Capítulo 6: En cuerpo y alma.
Capítulo 6: En cuerpo y alma.
¡Advertencias! ¡Este capítulo contiene escenas sexuales solo para mayores de 18 años!
¡Lemon +18.!
¡Advertencia de Lemon!
Al llegar a las enormes puertas del Castillo. Celestino abrió las puertas usando sus poderes telequineticos. Draculaura pudo ver el pasillo y sala principal que mostraba una enorme alfombra roja que se deslizaba por el centro de la sala principal, hasta llegar a las escaleras y esta dividirse en dos rutas, a la izquierda y derecha.
El castillo conserva su toque antiguo y gótico de la edad medieval y victoriana, pero igual había ciertas modernizaciones como candelabros modernos y demás detalles de iluminación modernos. De hecho, Celestino le explico que con el paso de los años y avanzases tecnológicos. Llego a hacer ciertas remodelaciones y modernizaciones al castillo. Cosa que fascino más a Draculaura.
Celestino comenzó a guiar a la hermosa vampira por todos los pasillos del castillo. Cuartos hermosos con camas y decoraciones entre modernas y antiguas que hacían que no perdiera ese estilo gótico antiguo. En los pasillos, enormes cuadros de la familia de Celestino. El Conde Salvatore Moretti, en la pintura mas grande de un pasillo, Draculaura tubo que admitir que es mucho mas intimidante e imponente que su padre el Conde Drácula.
Igual vio los hermosos cuadros de su madre, Vanessa Burgos. Una hermosa vampira de cabello largo rubio y ojos rojos más claros que los de Salvatore. Igual le mostro varias bibliotecas con libros mucho más antiguos que los de cualquier biblioteca podría mostrar y bien conservados y Celestino explico que usando escáneres, reescribió varios miles de libros a lo largo de los años. Con cada pasillo, cuarto y salón que visitaban, Celestino explicaba y Draculaura escuchaba fascinada por la historia del castillo, de los padres de Celestino.
Antes de su parada final. Celestino llevo a Draculaura a un cuarto subterráneo. Cuando llegaron, Draculaura pudo sentir la tensión y miedo que había en Celestino. Al otro lado de la gran puerta del piso subterráneo, estaban las tumbas de sus padres y Celestino, no podía evitar mostrar cierto temor de volver a entrar a esa habitación. Habían pasado siglos desde que no visitaba a sus padres y sentía un nudo en la garganta. Fue cuando Draculaura, apretó duro su mano y este bajo un poco la mirada para verla sonreír y asentir, dándole a entender, que ahora ya no estaba solo.
—Celestino... —murmuró ella, tocando suavemente su brazo. —¿Estás bien? — Pregunto con preocupación por su novio.
Él asintió, pero evitaba mirarla. —Hace siglos que no bajo aquí, Draculaura. A veces es más fácil recordar sin... enfrentarme a esto. — Respiró profundamente, intentando calmarse. —Fueron tiempos difíciles, y perder a mis padres... fue algo que me costó mucho superar. — Él se sinceró. Y Draculaura noto sus ojos cristalinos amenazando con derramar lágrimas.
Draculaura apretó su mano suavemente, ofreciéndole un apoyo silencioso. —Es comprensible, Celestino. No tienes que hacer esto si no estás listo. Pero si decides entrar, yo estaré a tu lado.
Celestino la miró, y en sus ojos se reflejaba tanto gratitud como algo más profundo. —Gracias, Draculaura. No sé por qué, pero tu presencia aquí hace que esto sea... un poco más llevadero.
Draculaura sonrió con dulzura. —Siempre estaré aquí para apoyarte, Celestino. Tus padres estarían orgullosos de ver en quién te has convertido, y también de saber que valoras tanto su memoria. Esto es parte de ti, y enfrentar esta realidad no significa que hayas olvidado, sino que tienes la fortaleza para recordar. — Celestino le sonrió un poco más tranquilo. Sintiendo como el peso de los siglos en soledad, se aligeraba cada vez más.
Él asintió, su nerviosismo comenzando a calmarse. — Tienes razón... quizá, ya es hora de hacerle frente a estos recuerdos, y aceptar el pasado. — Dijo determinado y Draculaura asintió sonriéndole dándole todo su apoyo.
