Capítulo 22: Rescatada

*-*Narra Harry*-*

Esto ha sido bastante fácil. Puede que no tanto al haber atrapado solo a uno de los dos. Mientras un amigo se ocupa de descubrir el paradero del coche patrulla robado, yo intento interrogar a nuestro querido Sam. Entro en la sala de interrogatorios y me encuentro con Sam mirando el cristal que separa las dos salas. Me siento delante de él y le miro a los ojos con una mirada fulminante.

-¿Donde está Ulises? -le pregunto.

-No lo sé -me responde, pero yo no acepto eso como respuesta.

Me levanto golpeando la mesa y me acerco un poco a él, intentando influir miedo en él.

-¡No me jodas ahora! No tiene adonde ir, hemos descubierto vuestras dos guaridas, no tiene escapatoria. ¡Cuéntame todo lo que sepas de él para que podamos atraparle!

Me he acercado tanto que me pega un cabezazo bastante fuerte y me deja con la nariz sangrando. Me siento en la silla del tropezón y me grita él también.

-¿No lo entiende? ¡Yo soy la víctima! Mi mujer está secuestrada por ese maniático que está libre. ¡Podría estar matándola ahora mismo! Yo solo hacía lo que él me ordenaba por mantener a mi esposa viva. ¡Así que no venga usted ahora ha decirme que les cuente donde está Ulises porque no lo sé!

Me lo ha dejado bien clarito, tiene razón. Él es la víctima en todo esto, debería estar buscando a Ulises y no lo estoy haciendo.

-¿No sabes adonde se iba cuando no estabas con él?

-Siempre que llegaba a la guarida lo veía con una cerveza en la mano, en el sofá y viendo la televisión.

-Eso suena a una persona despreocupada o... -miro a Sam a los ojos y intento suavizar el golpe-. ¿No crees que si Ulises estaba siempre en el sofá era porque tu mujer... ya no era su problema?

-¿Qué quieres decir con eso?

-Te cegaste por completo de la esperanza de que tu mujer sigue viva por tus actos, ¿no pensaste de que a lo mejor Ulises ya la había matado?

-¡Usted no tiene ni idea! ¡Solo eres un policía! Mi mujer está viva, lo presiento.

Tener esperanzas es bueno, te lleva hacia delante con la oportunidad de conseguir lo que más deseas. ¿Pero y si yo tengo razón y su mujer está en el cielo? ¿Y si su esperanza ya se torna de otro modo? Su vida cambiaría para siempre, no sería el mismo. Llaman a la puerta del interrogatorio y abren, quien aparece es mi amigo que se puso a buscar el coche patrulla.

-Ya tengo la ubicación -me levanto y dejo a Sam solo, que piense bien en lo que puede pasar.

Nos vamos hacia su mesa de trabajo y me encuentro con un ordenador que lleva en la pantalla un programa que desconozco un poco. Casi nunca lo utilizo. Mi amigo se sienta en la silla y me enseña lo que hay en el ordenador.

-Parece que ese tío fue bastante inteligente como para inutilizar la señal del coche. Pero yo, como soy tan bueno en lo mío, he conseguido encontrar el coche patrulla por las cámaras de tráfico. Lo perdí en un punto, pero al final descubrí que ese lugar es bastante pequeño y hay una zona deshabitada -teclea y aparece la calle en la que debe estar, en ella aparece un edificio deshabitado y cerca de ahí aparece un punto donde pasan patrullas-. ¿Vas a ir?

-Debo hacerlo, ese loco debe de estar ahí. Incluso una mujer en apuros.

-Yo conduzco -dice mi amigo Falco.

Recoge las llaves y nos vamos a su coche patrulla. Se pone en el lado del conductor y yo en el de copiloto, arranca el coche y conduce hasta el edificio abandonado. Este tío debe de tener una gran pasión por las zonas abandonadas. ¿No quiere algo reformado? Salimos del coche y entramos con las pistolas en la mano, preparados para lo que se nos venga encima.

Subo yo primero por las escaleras, porque el ascensor no funciona en este edificio, y siento que Falco me sigue. Revisamos la primera planta y nada, no hay indicios de que haya alguien escondido o secuestrado. Subimos a la siguiente planta y oímos una cosa, gemidos o algo parecido. De lo que sí estoy seguro es de quebtiene algo tapándoltapándose la boca.

Caminamos apuntando hacia delante y paramos en la puerta que debe ser donde está la secuestrada. Le hago una seña a mi amigo de que voy a derribar la puerta y el me cubre. Derribo la puerta y grito que pongan las manos en alto, a lo que me quedo como un tonto porque lo que encontramos es a una mujer atada y herida en una silla.

Me acerco a ella y le quito el pañuelo sucio que tiene en la boca. Intenta decir algo, pero no puede.

-¡Falco, llama a una ambulancia! -hace caso y pide a la central que traigan una ambulancia a nuestra posición.

¡Madre mía, este día sí que es muy movidito! La agarro y la levanto en brazos para que no haga esfuerzos. Tiene varias heridas preocupantes, pero si llega la ambulancia podremos dejar de preocuparnos por ella. Bajamos y salimos del edificio, a lo que ya oímos la sirena de la ambulancia. El coche patrulla robado sigue aquí, pero Ulises no. ¿Donde se habrá metido ese cabrón inhumano?

La ambulancia llega a nosotros y dejo que la mujer sea atendida por los paramédicos. Está susurrando algo, pero no la oigo. Antes de que se vayan al hospital, me acerco a ella y intento escuchar lo que dice. ¡No puede ser!

-Va a llevar su venganza a cabo -susurra muy flojo, pero la oigo-, está en peligro.

Me alejo y salgo de la ambulancia alterado. ¡Ulises va a por Kyle! Debo ir a por él ahora mismo o esto acabará para siempre para ellos, porque recuerdo que Pablo también está en esa casa. ¡Pueden morir si no llego antes de tiempo!

-¡Falco, vamos, aún no hemos acabado!

-¿Adonde vamos?

-A casa de la víctima. ¡Va a morir si no llegamos a tiempo!

Subimos al coche y mi amigo enciende las sirenas mientras quema rueda para llegar a tiempo al intento de asesinato de un amigo. ¡Tengo que llegar a tiempo! No quiero que nadie más muera, el policía, la gente del instituto... Mucha gente ha muerto, no dejaré que sigan cayendo gente inocente.

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