de golpe su trozo de carne— Es que la comida del subterráneo era insípida, la mayoría no tenía sabor y estaba en mal estado... —explicó con una mueca, provocando que algunos la vieran con pena
—¡Pero esos días ya pasaron!¡Ahora estás aquí con nosotros, enana! —habló Hanji, pasando su brazo por sobre el cuello de Tn, viéndola con una expresión comprensiva
—Gracias, aunque te agradecería que no me llamaras así. —añadió Tn con una vena sobresalida en su frente, molesta por el apodo de la cuatro ojos
—Bueno, pero no te me enojes. —Hanji alzó sus manos en señal de paz
—Si quieres más solo pídelo, Tn. Tenemos comida suficiente en la cocina. —habló Petra, a lo que mi hermana asintió en respuesta
Como la mayoría de los soldados tuvieron su día libre hoy, esta fiesta de bienvenida era conformada por un pequeño grupo de personas, en la cual estaba mi escuadrón, la cuatro ojos, el cejotas, mi revoltosa hermana menor y Moblit.
—Iré a alimentar a los caballos, ya es su hora de comer. —informó Petra
—¿Te vas a demorar? —cuestionó Tn con una mueca. Al parecer quería que Petra se quedara más tiempo
—No, ahorita vuelvo. —Petra le regaló una sonrisa amable y se fue
—Bueno...
—Tsk, te dije que comieras bien. —la volví a regañar cuando vi un pequeño grano arroz por sus labios
—Oh, perdón. —se tapó la boca inmediatamente
—Límpiate. —saqué el pañuelo que siempre llevaba conmigo y se lo di a mi hermana
—Esto es... —sus ojos se pusieron llorosos cuando reconoció el pañuelo— Es de mamá. —completó en un hilo de voz
Todos nos quedamos en silencio, sin saber qué más decir o cómo reaccionar.
—Voy a servirme más carne. —Tn cambió de tema— ¿Alguien podría ayudarme encontrar la comida?
—Yo te ayudo. De paso, también me sirvo más. —añadió Hanji
—No te vayas a acabar toda la comida, cuatro ojos. —advertí frunciendo mi ceño un poco
Narra Tn
Al día siguiente Erwin nos informó sobre una expedición de reconocimiento de área, así que todos los soldados de la Legión de Reconocimiento nos dirigimos hacia el bosque.
—¡Comandante! —un soldado de la tropa de Guarnición llegó hacia nosotros repentinamente
—¿Qué pasa? ¿Por qué tanta prisa? —preguntó Hanji
—¡Los titanes se dirigen al sur de la muralla María!
Un titán se fue aproximando hacia nosotros, así que me apresuré en cortar su nuca y volver con el comandante para escuchar su nueva orden.
—Entonces hay que regresar, seguro ha pasado algo en las murallas. —comentó Erwin, justo cuando había llegado a su lado
Saqué un pañuelo de mi bolsillo y limpié mi cuchilla llena de sangre de titán, pues ante todo estaba la higiene.
—Voy con Levi para decirle de esto. Además, creo que su escuadrón aún no termina con los titanes que se les fueron encargados. —añadí pensando en ayudarlos, a lo que Erwin asintió
—¡Ustedes, vayan alistando a los caballos! —ordenó Erwin— ¡Nos vamos ahora mismo!
—¡Sí, comandante! —respondieron los soldados haciendo el saludo militar
Rápidamente llegué con Levi, viendo que éste se encontraba en cuclillas, al lado del cuerpo de un soldado y con un gran charco de sangre debajo suyo.
—Levi... —lo llamé— Debemos irnos ya.
