La simpleza del amor



OS layho 20.04.12

_____________

Adaptación de EL amante japonés - Isabel Allende.  












En Belmont Village  Junmyeon se sentía tranquilo por primera vez, desde que llegó a China nunca había permaneciendo tanto tiempo en un lugar; sabía que la tranquilidad no iba a durar y saboreaba esa tregua en su vida. No todo era idéntico, pero comparados con los problemas del pasado, los del presente resultaban ínfimos.  Sabía que Zhang Yixing estaba enamorado de él y sería cada vez más difícil mantenerlo a raya sin perder su valiosa amistad.

Algunas obligaciones en Belmont Village le fastidiaban como la burocracia de las compañías de seguros, lidiar con los parientes de los huéspedes que reclamaban por tonterías para aliviar la culpa de haberlos abandonado y las clases obligatorias de computación, porque apenas había aprendido algo, la tecnología daba otro salto adelante y volvía a quedarse rezagado. Los viernes en la mañana, Junmyeon acompañaba a los residentes más apasionados a protestar en la calle, para cuidar que no se les fuera de la mano. También participaba en las vigilias por causas nobles, y en el club de tejido.
Facilitar la práctica espiritual también era responsabilidad de Junmyeon. Muchos viejos provenientes de una tradición religiosa se refugiaban en ella. El sueldo de Belmont Village apenas le había alcanzado para vivir a una persona normal, pero eran tan humildes las ambiciones y tan módicas las necesidades de Junmyeon que a veces le sobraba dinero. Los ingresos del lavado de perros así como asistente de Julieta que siempre buscaba razones para pagarle más,  hacían que se sintiera rico. Belmont Village se había convertido en su hogar y los residentes, con los que convive a diario reemplazaron a sus abuelos.

Junmyeon mantenía lo indispensable en la cocina: fruta fresca, avena, leche, pan integral, miel. A el tambien le tocaba clasificar papeles, tomar dictado, ir de compras o a la lavandería, acompañar a Julieta a sus diligencias, ocuparse del gato, del calendario y organizar la escasa vida social. Con frecuencia Julieta y Yixing lo invitaban al almuerzo dominical obligatorio de la familia. Para Yixing, que antes recurria toda  suerte de pretextos para llegar a la hora del postre, ya que la idea de faltar ni siquiera se le ocurría a el, la presencia de Junmyeon pintaba la ocasión de brillantes colores. Seguía persiguiendo con tenacidad, pero como los resultados dejaban mucho que desear, tambien salia con amigos del pasado dispuestos a soportar sus veleidades. Se aburría de ellos y no lograba provocar celos a Junmyeon. Como decía su abuela, para que perder municiones en buitres; ese era otro de los dichos enigmáticos que circulaban entre los Zhang. 

La abuela usaba a Junmyeon para mitigar las tensiones , ya que los Zhang se comporta civilizadamente delante de los extraños, aunque se trata de un insignificante empleado de Belmont Village . Del mismo modo que Julieta se convirtió en la tía adoptiva de Junmyeon, Yixing hizo el papel de primo, porque no le resultó el papel de amante que deseaba. En los tres años que llevaban  juntos, la relacion de los jovenes, funda en la soledad de Junmyeon, la pasión mal disimulada de Yixing y la curiosidad de ambos por Julieta, se solidifico. Otro hombre menos tozudo enamorado que Yixing se había dado por vencido hacia tiempo, pero el aprendio a dominar su vehemencia y se adoptó al paso de tortuga impuesto  de Junmyeon. 

De nada le servía apurarse porque al menor signo de intrusión, el retrocedía y despues pasaban semanas antes de que el recuperara el terreno perdido. Si se rozaban de forma casual, el escamoteaba el cuerpo, y si él lo hacia a propósito, el se alarmaba. Yixing busco en vano algo que justificara esa desconfianza, pero él habia sellado su pasado. A primera vista, nadie podía imaginar el verdadero carácter de Junmyeon, que se habia ganado el titulo del empleado mas querido en Belmont Village con su actitud abierta y amable, pero el sabia que tras esa fachada se agazapaba un conejo receloso. 













A las seis de la tarde Joy llamó a Junmyeon por el celular y lo invitó a tomar el té en la biblioteca. Se instalaron en un rincón apartado, cerca de la ventana y lejos del paso del gerente. A joy no le gustaba el té con condones como llamaba a las bolsitas de Belmont Village, tenía su propia tetera, tazas de porcelana y una reserva inagotable de te suelto de una marca francesa y galletas mantecadas. 