Ambos tomaron un último respiro antes de abrir la puerta juntos y entrar en el santuario donde descansaban los padres de Celestino. Aunque el ambiente era solemne, la presencia de Draculaura le daba una calidez inesperada, y con ella a su lado, Celestino finalmente sentía la fuerza para enfrentarse a las memorias de su pasado.
[...]
Horas después.
Ambos ya estaban en su habitación en la punta de una de las torres del castillo que, gracias a sus enormes ventanas, dejaban apreciar una hermosa vista nocturna de los alrededores del bosque. Ambos estabas parados en uno de los cuatro balcones de la gran habitación de Celestino. Ambos disfrutaban de la una vista abrazados y sintiendo la fresca brisa de la noche. El castillo iluminaba gracias a sus luces repartidas por todos los lugares posibles.
—Es una hermosa vista. — Draculaura rompió el cálido silencio que había entre ambos.
Celestino asintió. — Si, y más aún porque tu estas aquí conmigo. — Celestino comento acariciando la mejilla de Draculaura con cariño y delicadeza. — No tengo las palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mi desde que llegaste, Draculaura. — Celestino la miro a los ojos.
Draculaura lo miró sorprendida, ya que no esperaba que él hablara con tanta apertura. —No tienes que agradecerme, Celestino. Simplemente hice lo que sentí que era lo correcto. Estoy feliz de haberte acompañado hoy y de estar a tu lado. Recuerda que te amo con todo mi corazón y mi ser. — Dijo eso ultimo con ternura, acurrucándose más a él.
Celestino la abrazo.
Celestino sonrió, pero la tristeza aún flotaba en sus ojos. —Lo sé, y eso significa más para mí de lo que puedas imaginar. Sabes, hace siglos que vivo solo y asilado de todo. Mis días se han convertido en una rutina interminable, llena de silencio. La monotonía se apoderó de todo... y no me había dado cuenta de cuánto me había consumido hasta que llegaste tú. —Celestino se sinceró.
Draculaura frunció el ceño ligeramente, sintiendo la seriedad en sus palabras. —¿La soledad te había afectado tanto? — Ella pregunto.
Celestino se giró para mirarla a los ojos, y en su mirada había una sinceridad profunda. —Nunca pensé que alguien podría sacarme de esa rutina, de esa... Monotonía. No pensé que alguien como tú... con tu calidez, tu energía, tu forma de ver la vida, pudiera cambiar tanto mi perspectiva. Has hecho que mi existencia vuelva a tener un propósito, Draculaura. — Celestino la miro con unos ojos cristalinos, estaba feliz de que ella llegara a su vida, de que ella lo salvara de morir solo en el aislacionismo, en la soledad. Ella fue esa luz en su oscuridad que tanto necesitaba para volver a ver la vida de una manera positiva.
Draculaura lo miró con ternura, tocando suavemente su rostro. —Nunca estarás solo mientras yo esté aquí. — Celestino pudo sentir el calor de sus manos tocando sus mejillas y haciendo que él, la mirara a los ojos.
Celestino la miró a los ojos, su expresión suavizándose al sentir su apoyo. —Lo sé... Y me siento afortunado por ello. Es raro encontrar algo tan genuino, algo que te haga despertar de un largo sueño. Desde que llegaste a mi vida, todo ha cambiado. Ya no quiero seguir en esa oscuridad. — El confeso, tomando de las mejillas ahora el, a Draculaura.
—Celestino. Nunca, nunca estarás solo de nuevo. Ahora estamos juntos. — Draculaura dijo, y ambos comenzar a acercarse uno al otro, hasta que ambos se dieron un profundo y tierno beso. Luego de unos minutos, ambos se separaron dejando un hilo de saliva que se rompió y Draculaura volvió hablar. — Te amo, Celestino. Te amo mucho. Ya no estarás solo. Estaré contigo.... Hasta el final. — Ella dijo con palabras cargadas de amor y sentimientos verdaderos.
—Draculaura. — Celestino la volvió a besar.
Este beso era diferente. Estaba cargado de amor, sentimiento verederos y de felicidad. Celestino ahora feliz, había encontrado eso que le diera sentido a su existencia. Draculaura, fue algo que el destino le envió para sacarlo de su monotonía, de su solitaria rutina y amargada vida. Ambos, siguieron besándose bajo la luz de la luna y fue cuando el beso, se intensifico y paso a ser uno con más pasión. Luego llegaron las carisias y un beso un poco mas atrevido en donde sus lenguas comenzaron a batallar por ver quien tendría la victoria. Involuntariamente, ambos se estaban comenzó a quitar la ropa.
