Capítulo 16
- Era cuestión de tiempo, lo sabías perfectamente. – Decía Jan que trataba de calmar a Jackie ya que pocos minutos antes de la reunión con Stefano, una revista había llegado a manos de ella poniéndola nerviosa por el contenido de uno de sus artículos.
- Pero es que ahora... ahora todo el mundo se enterará y yo no he hablado de esto con mis padres, ni con Allyson ¡Dios! ¡Ella me matará!
- El artículo no es tan malo.
- ¿Ah no? veamos – Jackie se dispuso a leer el contenido de aquella maldita revista – El hermoso Stefano Troyanos parece haber posado sus bellos ojos plateados – Resopló enfadada - en una misteriosa mujer de la cual hasta ahorita solo tenemos fotografías no muy claras, al parecer esta mujer ha logrado lo que otras no, se dice que Troyanos le ha puesto un departamento en una lujosa zona de Nueva York para ella y no lo creerán estimados lectores, para ella y un bebé. Todo parece indicar que es hijo de Troyanos, sin embargo no hay nada concreto hasta ahora ¿Han logrado cazar a este impresionante hombre? Sinceramente, al igual que muchas mujeres, demasiadas en realidad, yo espero que no.
- No cabe duda de que Troyanos arrasa con cualquier mujer, la que escribió el articulo es un conocido tiburón que despedaza a todos menos a él. – Observó Jan. – Pero no han hecho bien la tarea, ni siquiera saben quien eres, o que Maddie es una nena no un nene. Puras especulaciones.
- ¿Crees que tardarán mucho en averiguarlo? ¡Claro que no! Esta es una revista conocida, distribuida en varios países incluidos España e Italia vía física y online. Llegará seguramente la noticia y ¡Ay Dios! – Decidida a hablar de una vez por todas se dirigió al teléfono – Debo adelantarme a este estúpido artículo.
Poco después finalizaba la llamada con su madre, después de explicarle como es que ahora ella era madre sin haber estado embarazada, no pudo evitar agitar a su pobre progenitora. Pero había sido comprensiva y amable y sobre todo el entusiasmo en su voz por conocer a su nieta había sido más que genuino. Ahora solo faltaba Allyson, con ella todo sería hasta cierto punto más difícil, porque si bien su madre no conocía de nada a Stefano, Ally si y bueno, no iba a ser sencillo.
- Hola querida ¿Cómo estás? – Saludaba alegre Allyson.
- No muy bien, en realidad – Titubeó Jackie.
- ¿Qué sucede? – Preguntó alarmada.
- Tengo una hija. – Dijo de golpe, dándose una palmada en la frente por ser tan brusca.
- ¿Qué tienes que...?
- ¿Te acuerdas de Sibia?
- Claro. Pero no entiendo nada...
- Deja que te explique por favor. El caso es que... - Procedió a explicar lo que Sibia había hecho, después se hizo el silencio y Jackie se preguntó cuando había sido la última vez que dejaba a Allyson sin palabras. - ¿Ally?
- No lo puedo creer – Susurró la otra. – No me lo puedo creer.
- Eso mismo dije yo en su momento.
- ¿Entonces la niña ya está contigo?
- Sí. – Al menos por ahora pensó.
- ¡Gracias a Dios! Oh, Jackie deseo tanto verla. Mi hija ya tiene una compañera de juegos, una pequeña prima ¡Y de su edad!
- El caso Ally, es que ya me vi con el padre biológico y no desea que compartamos la custodia, así que ahora estamos peleando por ella.
Jackie lo soltó rápido como si se tratara de un mal trago. Y eso que aún faltaba lo peor.
- ¿Y quien rayos es ese cretino? No te preocupes no podrá ganarnos. – Esto hizo que Jackie sonriera algo compungida.
- Bueno Ally, tú lo conoces...
- ¿Sí? Insisto no te preocupes, tendrás todo lo que necesitas, los mejores abogados, los mejores...