―Acércate, Junmyeon.―dijo Joy. 


Las manos de Joy se aferraron a las manos del muchacho. 


―¿Sabes que es lo que mas ayuda en la desgracia, Junmyeon? Hablar. Nadie puede andar por el mundo solo. ¿Porque crees que yo monte una clínica del dolor? Porque el dolor compartido es mas llevadero. La clínica sirve a los pacientes , pero mas me sirve a mi. Todos tenemos demonios en los rincones mas oscuros del alma, pero si lo sacamos a la luz, los demonios se achican, se debilitan, se callan y al fin nos dejan en paz. 



Junmyeon trató de desprenderse de esos dedos pero no lo logró. Los ojos oscuros de Joy se clavaron largamente en los suyos con tanta compasión y afecto que el no pudo rechazarla. Se hinco en el suelo y se dejó acariciar por sus manos un poco arrugadas. Nadie lo habia tocado asi desde que se separó de sus abuelos. 

Joy le dijo que la tarea mas importante en la vida era limpiar sus propios actos, comportarse totalmente con la realidad, poner la energía en el presente y hacerlo ahora, inmediatamente. No se puede esperar, eso  lo habia aprendido ella desde el accidente. En su condición tenia tiempo para completar sus pensamientos para conocerse mejor. Ser, estar, amar la luz del sol, la gente, los pájaros. El dolor iba y venía. 



―Lo que intento decirte, Junmyeon es que no puedes seguir anclado al pasado y asustado por el futuro. Tienes una sola vida, pero si la vives bien, es suficiente. Lo único real es ahora, este dia. ¿Que esperas para ser feliz? Cada dia cuenta. ¡No lo sabré yo!


―La felicidad no es para todo el mundo, Joy. 



―Claro que si. Todos nacemos felices. Por el camino se ensucia la vida, pero podemos limpiarla. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer y la alegría. Es silenciosa, tranquila, suave es un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a si mismo. Tu debes de quererte como te quiero yo y como te quieren todos lo que te conocen, especialmente el nieto de Julieta. 



―Yixing no me conoce. 



―No es culpa suya, el pobre lleva años tratando de acercarse a ti, eso lo puede ver cualquiera. Si no lo ha logrado es porque tu lo escondes. 













Semanas mas tarde, Yixing se reunió con un cliente en Shanghai y en vista que estaba cercas de donde se encontraba Junmyeon, lo invitó a comer un poco de sushi. El estaba en la cama con Neko jugando su videojuego favorito pero se vistio y salio. El restaurante era un remanso de paz oriental, todo de madera clara , con compartimientos separados por tabiques de papel de arroz, iluminados por globos rojos, cuyo cálido resplandor invitaba a la calma. 


―¿A donde crees que va Julieta cuando desaparece? ―le pregunto Yixing despues de pedir la comida. 


El le lleno de sake el pocillo de cerámica. Julieta le habia dicho que los japoneses era servir al compañero de la mesa y esperar que alguien lo atienda a uno. 



―A una hostería en Zhu Gao Jia Zhai, Pudóng  , como una hora de aquí. Son cabañas rusticas frente al agua, un sitio con un buen pescado y marisco, sauna, linda vista y habitaciones románticas. 


―¿como sabes todo eso?



―Por los recibos de la tarjeta de Julieta. Busque la hostería en internet. Supongo que se encuentra ahí con su amigo. ¡No piensas molestarla, Yixing! 


―¡Como se te ocurre! Ella jamás me lo perdonaría. Pero podría mandar a uno de mis investigadores a echar una mirada. 


―¡No!







Mas tarde Junmyeon acompaña el sushi con te verde, Yixing bebio mas sake caliente mas de lo que podía aguantar. El contenido del pocillo desaparecía de un sorbo e Junmyeon, distraído con la conversación, volvia a llenarselo. Ninguno de los dos se dio cuenta cuando el camarero, vestido de kimono azul con una banda en la frente, les llevó otra botella. A la hora del postre. ―helados de caramelo―Junmyeon noto la expresión beoda y suplicante de Yixing, señal de que habia llegado el momento de despedirse , antes de que la situacion se pusiera incomoda, pero no podía abandonarlo en el estado que se hallaba. El camarero se ofreció a llamar un taxi pero el lo rechazo. Salió a tropezones, apoyado en Junmyeon, y afuera el aire avive el efecto del sake. 



