Geronimo 1: Adicto Al Sexo
*-*Narra Geronimo*-*
AVISO: CONTENIDO SEXUAL GAY
Mirar por la ventana no es que me tranquilice al cien por cien. Desde que lo conocí siento algo en mi interior que nunca había sentido. ¡Si casi se me sale el corazón del pecho! Nisiquiera mi lado pervertido dijo algo y eso que me parece extraño. Me alejo de la ventana al darme el sol en toda la cara. ¿Tanto calor va a hacer hoy? Vamos a necesitar un ventilador gigante para aplacar este calor infernal.
Salgo de mi habitación y bajo las escaleras para ir a la cocina a prepararme algo de desayunar. Ya es por la mañana y creo que Pablo no volvió a casa anoche. Me parece raro. Hoy tiene el vuelo hacia su pueblo y no se lo puede perder ya que es muy importante para él.
Me preparo un café, un par de tostadas con mermelada y un zumo de naranja. Ya terminado de desayunar, me voy a la habitación de Pablo a ver si de verdad no ha vuelto. Abro la puerta y veo que tengo razón, no está. ¡Qué irresponsable es!
Vuelvo a bajar y me pongo la televisión un momento mientras espero para salir a la calle. Necesito un poco de aire fresco, o el que vaya a venir. En la tele no aparece nada que me interese, si es que no es la hora. ¡Pues me pongo un momento con el móvil! Ningún mensaje, solamente del Facebook. Es un "Me Gusta" de una amiga lejana, ya era hora de que diera actividad por aquí.
La puerta se abre y veo a un Pablo feliz, pero a la vez triste. Haber...
-¿Qué te pasa ahora? -pregunto como buen amigo pervertido que soy.
-Nada -responde solamente.
-Venga, llevamos siendo compañeros un buen tiempo y sé cuándo estás mal.
-Eso es porque no paras de mirarme el culo. Te gustaría tener esto, ¿a que sí? -mientras sube las escaleras se toca el culo y yo me quedo embobado.
-Ya me gustaría, pero prefiero otro.
Se para de golpe y yo me muerdo la lengua al haber soltado eso. ¿Qué me pasa a mí? ¿Tanto quiero fardar de esto? Estoy mal de la cabeza, aunque mal ya estaba.
-¿Qué has querido decir con eso?
-¡Nada!
-¡Nada, no! Ahora dilo.
-Tú no me dices lo que te pasa pues yo no te lo digo.
-Lo que me pasa es que estoy mal por lo de mi madre, ya que nos vamos hoy Kyke y yo. ¡Ahora suéltalo, pervertido! -este momento me suena.
Suspiro ante su tontería, no puedo ignorarlo ahora como si nada, lo descubrirá tarde o temprano.
-Vale, he conocido a un chico.
-Uuuuh, ¿y cómo es?
-Mucho más guapo que tú.
-¿Como yo? Imposible. Nadie me supera en belleza -hace un movimiento con la mano y al final nos reímos-. Era broma. Di, ¿quién es?
-A ti te lo voy a contar.
-Venga, llevamos mucho tiempo viviendo juntos que me sé el tipo de chico que te gusta.
-¿Ah, sí? -me sonrojo un poquito y lo miro dubitativo.
-Sí. Te gustan cachas, altos, morenos, con pelo castaño, ojos azules y una gran po... -le tapo la boca antes de que diga la última palabra.
-Has adivinado. Pero este chico es un poquito diferente.
-¿Es un poco gordo? Dicen que son muy cariñosos, o eso me hacen creer.
-No, no es gordo, pero me gustaría probar también con uno.
-Se te va la cabeza.
-Y a ti también, que la última vez que Kyle y tú lo hicisteis se escuchaban los gemidos de ambos por toda la casa. Tuve que limpiar las sábanas.
-¡¿Te tocaste al oirnos?!
-¡No! Aunque podía. Lo que digo es que limpié tus sábanas. Estaban mas manchadas...
-Vale, vale. Bueno, mejor me voy a preparar la maleta, que sino se me hace tarde.
