Capítulo 5: Confesiones y Origenes.
Capítulo 5: Confesiones y Origenes.
El Ferrari F40 de Celestino avanzaba por las calles del centro de la ciudad de Tokio. Celestino se sentía nervioso y Draculaura también, pero el silencio que se presentaba en el coche no era tenso, al contrario. Ambos disfrutaban de la compañía del otro y la música pop de los 80s de estilo gótico, música que le gusta a Draculaura, ayudaba a pasar el rato en lo que llegaban al restaurante.
Draculaura solo miraba por la ventana mientras atravesaban el centro de la ciudad. Lleno de vida y miles de letreros brillantes de diferentes colores, algo muy típico de Japón al ser una ciudad bastante avanzada tecnológicamente hablando. Draculaura por momento giraba la cabeza para ver a Celestino. Ese traje rojo formal y elegante lo hacia ver bastante apuesto. Celestino era la definición de un monstruo que pudo adaptarse a los tiempos modernos del mundo humano y ella poco a poco pudo igual adatarse a algunos aparatos tecnológicos.
Un ejemplo, sería el teléfono celular que Celestino le regalo. Un IPhone 14 Ultra de ultima tecnológica de color negro con algunos detalles góticos que Celestino le encargo y ordeno personalizar a los gustos de Draculaura. Decir que Draculaura estaba maravillada con el teléfono era quedarse corto. Era definitivamente superior en todos los sentidos al teléfono que ella usaba y lo bueno es que pudo conectarse a la red monstruosa de su mundo, pudiendo acceder a sus redes sociales y poder contactar tanto con su padre como sus amigas, la cuales estaban ansiosas por conocer al nuevo amigo de Draculaura.
Una hora después. Celestino y Draculaura ya estaban subiendo por el ascensor del enorme edifico lujoso exclusivo para la alta sociedad. Ambos se miraban de vez en cuando, intercambiando sonrisas cargadas de expectativa. Draculaura no podía evitar admirarlo. — Nunca imaginé que podría encontrarme con alguien tan atento, maduro, y... sencillamente fascinante — Draculaura pensó.
Asiendo de lado todos los lujos, Celestino es una persona bastante humilde, no por nada la mayor parte de su vida, la vive en su rancho en Campeche. El disfruta de la comodidad y tranquilidad, pero desde que Draculaura llego a su vida, las cosas cambiaron y ahora disfrutaba al máximo estos viajes para verificar que sus propiedades estuvieran en orden.
Cuando finalmente llegaron al restaurante, la vista panorámica de Tokio se desplegó ante ellos, iluminada por las luces de la ciudad, y ambos supieron que esta noche sería una de las más inolvidables de sus vidas. Rápidamente fueron recibidos por el mesero encargado de atenderle esta noche. Celestino reservo un balcón privado solo para ellos, con una vista magnifica y hermosa de la ciudad más tecnológica del mundo.
—Espero te guste la vista. —Celestino comento con suavidad y calidez.
—¡Me encanta! — Respondió la vampira con una sonrisa y un brillo en sus hermosos ojos vampíricos y dejando ver ligeramente sus hermosos colmillos al sonreír. — Es una vista muy hermosa de la ciudad... Gracias Celestino. — Draculaura le dio un rápido y corto abrazo, pero lleno de cariño y gratitud que Celestino sintió y también correspondió.
Momentos después. Ambos ya estaban sentados en una mesa en el balcón, con la ciudad de Tokio extendiéndose bajo sus pies, Draculaura y Celestino compartían una cena que se sentía íntima, casi como si el mundo alrededor se desvaneciera. La luz suave del lugar y la vista panorámica creaban el ambiente perfecto para una noche de confesiones y revelaciones profundas.
— ¿Sabías que cuando llegaste por accidente a Campeche, no esperaba que mi vida cambiara tanto? Es curioso... He vivido tantos siglos, pero desde que estás aquí, los días tienen una calidez distinta. — Draculaura lo miró, sintiéndose envuelta en sus palabras. A su lado, se sentía más que una simple amiga; se sentía importante, especial.
Con una sonrisa dulce, le respondió: — ¿Sabes? Yo también siento que algo cambió. Nunca había vivido algo así. Tú... haces que me sienta como en casa, pero también... es algo más. No sé cómo explicarlo. — Celestino la miró en silencio por unos segundos, sus ojos mostrando una suavidad que rara vez dejaba ver. Era como si esa noche cada palabra que intercambiaban fuera una invitación a acercarse más y abrir sus corazones. Después de un rato, se permitió hacer una pregunta más profunda.