―Me parece que no debo conducir...¿Puedo pasar la noche contigo? ―balbuceo con la lengua enredada. 


―¿Qué harás con la moto? Aqui te la pueden robar



―Al carajo con la moto. 



Se fueron caminando diez cuadras hasta la pieza de Junmyeon, lo que les tomó casi una hora porque Yixing iba a paso de cangrejo. Él habia vivido en lugares peores, pero en  compañía de Yixing se avergonzó de ese caserón destartalado y sucio. Compartía su vivienda con catorce inquilinos hacinados en cuartos hechos con divisiones de madera aglomerada, algunos sin ventilación. Era uno de los inmuebles regulados de Shanghai que los dueños no se molestaban en mantener porque no podían subir la renta. De la pintura exterior quedaban machones, las persianas se habian desprendido y en el patio se acumulaban objetos inservibles. 



―¿Porque vives en esta pocilga? ―pregunto Yixing escandalizado. 


―Porque es barata. 


―Entonces eres mucho mas pobre de lo que yo me imaginaba, Junmyeon. 


―No se que te imaginabas, Yixing. Casi todo el mundo es mas pobre que los Zhang. 



Lo ayudo a quitarse los zapatos y lo empujó sobre el colchón del suelo que servía de cama. Las sabanas estaban limpias, como todo en esa habitacion, porque sus abuelos le habian enseñado a Junmyeon que la pobreza no es una excusa para la mugre. 


―¿Que es eso?―pregunto Yixing, señalando una campanilla en la pared, atada con un cordel que pasaba por un hueco hacia un cuarto vecino. 


―Nada, no te preocupes. 


―¿Como nada? ¿Quien vive al otro lado? 


―Minho, mi amigo de la cafetería, mi socio del negocio de bañar perros. A veces tengo pesadillas y si empiezo a gritar, el tira del cordel, suena la campanilla y me despierto. Es un acuerdo que tenemos. 


―¿Sufres pesadillas, Junmyeon? 


―Claro. ¿Tu no?


―No. Pero tengo sueños eroticos, eso sí. ¿Quieres que te cuente uno? 


―Duérmete, Yixing. 



En menos de dos minutos Yixing le habia obedecido. Junmyeon le dio su medicamento a Neko, se lavó con la jarra de agua y la palangana que tenía en un rincón, se quitó los pantalones y la camiseta, se puso una gastada camiseta y se acurruco pegado a la pared, separado de Yixing. Le costó mucho dormirse, pendiente de la presencia del hombre a su lado. 


Junmyeon despertó con la poca luz de la mañana que entraba en su pieza y comprobó que Yixing ya no estaba.  Eran las nueve y el debía estar saliendo hacia hora y media para trabajar. Le dolia la cabeza y todos los huesos. 











La abuela Julieta llevaba dos días sin aparecer en Belmont Village y tampoco habia llamado por telefono para preguntar por Neko que muy apenas comía. Iba a recurrir a un viejo amigo de Julieta para llevar al Neko al veterinario, pero aprecio Yixing fresco, afeitado con ropa limpia y aire de contrición, avergonzado por el episodio de la noche anterior. 



―Acabo de enterarme que el sake tiene un diecisiete por ciento de contenido alcohólico. ―dijo. 


―¿Tienes la moto?―lo interrumpió Junmyeon. 


―Si. La encontre intacta donde la dejamos. 


―Entonces llévame al veterinario. 





Los atendió el doctor Kim Minseok, el diagnóstico del doctor fue un bloqueo intestinal; el gato debía ser operado de inmediato, pero Junmyeon no podía tomar esa decisión y el celular de Julieta no respondía. Yixing se hizo cargo, pago el deposito y le entrego el gato a la enfermera. Poco despues estaba con Junmyeon en la cafeteria donde él habia trabajado antes de entrar al servicio de Julieta. Los recibió Minho quien en tres años no habia progresado. 


