Capítulo 18: Pisando Los Talones

*-*Narra Pablo*-*

Ya estoy en comisaría, investigando las rutas que ha recorrido nuestro querido Sam. Hace poco me ha llamado Roy para saber cómo va la investigación. Le he contado toda la verdad y se ha quedado en silencio un buen rato. No lo culpo que no estuviera bien escondido, ha sido un sitio perfecto donde se lo puso, lo malo es que Ulises parece tener vista de lince. O a lo mejor no ha sido Ulises sino Sam quien lo ha descubierto.

Fuera quien fuese, el microchip fue descubierto y se cortó la señal. Ahora mismo tengo a Harry aquí a mi lado mirando las calles en las que ha estado Sam. Observamos que se paró en una zona un poco abandonada.

-Voy a mirarlo -dice Harry y se pone en el ordenador de al lado.

Yo de mientras sigo investigando las calles hasta que llegamos al punto que más me interesa. El punto de las calles abandonadas. Llevo poco tiempo aquí, pero he estado moviéndome por toda la ciudad por mi modo y me encontré con esas calles, no son trigo limpio. Justo en este momento Harry encuentra un par de cosas que nos interesa bastante.

-Escucha esto. Esa calle fue una antigua red de comercio de drogas. Había una fábrica que se llamaba Toys Fun. La fábrica fue abandonada por encontrar a varios trabajadores metiendo cocaína y marihuana en los osos de peluche. Ya no se compraban esos peluches por miedo a que sus hijos encontraran drogas en ellas. La fábrica se fue a pique y se abandonó. Nadie lo visitó en años.

-Un buen lugar. Nadie pasa por ahí porque siguen con el comercio de la droga, ¿verdad? ¿La policía pasa por ahí aveces?

-Sí, pero nunca miran la fábrica. Creen que está maldita o algo así.

-Manda a una patrulla para allá a investigar. Puede que demos con alguno de los dos desalmados que han hecho todo esto.

-¡Me pongo a ello! -dice mientras agarra el teléfono de la mesa y manda un par de cosas.

Así que hay sitios por donde la policía no pasa. ¿Y si por donde estaban metiéndose tampoco va la policía? Sería un lugar perfecto donde ocultarse un buen tiempo. El problema es que hay un montón de fábricas abandonadas en esa parte de la ciudad y va a ser muy difícil buscar sin ser descubiertos. Podrían huir de inmediato. No, no quiero que pase eso.

-¡Ya he mandado una patrulla a investigar la fábrica! -exclama mientras cuelga el teléfono-. ¿Estás bien?

-Sí, solo estoy pensando en una cosa. ¿Por donde no pasa la policía? ¿Te lo sabes de memoria?

-¡Pues claro! Vamos a ver... -empieza a teclear en el ordenador y justo aparece otro mapa en el que aparecen zonas rojas-. Esas zonas rojas son las partes donde no pasa la policía.

¡Justo lo que me esperaba! Por donde se iban a meter es una zona abandonada donde tampoco pasa la policía.

-Mira los dos mapas -los pongo muy pegados y...-. ¿Te suena este lugar? -pregunto al mismo momento donde señalo el corte de señal.

-La zona de fábricas abandonadas... -susurra.

-Es un buen lugar para ocultarse. ¿Crees que tienen una guarida ahí?

-Si tienen algún lugar en el que se oculten, vamos a encontrarlo. Venga, que nos vamos de excursión.

Nos levantamos y nos dirigimos a un coche policía, nos subimos y quien conduce es Harry. Arranca el coche y nos movemos de camino a la zona abandonada.

*-*Narra Policía*-*

¡Nada, que nunca me libro! ¿Por qué tengo que pasar yo a esa estúpida fábrica abandonada de los...? Mejor me aguanto la lengua, mejor dicho la mente. Aquí en el coche con mi compañero de trabajo, yendo a ese monstruoso lugar que dicen que está maldito.

-¿Tienes miedo? -dice mi compañero, poniéndose muy burlón como de costumbre.

Ya me he aguantado bastante ante sus tonterías. Mira que lo quiero porque es mi compañero durante un par de años, pero es que aveces no lo aguanto con sus estúpidas bromas.

-¡Claro que no tengo miedo! Soy un policía y el miedo lo he dejado cuando era pequeño.

A pesar de mis treinta y cinco años de edad, puede que tenga razón en que tenga miedo con esa fábrica.

-Pues te noto bastante cagado.

-Bueno, puede que sí tenga un poco de miedo.

-Lo entiendo -dice para mi sorpresa, haciéndome alzar las cejas.

-¿Ah sí?

-Sí. Si fuera tú, tendría ese miedo porque a lo mejor no vuelvo a ver a mi mujer ni a mis hijos.

-¡Tú no tienes hijos! Y menos mujer.

-Pero no es tarde para ello, ¿no crees? Soy joven y aún puedo casarme y tener hijos. Tú los tienes. Y para que yo llegue a tu edad me queda mucho -alarga la última palabra.

