Capítulo 3: Conociéndose Más.
Capítulo 3: Conociéndose Más.
Ya había pasado un mes desde que Draculaura llego a la vida de Celestino como una nueva esperanza y cálida compañía para que su frio y antisocial corazón se calentara y sintiera otra vez, lo que es ser querido e importarle a alguien. Cada fin de semana, Celestino llevo de visita a Draculaura a diferentes propiedades que él tiene alrededor del país, unas un poco mas grande que otras que usa muy poco cuando quiere cambiar un poco la monotonía. Aunque eso ya cambio desde que la hermosa vampira gótica llego a su vida.
Celestino tenia propiedades en ciudades bastante hermosas e incluso tenia propiedades en el extranjero en países populares para el turismo como Estados Unidos, Japón, entre otros. Cada fin de semana del mes de octubre, Celestino llevo de viaje a Draculaura para que conociera sus propiedades. Cada casa era diferente y algunas eran un poco más grandes que otras. Celestino había explicado a Draculaura que cada cierto tiempo las visitaba, ya sea para asegurarse que todo estuviese en orden o para cambiar un poco el aire y despejarse.
Ahora mismo, Celestino y Draculaura estaban bajando de un Jet privado que es propiedad de Celestino. Es el que usa para viajar grandes distancias. Para Draculaura era la primera vez que viajaba en un jet privado, si bien su padre es uno de los seres más poderosos del mundo monstruoso en temas de dinero al ser prácticamente Multimillonario, Celestino estaba demostrando ser incluso más rico o incluso podría tener el título de Billonario.
—Bueno, aquí estamos. Tokio-Japón. —Celestino comento mientras bajaba del jet junto a la vampira.
—Nunca antes había visitado tantos lugares del mundo humano. Gracias por traerme, enserio que me la estoy pasando muy bien. — Draculaura sonrió con sinceridad y calidez. — Este mes ha sido el mejor de mi vida. — Añadió con felicidad genuina.
—Tu compañía hace que estos viajes dejen de ser monótonos y no se... Me gusta mucho tu presencia. Es calidad y refrescante. — Celestino se sinceró y provoco que Draculaura se sonrojara. — Y... Quisiera decirte algo. —Draculaura puso atención. — Draculaura, hay algo que siento que debes saber." —empezó, mientras su tono revelaba un lado más profundo y vulnerable. --Quizá ya te has dado cuenta, pero... soy uno de los seres más ricos del mundo humano. Todo esto. —dijo, haciendo un gesto hacia el jet y el hangar donde estaban— Es solo una parte. Mis padres dejaron una gran fortuna y varias empresas que heredé. — Comenzó a explicar.
Draculaura lo miró, ligeramente sorprendida, mientras Celestino continuaba con un tono más suave.
—Te lo digo porque desde que llegaste, me siento diferente... como si pudiera ser yo mismo. Contigo, siento una calidez y una confianza que no he sentido en mucho tiempo. — Celestino se sinceró. — No sé, desde que llegaste... Cambiaste muchas cosas. Ante estaba solo, era frio y antisocial y estos viajes a verificar que todas mis propiedades estuvieran en orden eran tan aburridas que no solía tardar mucho. Pero ahora. — Celestino la miro a sus ojos con una sonrisa. — Por primera vez, siento que puedo ser yo mismo delante de alguien. Delante de ti. — Le sonrió con calidez. — Te lo digo porque desde que llegaste, me siento diferente... como si pudiera ser yo mismo. Contigo, siento una calidez y una confianza que no he sentido en mucho tiempo.
Draculaura sonrió, conmovida por su honestidad y por la profundidad de su confianza en ella. Tocó suavemente su brazo, buscando sus palabras.
—Celestino... gracias por compartir esto conmigo. No te imaginas cuánto significa para mí que confíes en mí de esta manera. Y, aunque toda esta riqueza es impresionante, lo que realmente me ha cautivado de ti eres tú. — Esas palabras hicieron que hubiera una explosión de emociones dentro de Celestino y que su corazón latiera fuertemente.