Yixing todavia tenia el estomago revuelto por el sake, pero le habia despejado la mente y habia llegado a la conclusión de que su deber era cuidar de Junmyeon no podía ser postergado. No estaba enamorado de la forma que antes lo habia estado de otros hombres, con una pasión posesiva sin espacio para la ternura. Lo deseaba y habia esperado que el iniciara el camino angosto del erotismo, pero su paciencia habia sido inútil: era hora de pasar a la acción directa o renunciar definitivamente a el.  Algo en el pasado de Junmyeon lo frenaba, no habia otra explicación para su temor visceral a la intimidad. Le tentaba la idea de recurrir a sus investigadores, pero habia decidido que junmyeon no merecía esa deslealtad   Supuso que la incógnita se aclararía en algún momento y se tragó las preguntas, pero ya estaba harto de tantas consideraciones . Lo mas urgente será sacarlo de la guarida de ratones donde vivía. Había preparado sus argumentos como para enfrentarse a un jurado, pero cuando lo tuvo enfrente, se olvidó del discurso y le propuso bruscamente que se fuera a vivir con el. 



―Mi apartamento es cómodo, me sobran metros cuadrados, tendras tu habitacion y baño privado. Gratis. 


―¿A cambio de que? ―le pregunto el, incrédulo. 


―De que trabajes para mi. 


―¿En qué exactamente?


―En el libro sobre los Zhang. Se requiere de mucha investigación y yo no tengo tiempo. 


―Trabajo cuarenta horas a la semana en Belmont y doce mas para tu abuela, ademas baño perros los fines de semana y pretendo estudiar en la noche. Tengo menos tiempo que tu, Yixing. 


―Podrás dejar todo, menos a mi abuela y dedicarte  a mi libro. Tendrás donde vivir y un buen sueldo. Quiero probar cómo seria vivir de nuevo con un hombre. 


―Veo que te sorprendió mi cuarto. No quiero que me tengas lastima. 


―No te tengo lastima. En este momento te tengo rabia. 


―Pretendes que deje mi trabajo, mis ingresos seguros, la pieza con renta fija que me costo tanto conseguir, que me aloje en tu apartamento y me quede en la calle cuando te aburras de mi. Muy conveniente.  


―¡No entiendes nada, Junmyeon! 


―Si te entiendo, Yixing. Quieres un secretario con derecho a cama. 


―¡Por Dios! No te voy a rogarte, Junmyeon pero te advierto que estoy a punto de dar media vuelta y desaparecer de tu vida. Sabes lo que siento por ti, es obvio hasta para mi abuela. 


―¿Julieta? ¿Que tiene que ver tu abuela en esto? 


―Fue idea suya. Yo queria proponerte que nos casaramos y ya esta, pero ella dijo que probariamos vivir juntos uno o dos años. Eso te daría tiempo para acostumbrarte a mi y a mis padres les daría tiempo para acostumbrarse de que no eres chino y eres pobre. 


Junmyeon no intentó contener el llanto. Escondió el rostro entre los brazos cruzados sobre la mesa, aturdido por el dolor de cabeza que habia aumentado durante esas horas y confundido por una avalancha de emociones contrarias: cariño y agradecimiento hacia Yixing, vergüenza de sus propias limitaciones, desesperación por el futuro. Ese hombre le ofrecía el amor de las novelas pero no para el. Podía amar a las personas que lo rodeaban, pero a Yixing no seria lo suficiente. 


―¿Que te pasa, Junmyeon?―le pregunto Yixing, desconcertado. 


―No tiene nada que ver contigo. Son cosas del pasado. 


―Cuéntamelo. 


―¿Para que? No tiene importancia―replicó el sonándose con una servilleta de papel. 


―Tiene mucha importancia, Jun. Anoche quise tomarte de la mano y casi me pegas. Claro tenias razón, yo estaba hecho un cerdo. Perdoname. No volverá a suceder, te lo prometo. Te he querido durante tres años, tu lo sabes muy bien. ¿Que estas esperando para quererme tu a mi? Ten cuidado conejito, mira que pudo conseguir un chico hay muchos de ellos dispuestos a casarse con un chino de Changsha. 


―Buena idea, Yixing. 


―Conmigo serias feliz, Junmyeon. Soy el tipo mas bueno del mundo, totalmente inofensivo. 


―Ningún abogado chino  en motocicleta es inofensivo, Yixing. Pero reconozco que eres una persona fantástica. 


―Entonces, ¿aceptas? 


―No puedo. Si conocieras mis razones, saldrias escapando. 


―A ver si adivino: ¿trafico de animales exoticos en vias de extincion? No importa ven a ver mi departamento y despues decides. 


El apartamento era un edificio moderno. Todo muy elegante digno de los Zhang. Le sorprendió que Yixing viviera cinco años en ese edificio. La vista era impresionante. 


―Es un poco frío.―concluyó Junmyeon. 


