Capítulo VI: Se dice el pecado, pero no el pecador (IV parte)
Habían pasado seis días desde la muerte de Skate, y los estudiantes de la secundaria de Trinity Hill regresarían a clases el lunes 29 de enero.
Anthonny Forbes había vuelto a citar a Gregory Giordano, Tom Pearson y Tyler Holt para una breve entrevista en la sala de reuniones del colegio. Los chicos le estrecharon la mano con rostros inexpresivos. Él era el único que estaba instalado detrás de la mesa de vidrio, con una regleta en el suelo llena de cables, el portátil en la mesa y unos expedientes al lado. Le dio un breve repaso a los apuntes que llevaba sobre la investigación y les ofreció que se sirvieran con libertad un vaso de agua, como Leah acostumbraba a hacer cuando discutía sobre temas importantes con sus alumnos.
—De acuerdo, le vamos a hacer un par de preguntas rápidas a cada uno. ¿Podrían contarme dónde se encontraban el día del ataque, entre las seis y siete y media de la noche?
Señaló que el orden sería de izquierda a derecha, empezando con Gregory, luego con Tyler y, por último, Thomas.
—Estaba junto a Tyler y Tom celebrando el cumpleaños de Damon —dijo Gregory—. Es uno de nuestros mejores amigos. Eso era lo que estábamos haciendo; y si de verdad tiene sospechas de ello, pues vaya a preguntarle al señor Reed, que tengo entendido que es su compañero de trabajo.
Anthonny asintió, alzando las manos en son de paz al notar que estaba siendo redundante, y les preguntó un par de detalles más a los otros dos muchachos, para ver si coincidían con la versión solicitada.
—La semana pasada murió un estudiante en Northbury. Los exintegrantes de los equipos de atletismo y fútbol americano nos han mencionado un poco sobre el chico. Me gustaría saber si en algún momento se relacionaron con él. Algunos dicen haberlos visto reuniéndose con él y otros dos chicos en varias partes del colegio, en especial a su amigo Damon. ¿Llegaron a compartir las mismas clases? ¿Qué es lo que me pueden decir sobre Nathan Murray y sus otros dos amigos?
Gregory continuó obedeciendo el orden que él les había asignado. Dejó escapar un suspiró de exasperación y apartó la mirada. Se quedó en silencio por más rato del que hubiese querido reconocer.
—Ellos no eran nuestros amigos ¿Cómo le explico para que me entienda? El sistema deportivo de esta institución se rige por notas; durante el semestre, todos nosotros, incluyendo a Damon, habíamos estado fallando en diferentes materias. Si no las recuperábamos, tanto Dave como Richard nos avisarían con tiempo que seríamos expulsados del equipo. No podríamos haber obtenido el derecho a competir si las cosas se hubiesen dado así.
Tyler continuó relatando su versión. Anthonny escribió los datos que ellos le contaban sobre Nathan. Le entusiasmaba, saber que pronto saldría en los medios el tan ansiado avance del caso.
—Sin embargo, nosotros nos salvamos de la expulsión por solo unas milésimas, como habíamos sacado menos de ochenta en la mayoría de las notas, lo cual se prohíbe al participar en equipos deportivos. Las calificaciones aún seguían siendo rescatables, así que se nos permitió quedarnos en el equipo, bajo la advertencia de subirlas en un plazo que nos escogieran. Eso nos dio el derecho de competir contra los nuevos, para mantener las plazas —Tyler agregó más detalles sobre lo que Anthonny deseaba escuchar, y creó una versión más sólida sobre Nathan de lo que ya tenía en su libreta.
—Damon pasaba más tiempo con ellos que nosotros —añadió Thomas—, pero parecían buenos chicos.
Anthonny cayó en la cuenta de que los otros dos apretaron los labios al escuchar su opinión, como si deseasen que Thomas callase lo que estaba diciendo.
—Esta lista tiene las firmas de todas las personas, con su hora de salida y entrada. —Los tres se la pasaron mientras escuchaban la explicación de Anthonny—. Como ustedes no se ausentaron ese día, en comparación con su amigo Damon, después de haber terminado las clases, ¿podrían decirme qué hicieron a partir de las tres de la tarde? Nathan salió de su primer turno a esa misma hora, asumo que por lo que ustedes dicen: como no entraron en el equipo, también tenían ciertas rondas que hacer. El problema es que firmaron para marcar su entrada —señaló el papel—, pero no atestiguaron cuando salieron de su turno.