-Vale -lo veo subir las escaleras mientras pienso en varias cosas.
Ojalá tuviera un romance como el de ellos dos, se les ve tan felices... Espero que este chico sea lo que espero, porque sino ya me puedo ir despidiendo del amor. Estaré solo con sexo sin compromiso por toda mi vida. Me salgo a la puerta y noto el pequeño soplo de aire que hace, es agradable. Pablo sale por la puerta y me mira.
-Volveré en un mes o dos. Necesitamos descansar de todo. Así que tienes la casa para ti sólo durante mucho tiempo. No la destroces.
-¿Quién te crees que soy? -me mira con cara de "¿en serio me preguntas?"-. ¡Soy el dueño de la casa!
-Estás de alquiler, no me tomes el pelo.
Se va por la calle y pienso que es hora de verlo. Habíamos quedado para hablar a estas horas. Me cojo las llaves y me voy en mi coche hasta el bar en el que habíamos acordado juntarnos. Me siento en una de las sillas de fuera y espero un poco. Soy yo el que ha llegado pronto y eso me parece aún más raro. ¡Siempre soy el que llega tarde! Me pido una cerveza y me la traen en tan poquito tiempo, la rapidez es increíble en este bar.
-Hola, Geronimo -al escuchar esa voz la piel se me pone de gallina.
Su voz es tan sexy como todo él. Alzo la mirada y me quedo atrapado en esos ojos azules verdosos que nunca en mi vida he visto, ese pelo negro alborotado que le hace parecer un chico malo, su cuerpo trabajado que me muestra que va mucho al gimnasio y esa sonrisa que ilumina el más oscuro salón.
-Hola, Vector.
Se sienta en la silla y yo me quedo dubitativo de si lanzarme o no. ¿Debería? Él me dijo que es bisexual, pero no sé si yo le gusto. Se pide una cerveza y se la traen enseguida. Al darle el primer trago me mira con un brillo extraño en los ojos. ¿Qué me pasa? ¿Pero qué es lo que quiere? Aparte de ser mi amigo, claro.
-¿Llevas mucho rato esperando?
-Eh, no. Tranquilo.
-Vale. Es que, lo siento, estaba con mi novia y tenía que ayudarla con un par de cosas.
Vale, eso no me lo esperaba.
¿Que no te lo esperabas? Pero míralo, es imposible que un chico 10 como él no tenga pareja.
En eso hay cierta razón y me duele saber que tiene una pareja. Por una parte me alegro, por otra no tanto. Da igual, ya encontraré a alguien. Le doy dos sorbos más a mi cerveza.
-No pasa nada. Has ayudado a tu novia, me alegra que seas ese tipo de personas.
-¿Estás bien? Te noto extraño.
-¿A mí? Nada, no me pasa nada.
-Creo que la cerveza te está afectando.
-¡No me está afectando! Lo que pasa es que... -me muerdo la lengua una vez más porque casi se me escapa otra vez.
-¿Qué? ¿Qué es lo que pasa? -sus ojos muestran preocupación, no me la merezco.
-Nada, da igual.
-Por favor, solo quiero lo mejor para todos. Dime qué es lo que te pasa -no digo nada, no lo miro, hasta que pone su mano encima de la mía-, por favor.
-Yo... -no puedo hacerlo-. Yo... -es demasiado, si se lo digo le parecerá raro que una persona como yo se haya enamorado bastante rápido de él-. Yo... -no debo, ni quiero.
Quito la mano de la suya y me largo de ahí. Menos mal que he pagado antes de nada.
-¡Geronimo! -oigo que me llama a gritos, pero no paro, no bajo la velocidad aunque me falte el aire.
Llego a mi coche y conduzco deprisa. No quiero cagarla una vez más, aunque ya lo he hecho. Creo que debería dejar el amor de lado, algo que no me gusta pero debo de hacer. Llego hasta mi casa y aparco delante. Bajo y voy a paso normal hasta la puerta, pensando en lo que hacer ahora. Solo me queda echarme en mi cama y dejar que el sueño me posea eternamente, o más bien durante todo el verano. No saldré a la calle si no es para comprar comida o cosas para la casa.