—Draculaura, ¿has tenido alguna vez un momento en el que sientes que el tiempo simplemente se detiene? Como si el universo te mostrara que estás exactamente donde deberías estar. — Ella asintió, sus pensamientos empezando a arremolinarse.
— Es esta noche... —Ella pensó, mordiéndose el labio con nerviosismo. Estaba decidida a confesarse. Estaba tan segura de sus sentimientos y de lo profundo que se habían vuelto que sabía que no podía seguir ocultándolos.
Al terminar la cena, Celestino le tomó suavemente la mano y la invitó a dar un paseo. Salieron del restaurante y se dirigieron hacia la Torre Eiffel de Tokio, que iluminaba la noche con tonos dorados y cálidos. La estructura brillaba intensamente en medio de la ciudad, creando un marco perfecto para un momento inolvidable.
Al llegar al mirador, Celestino se giró hacia ella, sin soltar su mano, y le dedicó una mirada llena de ternura y profundidad.
— Draculaura, creo que desde el momento en que llegaste, algo en mí despertó. Durante años, pensé que nada ni nadie podría volver a tocarme de esta forma. Pero tú... tú has traído luz y calidez a mi vida, una vida que había permanecido en silencio por siglos. He intentado comprender estos sentimientos, y la respuesta es clara: estoy enamorado de ti. — Draculaura sintió cómo el mundo a su alrededor desaparecía. El brillo en los ojos de Celestino, el sonido de su voz llena de sinceridad, la estremeció hasta lo más profundo. Sin poder contenerse, dejó que sus propios sentimientos fluyeran.
— Celestino... yo también siento lo mismo. Nunca creí que podría encontrar a alguien que me hiciera sentir tan completa. Contigo, todo se siente tan real, tan verdadero. Yo... yo también estoy enamorada de ti. — Draculaura confeso.
Ambos se miraron, sus miradas intensas y llenas de promesas que parecían hacer eco en el silencio de la noche. Sin decir una palabra más, sus rostros se acercaron lentamente, como si el tiempo mismo los guiara. Y finalmente, en ese momento perfecto bajo la luz de Tokio, compartieron un beso suave, lleno de amor y cariño, sellando sus sentimientos y formalizando lo que ambos habían esperado.
Fue un beso que transmitía la conexión genuina que sentían, un lazo profundo que los unía en una relación que sabían duraría tanto como sus eternas existencias. Cuando se separaron, ambos sonrieron, sin decir nada, porque todo lo que necesitaban estaba dicho en ese beso. Habían encontrado en el otro un amor verdadero, y nada volvería a ser igual.
Draculaura se quedó junto a Celestino, con sus manos entrelazadas, mirando las luces que parpadeaban en la ciudad de Tokio bajo ellos. Apenas podían creer que el momento había llegado, y la felicidad que sentían parecía tan intensa que casi podían tocarla. Después de algunos segundos de silencio, Celestino la atrajo suavemente hacia sí, envolviéndola en un abrazo cálido y protector.
— Jamás imaginé que este viaje a Japón cambiaría tanto... Pero contigo aquí, cada lugar que conozco parece nuevo, como si tú le dieras un significado diferente. — Celestino hablo. Sus palabras estaban llenas de sinceridad. Su vida cambio totalmente cuando ella llego a su vida.
— Contigo siento que todo es... tan especial. —Se acomodó en su pecho, respirando su aroma y sintiendo los latidos firmes de su corazón. —Jamás pensé que alguien me haría sentir así, Celestino. Es algo tan real, tan... único. Contigo no soy solo Draculaura, soy alguien que también merece ser amada como soy. — Draculaura contesto, escuchando como los latidos del corazón de Celestino se aceleraban.
Celestino le acarició el cabello con ternura, deleitándose en cada palabra y en la suavidad con la que se expresaba. En ese momento, supo que estaba dispuesto a hacer todo por ella, a protegerla y a compartir su vida como jamás había hecho con nadie.
— Quiero que sepas que contigo, Draculaura, he encontrado algo que creí perdido hace siglos. Tú me haces querer volver a vivir con intensidad, redescubrir el mundo y compartirlo contigo, sin miedo y sin esconder quién soy. — Draculaura lo miró, con el corazón acelerado y una emoción indescriptible en sus ojos. La idea de que él sintiera algo tan profundo por ella hacía que su corazón se desbordara de felicidad.