Celestino a lo largo de sus 2600 años, conoció a muchas chicas, de diferentes especies. Elfas, mujeres lobos, fantasma, incluso vampiras y humanas, pero todas eran iguales. Solo lo querían por su fortuna y porque su familia era la más poderosa económica y políticamente en el mundo, eso hasta que fallecieron, pero la herencia de sus padres ahí seguía. Celestino por primera ves sonrió con calidez genuina y sincera, estaba feliz de esas palabras dichas por Draculaura, desde que la conoció esa noche, supo que ella era diferente a todas las mujeres con las que trato en el pasado.
Ambos comenzaron a caminar hacia el hangar. Al acercarse, Draculaura notó un auto que resaltaba entre todo lo demás: un Corvette C5 negro, con detalles que reflejaban un estilo rockero y metalero, perfectamente alineados con la personalidad de Celestino. Ella lo observó detenidamente, admirando cada detalle.
—¡Es impresionante! Es la primera vez que veo un auto así. Me encanta el color y esos detalles... tiene algo muy especial, como tú. — Draculaura dijo con una sonrisa de asombro.
—Me alegra que te guste. Este Corvette es uno de mis favoritos. Tiene potencia, historia y... bueno, creo que refleja algo de mi estilo. Aunque igual tengo otros vehículos deportivos y lujosos, pero soy más fan de los deportivos de los años 80s y 90s. — Comento sonriente y tranquilo.
—Tienes buen gusto, eso seguro. Y creo que puedo acostumbrarme a estas aventuras contigo. — Draculaura soltó una pequeña risa, sintiendo cómo cada detalle en su vida la acercaba más a él.
Ambos rieron, disfrutando del momento, mientras Celestino le abría la puerta del Corvette para que se sentara. El rugido del motor llenó el hangar, y mientras aceleraban para salir, Draculaura sentía que, junto a él, cada experiencia era una nueva aventura llena de sorpresas y promesas. Celestino como todo un caballero le abrió la puerta a Draculaura y la ayudo a tomar asiento en el lado del copiloto. Luego, el ingreso en el asiento del conductor y arranco su vehículo.
Draculaura quedo fascinada ante la ciudad de Tokyo. Tokyo es una de las metrópolis más grandes del mundo y la mas avanzada tecnológicamente. Con enormes e imponente rascacielos con pantallas y hermosos cristales azules que se alzaban hasta llegar a las nubes. Draculaura era la primera ves que visitaba una ciudad de este tipo. Si bien en el mundo de los monstruos hay tecnología, muchos prefieren vivir algo mas tradicional. Pero aquí era diferentes. No importa a donde mirara, todo era brillante y hermoso.
—Esta ciudad es muy hermosa y brillante. — Draculaura dijo mirando por la ventana.
—Japón es una de las ciudades más modernas del mundo. El capitalismo en todo su esplendor. — Celestino comento sonriendo.
—Ya me di cuenta, ni si quiera Buu Yock es así de tecnológico y eso que es una de las ciudades más famosas después de Scaris. —añadió sonriendo y mostrando ligeramente sus colmillos blancos.
—Las contrapartes de Nueva York y Paris. — Rio divertidamente por los nombres.
—Así es. Nunca tuve oportunidad de visitar el Japón de donde vengo yo. Pero sin duda no creo que se compare al del mundo humano. Es que... Solo mira toda esta tecnología. — Draculaura regreso su vista a la ventana, mirando a todos lados y admirando la gran tecnología de la ciudad mas avanzada tecnológicamente del mundo.