-¿Creías que te sería fácil darme esquinazo? -¿pero qué?
Me doy la vuelta y ahí está él. ¿Cómo lo ha hecho? Es bastante raro.
-¿Cómo...?
-Tengo una moto si mal no recuerdas. Es más fácil y rápido ir en moto.
-¿Por qué? -es lo único que suelto.
-Porque quiero saber qué es lo que te pasa. Has salido corriendo de la nada solo porque no querías decirme lo que te pasaba. ¡Estás extraño!
Ese brillo en sus ojos... Llama mi atención.
-Por favor, vete -¿qué me está pasando? Yo no soy así.
Abro la puerta y entro. Al intentar cerrar, una pierna se interpone y no me deja cerrar. Se abre con fuerza y Vector entra con un brillo distinto.
-¿Crees que me voy a ir así sin más? Me matas de la intriga -agacho la mirada-. Y, a la vez me matas de otra forma.
¿Qué quiere decir con eso? Lo miro y lo veo acercarse con rapidez. Me agarra la nuca y estampa mis labios con los suyos. Mis ojos se abren como platos ante la sorpresa. ¿Qué está haciendo? No me importa, sus labios carnosos son suaves y cálidos, cosa que me lleva a la lujuria y me hace cerrar los ojos para sentir al máximo sus labios. No paramos ni un instante, hasta que caigo de espaldas al sofá. ¿Cuándo nos hemos movido? Estoy confuso y desorientado, me he dejado llevar demasiado.
-Tienes novia -digo de repente.
Ninguno de los dos nos movemos, ni un movimiento brusco.
-Tengo novia -susurra, pero parece que eso no le importa.
-No puedes hacer nada sin luego sentirte culpable.
Me mira fija y seriamente. ¿Qué se le pasa por la cabeza ahora? No debe hacerlo, no quiero que su novia corte con él porque seguro que son buena pareja juntos, una pareja perfecta. No puedo destrozar eso, sino yo sería el culpable.
-Culpable ya me siento -lo sé, amigo. No quieres hacerlo-, pero por no seguir con esto -eso no me lo esperaba.
Se quita la camisa, dejándome ver esos músculos que tiene bien definidos, esos que me están hipnotizando ahora mismo. Se pone encima mía y empieza a besarme otra vez, cosa que deseaba desde que lo conocí. Pasa su mano por debajo de mi camisa y juega con mi pecho, luego con mis pezones. El calor aumenta, cosa que me agrada porque es el calor entre nosotros dos y me desagrada porque nos vamos a poner a sudar como cerdos.
Me quita la camiseta y el calor se extiende por su cuerpo al pegarse a mí, piel con piel. Nuestros miembros ocultos por los pantalones se rozan, erectos y deseosos de salir de una vez. Deja de besarme y lame mi cuello, cosa que me hace soltar un leve gemido. Poso mis manos en su espalda y lo aprieto más a mí, dejando que nuestra piel y nuestros bultos se aprieten.
-Me pide a gritos salir -me susurra en la oreja, la cual muerde.
Me da un chispazo al sentir eso.
-Pues no lo castigues más.
Se ríe y afloja el cinturón de sus vaqueros. Baja la cremallera y se baja un poco el pantalón y el boxer, dejando ver su miembro grande y duro. ¡Es muy grande! No sé si me cabrá. Se levanta y se lo quita todo de una vez, lo único que queda en su cuerpo es su collar que lleva un colmillo blanco y su brazalete negro.
-Te toca -me despoja de mi ropa y me ve desnudo por primera-. No está mal -dice silbando.
Se vuelve a acercar y a besarme con mucha pasión, dejando nuestros miembros pegarse y conocerse. El calor aumenta y yo creo que sería mejor traer un ventilador.
-¿Estás preparado? -me pregunta, sacando de su pantalón un condón y un pequeño bote de lubricante.