-Tienes razón, pero piensa en tu madre. Está enferma y necesita ver que su hijo está bien.

-¡Y lo estaré! Ella siempre ha sido muy dramática desde que conseguí este trabajo. ¿Recuerdas lo que hizo mi primer día?

-Lo recuerdo como si fuera ayer.

Su madre le trajo el almuerzo porque a mi compañero se le olvidó. Entonces, cuando se lo dio, le dijo Gabrilín delante de todo el cuerpo de policía. Nos echamos unas panzadas de reír increíbles, burlándonos del apodo que le puso su madre. Cuando dejo de recordar, llegamos a la fábrica abandonada que está maldita. ¿Debería tener miedo?

-Venga, Paco -dice mi compañero-. No me digas que tienes miedo de que haya fantasmas.

-¡No tengo miedo! -mentira, estoy aterrado.

Pero bueno, hay que ser valientes y entrar. Nos ponemos delante de la puerta metálica y miro a mi compañero, que a la vez me mira a mí.

-¿Preparado? -le pregunto y él asiente.

Agarro la pistola en mi mano derecha y juntos alzamos la puerta metálica. Apuntamos lo más rápido posible por si necesitamos defendernos y... nada. ¡No hay nada!

-Uff -resopla Gabriel-, creía que algo malo iba a pasar.

-Y yo, creía que iba a haber un grupo de traficantes o algo peor.

-¿Pero no te acuerdas que nos dijeron que es por dos hombres muy peligrosos por lo que estamos aquí?

-¡Lo recuerdo perfectamente, cabeza de...!

-¡Calla! -me interrumpe-. ¿Oyes eso? -me pregunta y yo me quedo en alerta.

Suenan como pitidos, me guío por la intensidad del sonido y me encuentro con que hay una cosa parpadeando junto con el sonido. Cuando caigo en lo que puede ser, ya es tarde.

-¡Al suelo! -le grito a mi compañero.

Corremos un poco lejos y justo cuando nos tiramos al suelo, la fábrica explota con una fuerte explosión y una gran onda. Los cristales de las ventanas de la fábrica y los alrededores vuelan por el aire y caen en el suelo. Levanto la mirada y me encuentro con la de Gabriel sano y salvo. Me levanto y él hace lo mismo, no podemos evitar observar el desastre que se ha provocado hace segundos. ¿Cómo hemos llegado a esto?

Rompo contacto visual con la fábrica en llamas y aviso a la central de nuestro caso.

*-*Narra Pablo*-*

Después de un poco de tiempo, estamos llegando a la zona de las calles abandonadas. La radio suena y me quedo un poco sorprendido por lo que dice.

-Central, la fábrica en la que nos han mandado investigar, ha explotado. Alguien sabía que íbamos a venir.

-De acuerdo, vuelvan a comisaría y den parte de lo que ha ocurrido.

-Al parecer nos habían descubierto.

-O solo utilizaban una bomba como mecanismo de seguridad.

-¿Crees que están así de locos?

-Creo que sí. De Sam no lo creo, pero de Ulises me lo esperaba. Él no es un hombre normal, es un monstruo que lee las mentes.

-Así que crees que se nos adelantará bastante.

-Creo en ello, no me confío por si las moscas. Porque creo haber leído que si te confías, vas a acabar muy mal.

-Razón de más te doy. Quiero atrapar a ese cabronazo, así que vamos a vivir y a atrapar a ese tío, juntos -me extiende el puño para que lo choque con él y lo hago.

Por el camino puedo ver que la gente disminuye bastante. ¿Ya estamos llegando? Sí, ya hemos llegado. Cuando voy a bajarme del coche, el seguro me para y me hace mirar a Harry. Me pasa un walkie talkie y yo me lo guardo.

-Te voy a decir un par de reglas que debes seguir si quieres parar a Ulises -asiento con la cabeza y prosigue con su charla-. Primero, informar en todo momento de donde estás; Segundo, si te vas a meter en alguna de estas fabricas, lo avisas; Tercero y el más importante, si has descubierto algo importante, me avisas y lo miramos los dos juntos. No quiero que te pase nada malo. ¿De acuerdo?

-Sé que no quieres que muera en esto, pero, ¿por qué me dices eso último?

-Porque Kyle necesita a su chico en casa sano y salvo.

-¿Cómo sabes que Kyle es mi novio? -pregunto.

-Lo supe desde el principio, ¿cómo ibas a saber tú que iba a estar en casa de Kyle el día en que nos vimos?

-Dame tu teoría.

-Que estabas en su casa porque eres su novio y justamente me llamó cuando estabas a su lado.

-Muy buena -salgo del coche y cuando voy a cerrar la puerta del copiloto, le digo una cosa-. Pero no te llamó conmigo al lado, me lo dijo cuando terminó la llamada. Y su madre estaba delante -cierro la puerta del coche y me encamino por mi lado.

Le he dejado con la palabra en la boca, me encanta esta sensación de haber ganado una disputa contra un policía. ¡Me encanta!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top