Celestino solo sonrió con calidez al ver como Draculaura disfrutaba de estos viajes junto con él. Su compañía definitivamente había cambiado mucho su forma de vivir de Celestino. Sentía que tenía una verdadera compañía que no se interesa en su dinero o lujos. Ella era diferente a todas las mujeres que ha conocido y algo le decía y le hacía no querer separarse de ella. Celestino quería seguir viendo esa sonrisa, esas expresiones energéticas y cálidas únicas de Draculaura. Ese sentimiento cálido creía aun mas con solo verla sonreí, con solo verla a los ojos y al admirar su belleza natural.
—Me alegra que te estén gustando estos viajes. — Draculaura se giró para verlo y regalarle una hermosa sonrisa que sonrojo ligeramente a Celestino.
Luego de algunas horas de viaje. Celestino y Draculaura llegaron a la zona o distrito mas exclusivo de Tokio, donde viven las familias mas adineradas de la ciudad y posiblemente del país. Al llegar a la zona más exclusiva de Tokio, Draculaura no pudo evitar quedarse boquiabierta y más cuando vio la casa de Celestino en este país. Frente a ella se encontraba una casa imponente, de tres pisos, completamente blanca y con un diseño moderno y minimalista que contrastaba con las propiedades de estilo más tradicional que Celestino tenía en México.
Aparte de haber otros autos deportivos expuesto en el garaje a la izquierda de la casa. Un Ferrari F40 amarillo y un Lamborghini Countach de color negro, ambos siendo automóviles clásicos. Celestino estaciono su Corvette C5 a un lado del Ferrari y le abrió la puerta y le tomo de la mano a Draculaura para ayudarla a bajar.
—Celestino... esta casa es... ¡increíble! No me imaginaba que también tuvieras algo así en Tokio. — dijo Draculaura mirando con asombro y admirando la hermosa casa de color blanco moderna. Ambos ya estaban de pie en la entrada de la casa.
Celestino le sonrió, divertido por su reacción. — Quise algo diferente aquí. Tokio es una ciudad vibrante y moderna, y me inspiró a construir una casa que encajara con su energía y estilo. — Comento. — Lo único moderno que tienen mis casas en México, son los aires acondicionados y el mobiliario. El resto como la fachada es tradicionalista. — Explico y Draculaura asintió entendiendo.
Draculaura recorrió con la mirada cada detalle de la fachada: las líneas limpias, las ventanas amplias, y el equilibrio perfecto entre elegancia y sofisticación. La casa era simplemente fascinante.
—Es tan... distinta a tu hogar en México. Pero me encanta. Es como si tuviera otra faceta de ti, una que es tan interesante como la otra. — Celestino asintió, complacido de que ella entendiera esa conexión.
—Exacto. Aquí me siento libre para ser más... vanguardista, probar un estilo diferente. Pero, al final, sigue siendo mi refugio, como cada lugar que tengo. — Draculaura lo miró con una sonrisa admirada y sincera.
—Creo que has hecho de cada lugar un reflejo único de quién eres. Y, la verdad, me encantaría ver cada rincón de esta casa. — Celestino le ofreció su brazo, invitándola a entrar.
—Entonces, permíteme ser tu guía. Te mostraré cada rincón, y también algunas sorpresas que he preparado. — Draculaura con un sonrojo, pero manteniendo su hermosa sonrisa, acepto y tomo del brazo a Celestino y ambos ingresaron a la casa donde dormirán esta semana.
Entraron juntos, y mientras ella observaba cada espacio, sentía una profunda admiración por él. La forma en que Celestino podía adaptar su entorno y aun así preservar su esencia la hacía sentir cada vez más conectada a él. Con Celestino también pasaba lo mismo, cada momento que pasaba con Draculaura, se sentía cada vez más conectada con ella. Ella le entendía, lo comprendía y había algo en ella, en su forma de ser y en como lo trata con tanto cariño que hacia que su actitud reservada y aislada desapareciera.
—Tu casa... ¡Es hermosa! — Draculaura dijo mientras era guiada por Celestino.
