Capítulo 1: El Vampiro Solitario.

Capítulo 1: El Vampiro Solitario.

Celestino Burgos Moretti, es el hijo de un vampiro poderoso que falleció hace muchos años por culpa de los humanos. Santiago desde la muerte de su padre y de su madre la cual era humana y que murió mucho antes de que su padre falleciera, opto por vivir asilado casi al 100% de la sociedad. Cuando llego la era moderna en los años 2000s, se mudó a México, mas específicamente en un municipio llamado Escárcega en el estado de Campeche.

Ahí, con los millones de euros y dólares que su padre le dejo en diferentes cuentas de banco, lo cual lo convirtieron en el ser mas rico de todo el planeta. Construyo una casa algo alejada de la pequeña ciudad de Escárcega. La casa, es bastante sencilla con dos pisos, por fuera pareciera una casa común y corriente, pero por dentro estaba bastante actualizada tecnológicamente. Igual se compro una camioneta RAM 1500 TXR bastante lujosa y como siempre fue fanático de las armas, sobre todo de las escopetas, se hizo de una buena colección de escopetas de diferentes tipos que guarda en su sótano.

Desde que falleció su padre. Santiago sintió un vacío que hasta el momento no había podido llenar. Se acostumbró a la monotonía de sus días cuando se mudó. Rara la vez sale de viaje y socializa muy poco y amigos tiene muy pocos, incluso podía contarlos con los dedos de sus manos. Amigos que no eran del todo humanos. Los seres no humanos también catalogados como Monstruos, suelen vivir en las sombras, alejados de la sociedad y otros camuflados con la ayuda de la magia.

Celestino tiene algunas habilidades como la telequinesis y es experto en el uso de la espada y las armas. Aunque también en el combate cuerpo a cuerpo. Para Celestino, hoy era un día bastante tranquilo. Fue a la ciudad para comprar su despensa como cada semana lo hace, ya era parte de su monótona vida solo. Aunque hoy se sentía diferente, había una perturbación en el aire de su propiedad, algo diferentes que perturbaba la paz. Y fue cuando estaba admirando la hermosa noche estrellada de un viernes tranquilo, cuando un sonido agudo acompañado de un quejido de dolor se escuchó cerca de su casa.

—¿Qué abra sido eso? — Celestino se preguntó y se puso de pie dejando su tasa de café en la mesita de madera.

[...]

—¡Hay, eso dolió mas de lo que imagine! — La figura femenina se levanto sacudiendo su falda. Sus ojos de asombró y curiosos se agrandaron al notar el lugar donde aterrizo.

Celestino miraba intrigado a la joven que se había levantado frente de él. Vestida con un estilo extravagante y colores oscuros que contrastaban con su piel pálida y sus afilados colmillos. No le fue difícil a Celestino deducir que se trataba de una vampira. La vampiresa desprendía un aire juvenil y vibrante que desconcertaba un poco Celestino.

—¿Te encuentras bien? — Celestino pregunto acercándose a la vampiresa.

La vampira abrió los ojos ante el hermoso vampiro de ojos rojos que estaba de pie frente a ella. Su corazón se acelero brutalmente al ver su hermoso rostro y su imponente figura masculina. A diferencia de otros vampiros que ella conocía, este era diferentes. Musculoso, alto y se notaba bastante maduro. Desconocía su edad, pero estaba segura que era mayor que ella.

—¡Hola! Si, creo que estoy bien, solo que.... ¿Dónde estoy? — Pregunto primero mirando a su alrededor y de ultimo regresando su mirada asía Celestino.

—Estas en mi... en lo que acá en México conocen como Rancho. — Respondió Celestino. — Para ser mas específicos en las afueras de Escárcega en el estado de Campeche.

—¿¡Campeche, México!? Ni si quiera estoy... estamos en el mismo continente. —La vampira se llevo sus manos a la frente, sorprendida que esa extraña máquina que encontró en las catacumbas junto a sus amigas la llevara tan lejos. De todas sus aventuras era la primera vez que termina al otro lado del mundo.

