Capítulo 14

Craso error por que Stefano le tomó la mano y la atrajo hacia él tan rápido que ella de pronto se vio sobre él y cuando abrió la boca para protestar, él ya había bajado la cabeza y la besaba sin contemplaciones, lo hizo con dureza si bien sabía a pasión. Cuando ella empezaba a responder un llanto sobresaltó a ambos y ella enseguida se separó de él lanzándole una fría mirada.

- ¡Eres... eres...! – Empezó ella sin terminar la frase para ir hacia la niña que se calmó en cuanto ella la tomó en brazos y la acunó.

- Soy... ¿soy...? – Insistió él con burla, ganándose otra mirada digna de una reina de hielo.

- ¡Nos vamos de aquí! – Se levantó con la niña en brazos.

- Déjame tenerla un rato más. – Pidió él extendiendo los brazos para cargar a la niña y de paso sorprendiéndola.

Maddie se veía a gusto en brazos de su padre observó Jackie no sin algo parecido a los celos, tenía rato ya que Stefano cargaba a la niña y jugaba suavemente con ella. Sabía que era un perfecto tío con la nena de Ally y Max pero ahora comprobaba que sí le gustaban en realidad los niños y que de paso parecía que si sería un buen padre ¿había cometido un error? No. Se dijo rápidamente, sería lo peor para los tres estar en la misma casa. Y ella no se retractaría de lo dicho, no lo haría.

- Es hora de irnos – Le dijo a Stefano.

- A esto es a lo que nos estás condenando Jacqueline, a visitas breves y estipuladas por un tribunal ¿Es lo que quieres?

- Quiero la custodia compartida. Pero no quiero vivir contigo.

- No te sorprenda estar vigilada todo el tiempo.

- No desapareceré, enfrentaré esto.

- Nos veremos pronto.

- Puedes verla cuando gustes ya te lo he dicho. Bien, adiós.

******

- ¿Estás hablando en serio? – El sonido de la voz de Stefano retumbó por toda la habitación haciendo temblar las paredes o eso es lo que sintió el pobre abogado que le daba la noticia.

- Me temo que sí Señor Troyanos, esto no será nada sencillo. La señora Alcántara está representada por una de las mejores firmas del País y para ser justos los abogados de esa firma prácticamente no pierden ningún caso.

- ¿Y me podrías decir en que lugar los deja eso a ustedes? – Tronó Stefano. – Por que hasta ahora solo he oído elogios de tu parte hacia los adversarios.

- Está con una de las mejores firmas Señor – Dijo serio el abogado – Pero estamos al igual con ellos, no los superamos ni ellos nos superan a nosotros pero en todo caso, la situación se nos torna difícil por que la Señora tiene más argumentos a su favor que nosotros, al menos por el momento. Hoy mismo tenemos una audiencia preliminar por la tarde y será a puerta cerrada, esperemos que la prensa no se entere o se desatará el infierno.

- En lo que a mí respecta que se desaten todos los infiernos. Quiero a mi hija de vuelta no importa como ¿Está claro?

- Perfectamente claro Señor – Y salió disparado de la oficina de Stefano.

¿Cómo lo había hecho? ¿Cómo había logrado contratar a los mejores antes que él? Porque la firma de abogados que representaba a Jackie había sido la primera elección de su equipo de planta de abogados de su país, ya que necesitaba abogados americanos pues en los Estados Unidos sería la batalla legal por Maddie. Y resultó que al contratarlos o intentar hacerlo, el bufete fue claro al decir que ya prestaban sus servicios a Jacqueline Alcántara y más que claros al decir que se preparara para la batalla. No dudaba de que Jackie fuera una persona que tuviera los medios para empezar el litigio, pero estaba confiado y seguro de que esos medios no eran tantos como para permitirse costear en su totalidad los gastos de toda esa guerra y mucho menos creía que podía contratar a los mejores para defenderla ¿Cómo lo había hecho? Se preguntaba de nuevo. Enseguida había pensado que su bella prima política estaba detrás de todo y hubiese sido así pero daba el caso de que Allyson no estaba costeando nada, lo sabía de primera mano, de boca de Máximo, que Allyson no estaba enterada del asunto. Ese era otro problema que no podía resolver de momento, suficiente había tenido con la sorpresa de su primo Max y de paso con su tono de censura en la voz por haber obligado a Jackie, según las palabras de Máximo, a ir a los tribunales ¡Pero la culpa era de ella! De esa terca, necia y desesperante mujer que no se doblegaba ni un ápice.