- Ally... recuerda que mi tío tiene un excelente bufete de abogados aquí en Nueva York.
- Es cierto, pero no está de más que tengas toda la ayuda que puedas necesitar. Máximo te apoyará al 100 en esto igual que yo.
- Eso me temo que tengo que dudarlo.
- ¿Pero por qué? Sabes que él te quiere.
- Sí, pero también quiere mucho a su primo.
- ¿Eso que tiene que ver? – Preguntó Allyson confundida.
- Todo. Verás, el padre biológico de Maddie es... Stefano.
- ¿Stefano? ¿Troyanos? ¿Es una broma?
- No y sí es tu querido primo Troyanos.
- ¿Estás segura que no ocultaste tu embarazo de Stefano y ahora me dices toda esta historia tele novelesca?
- ¿Qué yo qué? – Casi gritó Jackie. - ¿Estás loca? Pero si me viste seguido en el pasado año y todo ese tiempo ¡Mi estómago estaba plano! –pasó a relatarle cómo es que él era el padre.
- Sí, si lo siento. Es que estoy en shock y también no estoy ciega. Sé perfectamente que en mi aniversario no dormiste en casa, te fuiste con él ¿verdad?
- ¿Cómo lo supiste?
- Bueno, digamos que te vieron.
- No me dijiste nada. – Reclamó.
- No quería echarlo a perder y que nuevamente te alejaras de él. Es obvio que ambos están que se mueren el uno por el otro, si no fueran tan testarudos otra canción estaríamos cantando ahorita.
- Mira quien habla de testarudez – Murmuró Jackie.
- ¿No te das cuenta de esta maravillosa coincidencia? ¿Por qué pelear con él? Simplemente tengan armonía por el bien de la niña y de paso descubrirás de una vez por todas que sin él te mueres.
- ¡Muy graciosa! Eso se dice fácil pero tú lo conoces, las mujeres le sobran, vive para sus negocios y...
- Y eso a ti no te impidió acostarte con él ¿no?
- ¡No! ¡Pero ahora es diferente tengo una hija!
- Exactamente. Ahora todo es diferente. – Sentenció.
- ¡Dios! A veces no me gusta cuando pasa esto.
- ¿Qué cosa?
- Cuando tienes algo de razón.
- ¿Algo? – se burló Allyson. – Pero dime ¿Por qué pelean por la niña?
- Porque no quise ir a vivir con él.
- ¡Lo ves! El hombre quiere estar contigo. Jackie no lo compliques todo, sé que no es sencillo, pero ahora piensa en Maddie.
- Sí lo sé. – Gruñó.
- ¿Ahora dime cuando me traerás a mi sobrina a casa?
Stefano se paseaba impaciente por la sala de juntas, Jackie ya se había dilatado demasiado, bueno, a decir verdad habían pasado sólo diez minutos pero él quería terminar con el asunto de una vez por todas. De pronto la puerta se abrió y él ya iba a decir lo que opinaba de su retraso pero lo olvidó por completo al verla, cosa que le pasaba últimamente. Su enojo se desvanecía al verla tan bella, tan majestuosa, tan orgullosa y claro, testaruda a decir basta. Un solo vistazo a ese cuerpo de pecado y a esa cara de desafío bastaba para que él solo tuviera ojos para ella y nada más. Ansiaba quitar de esa mirada, el orgullo y esa maldita necedad que hacían que lo rechazara, la deseaba pero de igual forma quería que ella admitiera que también lo deseaba de la misma manera. Y sobre todo quería lograr que ella no encontrara como librarse de él.
- Llegas tarde. – Le dijo él con tono seco, recuperado un poco de esa visión espectacular de mujer que al parecer iba vestida para la batalla llevando ese color rojo intenso que la hacía realmente apetecible.
- Digamos que es tu culpa – Espetó ella.
- ¿Cómo dices? – Preguntó entrecerrando los ojos.