—Entonces vienes de otro lugar. — Celestino dedujo al ver la cara tanto de sorpresa como de preocupación de la vampira. — ¿Cómo fue que llegaste aquí? — Pregunto.

—No lo sé. — la Vampira suspiro y luego miro a su alrededor y notando la casa de dos pisos de Celestino detrás de el y una camioneta frente a la casa. — En las catacumbas de Monster High. Mis amigas y yo estábamos explorándolas y encontramos una extraña maquina que accidentalmente activamos. Esa maquina creo un portal y no logree sujetarme y me succiono y fue que termine aquí. — La vampira explico y Celestino solo asintió entiendo.

Celestino solo sonrió ante la explicación. En siglos pasados, la tecnología era algo con lo que muchos humanos y no humanos experimentaban y el tema de puertas para viajar de un lugar a otro de un solo paso era algo que hasta su padre estaba investigando. Le pareció bastante curioso.

—Parece que el destino te trajo aquí. — Celestino sonrió con calidez y alzando la ceja. — Creo que deberíamos presentarnos. Soy Celestino, Celestino Burgos Moretti. — Se presentó.

—Draculaura. — respondió la vampira, ofreciéndole una sonrisa tan resplandeciente y calidad que algo hizo chispa en el interior de Celestino. Algo que nunca en sus 2600 años había sentido.

Celestino sonrió también y algo en esa sonrisa había cambiado. No era la típica sonrisa falsa que le daba a los humanos cuando salía de compras cada semana. Había algo mas en esa sonrisa chispeante que lo desarmo momentáneamente, despertando una calidez que hacia muchos siglos no sentía ante su vida solitaria alejado de la sociedad.

—Sera mejor que entremos a mi casa. Tal vez pueda ayudarte a buscar una manera de que regreses a casa o también puedes esperar a que tus amigas vengan por ti. — Celestino propuso y Draculaura asintió con una sonrisa y Santiago le ayudo a levantarse.

Draculaura asintió, con una mezcla de curiosidad y entusiasmo, mientras seguía a Celestino hacia el interior de la casa. La energía de su presencia, inesperada e irrefrenable, parecía chocar contra el ambiente austero de aquella morada alejada de la sociedad. Y sin saberlo, ambos habían dado el primer paso hacia una historia en la que el destino, las antiguas sombras y la frescura de la juventud comenzarían a entrelazarse en el lugar menos esperado.

[...]

Draculaura quedo fascinada con el interior de la casa de Celestino. Por fuera parecía una casa de dos pisos común y corriente, pero por dentro era bastante moderna. Con detallados finos e incluso algo lujosos. Hermosos cuadros con pinturas de sus padres fallecidos y algunos cuadros de paisajes de playas y fotos que el se tomo cuando salió de viaje en muy pocas ocasiones. Incluso su televisor, era uno de los mas caros del mundo y de los mas grandes que estaba colocado en la sala de estar de la casa.

Celestino la guio hasta la cocina de la casa para preparar algo de cenar e invitarle a Draculaura. La hermosa vampira solo vio como Celestino preparaba dos tazas de café y sacaba un paquete de galletas de una de las alacenas pegadas en la pared.

—Tienes una casa increíble Celestino. — comento ella con una sonrisa que dejaba ver sus hermosos colmillos blancos. Sus ojos brillaban con una mezcla de asombro y entusiasmo que poco a poco suavizaba la mirada de Celestino.

—Gracias, no suelo recibir muchas visitas. Así que es... interesante escuchar opinión externa. — respondió Celestino, luego coloco una taza de café capuchino para ella y él se sirvió más café y termino sentándose frente de ella y mirándola a sus ojos, unos hermosos ojos oscuros y llenos de serenidad que lo observaban con una hermosa sonrisa. — Cuéntame más de ti Draculaura. Es muy raro ver a alguien tan joven por aquí.

Draculaura soltó una leve risita.