—¿Eh? ¿Qué ha pasado? —se incorporó. Pude notar que su mano estaba manchada de sangre al igual que la de Petra, pues al parecer ambos intentaron parar la hemorragia del soldado recién fallecido
—¿Por qué todos se están subiendo a los caballos? —preguntó Petra casi histérica al ver tanta desesperación por parte de sus camaradas
—¡En marcha! —gritó Erwin cuando la mayoría ya estaba sobre sus respectivos caballos y con las carretas listas
—Capitán, aquí está su caballo. —informó Moblit, trayendo de las riendas al corcel de Levi
—¿Y el mío? —cuestioné buscando con la mirada a mi caballo
—El de usted, y el del escuadrón del capitán, están listos también. Se encuentran allá. —señaló a nuestros caballos, los cuales se encontraban alejados unos cuantos metros de distancia
—Bien. —dijo Levi y seguido de ello, todos nos montamos en nuestros caballos para colocarnos en la retaguardia
Ya todos formados, Erwin nos explicó sobre la situación en la muralla María y su plan en caso de una invasión por parte de los titanes.
—Cuando lleguemos ni se te ocurra distraerte, un paso en falso y podrías provocar la muerte de alguien, incluso la tuya propia. —me advirtió Levi, bajando un poco la velocidad de su caballo para acercarse a mí
—No te preocupes, Levi-aniki. —intenté hacer que no se preocupara— Tampoco soy tan tonta como para distraerme en una situación de vida o muerte.
—Ajá.
—¡Oye! —me quejé— Tsk, de igual modo Erwin me ordenó proteger a los ciudadanos, así que estoy obligada a cargar con el peso de sus muertes si fallo.
—... —Levi se quedó callado
En el fondo sabía que él sentía cierta culpa por meterme en esto, después de todo era su única familia y hermana menor, ya que aún seguía en la pubertad, pues ni siquiera sobrepasaba los doce años de edad.
Al llegar a la muralla todo era un caos, la gente corría desesperada y se empujaba entre sí, hasta el punto de aplastar a algunos con tal de salvar su propio pellejo.
Me bajé de mi caballo cuando Erwin dio la orden de dispersarse, pues estar montada sobre el animal me daría desventaja contra los titanes, debido a que estábamos con varias casas a nuestro alrededor y eso dificultaría el movimiento de nuestros caballos, siendo a su vez fácil de ser capturados por un titán. Así que me fui con mi escuadrón asignado para buscar sobrevivientes, ya que los demás soldados se encargarían de exterminar a los titanes.
—¡Ustedes vayan por la izquierda! —nos ordenó una capitana, la cual recién conocía
—¡Sí! —respondimos acatando su orden, para luego salir impulsados con el equipo de maniobras tridimensionales
—¡Ahí veo heridos! —informó mi compañero, aterrizando en el techo de una casa mientras señalaba a dichas personas
—Vamos. —dije, pero este me detuvo diciendo que él podía solo y que buscara a más gente, pues estábamos cortos de personal y no podíamos perder tiempo— De acuerdo.
Apreté el gatillo de aquel extraño aparato y de ahí salió un gancho, el cual nuevamente me llevó por los aires. Giré en una esquina, hasta toparme con un señor de cabello rubio cenizo, perteneciente a la tropa de Guarnición, estaba junto a dos niños más.
El sujeto se acercó a mí y me pidió que los ayudara, pues éste necesitaba irse con su respectivo escuadrón, ya que era el encargado de ayudar a cerrar la compuerta y así evitar que los titanes entraran a la muralla María.
—¿E-eres de la Legión? —me preguntó el niño de ojos verde esmeralda
—Si. —respondí agachándome a su altura
Grave error.
—¡Tú...! —habló apretando sus puños impotente— ¡¿Por qué no viniste antes?! ¡Si hubieras llegado hace unos minutos entonces tal vez mi madre estaría aún con vida! —éste me iba a dar un puñetazo, pero yo lo detuve justo a tiempo y lo abracé, intentando calmarlo
No podía negar que me encontraba algo molesta y a la misma vez culpable por sus palabras tan hirientes, pero seguía siendo un niño que acababa de perder a su madre, así que lo comprendía en cierta parte.
