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Llegó el lunes y Kenedy llegó rayando la hora de entrada, como siempre, y se sentó en el lugar de siempre: hasta el fondo al lado de Malek.
-Buenos días, Nedy.
-Buenos días.- Acomodó su mochila y sacó su cuaderno y pluma para terminar los ejercicios que había olvidado hacer el fin de semana.
Malek la veía mientras hacía todo eso, sabía que algo andaba mal porque no le había dicho "negro" como solía hacerlo.
-¿No hiciste la tarea? Que irresponsable.
-Sí, lo sé.- De nuevo nada, no hubo contraataque, ni golpes ni jaladas de cabello, sólo siguió haciendo lo suyo.
-¿Te pasa algo?
-¡No! Estoy, muy bien.- Respondió de inmediato en cuanto él terminó la pregunta. No quería que supiera, él tenía una novia aún y se supone que eran mejores amigos.
Llegó el profesor y él prefirió dejar esa platica para después. Sin embargo, durante toda la clase le echaba un vistazo, pero no encontraba nada fuera de lo normal. Iba maquillada, peinada, no lloraba, no tenía ojeras, estaba concentrada en clase y realizaba los ejercicios igual de rápido que siempre. A pesar de eso, algo no cuadraba, su actitud hacia él era diferente, era más amable.
Decidió probarla, así que tiró su pluma y ella, en vez de patearla más lejos, la levantó y se la puso en el banco. Estaba más que claro que algo había pasado.
En el receso se pusieron a comer juntos como siempre, sin embargo ella estuvo más callada. Él aprovechó para tomarle fotos distraída, al darse cuenta, Kenedy le empezó a reclamar entre risas.
-Borra eso, que vergüenza. No las vayas a publicar.
-Así que chiste. Pero está bien, me las voy a quedar.- Ella sonrió ante la idea de que Malek tuviera fotos de ella en su teléfono. Así que en cuanto él se emfrascó en su celular, ella comenzó a tomarle fotos hasta que se dio cuenta.
-Es mi venganza.
-Ey no, tu tampoco las publiques.
-Claro que no, me las quedaré por si necesito chantajearte. Mira, en esta te vez muy guapo con los ojos todos bizcos. Uy no, está con la papada como protagonista.- Se sentía más relajada y en confianza, había olvidado que tenía que ser cuidadosa para que no descubriera su secreto.
-Borra esa.
-No borraré ninguna.- Malek se estiró par poderle quitar el teléfono y ella lo bloqueó, sin embargo, él había dejado el suyo en la mesa, así que le arrebató su celular.
-Devuélvemelo, yo no lo tengo bloqueado.
-Que triste.- Iba a buscar las imágenes cuando llegó un mensaje con un "Te quiero más, pero ya regresa a Valle Bajo"; era una chica, una llamada Tiffany. La risa se cortó y le entregó el teléfono al chico.- Ten, alguien te habla.- Él tecleó algo mientras no notaba lo incómoda que se sentía Ken. ¿Quién era esa chica?, ¿por qué a ella si le decía que la quería?, ¿por qué le pide ir a una ciudad que está en otro estado, muy lejos de ella?
Tomó su jugo y bebió en silencio mientras veía hacia otros lados, lejos de la mirada perdida de Malek y la sonrisa de tonto. Por alguna razón, no se sentía celosa de Diana, su novia, sino de esa tal chica que le robaba el tiempo y atención.
-¿Quién es esa Tiffany?- No aguantó los celos y decidió preguntarle de una vez.
-Es mi mejor amiga en Valle Bajo. Es que yo soy de allá pero nos mudamos hace unos años.- "Mejor amiga", Ken era su mejor amiga, la única, no podía tener otra.
-Voy al baño.
-Te acompaño.
-No, iré sola.- Él se quedó sentado viendo como ella se iba, le había contestado mal y la conocía muy bien como para saber que estaba molesta. Era obvia la razón, y se sintió mal por no haberle contado antes.
El timbre sonó y Kenedy no regresó a su banca, había dejado su jugo ahí así que él lo tomó y fue al salón, en donde la encontró sentada platicando con otros compañeros a las risas. Se acercó y le puso el bote en el banco.
-Ten, se te olvidó tu juguito.- Algo que la llenaba de ternura era que Malek tenía la manía de decir las cosas en diminutivo.
-Gracias.- Se sentaron y luego esperaron a que pasaran las clases para poder irse a su casa.
En cuanto sonó el timbre, Ken tomó sus cosas y salió del salón sin esperarlo. Malek corrió tras ella y la tomó de la mochila.
-Ey, espérame.- Ambos caminaron hasta esperar el transporte, tenían que cruzar una avenida y luego esperar 20 minutos hasta que se dignara a pasar el camión. Después de un largo silencio y ver que ella no le dirigiría la palabra, se animó a hablar.- No te había contado de Tiffany, ¿verdad?
-Parece que no, creo que se te olvidó ese pequeño detalle.
-Lo siento. Es que hace mucho no hablábamos, y de repente me mandó mensaje y ambos nos sentimos como si no hubiera pasado el tiempo y retomamos esa amistad.
-Sí, ya lo noté.
-No te pongas celosa, ella está lejos y la quiero, pero tu eres mi mejor súper amiga.- La abrazó y la llenó de besos en la cara, cosa que le provocó risas a Ken.
-Ya, detente. Si de por sí andan diciendo que somos novios, imagínate si nos ven así.
-¿Y qué tiene? ¿Te avergüenzo?
-Un poco, pero ese no es el punto, sino que tienes novia.- El transporte llegó y ambos subieron, se sentaron juntos y hablaron un poco más antes de que él se bajara primero. Le tomó la mano y le dijo un "Te quiero", para después despedirse y desaparecer de la vista de la chica.
Los días pasaron así, siguieron juntos pero ahora, además de su novia, había otra chica que se hacía llamar su "mejor amiga".
El cumpleaños de Kenedy llegó en mayo, por desgracia fue entre semana, así que no hizo nada en particular, sólo recibió sus regalos e invitó a Malek a comer a su casa. Ya en su familia lo conocían muy bien, así que no fue extraño que lo invitara.
Ese día, al terminar, Ken acompañó al chico a esperar el camión rumbo a su casa y se dieron un último abrazo.
-Felices dieciseis, Nedy.
-Ya me lo has dicho mil veces hoy.- Mientras estaban abrazados, ella sintió sus brazos rodearla y un sentimiento de protección la inundó, con él se sentía segura. Se separaron lentamente y sus rostros quedaron cerca, ella no se contuvo y lo besó. Malek al principio no hizo nada, pero al reaccionar, le respondió brevemente el beso, separándose luego de recordar que tenía novia.
No dijeron nada y se quedaron callados, esperando. En cuanto el camión llegó, él se fue diciéndole que la vería al siguiente día.
Kenedy regresó a su casa con una sonrisa, a pesar de que no salió como esperaba, había logrado obtener su regalo de cumpleaños perfecto.
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