»Algunos me dijeron que vieron a Nathan entrar en el colegio con una mochila negra de largo tamaño hacia la sala de conserjes. ¿Ustedes de casualidad lograron coincidir con él en la misma actividad ese día?
Anthonny giró la portátil para enseñarles un par de tomas donde se veía cómo ellos entraban en la sala de los conserjes alrededor de esa hora.
—Es decir, no coincidimos en la misma actividad; a los tres nos tocó realizar diferentes tipos de servicio —Gregory le contestó con seguridad—. Ahora que recuerdo, le vimos la mochila. La apartó de la mesa, pero nunca le quisimos preguntar para qué era.
Los demás interrumpieron la conversación, respaldándolo.
Anthonny insistió en por qué ninguno de ellos había firmado su entrada y su salida como de costumbre. Los tres enmudecieron, al ver el escaso material que tenían para seguir la secuencia de los hechos por los apagones de luz. Anthonny bromeó diciéndoles que así de despistados solían ser todos en épocas del colegio, pero ellos no se rieron.
El oficial les preguntó qué hacían reunidos en la sala de conserjes después de clases.
—¡Eso sí lo recuerdo! —dijo Thomas, saltándose el orden establecido—. Skate nos había citado esa tarde, en un descanso en el que habíamos coincidido todos, para decirnos que había hablado con Damon esa mañana. Nuestro amigo seguía bastante desorientado y recién había salido del hospital el día que ocurrió el tiroteo. Estábamos planeando una broma de iniciación para los nuevos integrantes del equipo. Como nadie tenía sugerencias, él se puso al mando.
Parecía ser el único de los tres que se inclinaba a seguir pensando que saldría libre de algún delito. Daba la impresión de que estaba confiado en que con ese comentario sería suficiente para poder enmendar el grave error de no haberse percatado de que las cámaras los habían grabado desviándose de la multitud de estudiantes que habían corrido apresurados a sus entrenamientos para entrar en el salón de descanso de los conserjes.
Anthonny asintió después de escuchar su confesión. Les enseñó una bolsa con un par de cápsulas y les preguntó si alguno conocía las pastillas de Brotizolam que Skate acostumbraba a consumir.
—Gracias, Thomas, por ser tan activo con tu participación; eres muy amable. Aunque me gusta tu entusiasmo —jugueteó con el lápiz, e hizo un mohín con una sonrisa forzosa, presintiendo que no le gustaría lo que le diría—, tu confesión me parece un poco inconsistente. Por la información que me dieron tus entrenadores, tengo entendido que los rituales de iniciación son organizados por un comité entre el capitán y otros más. ¿Acaso estaban Damon y Skate dentro del equipo y los mandaron a ustedes?
El oficial se quedó de brazos cruzados, esperando su respuesta. Ellos guardaron silencio, pensando qué responder.
—El comité puede nominar a quienes ellos quieran para ayudarles con la fiesta y demás eventos que el colegio prohíbe que se hagan utilizando su nombre en ellos, por las consecuencias que esto puede traerle a nivel legal en caso de una tragedia.
—Sí, algo así teníamos entendido —replicó Tyler, frotándose la sien—. Vea, señor, ahora me duele la cabeza de tanta contradicción que nos hace. Si usted quiere creer que somos culpables por un par de cintas en blanco y negro, que duran menos de un minuto, y por no haber firmado un papel, adelante, piense lo que quiera de nosotros, porque ya estoy harto de estar mareado con tantas preguntas —Se encogió de hombros.
—Solo hago mi trabajo —le aseguró—. Entre más colaboren con la policía, más rápido daremos con los sospechosos. En ningún momento he dicho que sea alguno de ustedes; se necesita más que dos pruebas para sentenciar a alguien como culpable —aclaró, y le preguntó si le dejaría continuar con el interrogatorio. El chico asintió.
Anthonny les pidió que le repitieran que hacían en la sala de conserjes y les volvió a mostrar la bolsa con las cápsulas de Brotizolam.
—Retomo el tema del Brotizolam. Como seguro se habrán dado cuenta, le ayuda a dormir a las personas. Tengo entendido que alguno de ustedes tenía en su poder la receta para obtener esas pastillas. Los resultados de los chicos a los que drogaron tenían la misma causa —les leyó el nombre de todos y les preguntó si reconocían alguno, pero ellos no quisieron hablar—. Bueno, asumo que sí conocen a Dash Hastings, o terminaron de hacerlo con el reportaje que sacaron hace quince días. A lo que voy es: después de que terminó su supuesta reunión, ¿A dónde se fueron? Necesito saberlo.