Pero ahora la duda le atosigaba el pensamiento ¿Cómo costeaba todo eso? Él la tenía vigilada y había mandado investigarla. La herencia que había recibido de Sibia no había sido tocada, el dinero de Jackie seguía intacto en el banco. Sus padres no sabían nada y tampoco su mejor amiga y prácticamente hermana Allyson ¿Entonces? ¿Cómo? ¿Quién le ayudaba?

Un pensamiento negro y funesto atravesó su mente, poniéndolo furioso. Tomó el teléfono y llamó al departamento que alquilaba Jacqueline. Uno muy caro por la ubicación exclusiva por cierto. Nadie contestó y con un golpe colgó. Nuevamente tomó el casi maltrecho teléfono y marcó otro número, enseguida contestó uno de los guardaespaldas que seguían a todos lados a Jackie y a la pequeña. Los había puesto para intimidarla para que viera que de alguna manera él conservaba poder sobre ella y claro para impedir que desapareciera. Aunque la última opción sabía era improbable, ella no huiría, ella se quedaría y no solo eso, al parecer disfrutaría de la pelea.

- ¿Dónde está? – Fue todo lo que preguntó.

- Almorzando, señor. Trae a la niña con ella, está en una cafetería cercana a Laurent & Blackwell – contestó el hombre de inmediato.

Así que acababa de salir de alguna junta con sus abogados, Laurent & Blackwell era la firma que la representaba.

- ¿Con quién está?

- Con un hombre señor, la ha acompañado muchas veces en estos últimos días – Cinco días para ser exactos desde que se habían declarado la guerra, en esos días él había visto todos los días a Maddie en el departamento que ahora ocupaba Jackie, pero en ningún momento la había visto a ella. Una eficiente ama de llaves le llevaba la pequeña y al terminar la visita, la devolvía a su madre. Maddie no tenía niñera, Jackie lo había querido así, ella la cuidaba personalmente. Cosa que en realidad le había sorprendido. Pero el caso es que ella lo había ignorado y él orgulloso había hecho lo propio por muchas ganas que había tenido de buscarla por todo el departamento, encontrarla y refrescarle la memoria de lo que le pasaba cuando él la tocaba.

- ¿Con un hombre? – Arrastró las palabras repitiendo lo dicho por el guardaespaldas.

- Sí señor.

- ¿Por que no se me informó de esto?

- Únicamente nos pidió vigilarla, que no saliera de la ciudad por eso...

- ¡Basta! Quiero saber inmediatamente quien es.

- Por supuesto señor – Se apresuró el otro a contestar.

Por toda respuesta otro sonido seco se escuchó al azotar el teléfono sobre su base ¿Era eso? ¿Tenía un amante? El pensamiento que se había metido hacía unos minutos en su cabeza cobró más fuerza haciendo que la ira lo invadiera de nuevo pero con más potencia. Si era eso, no sabía lo que haría. Acabaría con ese desgraciado en un instante y después se la llevaría a ella y a su hija lejos donde todo litigio por Maddie no existiera y encontraría la manera de castigarla y de que rogando le pidiera perdón. Por que ella era suya, lo era y ella prefería ignorarlo, así que tendría que recordárselo y no sólo eso, marcarla en su totalidad como suya para que no le quedara la mínima duda. Antes de que destrozara la oficina por la ira que seguía en él y antes de que se le fuera la oportunidad de hacer pedazos al hombre que estaba con Jackie, salió directo a donde ellos estaban en ese momento.