-Creo que sí. ¿Cómo es que llevas eso?
-Lo llevo en la moto, nunca se sabe cuándo lo vas a necesitar.
-Je, buen método.
Antes que nada, me acerco y le quito el preservativo de la mano para que no se lo ponga ahora. Agarro su miembro y lo masajeo lentamente, dejando que roze con mi lengua y creando placer a mi querido chico. ¿Ya pienso que es mío? No debería. Mientras su miembro está en mi boca, Vector no deja de soltar gemidos de placer.
-Qué bien, Geronimo.
Me aparta de lo que estaba haciendo y me tumba en el sofá, pero no para profundizar en mí, sino para meter mi miembro en su boca. Suelto un gemido mientras acaricio la cabeza de mi amigo. ¿Cómo lo hace? Parece más placentero en su boca que en ninguna otra. Deja de hacerlo y me aguanto las ganas de pedirle más.
-Ha llegado el momento -dice quitándome el preservativo y rompiendo el envoltorio.
Lo saca y se lo pone. Echa lubricante en las dos zonas que se verán afectadas y pone la cabeza de su miembro ya en mi entrada. Se agacha y me da un pequeño beso.
-¿De verdad estás listo? -me pregunta por segunda vez.
-Creo que si me duele un poquito podré desahogarme con tus besos.
-Hecho -mete un poquito y ya siento el dolor venir.
Le doy un fuerte beso por el dolor que estoy sintiendo. Cada poquito que va entrando, otro poquito me duele, hasta que creo que está medio dentro y ya no me duele, sino que me da placer. Le beso aun así y cuando está entera suelto un fuerte gemido que se debe de escuchar en la calle. Dios, es que esto es tan placentero que... ¡AY MADRE!
-¿Estás bien? -asiento y saca un poquito, pero vuelve a meterlo y siento que me llena bastante, incluso diría que no lo aguanto.
Sus movimientos son lentos, pero aumentan por cada minuto hasta que son rápidos y fuertes. Mis gemidos son fuertes y noto que a él le ponen bastante.
-¡Oh, sí! -grita él.
Los dos estamos llegando al límite.
-Vector, si sigues así me voy a venir sin tocarme.
-¿Quieres más duro? -me susurra en el oído.
-Mas fuerte, por favor.
-Como desee.
Sé que si lo hace más fuerte nos vendremos los dos, yo antes, pero es que me encanta cómo lo hace. Con cada embestida que da suelto gemidos muy fuertes, me agarro a su espalda y lo beso bien fuerte. Hasta que el gruñe y me hace pensar que se viene.
-¡Me vengo!
-¡Y yo!
Los dos gritamos del placer y nos venimos a la vez. Mi esencia en mi pecho y la suya en el preservativo. La saca lentamente y siento que estoy bastante abierto. Al quitarse el preservativo y tirarlo, me coge y me abraza. Su sudor y el mío se juntan y no puedo quejarme, pero me encanta el verano. Su sudor que lo hace ver más sexy no me deja pensar en otra cosa, hasta que él dice algo.
-Será mejor que nos lavemos un poco.
Nos levantamos y nos vamos al baño, donde nos lavamos y nos secamos para ponernos la ropa otra vez. Cuando voy a coger mi boxer, Vector me detiene y me hace mirarle.
-¿Por qué no nos quedamos así viendo algo en la tele?
-No sé yo...
-Venga, no debe ser malo.
-Está bien.
Nos sentamos en el sofá que ha presenciado todo y encendemos la televisión. Cuando cambio varios canales sigue sin aparecer nada bueno, hasta que Vector me da un beso en la mejilla. Giro la cabeza y me vuelve a besar apasionadamente.
-Se me olvidó decir que soy adicto al sexo.
-Y yo que soy un poco psicópata, y coincido contigo de adicto al sexo.
-¿Tú también lo eres?
-¡Pues claro!
-Pues vamos a intentar saciar nuestra interminable sed.
Me tumba en el sofá y volvemos ha hacer lo mismo de antes.
Un poco de gimnasia.
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