Draculaura sin dejar de besar a su amado, comenzó a desabrochar la camisa de botones de Celestino. Celestino, bajo el cierre del vestido de Draculaura y pudo comenzar a acariciar su hermosa y suave piel pálida de vampira. Celestino comenzó bajar a su cuello y comenzó a besarlo. Draculaura sentía una electrizante sensación que era nueva para ella, algo llamado pasión que era la primera ves que la experimentada. Sus jadeos llenaron el lugar mientras era acariciada por su amado con una delicadeza única.
—Celestino~ — Draculaura gimió su nombre.
Celestino en eso la cargo. Otro beso inicio mientras el teniéndola en sus manos. La cargaba hacia la enorme cama de su habitación. Al llegar, con delicadeza la asentó en el cómodo colchón y ambos quedaron mirándose fijamente por unos momentos. Ya carecían de varias de sus prendas de ropa. Celestino ya no tenia su camia puesta y ahora tenia el torso denudo y su pantalon esta cayéndose y dejando ver un gran bulto entre sus piernas, estaba rojo del rostro y Draculaura, estaba semidesnuda de la parte superior de su cuerpo, dejando ver su ropa interior de color negro gótico. Draculaura igual estaba sonrojada y tenia sus brazos abrazando el cueyo de su amado. Ambos jadeaban rojos como tomate, pero una cosa era segura.
Ambos querían dar ese siguiente paso que los unirá definitivamente.
—Celestino~ — Draculaura hablo.
—Draculaura~ — Celestino hablo.
No hubo necesidad de decir más. Ambos sabían lo que querían y fue cuando Celestino, comenzó a desvestir con delicadeza a su amada. Comenzó desabrochando su sostén, y cuando lo quito, pudo apreciar unos hermosos pechos con pezones erectos por la intensidad de hace unos momentos. Luego, bajo para quitar la ropa interior de su amada. Draculaura se taba el rostro con sus manos por la vergüenza. Celestino trago duro y cuando quito la ultima prenda de ropa de su novia, noto que ella ya estaba mojada, estaba excitada.
Draculaura agarro valor y se sentó para comenzar a bajar el pantalón de Celestino y luego su bóxer. Cuando lo bajo, quedo en shock al ver su enorme miembro erecto y venudo. El miembro de Celestino era mas grande de lo que ella imagino, pero no dejo que el tamaño la espantara. Ella, estaba mas que decidida y quería hacerlo. Quería entregarse a él. Al único hombre que en verdad ama y aprecia. El único que supo entenderla y tratarla como una mujer de verdad.
—Celestino. — Draculaura hablo, tímida y algo avergonzada. — Quiero seguir. — Confeso, dejando sorprendido y sonrojado al vampiro de orígenes italianos.
—¿Estas... segura? Porque si quieres.... —Celestino fue callado por un beso bastante intenso de parte de su amada.
—Muy segura. — Ella dijo con seguridad. —Tu eres el hombre al que me quiero entregar. Tu eres con el que quiero pasar el resto de mi vida. Solo contigo quiero estar. Por qué TE AMO Celestino. Te amo tanto que no tengo palabras para explicarlo o describirlo. —Ella dijo con el rostro rojo. — Quiero estar contigo, en cuerpo y alma. — añadió sonriéndole cálidamente, aun con un sonrojo en su rostro.
Draculaura volvió a besarlo, esta vez con más intensidad, con más pasión.... con más amor. Ambos comenzaron a acariciarse uno al otro. Draculaura desliaba sus manos acariciando el torso desnudo de su amado, siento lo cálida y suave que es su pálida piel. Celestino por su parte, llevo sus manos a los pequeños pechos de Draculaura, comenzó a masajearlos, luego deslizo sus manos por sus caderas y su espalda, hasta terminar agarrando su trasero y acariciarlo. Luego, ambos volvieron a quedar acostados, con Draculaura debajo de Celestino y el mirándola desde arriba. Draculaura podía sentir el miembro erecto de Celestino chocando con la entrada de su intimidad.