— Gracias, Celestino. No sabes cuánto significa para mí escuchar eso. Me haces sentir tan especial...—Lo miró a los ojos, con una sonrisa radiante y sincera. —Quiero pasar mi tiempo contigo, descubrir cosas nuevas, viajar, y... simplemente estar a tu lado. Quiero que nunca dudes de lo que siento por ti. — Celestino, tocado por la sinceridad en su voz, la acercó aún más, sintiendo cómo la conexión entre ellos se volvía aún más fuerte. Sin decir nada, ambos contemplaron la ciudad juntos, sabiendo que ese sería solo el comienzo de una historia de amor profunda y duradera
Mientras el abrazo continuaba y ambos disfrutaban de la paz del momento, Celestino decidió hacer una pregunta que había rondado en su mente desde hacía tiempo, aunque no estaba seguro de cómo abordarla.
—Draculaura. — Celestino hablo. — Hay algo que... quisiera hablar contigo. — Draculaura lo miro. — Es sobre Monster High ¿Qué pasar con tus amigas? ¿Con tu vida en ese mundo? — Pregunto.
La pregunta tomó a Draculaura por sorpresa, y su expresión pasó de la sorpresa a una reflexión profunda. No había pensado mucho en cómo sus sentimientos por Celestino podían afectar su vida en Monster High. Tenía un fuerte vínculo con sus amigas y con la escuela, que era prácticamente su hogar, pero la idea de separarse de él después de todo lo que había comenzado a sentir la llenaba de incertidumbre.
— Es complicado, Celestino. —Suspiró, mirando la vista de Tokio con una mezcla de emociones. —Monster High ha sido todo para mí. Es donde he crecido, donde he vivido tantas cosas, y donde están mis amigas. No quiero perder eso, pero... al mismo tiempo, no quiero perderte a ti. Me siento atrapada entre dos mundos. — El rostro de Draculaura de pronto se frustro. Ella no quiere perder a Celestino sabiendo que ahora lo ama con todas sus fuerzas. Pero tampoco quería abandonar Monster High, a sus amigas y a su mundo donde vive su padre.
Celestino asintió, comprendiendo perfectamente. Sabía lo que significaba tener lazos que te anclaran a un lugar, pero su afecto por ella era tan fuerte que no quería que sintiera que tenía que elegir entre él y su vida en Monster High. Así que, en un impulso lleno de sinceridad, le tomó las manos y le habló con firmeza y decisión.
—Draculaura. — Ella alzo la vista, volviendo a chocar con sus hermosos ojos rojos. — Me iré contigo. — Los ojos de la vampira se abrieron grandes por lo dicho por Celestino. — Esto es algo que ya lo venia pensando desde hace mucho. En este mundo, no tengo nada, no tengo amigos, ni familiares. Y desde que llegaste.... — Le acaricio la mejilla, sonriendo sincera y cálidamente con felicidad genuina y con suavidad. — Simplemente no me quiero alejar de ti. Quiero estar contigo. A tu lado. Conocer ese mundo del que provienes. Seria un nuevo inicio para mi... Para nosotros.
Draculaura lo miró asombrada, su corazón acelerándose con sus palabras. La posibilidad de tener a Celestino en Monster High, de compartir su mundo con él, de presentarle a sus amigas y que él fuera parte de su vida en todas sus facetas era una idea que la llenaba de alegría y alivio.
—¿Lo dices en serio, Celestino? ¿Irías conmigo a Monster High? — preguntó con una sonrisa temblorosa, entre feliz y sorprendida.
—Muy enserio. — Celestino le dio un rápido beso y luego siguió mirándola a los ojos. — A decir verdad, la idea me emociona. Sería algo nuevo, un desafío, pero si es contigo, estoy dispuesto a enfrentar cualquier cosa. Además, creo que sería increíble conocer el mundo de los monstruos y ver de dónde vienes.
Draculaura lo abrazó de nuevo, emocionada, sintiendo que con Celestino todo era posible. La calidez de sus palabras la envolvía y le daba el valor que necesitaba. Y aunque el miedo por la reacción de Clawd y las posibles complicaciones la invadían, en ese instante sintió que cualquier obstáculo sería superable si estaba a su lado.
— Entonces... prometo mostrarte cada rincón, cada detalle. Monster High es único, y sé que te encantará tanto como a mí. Mis amigas te van a adorar también. —se rio, con una mezcla de emoción y nervios.