- ¿Nos sentamos por favor? - Indicó el abogado de Stefano tratando de no empezar al menos no estando de pie la confrontación. – Su abogado no tardara en llegar me imagino – Comentó el hombre.
- Por supuesto que no – Dijo Jackie con los dientes apretados, al entrar iba bastante enojada pensando en que todo era culpa de él, si no fuera tan famoso por sus negocios o peor aún por sus múltiples romances ahora la prensa no andaría fisgoneando en la vida de ella y la de su hija. Ser perseguidas por la prensa no era una idea agradable. Quizás no todo era culpa de él, pero aún así ella no estaba de ánimo razonable. Se sentó frente a él y minutos después Jan se reunió con ella.
- Buenas tardes – Saludó su primo y se colocó a su lado.
- ¿Este es tu abogado? – Increpó Stefano.
- Jan Paul Laurent – Jackie habló con orgullo – Sí, este es mi abogado ¿Algún problema?
- Así que este es el hombre con quien te ves tan seguido – Afirmó mirándola con ojos fríos. Poco antes de la reunión, él había recibido fotos del hombre que acompañaba seguido a Jackie. El informe completo de quien era lo había llevado consigo para leerlo en el trayecto, pero no había podido hacerlo pues había recibido una importante y urgente llamada.
- Es mi abogado ¿recuerdas?
- Y eso justifica que estés con él todo el tiempo y no sólo en la oficina ¿verdad? – Su mirada era del color de la plata encendida.
- Ese es mi problema. – Respondió ella altanera.
- Eso es lo que tú crees – Dijo Stefano arrastrando las palabras en claro tono amenazador.
- ¿Puedo decir algo? – Interrumpió Jan.
- ¡No! – Fue la respuesta de Stefano y Jackie dicha al mismo tiempo.
- No estamos aquí para discutir su relación amorosa – Dijo secamente Jan.
- ¡No hay nada entre él y yo! – Se volvió a decirle Jackie a su primo que sonreía burlón.
- Eso es lo que la señorita quisiera. – Agregó Stefano.
- Hay una niña y por ello estamos hoy aquí ¿verdad colega? – Preguntó Jan un tanto divertido al hombre que representaba a Stefano.
- Exactamente ¿Podemos empezar? – Dijo el abogado de Stefano.
- Adelante – siseó Jackie.
- Mi cliente solicita para empezar que la pequeña le sea permitido verla en todo momento sin importar el día y la hora mientras no se define el asunto de la custodia...
- ¡Pero si la ve diario! – Protestó Jackie.
- En los horarios que tú has establecido – Refutó Stefano.
- Oye, tengo una vida. Y no se trata de que yo me acople a la tuya cuando quieras y como quieras.
- Lo mismo digo querida. Tengo muchas ocupaciones no puedo ver a la niña en los horarios inflexibles que has puesto.
- Una muestra más que no tienes tiempo para ella.
- Más bien es muestra de tu falta de consideración hacia los demás.
- ¡Eso es lo que tú crees...!
- ¿Podemos continuar? – Interrumpió Jan lanzándole una mirada de advertencia a Jackie que lo miró enfadada. El otro abogado se aclaró la garganta y continuó.
- Mi cliente solicita la custodia completa de Maddison Troyanos Alcántara...
- ¡Custodia completa! ¿Sigues con esa tontería? – Jackie elevó la voz al decirlo.
- ¡Déjalo terminar! – La regañó Jan y ella enseguida trató de controlar su temperamento.
- ¿Qué es lo que te sorprende? Por eso estamos aquí, te lo dije desde un principio, si no aceptabas mis términos era todo o nada – Stefano le dijo sonriendo burlón. - Prosiga – Dijo a su abogado, riendo interiormente al ver la cara de furia de Jackie. La acorralaría con todo lo que pudiera hasta que se diera por vencida. Lo que se leería a continuación era precisamente para lograr su cometido.