—Oh, no soy tan joven, recientemente cumplí los 1600 años. — Bromeo haciendo una pose dramática que arranco una pequeña risa de parte de Celestino, algo que no le sucedía muy a menudo. — Pero bueno, en realidad físicamente tengo 16 años. Mis amigas siempre me dicen que suelo ser muy... ¿Optimista?

Celestino asintió ante ello. Comprendió al instante lo que la joven vampira dijo. Draculaura desprendía un aura bastante vital y alegre como fresca que era imposible de no sentir. Celestino ha vivido mucho tiempo solo alejado casi al 100% de la sociedad, esto era algo nuevo en él.

—¿Y cómo es Monster High? — Pregunto Celestino con curiosidad y mirándola a os ojos con genuina curiosidad. — supe un poco de esa escuela, pero decidí llevar una vida similar a la de mi padre.

Draculaura sonrió de oreja a oreja, emocionada de hablar sobre su hogar.

—Es asombrosa. Es una escuela para monstruos de todas partes del mundo. Tengo amigas que son desde momias hasta hombres lobo, y a pesar de nuestras diferencias, todos nos llevamos bien... bueno, la mayoría del tiempo —rió—. Me encanta porque es un lugar donde todos pueden ser ellos mismos sin miedo.

—Debe ser algo especial —murmuró, casi para sí mismo, mientras miraba el café de su tasa con una expresión pensativa—. Yo pasé mucho tiempo en lugares donde mostrar quién eras podía ser peligroso. Por eso me mudé a México cuando tuve la oportunidad.

Draculaura lo observó en silencio, captando un destello de melancolía en sus palabras. Había algo en él, un peso invisible que parecía envolverlo, como si hubiera visto más de lo que cualquier persona debería ver. Sus palabras la hicieron sentir una inesperada conexión hacia él, una especie de empatía por alguien cuya vida había sido marcada por la soledad y la eternidad.

—¿Y tú? ¿Por qué vives aquí, tan lejos de todo? —preguntó, ladeando la cabeza con curiosidad—. ¿Nunca te sientes... solo?

Celestino sonrió levemente, pero en esa sonrisa había una resignación que casi le rompió el corazón a la joven vampiresa.

—La soledad es algo a lo que uno se acostumbra con el tiempo. He conocido muchas personas a lo largo de los siglos, pero el tiempo nos cambia, nos hace tomar caminos diferentes —respondió, sin dejar de mirarla. Había algo en Draculaura que lo hacía hablar con una honestidad que no solía compartir con nadie—. Además, en este lugar puedo encontrar paz, lejos de los ruidos y de las... complicaciones de la vida moderna.

Draculaura se rio suavemente, mirándolo con una calidez que lo desconcertó.

—Parece que piensas que la paz es lo único que necesitas. Pero te apuesto a que en el fondo te encantaría algo de emoción de vez en cuando —dijo, dándole un guiño juguetón—. Algo como... no sé, ¡un viaje a Monster High! Aunque dudo que encuentres paz allí.

Celestino soltó una risa breve, sin poder evitar sentirse contagiado por el entusiasmo de ella. Era como si la chispa en sus ojos hubiera atravesado la capa de años y la rutina que lo envolvía.

—Tienes una forma curiosa de ver el mundo —admitió, casi sin darse cuenta—. Eres... refrescante, como el primer amanecer después de una noche interminable.

Draculaura sintió que sus mejillas se calentaban levemente, a pesar de su naturaleza vampírica. Suspiró, sintiendo que había algo especial en la manera en que él la miraba, como si fuera capaz de ver más allá de sus palabras.

—Quizá sea porque me gusta ver el lado bueno de las cosas —dijo, dándole una mirada amable—. Y creo que tú podrías hacer lo mismo, si quisieras.

Celestino sonrió, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellos. La mirada de Draculaura era intensa, pero no intimidante. Por el contrario, era cálida y llena de una confianza natural que hacía mucho no sentía en su presencia.