—Y mientras este contigo. No hay nada que no pueda enfrentar. — Celestino le sonrio sinceramente mostrando sus colmillos de vampiro y ambos volvieron a juntar sus labios en otro suave y tierno beso lleno de amor verdadero.
[....]
Un mes después.
Roma, Italia.
Ya había pasado otro mes. Pero las cosas ya eran diferentes para Draculaura y Celestino, los cuales oficialmente ya son una pareja. Celestino llevo de viaje a Draculaura a diferentes lugares y ciudades del mundo. Y hoy, sería un día bastante especial. Ya que Draculaura conociera el país de origine de Celestino y su antiguo hogar. El castillo Moretti, el cual perteneció al padre de Celestino, el Conde Salvatore Moretti.
El Castillo Moretti, está ubicado en el corazón de lo que ahora es el Parco Naturale Regionale Monti Simbruini (Parque Natural Regional de los Montes Simbruini) Debió a que pasarían por terracería, Celestino eligió una camioneta Hennessey Mammoth 6x6. Celestino aún recuerda los camiones secretos que solo su familia conoce para ingresar a dicho lugar. Aparte de que el Castillo, está protegido por un hechizo que lo oculta de la vista humana, aunque tampoco es que muchos turistas pasen por ahí para empezar.
Mientras viajaban en el lujoso automóvil hacia los montes, Draculaura notó que Celestino estaba inusualmente callado. Su mirada estaba fija en el paisaje, pero sus pensamientos parecían lejos, atrapados en algo que le causaba una mezcla de nostalgia y tensión.
—Celestino, ¿estás bien? Te noto... distinto, como si algo te pesara. — Draculaura pregunto, preocupada por su novio.
Celestino respiró hondo, como si sus recuerdos hubieran comenzado a envolverlo. Se giró hacia ella, dispuesto a compartir una parte de su historia que pocos conocían.
—Es cierto, Draculaura. Regresar a Italia, a este lugar en particular, me provoca sentimientos encontrados. Mi padre, el Conde Salvatore Moretti, vivió toda su vida aquí, en el castillo que construyó para protegerse y proteger a nuestra familia. Era un tiempo oscuro, sobre todo para los de nuestra especie. La iglesia, en su afán por controlar y eliminar lo que consideraban 'impuro', cazaba a quienes eran como nosotros. Fue en 1900 cuando ellos... lo encontraron. No dejaron escapar a mi padre. — Celestino sintió un nudo en su garganta al recordar cómo murió su padre.
Los recuerdos de cuando murió, llegaron en un flash a su mente. Ver a su padre crucificado y con varias estacas y dagas de plata en todo su cuerpo en el centro de Roma, fue algo que por mucho tiempo lo perturbo, pero eso no se comparaba a cómo murió su madre.
Draculaura sintió un nudo en el pecho al escuchar el tono sombrío de su voz. La mano de Celestino temblaba ligeramente, y ella la tomó, dándole un apretón suave para brindarle apoyo.
— Celestino, lamento mucho lo que pasó. Debe ser muy difícil volver a un lugar que guarda recuerdos tan tristes. Pero estoy aquí contigo, no tienes que hacerlo solo. — Celestino la miró con una calidez y agradecimiento en sus ojos oscuros.
Continuó, su voz un poco más estable pero llena de tristeza.
—Gracias, Draculaura. Este lugar... representa todo lo que perdí. Mi madre, Vanessa Burgos, también fue asesinada, mucho antes, en 1810. La iglesia creyó que eliminando a los vampiros estarían protegiendo a la humanidad de una amenaza. Desde entonces, tuve que aprender a ser cuidadoso, a mantenerme en las sombras. Esta soledad se convirtió en mi naturaleza, y hasta hace poco... pensaba que era mi único destino. — Celestino le dedico una sonrisa un poco más tranquila y serena a Draculaura.
Draculaura sintió una oleada de ternura y empatía hacia él. Celestino había vivido siglos con esta carga, y ver cómo sus recuerdos se entremezclaban con sus emociones la conmovía profundamente. Sentía una enorme gratitud de que él confiara en ella lo suficiente para llevarla a este lugar tan íntimo.
— Celestino... gracias por confiar en mí para mostrarme este lado de tu vida. Ahora entiendo un poco mejor el peso que llevas. No puedo imaginar cuánto dolor has tenido que soportar, pero quiero que sepas que no tienes que seguir soportándolo solo. — Celestino la miró con una sonrisa suave, sus ojos brillando con una emoción contenida. Tomó su mano y la apretó.