—Bueno, la fiesta de Damon era a las cinco. Se suponía que era sorpresa; por lo tanto, no había un horario establecido. Sí recuerdo que su papá llegó a las seis ese día, justo a tiempo para la cena que Selah, la señora que les limpia la casa, nos estaba preparando. —Gregory hizo una mueca mostrándose incómodo. Se frotó la nariz con la mano, y apartó la mirada por unos segundos. Luego se volvió a enfocar en el oficial—. Como le dije, el día que se produjo el tiroteo fue cuando Damon salió del hospital, esa noche se encontraba más sedado que consciente. Le hicieron una cena sencilla; nosotros llevamos una pizza, un par de refrescos y unos juegos de mesa. Por ahí de las nueve y algo, se anunció en las noticias que había sucedido el tiroteo. —Se encogió de hombros; lo mencionó muy confiado.
Los otros dos parecieron respaldar aquella versión.
Anthonny sacó de sus expedientes, unas hojas impresas con el horario de actividades que les había tocado realizar esas semanas. Era una tabla que indicaba las clases que tomaba cada uno y los respectivos turnos de ese día. Agarraron la fotocopia que les correspondía.
—Eso que me dices sobre la fiesta ya me quedó claro. Lo que me importa saber ahora es qué sucedió en ese lapso, a partir de las dos y media hasta las tres. —Suspiró, adelantándose al meollo del asunto—. Por lo que veo, las personas que tienen en sus manos las llaves de los casilleros son las personas que limpian y los propietarios mencionados. Quiero que vean estas cintas; tal vez les refresque la memoria.
El oficial se fue directo a la cinta que los continuaba incriminando, después de verlos desviarse del pelotón de estudiantes a la sala de conserjes para reunirse con Skate. Según ellos, se habían ido a organizar la fiesta de iniciación por ser parte de los nominados al comité que lo organizaba ese año. Sin embargo, la grabación los involucraba saliendo de la misma sala con unos minutos de diferencia. Los tres se habían ido a la izquierda y Nathan, quien había sido el último en salir, se había ido a la derecha, con el bolso negro que ellos le habían dicho que no sabían que cargaba.
La computadora mostró siete escenas en la pantalla. En la primera, se los vio entrar en el vestuario del equipo de atletismo. La segunda mostraba a estudiantes de los equipos afectados distrayéndose en la sala de descanso minutos antes del entrenamiento. La tercera, delataba a Gregory: había estado caminando por el pasillo y había regresado junto a Thomas al ver que Dash los había detenido señalándoles un mapa, pero no parecían entender sus señas.
Anthonny le hizo zoom a esa cinta, desplazándose con el mouse por toda la pantalla para repasar, cada detalle: desde la hora, los letreros del pasillo que estaban pintados en la pared, hasta el análisis de los gestos de Dash.
Los chicos vieron la siguiente grabación en silencio, que continuaba con la anterior; tenían unos minutos de diferencia. Dash ya se encontraba solo, bostezaba con frecuencia y fruncía el ceño como si se empezara a dar cuenta de que el agua tenía un sabor agrio, diferente. Al rato, abrumado por los efectos del Brotizolam en su cuerpo, se le vio tomar un último sorbo. Guardó la botella en el bolso que cargaba camino al entrenamiento y entró sin detenerse a leer el letrero que colgaba en la puerta; era el armario de los conserjes.
En la quinta escena, la claridad del día se había perdido. Daiki sacó las llaves del armario del conserje. Cuando iba a girar el pomo, se percató de que la puerta estaba abierta. Se lo vio apretar los labios y fruncir el ceño, e intentó apoyarse para empujar la puerta hacia adentro, pero se dio cuenta de que algo le estaba estorbando. La cámara captaba solo el perfil de su rostro: su pelo se movía con facilidad mientras giraba su cabeza hacia ambos lados, viendo si alguien pasaba por ahí para ayudarle. Se veía que tenía prisa. Se alejó unos cuantos pasos, se inclinó e hizo unos movimientos de cabeza de arriba y hacia abajo, husmeando por la hendija de la puerta, y parecía que estaba cuestionándose qué era lo que le estaba impidiendo abrirla.
Anthonny había averiguado con el mismo Daiki, una semana atrás, cuando le había tocado citar a la gente para la primera parte del interrogatorio, que él había estado trabajando esa noche en el equipo de limpieza. Ese era su último día; se reintegraría a los entrenamientos de esgrima al día siguiente. Había tenido que disculparse después con sus otros compañeros que lavaban en ese entonces el baño del equipo de atletismo mientras ellos entrenaban. El muchacho le había explicado que había acompañado a Dash hasta el estadio después de haberlo reanimado, porque él no podía caminar ni darse a entender de lo drogado que estaba.