―Bueno, si quieres hacer cambios, tendremos que ponernos de acuerdo en los detalles. 


―Gracias, pero por el momento llevame al metro, tengo que volver a mi pieza. Creo que tengo gripa, me duele todo el cuerpo. 


―No, señorito. Vamos a pedir comida china, ver una película y esperar a que nos llame el doctor Minseok. Te voy a dar una aspirina y te eso te ayudara.  Lastima que no tengo caldo de pollo, ques es un remedio infalible. 


―Perdona, pero ¿podria darme un baño? No lo he hecho desde ayer. 






Era una tarde luminosa y por el ventanal junto a la bañara se apreciaba el panorama de la ciudad bulliciosa. Tirititando, Junmyeon se hundió hasta las orejas en el agua caliente y sintió como se le iban soltando los músculos agarrotados y relajados. Poco despues, Yixing le aviso desde el otro lado de la puerta que habia llegado la comida, pero siguio remojando media hora mas. Por último se vistió sin ganas, somnoliento, mareado. El olor de los cartones con cerdo agridulce, chow mein y pato pequines le produjo náuseas. 

Se acurruco en el sofá, se quedó dormido y no despertó hasta varias horas mas tarde, cuando habia oscurecido tras la ventana. Yixing acomodo una almohada bajo la cabeza , lo habia tapado con una frazada y estaba sentado en una esquina del sofá viendo su segunda película de la noche ―espías, crímenes internacionales, villanos de la mafia rusa―, con los pies de el sobre sus rodillas. 


―No quise despertarte. Llamo Minseok y dijo que Neko habia salido bien de la operacion, pero que tiene un tumor grande en el bazo y esto es el comienzo del final. ―le anuncio. 


―Pobre, espero que no esté sufriendo...


―Minseok no dejará que sufra, Junmyeon. ¿Como va tu dolor de cabeza?


―No se. Tengo mucho sueño. ¿No habras drogado el te, verdad, Yixing?


―Si, le eche ketamina. ¿Porque no te metes a la cama y duermes como se debe? Tienes fiebre. 



Lo llevo a la habitacion. Le ayudo a quitarse los zapatos, lo ayudó a acostarse, lo arropo y luego se fue a terminar la película. Al dia siguiente Junmyeon despertó tarde, despues de haber sudado y dormido la fiebre; se sentía mejor pero aun tenia las piernas débiles. Encontró una nota de Yixing  en la mesa negra de la cocina.  "El café esta listo para colocarse, enciende la cafetera. Mi abuela volvió y le conté lo de Neko. Le avise que estas enfermo y no irás a trabajar. Descansa. Te llamare mas tarde. Besos. Tu futuro marido "   También habia sopa de pollo con fideos y una bolsa con pan dulce de una pastelería cercana. 


Yixing regreso antes de las seis de la tarde, al salir de los tribunales, ansioso por ver a Junmyeon. Lo habia llamado varias veces para comprobar que no se habia ido, pero temía que por un impulso de ultima hora hubiera desaparecido. Apenas abrió la puerta, sintió la presencia de Junmyeon. Antes de verlo supo que estaba allí, el apartamento estaba habitado, la arena de las paredes parecía mas calida, el piso tenia un brillo satinado que nunca habia notado, el aire se habia vuelto mas amable. El salió a su encuentro con paso vacilante,los ojos hinchados de sueño y el cabello alborotado. Yixing le abrió los brazos y él por primera vez, se refugió en ellos. Permanecieron abrazados por un tiempo que para él fue una eternidad y para Yixing duro un suspiro. 

El tiempo pasó y Junmyeon por fin se digno a ir con un psiquiatra para aliviar su pasado. Yixing siempre estuvo allí para él, jamás presionando solo dandole amor y compresión. Era difícil tratar su pasado pero como le dijo Yixing todas cicatrices se pueden curar.  Y si estaba dispuesto a poner todo su empeño, olvidar que habia sido violado de pequeño  por su padrastro y que su madre podía ser dejada en libertad pronto aunque el chino le dijo que jamás se le podría acercar ya que le pusieron una orden de alejamiento y si ella intentaba hacerle algo como en el pasado cuando lo golpeaba. Yixing lo defendería. 

Tanto que un dia, una tarde Yixing regreso a su apartamento, Junmyeon le echó los brazos al cuello y lo beso con una alegría.  Él le sonrio, estaban iniciando una nueva etapa juntos. 















Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top