—Házmelo. — Draculaura dijo con seguridad, sintiendo pequeños escalofríos cuando la intimidad de Celestino chocaba con la de ella.
Celestino asintió y luego acomodo su miembro en la entrada de Draculaura. Draculaura se estremeció un poco y comenzó a gemir ligeramente cuando sintió como poco a poco el miembro de Celestino comenzaba a ingresar y llenar su interior. Y luego algo se rompió. Draculaura había dejado de ser virgen. Ella abrazo fuerte a Celestino cuando su Himen se rompió y el vampiro espero unos momentos a que Draculaura le indicara el momento de continuar.
—¿Quieres que me detenga? —Pregunto Celestino preocupado por su amada.
—N-no... El dolor... ya está desapareciendo. Por favor... Continua... Hazme tuya... — Draculaura respondió con calidez, sintiendo como el dolor era reemplazado por placer.
—Ok.. Pero si te duele, me avisas ¿Ok? — Celestino dijo y ella solo asintió. Draculaura amaba mucho esa parte de Celestino. Su preocupación, su forma de tratarla y cuidarla. Ella amaba y adoraba esa parte de él.
—Hmm~ —Draculaura comenzó a gemir, cuando Celestino comenzó a mover sus caderas hacia delante y hacia tras. Sacando y metiendo su miembro del interior de Draculaura. — Aaah~ — Draculaura soltó un gemido rico y tierno, gemido que provoco más excitación de parte de Celestino.
—Hmm~ — Celestino también gimió. El interior de su amada es bastante cálido y caliente. Y al ser su primera vez de su amada, se sentía muy apretado.
—Celestino~ — Draculaura gimió su nombre y en respuesta, Celestino aumento un poco la velocidad. — Celestino~ —Draculaura volvió a gemir.
Celestino seguía entrando y saliendo. El interior de Draculaura le apretaba y sentía como apretaba su miembro, el cual palpitaba ante la sensación de sentir como si el interior íntimo de Draculaura lo succionara. Para Celestino, este momento intimo entre el y Draculaura, era mucho mas especial. Este no es un encuentro sexual como los que tubo antes con otras mujeres solo para su diversión o desastres. Este momento era muy especial. No era simple sexo.
Los dos estaban disfrutando el momento. Draculaura dejo de dar quejidos de dolor y comenzó a gemir de placer. Cada posición en la que lo estaban haciendo, la penetración era diferentes. Había posiciones en las que sentía que era llenada por completo, sobre todo cuando ella era la que estaba arriba de Celestino. Cuando se miraban, no podía evitar besarse con pasión y amor, sin dejar de moverse o detener su momento intimo sexual.
Luego de varias horas haciéndolo. Draculaura sentía que estaba por llegar al clímax. Lo mismo para Celestino. Sentía que su clímax estaba próximo. Ahora lo estaban asiendo en la misma posición con la que comenzaron. Con ella abajo y el arriba. Draculaura abrazo del cuello a su novio y cruzo sus piernas haciendo que Celestino llegara más profundo.
—Celestino~... Celestino~... — Draculaura gemía de placer y pasión. — V-voy ah... — Ella aviso.
—Y-yo.... Yo también. — Él dijo moviendo sus caderas aún más rápido.
—Dámelo... Dámelo todo~ — Ella rogo, mientras sentía como su interior apretaba y la sensación de estar llena ahí adentro aumentaba.
—¡Draculaura! ~ —Él dijo su nombre más fuerte y en una última embestida, soltó toda su carga.
—¡Celestino! ~ —Ella abrazo fuerte a su amado. Draculaura comenzó a sentir como el esperma caliente y espeso comenzó a llenar su interior. Mientras ella se encorvaba llegando a su clímax también.
Ambos eyacularon juntos y al mismo tiempo.
Celestino lentamente salió del interior de su de su amada, ella gimió cuando sintió que el mimbro de Celestino salía de ella y luego el, se acostó a un lado de ella en la enorme cama donde lo hicieron.
El silencio se apodero de la habitación. La cual era iluminada solo por la luz de la luna. Celestino con sus poderes abrió una parte del techo y los ventanales con sus poderes para que la brisa ingresara y las estrellas brillaran. Ambos miraban al cielo estrellado, las estrellas parpadeando en la vasta oscuridad como pequeños diamantes brillando a lo lejos. Draculaura se acurrucó más cerca de Celestino, su cuerpo aun sutilmente tenso, pero al mismo tiempo relajado, como si todo lo que había sucedido entre ellos ahora los uniera más que nunca.