En la sexta grabación, se devolvió al momento en que se los vio entrar en el otro vestidor del equipo de fútbol americano. El oficial volvió a mencionarles a las diez personas que no se habían podido pudieron presentar al entrenamiento esa tarde; Hamilton le había dado la lista. Las víctimas coincidían con los mismos equipos de los que habían sido parte.
La séptima y última grabación mostraba a Nathan entrando en el colegio con el bolso deportivo de color negro donde se presumía que llevaba las armas, a las tres de la tarde, cuando se sabía que los detectores de metal se apagaban, porque los estudiantes que quedaban dentro estaban ocupados en sus actividades extracurriculares, o haciendo servicios en el jardín, en la cafetería o cualquier otro lugar hasta que dieran las ocho.
Anthonny les volvió a decir que se fijaran en el horario que tenían en la mesa.
—Por lo que vi en sus horarios de las rondas que les correspondía hacer ese día, a Gregory no le tocaba limpiar, en ningún momento, cualquiera de esos vestuarios. Como no hay cámaras dentro de los vestidores, no puedo atreverme a imaginar qué sucedió mientras deambulaban por allí, pero este tipo de secuencias se ve muy mal, muchachos. —Negó con la cabeza, decepcionado, al tiempo que giraba la portátil hacia su lado.
»¿Qué tenían que andar haciendo ahí? El encargado de las llaves por equipo siempre ha sido una sola persona, que se sabe que tiene acceso a todas las instalaciones que se necesiten para los entrenamientos. En el caso del equipo de atletismo, Dave me ha dicho que el encargado de lo que quedaba de enero, el mes que viene y el de marzo iba a ser Dash por haber llegado tarde al entrenamiento, pero por el sedante nunca pudo involucrarse. Luego sucedió el tiroteo y él fue suspendido esa misma semana por la pelea que tuvo con Damon. ¿Ven? En ningún lado salía el nombre de ustedes —los regañó—. Hasta tiempo después de haber hecho la broma fue que se los vio salir del estacionamiento, de camino a la fiesta de Damon, alrededor de las cinco de la tarde.
—Le agradecería que no nos echara la culpa sin antes consultarle a Damon, qué fue lo que estuvo planeando por meses con Nathan —comenzó a decir Gregory, sin hacer mucho contacto visual. Anthonny le dijo, molesto, que había querido sinceridad desde el principio—. Es más, el viernes antes de que se produjera el ataque, fue la competencia de atletismo. Nathan había llegado a limpiar en la mañana el vestuario del equipo de atletismo, y ahí fue donde lo conocimos en persona finalmente. Damon nos había estado hablando de él mucho antes de que le aprobaran a Leah ese programa de riesgo social.
El alumno le mencionó otro punto importante que ayudó a Anthonny a consolidar que el primer sospechoso definitivo de la masacre podía coincidir con las imágenes que reportaron esa noche del tiroteo, minutos después de que hubieran ocurrido los hechos. También le contó que todos sabían que Damon había invertido dinero en Skate para que les ayudara a integrarse en sus respectivos equipos, y rescató su versión de cómo se había dado la broma pesada, que se veía en cámara que habían hecho.
Luego, mencionó que Skate le había dicho que estaba en el colegio desde octubre, pero que, ese viernes 12 de enero cuando lo conocieron en persona, Leah había convocado a esos estudiantes que estaban, portando el uniforme como cualquier otro alumno regular, porque recién el Ministerio de Educación de California le había aprobado el programa de riesgo social.
—Sí, sí —continuó Tyler—. Además, dígame, ¿para qué quiso averiguar esto primero? ¿Acaso eso de la broma no le corresponde saberlo a los entrenadores de los respectivos equipos? La idea fue de Skate. Él nos dijo que había hablado con Damon esa mañana, y nos contó durante la reunión que Damon no se iba a presentar por sus problemas de salud a raíz de la pelea. De hecho, no lo va a hacer ahora, ni dentro de un par de meses. Quién sabe; tal vez hasta en uno o dos años logre llevar una vida normal, o tal vez nunca lo haga.