- Se solicita la custodia completa de Maddison Troyanos Alcántara- Leyó de nuevo el abogado carraspeando al empezar– A menos que su madre la señora Jacqueline Alcántara acepte contraer matrimonio con mi representado el Sr. Stefano Troyanos... - Dicho esto el abogado alzó la vista esperando ser interrumpido cosa que no pasó, porque Jackie se esforzaba para recuperar la lucidez después de semejante noticia, se sentía en estado de shock ¡Había tomado en serio sus palabras de la mañana! Dónde ella lo retaba a dejar su soltería, se había burlado de él y ahora Stefano se estaba vengando con eso. A lo lejos oía la voz del abogado que siguió leyendo – Este matrimonio será en aras del bienestar de la niña. Se firmará por supuesto un contrato prenupcial en el que...
- Mi cliente no ha aceptado nada aún - Escuchó como interrumpía Jan llegado a ese punto.
- Por supuesto que no – Contestó el hombre de inmediato – Pero permítame terminar, la señora debe saber a lo que el Sr. Troyanos está dispuesto. – Esas palabras sacaron a Jackie de su trance.
- ¿A lo que el Sr. Troyanos está dispuesto?- Alzó la vista, sus ojos relampagueaban de furia y al observar el rostro satisfecho y cínico de Stefano, no pudo evitar decirle: - ¡Maldito seas Troyanos! ¡Tú no quieres casarte! ¡Has puesto esa condición porque sabes, porque piensas que no aceptaría jamás! ¿verdad? Y eso te dará armas frente al juez, pensarán que lo mejor para Maddie es tener a sus padres juntos y si me niego creerán que no quiero lo mejor para mi hija y lograrás quitármela ¡No tienes una idea de cómo te odio! ¿Pues sabes que? ¡Acepto! ¡Acepto! pero juro que después ¡desearás el infierno! – Dicho eso salió azotando la puerta con fuerza.
- Bueno – Dijo Jan segundos después – mi cliente necesitará ver los términos de este arreglo.
- No será ningún arreglo, será un matrimonio – Dijo Stefano sumamente complacido con el giro de los acontecimientos. Había pensado que ella se negaría en redondo, pero que después de presionarla terminaría aceptando. No había pensado que sucediera tan rápido y tampoco había esperado esa declaración de odio. No iba ser fácil apaciguar a su futura esposa. Su futura esposa el sólo pensar en eso le alegraba profundamente y le hacía ver el futuro con más optimismo, después de todo estaba seguro que ella no le odiaba.
- Aquí está el contrato prenupcial, los términos en caso de divorcio...- Decía el abogado a Jan dándole todos los documentos.
- No habrá divorcio – Sentenció Stefano.
- Está muy seguro de ello – Comentó con tono seco Jan.
- No puede haberlo al menos en unos tres años, así está establecido – Dijo el abogado de Stefano - El Sr. Troyanos no se casará sin tener la certeza antes, de que disfrutará de su hija por lo menos durante esos años que son vitales.
- Todos son vitales – señaló el propio Stefano - Pero me conformo con ese tiempo.
- No sé si la Señorita Alcántara aceptará esto.
- Lo hará – Aseguró Stefano mirando a Jan y recordando que ese abogado estaba muy apegado a Jackie más allá del límite profesional y justo cuando iba a terminar con ese asunto Jan habló.
- En ese caso bienvenido a la familia, Troyanos. – Dijo Jan con mirada y sonrisa burlona - No sé cómo se le ha pasado por alto que Jackie es una Laurent, mi prima hermana para ser exactos.
Stefano estaba sorprendido pero también sumamente aliviado.
- Tu prima es capaz de hacer que me olvide o pase por alto muchas cosas- Le respondió.
- Lo sé. Ella tiene la capacidad de eclipsar todo lo demás. Es una formidable oponente Stefano, ni por un momento crea que ha ganado.
- No soy tan tonto como para creer semejante cosa Laurent. Sé que la verdadera guerra apenas comienza. Queda por ver quien se rinde primero.
- No apostaría por usted Troyanos. No lo haré.
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