—Me alegra que te guste. En lo que tus amigas reparan esa máquina, te mostrare algunos lugares que incluso son muy importantes para mi y siento que puedo confiarte algunos temas personales. — Celestino se sinceró y Draculaura.
—Celestino. — Draculaura lo miro a los ojos conmovida por la confianza que él le estaba dando.
Celestino guio a Draculaura al tercer piso de la casa. Ambos se detuvieron frente a una ventana con una vista hermosa de la ciudad de Tokio y su gran iluminación y brillo que reflejaba durante la noche, no por nada ya eran las 7:00 de la noche. Respiró profundamente, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras, y se giró para mirarla con una expresión serena y sincera.
—Draculaura... desde que llegaste, algo en mí cambió. No sabría cómo explicarlo, pero tu presencia ha traído una luz que hacía mucho tiempo no sentía. Esa calidez tuya, tu compañía... han logrado que vea las cosas de otra forma, más positiva. — Draculaura lo miró con un suave rubor en sus mejillas, sorprendida y tocada por la sinceridad de sus palabras.
—Celestino, no sabía que te sentías así. Me alegra tanto que... bueno, que mi presencia haya hecho alguna diferencia en tu vida. — Celestino sonrió, y continuó, hablando en voz baja, casi como si confiara en ella sus pensamientos más íntimos.
—Hay algo en ti que me inspira confianza, que me hace sentir que puedo mostrarte cosas de mi vida que nadie más conoce. Mi estilo de vida, mis lugares personales... incluso algunos lugares muy especiales. — Draculaura lo escuchaba atentamente, intrigada.
—¿Lugares especiales? ¿Cómo cuál? — Pregunto intrigada, sintiendo que el rubor de sus mejillas aumentaba y estas se calentaban más.
—Hay un lugar en Italia, un país que es parte de mis raíces. Mi padre, Salvatore Moretti, era italiano antes de conocer a mi madre, Vanessa Burgos, quien era una vampira mexicana. Aquel lugar en Italia tiene una carga emocional para mí, y creo que te gustaría conocerlo. Quiero mostrarte esa casa algún día. —Draculaura quedó conmovida. Celestino acababa de abrirle una puerta hacia su historia familiar, hacia su pasado, algo que muy pocos sabían.
—Me encantaría conocerlo, Celestino. Conocer tus raíces, lo que te ha hecho ser quien eres. — Celestino le sonrió, sintiendo que en ella había encontrado a alguien capaz de entenderlo y de aceptar todo lo que él era. Esa posibilidad de abrirle su vida y su historia hacía que los lazos entre ambos se fortalecieran más de lo que imaginaba.
—"Así que.... ¿Así se siente enamorarse de verdad?" — Se preguntó Celestino mirando los ojos y la hermosa sonrisa con un sonrojo cálido de Draculaura, la cual no le quitaba los ojos de enzima con esa sonrisa tierna y cálida que tanto le caracterizaba.
Luego de admirar un rato más la vista de la ciudad por la ventana. Celestino guio a Draculaura a la mejor habitación de la casa que mando a preparar para Draculaura. La vampiresa quedo fascinada e impresionada con los detalles góticos. En poco tiempo Celestino logro atinarles a sus gustos y preparo esta habitación exclusiva para ella. Ella solo le agradeció con una sonrisa y lo abrazo con fuerza. Un abrazo cálido y cariñoso que Celestino correspondió.
[...]
Dracualura se quedó sola en su habitación. Su mente estaba hecha un caos y un torbellino de pensamiento invadían su cabeza. Draculaura se encontraba envuelta en una mezcla de emociones y pensamientos. Al recordar cada palabra, cada gesto amable y sincero de él, su corazón latía con fuerza, haciéndola preguntarse qué era realmente lo que sentía
—¿Qué es esto que siento? —Se preguntó mientras sentía que su corazón se aceleraba con solo recordar los viajes actuales con Celestino, cuando él le contaba la historia de los lugares que visitaban. Y de lo sincero que es a veces diciéndole que ama su compañía. Y mas con la reciente platica sincera y el como el le esta confiando conversaciones mas personales e incluso la invito a Italia donde por un largo tiempo vivió.