—Ajá —coincidió Thomas—. Además, como nadie sabía qué hacer, a pesar de que se le había aclarado que no queríamos meternos en problemas, y por eso no le haríamos algo grave a las personas afectadas, él sugirió dormirlos con esa pastilla. Estábamos nerviosos, en serio nos daba miedo plantarnos a decirle que no. ¿Entiende? ¡Capaz y que habría sacado el arma del bolso negro!
Anthonny les explicó que se vería obligado a pasarle el comunicado a las familias en esos días, y les advirtió que podrían recibir una demanda por esa broma, si así lo deseaban las víctimas a partir de esa tarde. Se compadeció de ellos, intentando minimizar la histeria colectiva: les comentó que, por lo general, en circunstancias como esas, las decisiones serían más a nivel de la secundaria que legal. Era probable que sus papás terminaran pagando una fianza bastante alta o que les tocara hacer trabajo comunitario por al menos uno o dos años en lo que les asignaran, dentro o fuera de la institución.
—Bueno, también aprovecho para aclarar la duda de Tyler de por qué quise hacer un análisis de estas siete escenas. Es sencillo, porque el asesinato tiene involucradas a las mismas personas aquí mencionadas. Sean víctimas o simples testigos, se relacionan mucho los mismos nombres. Y si me hubiera saltado todo eso para enfocarme en ver quién mató a quién, los cimientos que se están construyendo con la información que se va recopilando de las cámaras, de los testigos y otras pruebas externas que se extrajeron de la escena del crimen y sus alrededores no tendría sentido. Recordemos que el caso está en una evolución constante.
Les explicó que, de no haberse hecho así, aquello terminaría perjudicando tarde o temprano a las víctimas en el juicio. De no haberlo hecho despacio y con buena letra, un caso así jamás se resolvía en un mes. A veces duraban hasta años, dependiendo de la demanda y otro montón de factores, como la carga de trabajo que tenían pendientes de otros delitos. Los chicos parecieron comprenderlo mejor.
El oficial se limitó a continuar transcribiendo lo que escuchaba en su bloc de notas. Recordó que uno de los policías dijo haber visto desde el helicóptero, al volar sobre la secundaria, a tres chicos vestidos de negro cruzando con sus pasamontañas el potrero que llevaba hacia el lote baldío, pero, ya sabía que no podían ser los estudiantes que tenía al frente.
—¿Qué tipo de tatuajes recuerdan que tenía Nathan en el cuello? ¿Recuerdan alguna otra parte importante que tuviera tatuada?
El hombre entrelazó las manos y asintió a medida que escuchaba que las descripciones coincidían con las imágenes que iba viendo en la computadora; los médicos forenses se las habían enviado al hacerle la autopsia a Nathan. Los chicos describieron que los tatuajes tenían varios significados que Nathan no parecía querer mencionar; era el único estudiante que se conocía que andaba tatuajes tan visibles. Anthonny les preguntó si sabían que Skate podría estar relacionado con alguna pandilla de Northbury, aunque él ya supiera eso de antemano; tenía que ir descartando pruebas y puliendo otras con cada entrevista que hacía. Se sentía satisfecho del arduo trabajo de llevar la investigación en sus hombros; le inspiraba cierta certeza de saber que iba avanzando.
—No lo sabíamos. Como ya le contamos, no interactuábamos demasiado con Skate ni los otros dos chicos —recalcó Thomas, y le explicó que habían ido a Hardersfield el fin de semana pasado y lo habían encontrado descompuesto, enterrado en el armario—. Nos enteramos de que era parte de una pandilla porque Damon nos lo había dicho en septiembre; le extrañaba que una persona menor de edad tuviera tatuajes tan visibles. Ese aspecto solía llamarnos mucho la atención; pensábamos que era genial que tuviera, según nosotros, papás tan abiertos a ello. Recuerdo que en el brazo tenía algo así como las iniciales de F.R.G y una calavera con rosas. Todos pensamos que se trataba de un tributo a la banda de los Guns N' Roses. Nos íbamos enterando sobre su vida solo porque Damon nos lo contaba, de menos no.
Las iniciales y cómo operaba la pandilla en la ciudad de Northbury no era nada nuevo. Tenían muchos miembros de edades similares o más jóvenes que Skate. Además, coincidían con las iniciales que quedaron en la puerta de cristal del baño del equipo de atletismo.
Anthonny pensó que iba siendo el momento de despacharlos. Con solo ellos había estado investigando alrededor de una hora y media sin descanso, y todavía ni siquiera iba por la mitad de los entrevistados que les tocaba venir ese día.
—Gracias por su colaboración. Es todo por ahora. —Les pidió que se retiraran.
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