—Estábamos de expedición fuera de las murallas, apenas nos enteramos de esto dejamos nuestra misión a un lado para venir a ayudar... Pero por desgracia, el tiempo fue lo único que no pudimos evitar, lo siento mucho. —susurré lo último dejando a un lado mi orgullo, llorando al igual que él
¿Quién podría soportar ver a la gente morir cruelmente frente a sus ojos? Y más aún, cuando sientes remordimiento. Si tan solo me hubiera apurado un poco más, estos niños...
—¡En serio lo siento! Pude haber hecho más si me hubiese apresurado...
—N-no, yo lo siento. —habló nuevamente el ojiverde, limpiándose las lágrimas con su antebrazo— Yo no quería hacerte sentir mala, solo que-
—No te disculpes. —lo interrumpí dejando de abrazarlo, a lo que éste bajó la cabeza ante mi tono de voz serio— Primero hay que salir de aquí. —miré la dirección por donde se suponía estaba la salida
—Sí. —respondió mirando a la niña pelinegra detrás suyo, quien nos veía fijamente desde que llegué
—¿Cómo se llaman? —cuestioné antes de llevarlos a la embarcación que los llevaría a la muralla María, ya que quería recordar el nombre de los niños que rescaté por primera vez, además de que podría ayudarlos enviándolos a algún buen orfanato
—Me llamó Eren. —se presentó el ojiverde ya más calmado— Y ella es Mikasa. —la pelinegra hizo un asentimiento de cabeza, en modo de saludo— ¿Usted cómo se llama?
Limpié mis lágrimas traicioneras antes de responder, tratando de no mostrarme débil frente a ellos.
—Soy Tn. —respondí rápidamente cuando escuché los pasos de un titán acercarse
—¡Nosotros nos encargaremos de este! —exclamó mi compañero, justo llegando a tiempo con los demás miembros de la Legión de Reconocimiento, para así matar a los titanes, los cuales se acercaban cada vez más hacia la zona segura, donde los ciudadanos y yo nos encontrábamos
Ya no había tiempo.
—Prométanme algo. —hablé frunciendo mi ceño con preocupación, a lo que ellos me miraron confundidos— Pese a cualquier circunstancia sobrevivan y cuídense entre ustedes, ¿si?
Ambos se quedaron en silencio durante un segundo, pero luego se vieron entre sí y asintieron a la vez, en perfecta sincronía.
Llevé a Mikasa y Eren hacia las embarcaciones que les sacarían de este lugar, logrando que éstos alcanzaran a entrar en uno, debido a que había mucha gente y por lo tanto, los soldados de la Guarnición negababan la entrada a varios ciudadanos, pues el pequeño barco de madera no soportaría tanto peso.
Toqué el hombro de Mikasa y Eren, viéndolos con algo de pena mientras me despedía de ellos, pues no sabía qué palabras de aliento darles, así que simplemente opté por ablandar mi mirada y regalarles una pequeña sonrisa, finalmente yéndome de ahí para seguir ayudando a la gente.
—¡Adiós, Tn! —alcancé a escuchar las palabras de Eren
Volteé viéndolo de reojo e hice el saludo militar, colocando mi puño derecho en la zona donde quedaba ubicado mi corazón.
Pasados unos cinco años desde la destrucción de la muralla María y el distrito Shiganshina, decidí que llevaría siempre puesta la capucha de la Legión, pues ya me había acostumbrado a llevarla siempre, además de que así me sentía cool y no me quemaba el sol en la cara.
Casi nadie conocía mi rostro, salvo por las personas más cercanas a mí y los altos mandos. Aunque por desgracia, se esparcieron cientos de rumores sobre mi apariencia, algunos buenos y otros malos, pero no importaba, porque Hange siempre estaba ahí para subirme el eutoestima, al igual que mi hermano Levi, quien mas bien lograba hacer que mi ego se elevara.
—Levi-aniki, voy a ver a los nuevos cadetes. —informé en tono neutral mientras me ponía la capa de la Legión— Quisiera saber las habilidades de cada uno y a qué tropa se van a unir, ¿vienes?
—Tsk, ¿en serio quieres ver a esos mocosos llorones?