—No sabes cuánto significan tus palabras para mí. Desde que llegaste, Draculaura, algo cambió en mí. Ese frío que sentía constantemente se ha transformado en algo... cálido. Como si después de siglos, hubiera encontrado un lugar al cual pertenecer. Quiero mostrarte cada parte de mi vida, compartir todo contigo. Este lugar, aunque trae memorias duras, también me recuerda quién soy y de dónde vengo.
Draculaura asintió, sus ojos reflejando una determinación y amor que la fortalecían. Sabía que estaban en el umbral de algo importante, y aunque el pasado de Celestino era oscuro, ella estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío a su lado.
Con cada kilómetro que los acercaba al castillo, sentía que su vínculo se hacía más fuerte, como si ella fuera la luz que podría disipar la sombra que había cubierto el corazón de Celestino durante tanto tiempo. Y, aunque él estaba nervioso por enfrentar sus recuerdos, sabía que, con Draculaura a su lado, sería capaz de superar cualquier dolor que este viaje le trajera.
Luego unas horas de viaje en carretera y otras dos por terracería, cosa que no fue nada complicado para la poderosa camioneta de lujo Hennessey Mammoth 6x6 de Celesetino. Ambos llegaron a su destino. Draculaura quedo impresionada por el enorme e incluso algo tenebroso que es el Castillo Moretti. Era incluso mas grande que el de su padre, El Conde Drácula. Celestino
El castillo Moretti se alzaba majestuosamente en la cima de una colina, su arquitectura gótica y oscura aún más imponente de lo que ella había imaginado. Rodeado de un profundo barranco natural, el castillo parecía estar suspendido entre el cielo y la tierra, con ríos serpenteando en el fondo como una protección adicional. Solo un puente colgante y moderno, lo suficientemente estrecho para el paso de personas, conectaba la colina con el resto del camino, lo cual le añadía una sensación de misterio y aislamiento a todo el lugar.
Celestino detuvo su enorme camioneta Hennessey Mammoth 6x6 cerca del borde de la carretera, señalando con una ligera sonrisa el camino que debían seguir a pie. Su mirada reflejaba una mezcla de nostalgia y respeto hacia aquel lugar.
— Celestino, es... increíble. Nunca he visto nada igual. Mi padre tenía un castillo en Transilvania, pero esto... esto es como salido de un sueño. — Draculaura comento fascinada por el castillo.
— Es todo lo que queda de mis padres y de los siglos de historia de mi familia. Aquí crecí, aprendí a ser quien soy. Y aunque trae recuerdos agridulces... ahora quiero que tú lo conozcas. — Dijo Celestino mientras le tomaba de la mano y Draculaura asentía con una sonrisa sincera y calidad.
Tomaron el puente juntos, sintiendo la brisa que soplaba entre ellos y el abismo que se abría bajo sus pies, como si quisieran cruzar no solo la distancia física, sino también la historia que separaba el presente del pasado. Al acercarse a la entrada, Draculaura no pudo evitar imaginar las generaciones de vampiros que habrían pasado por ese mismo camino, entre ellos los padres de Celestino, y la vida que habrían llevado entre esas paredes de piedra fría.
— Debe haber sido increíble, aunque también solitario, vivir aquí... Este castillo es tan... tú. La grandeza, la historia, la fuerza. Es como si te reflejara en cada detalle. — Celestino esbozó una sonrisa apenas perceptible y, mientras la observaba, algo en su expresión suavizó su aire distante.
— Lo es... o, al menos, lo era. Tal vez este lugar reflejaba a alguien que ya no soy, alguien atrapado en el pasado. Ahora, contigo aquí, empiezo a ver algo más. Quizás esta visita no es solo para mostrarte mi vida, sino para descubrir algo nuevo sobre mí mismo. — Draculaura sintió que sus palabras resonaban profundamente dentro de ella, y al mirar el castillo, lo vio desde una nueva perspectiva. No solo era una fortaleza antigua, sino también un lugar donde podían construir algo juntos, renovando su significado.
Mientras ascendían los escalones hacia las puertas principales, ella apretó la mano de Celestino con fuerza, queriendo transmitirle que no estaba solo y que ella estaba allí para compartir cada recuerdo, cada momento y cada sombra del pasado.
Para ambos, aquel lugar se transformaba, y Draculaura comenzaba a entender que estaba allí no solo como espectadora, sino como una parte fundamental de la nueva historia de Celestino, una historia que recién comenzaba a escribirse.
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