- No tendrá más remedio que aceptar lo que tú quieres. – Decía Jan Paul a Jackie, mientras hacía carantoñas a Maddie que lo observaba risueña.

- ¿Tú crees? No lo sé, aún siento que no es tan fácil ganarle. Ya sabes, es un hombre con recursos inagotables.

- Estás con la mejor firma de abogados del País, primita.

- Lo sé – Esbozó una sonrisa – es sólo que...

- ¿Más dudas de nuestra capacidad? Me siento ofendido – Dijo Jan con gesto serio y ofendido, pero el efecto se estropeó cuando al ver la consternación de ella empezó a reír, ganándose un golpe de ella en el brazo.

- Deberías haber sido actor en lugar de abogado. Te creí completamente ese gesto ofendido.

- Bueno, ya sé que soy tan guapo como para ser actor hollywoodense pero prefiero la abogacía. Me da dinero, mujeres y también prestigio ¿Qué más se puede pedir?

- ¿Que seas modesto, quizás? – Preguntó burlona. Pero admitiendo que su primo era un hombre muy atractivo, de espeso cabello castaño claro como el de ella y con unos ojos verdes que brillaban de humor e inteligencia. Un cuerpo bien moldeado gracias al gimnasio, bueno, tenía éxito entre las féminas que veían eso y muchas también veían su dinero, claro.

- Estoy seguro de que ganaremos. Tienes a todos los abogados de la firma pendientes del caso. Unos por que somos familia y otros porque quieren ser padrastros de Maddie. – Dijo aquello riendo contagiando a Jackie.

- No seas exagerado, hay sido muy amables, es todo.

- Y tú no seas ingenua.

- No lo soy – Dijo ella con el ceño fruncido.

- He querido preguntarte algo Jackie.

- Dime...

- ¿Realmente no consideraste ni por un segundo la propuesta de Troyanos de vivir juntos por el bien de Maddie?

- Claro que lo consideré, pero vi que sería la peor opción para Maddie, para mí e incluso para él.

- ¿Y eso por qué?

- Siempre ocupado con sus negocios, con sus empresas, con sus mujeres – Al decir lo último gruñó.

- Así que es eso...

- Habla claro Jan.

- Temes que te deje por otra u otras.

- No es que lo tema, es que así sería. No sería hogar apropiado para la niña. Ni loca permitiría que me fuera infiel y eso generaría conflictos monumentales, lo juro.

- Lo creo. Pero eso no elimina el hecho de que ya estás totalmente en sus redes.

- ¡Estás loco!

- Yo no. tú si, pero por él.

- ¿Por qué dices semejante estupidez?

- ¿Qué por que? A ver... Hablas mucho de él, te enfureces al ver las revistas y noticias donde aparece ya sea rodeada de una o más mujeres, has dicho en varias ocasiones que Maddie tiene los ojos de su padre y suspiras como una colegiala al decirlo y sobre todo veo serias dudas de si has tomado o no la decisión correcta al no irte a vivir con él, así que si dices que no estás enamorada, ni por asomo pienses que creeré esa afirmación.

- Eres imposible a veces ¿sabías? – Le dijo Jackie sintiendo latir rápido el corazón, así que su primo se daba perfecta cuenta de lo que ella misma se quería ocultar. Pero obviamente no era fácil esconder los sentimientos. – Si repites a alguien más lo que acabas de decirme te mato. – Jan explotó en una carcajada.

- Lo admites ¿Eh?

- No estoy admitiendo nada – Insistió necia.

- No es necesario – rió – Tengo que irme mi querida y necia prima – Se levantó y le dio a la pequeña, para después darle un beso en la frente a Maddie y otro a ella.

- Vete antes que te asesine y las mujeres de Nueva York lloren la perdida.

Jan Paul se alejó riendotodavía y eso la irritó un poco, pero después terminó sonriendo, su primo eraexcelente para hacerla recuperar el buen humor.

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