—Está bien sino quieres acompañarme. —solté alzando los hombros sin importancia
—¿Ah? ¿De qué hablas? Jamás me perdería ver el sufrimiento que los mocosos están pasando en su entrenamiento.
Reí levemente, pues aveces mi hermano resultaba ser un sádico muy hablador.
—He oído que Shadis es el mejor entrenando cadetes, incluso Erwin le tiene cierto miedo. —comenté curiosa
—Puede que tengas razón. —contestó Levi viéndome de reojo
Ambos nos subimos en nuestros respectivos caballos, aprovechando que hoy era nuestro día libre.
Al llegar, los que más me llamaron la atención fueron un rubio de apariencia tierna, una chica pelinegra con rasgos asiáticos, una que comía a cada rato y un castaño de ojos verde esmeralda, el cual se me hacía extrañamente conocido.
—¿Eren? —pronuncié al reconocerlo, pues no era tan difícil, teniendo en cuenta que éste era el único con una característica de ojos verde esmeralda y cejas medianamente pobladas, al igual que el cabello castaño y su manera tan enérgica de expresarse
—¿Lo conoces? —me preguntó Levi con el ceño fruncido
—Sí, también a Mikasa. —señalé a la pelinegra
—No señales. —me regañó dándome un golpe en la nuca
—Auch. —me quejé sobando la zona afectada
—Bueno, ya habrá tiempo para que me hables de ellos.
—¿De qué hablas? ¿Ya te vas? —pregunté volteando a verlo
—Nos vamos. —corrigió, a lo que yo me negué rápidamente, pero en respuesta Levi me llevó a jalones con él
—¡Levi-aniki, suéltame! ¡Quiero hablar con Mikasa y Eren!
—No, ya vimos sus habilidades y también escuchamos a qué tropa se quieren ir cuando terminen su entrenamiento en la milicia. En especial de ese mocoso gritón, que a cada rato decía sobre seguir luchando y que mataría a todos los titanes del mundo.
—¡Ese es Eren! ¡Si quieres te lo presento!
—No me interesa.
—¡Ya pues, Levi-aniki! ¡Si quiera déjame saludarlos!
—¿Hace cuánto no los ves? Tal vez ni te recuerden.
Eso fue un golpe bajo, pero tenía razón, pues ya habían pasado cinco años.
—Tsk, de acuerdo. —chasqueé la lengua, pues agarré esa maña al pasar demasiado tiempo junto a mi hermano, aunque no me salía igual a él, ya que Levi le ponía más sentimiento
—Mañana tenemos expedición, así que me ayudarás con los estúpidos papeleos. —me ordenó— También tenemos que pensar en una manera para evitar más muertes, a causa de las estrategias suicidas del cejotas.
—Tampoco es para tanto, el comandante solo es muy arriesgado, no es como si no le importara lo que nos pase.
—Puede que tengas razón. —habló luego de unos segundos— Pero Erwin es el comandante, no tenemos más opción que obedecerlo.
—Sí, lo sé. Aunque nuestras vidas estén en peligro... Prometimos entregar nuestros corazones.
Lamentablemente, ese fue mi último día de paz, ya que el día de la expedición, nuevamente vimos las mismas señales de antes, donde los titanes se estaban desviando hacia las murallas, ignorándonos.
—¡No puede ser! ¡Es como aquella vez! —exclamó Hanji preocupada
—¡Erwin, órdenes! —pedí casi entrando en pánico
Seguía siendo una adolescente, así que aún no podía controlar mis emociones correctamente, a diferencia de mi hermano o el comandante.
—¡Iremos por un atajo! —Erwin señaló un bosque que nos llevaría directo a las murallas— ¡El flanco izquierdo se encargará de asesinar a los titanes que se atraviesen y el flanco derecho cuidará la carreta de los heridos!
—¡Sí! —respondieron colocándose en posición
—¡La retaguardia se adelantará! ¡Nos podemos permitir que la gente muera como aquel día!
La retaguardia constaba de la gente más habilidosa, entre ellos los escuadrones de Hanji, Erwin, Levi y por último yo, quien era parte del escuadrón de mi hermano.
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