Celestino la miró a los ojos, sus manos suaves sobre su piel, recorriendo con ternura su espalda. El momento que habían compartido era indescriptible, lleno de sentimientos y emociones profundas que apenas comenzaban a entender. Pero había algo que debía decirle, algo que había estado guardando en su corazón
— Draculaura... — Su voz era baja, pero firme, llena de una sinceridad palpable. — Quiero que sepas que, desde ahora, lo que hemos compartido no solo es mi cuerpo... Es mi alma. Todo lo que soy, todo lo que tengo, es tuyo.
Draculaura, aún algo tomada por la intensidad de todo lo vivido, giró lentamente hacia él. Sus ojos brillaban con una mezcla de amor, sorpresa y una calidez que solo él podía inspirar en ella. Sus manos se entrelazaron suavemente con las de él, mientras su corazón latía con fuerza en su pecho.
— Celestino... — Susurró, aún con un atisbo de emoción en su voz, como si aún no pudiera creer lo que estaba sucediendo. — Nunca imaginé que alguien pudiera hacerme sentir así... tan viva, tan completa. Lo que siento por ti... es más de lo que las palabras pueden expresar.
El vampiro sonrió suavemente, acariciando su rostro con la punta de los dedos, como si temiera que se desvaneciera si la tocaba con demasiada fuerza. Sus ojos estaban llenos de una determinación que no dejaba lugar a dudas.
— No tienes que decir nada más, mi amor. — Su voz era tranquila, pero llena de una firmeza que solo alguien que había experimentado siglos de soledad podía entender. — Yo te prometo que estaré a tu lado, ahora y siempre. Sin importar lo que pase, sin importar el tiempo, estaré contigo. Lo que hemos compartido no es solo un deseo o un capricho... Es un compromiso, y te juro que no hay nada que pueda separarnos. Desde esta noche, no solo te entregué mi cuerpo... Te entregué mi alma, mi vida entera.
Draculaura sintió que su corazón se aceleraba aún más con sus palabras, pero no pudo evitar sonreír. Los ojos de Celestino, profundos y llenos de esa intensidad que siempre la había cautivado, la miraban fijamente, como si nada en el mundo pudiera interponerse entre ellos. En ese momento, no había nada más que ellos dos, el silencio acogedor de la habitación y la luz suave de la luna.
— Lo sé... — Susurró ella, su voz temblorosa pero llena de emoción. — Yo también te prometo lo mismo. No importa lo que venga, Celestino. Siempre estaré a tu lado. Lo que hemos comenzado hoy, no será solo un momento... será nuestra vida. Juntos.
Un silencio profundo siguió a sus palabras, como si ambos necesitaran un tiempo para absorber la magnitud de lo que acababan de decirse. Las estrellas seguían brillando allá afuera, ajenas a los votos que se habían hecho en esa habitación, en esa cama, bajo la mirada de la luna que los había sido testigo.
Celestino la abrazó con más fuerza, apretándola contra su pecho, como si nunca quisiera soltarla. Draculaura descansó su cabeza sobre su hombro, sintiendo su calor y la seguridad que solo él podía darle. En ese instante, el mundo exterior dejó de importar. Solo existían ellos, su amor, y esa promesa tácita de estar siempre juntos, pase lo que pase.
— Eres mi todo, Draculaura. — Dijo Celestino, su voz suave pero llena de convicción. — No importa cuánto tiempo pase, no importa lo que el destino nos depare. Te juro que estaré a tu lado, en cuerpo, alma y corazón. Juntos, por siempre.
Draculaura cerró los ojos, dejando que sus palabras la envolvieran, y sin pensarlo dos veces, respondió:
— Y yo estaré contigo, Celestino. Por siempre.
Con esas palabras, el silencio se hizo más profundo, pero ya no era una quietud vacía. Era una quietud llena de amor, de promesas y de un futuro compartido. La luna seguía brillando desde afuera, como un faro que guiaba su amor en la oscuridad de la noche. Y así, bajo su luz, ambos se quedaron dormidos, abrazados, seguros de que nada ni nadie podría apartarlos el uno del otro.
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