Un amor, mil vidas y más
Querida chica curiosa (o Addie):
Crees que la primera vez que te vi fue en aquel pequeño
café de Madrid:
Con tu cabello castaño
alborotado por el viento,
ese hermoso vestido de flores,
tu sonrisa brillante,
y una mirada llena de
curiosidad insaciable.
Sentada junto al gran ventanal,
con un libro de poesía olvidado sobre la mesa,
admirabas la puesta del sol con mil preguntas en tus ojos y un anhelo sin igual.
En tanto por mi mente solo cruzaba un único pensamiento:
Quisiera detener el tiempo en este preciso instante para poder admirarte eternamente
Pero no fue así.
Tu alma y la mía llevan más de mil vidas encontrándose,
conociéndose, amándose,
y separándose.
Un baile interminable que solo nosotros conocemos
Una melodía única hecha para nuestros corazones.
Tu destino y el mío están entrelazados desde el momento en que pisé la tierra con mis alas negras plegadas y la furia inundando mis pupilas.
Fuiste un faro en medio de la tormenta que habitaba mi ser.
Cada vez que el ciclo vuelve a iniciar tengo que soportar
el divino ritual de descubrirte
otra vez:
En otro tiempo
Otra ciudad
Otro cuerpo
Otra vida
Pero siempre el mismo espíritu vibrante, ansioso por verlo todo; como si quisiera envolver el mundo entre sus brazos.
Para mi desgracia y la tuya,
el final tampoco cambia
Cuando creo que por fin el universo nos permitirá ser felices juntos, desapareces como un castillo cuando sube la marea
Te escurres de mis manos como granos de arena
Te he visto marchar infinidad de veces y de muchas formas
Y aun así no puedo acostumbrarme al sentimiento desgarrador que me corroe por dentro
El vacío insoportable que dejas
El deseo de querer seguirte a tu descanso eterno y no poder hacerlo
Pareciera que con cada partida se hace más difícil
Y el no poder morir hace de mis noches sin ti una tortura infernal
A pesar de que sé que regresarás a mí tarde o temprano.
Sé que puedo amarte desde la oscuridad
Pero no quiero existir sin la luz que tú me das.
Aunque mañana olvides todo lo vivido
No pierdo la esperanza de que algún día te quedes conmigo.
Hasta entonces, aguardaré hasta que se quiebre mi temple, seguiré buscándote y amándote en esta vida y la siguiente.
Te espera, el chico del café amargo (o tu alma gemela).
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