—¿De verdad... me estaré enamorando de él? — pensaba, con una sonrisa suave y tímida en el rostro, dejando de un lado el rostro de preocupación ya que cada vez que pensaba en él, simplemente no podía evitar sonreír con calidez y timidez. — Cada vez que estoy a su lado, siento una calidez que nunca había sentido... Como si con él todo fuera seguro, como si pudiera confiarle cualquier cosa y él siempre entendería. — Se volvió a decir, recordando todas sus conversaciones, en como el la comprendía en muchas cosas e incluso la apoyaba y aconsejaba con madures, asiéndole saber que cuenta con él para todo.
Draculaura hizo una pausa, observando la ciudad de Tokio a través de una ventana cercana. Sus pensamientos la sumergían en un torbellino de emociones, donde las dudas comenzaban a brotar.
—¿Y qué hay de Clawd...? — Ese sentimiento de preocupación regreso y su rostro se entristecían y se llenó de incluso temor de cómo podría reaccionar su actual "pareja". El recuerdo de su novio actual en Monster High la llenaba de confusión. — Hemos pasado tanto juntos, pero últimamente... siento que algo falta, como si ya no compartiéramos las mismas cosas. Clawd es tan impulsivo y a veces tan... inmaduro. Celestino es diferente; su presencia me da paz, seguridad. — Comenzó a reflexionar.
Clawd era un hombre lobo, pero a pesar de ser mayor a Clawdeen, era muchos más inmaduro a ella. Incluso llegaba a ser bastante infantil en diferentes ocasiones. Y luego el recuerdo de cuando llego Valentino a Monster High y saber por medio de la chismografía de Spectra. Esa ves a regañadientes no pudo evitar sentirse algo.... Decepcionada al saber que Clawd estaba por rendirse a rescatarla y sacarla del lavado de cerebro de Valentino. Por mas que trate de superarlo, eso y su actual personalidad inmadura de Clawd provocaba que ya no sintiera lo mismo por él.
Pero apenas se permitió pensar en cómo reaccionaría Clawd al conocer a Celestino, un temor profundo la invadió. Conocía a su pareja, su temperamento y su tendencia a dejarse llevar por los celos. Clawd podría no entender lo que estaba ocurriendo entre ella y Celestino, y eso la asustaba.
—¿Y si se pone violento? ¿Si no logra ver que sólo quiero traer a Celestino para que conozca mi mundo, para que vea de dónde vengo? — Se comenzó a preguntar con miedo y preocupación, lo menos que ella quería es que Clawd provocara una pelea, que claramente iba a perder.
En eso, recordó cuando fue a Miami con Celestino una semana antes de venir a Tokio. Ambos dieron un paseo por la playa y cuando Celestino fue por algo de comer, unos hombres la acosaron y como estos reaccionaron violentamente contra Celestino, este demostró saber defenderla y defenderse a el mismo. Eran cinco contra uno y Celestino los derroto sin esfuerzo. Desde aquella vez, no solo se sentía calidad y tranquila a su lado, si no también segura.
—Pero tampoco puedo negar lo que siento... — Draculaura admitió, llevándose una mano al pecho. — Con Celestino, cada día es una aventura, una nueva razón para sentirme feliz y segura. Ya no sé si lo que siento por él es solo una amistad o algo más. Tal vez... sólo tal vez... sea el inicio de algo más profundo.
Finalmente, suspiró, tratando de calmarse. Sabía que tarde o temprano tendría que aclarar sus sentimientos, tanto para ella misma como para Clawd. Pero mientras tanto, no podía evitar sentir que, junto a Celestino, estaba descubriendo una parte de sí misma que antes no había conocido: una versión de ella que ansiaba explorar y, quizá, enamorarse.
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