—Tal vez tengas razón —murmuró, desviando la vista, pero no sin antes darle una mirada furtiva. La chispa en sus ojos, su energía vibrante... algo en ella hacía que la solitaria vida de Celestino se tambaleara, despertando en él una sensación desconocida y, para su sorpresa, agradable.

Entonces, casi sin darse cuenta, Draculaura alargó la mano y tocó la de Celestino, como un gesto inocente de apoyo. Celestino la miró, sorprendido, y la joven vampira soltó una risita nerviosa, algo avergonzada.

—Vamos, te enseñare donde dormirás. —Celestino dijo rompiendo ese cálido y cómodo silencio que se había formado.

—Si. — Asintió Draculaura con una sonrisa y comenzó a seguirlo.

Celestino la guio hasta el segundo piso de la casa, donde había un cuarto con baño. Era su segundo cuarto de Celestino, ya que abecés le gustaba dormir ahí arriba ya que la ventana enorme del cuarto, dejaba ver el hermoso amanecer de las mañanas. Draculaura noto que la habitación estaba bastante completa. Un enorme closet, una cama bastante grande, una TV igual a la de la sala, aire acondicionado y una enorme ventana con vista al bosque dejando ver el camino que lleva a la carretera federal. Draculaura estaba bastante fascinada por la habitación.

—El único inconveniente es que no tengo ropa de mujer. —Celestino se avergonzó un poco. — Solo hay ropa mía, por lo que mañana iremos a la ciudad para comprarte algo en lo que tus amigas vienen por ti.

—No te preocupes y gracias. —Dracualura asintió con un ligero rubor en sus mejillas.

—Te dejare sola para que te instales. El baño esta por esa puerta si gustas tomar un baño. Si me necesitas yo estaré en el cuarto de abajo. —Celestino explico y Draculaura asintió. — Y... —Celestino la miro una última ves antes de salir de la habitación. — Me alegra que hayas llegado. —sonrió con calidez y sinceridad genuina, provocando que las mejillas de Draculaura se calentaran y su corazón latiera brutalmente.

Celetino salió de la habitación. Draculaura quedo sola en la enorme habitación. Por alguna razón, no podía quitarse de la mente la imagen de los ojos, rostro y sonrisa del vampiro de 2600 años (26 años humanos) algo en ella despertó, un sentimiento que hace mucho tiempo no sentía. Celestino era diferentes a muchos de sus ex novios y sobre todo a su actual pareja con la que las cosas ya no estaban funcionando bien.

[...]

A la mañana siguiente.

Un nuevo amanecer llegaba en el pequeño rancho de Celestino. Pero a diferencia de otros días, hoy era diferente. había una extraña sensación que irradiaba fuertemente en el interior del vampiro italiano. Celestino por primera ves en muchos siglos, se despertó con una sonrisa sincera y no su rostro típico aburrido o de flojera con el que habitualmente se despierta.

—Cierto...— Celestino sonrió nuevamente sentado en el borde la cama. —Es por ella. — Recuerdos de su conversación con Draculaura llegaron, pero, sobre todo, su hermosa y encantadora sonrisa. Una sonrisa que emane energía pura de felicidad e incluso de preocupación hacia su persona. — Jee.... Es la primera ves en muchos siglos que me siento así. — Celestino se dijo para si mismo, sintiendo algo cálido en su interior y su corazón algo acelerado en solo recordar y pensar en las sonrisas de la joven vampiresa.

Por otra parte, cuando Draculaura despertó pudo sentir esa frescura de la mañana. Ella con una sonrisa en su rostro llena de curiosidad por saber más de su nuevo amigo se mostró en su hermoso rostro. Draculaura aun traía puesto su atuendo de ayer y con ese mismo durmió luego de que se dio un baño ayer en la noche. Tranquilamente se levanto de la cama y se asomo a la enorme ventana dejando apreciar un hermoso paisaje del bosque y también se podía apreciar el camino de terracería que conducía a la carretera para ir al pueblo. En eso, vio a Celestino ya en la parte delantera de su casa.

Celestino ya estaba vestido con unos pantalones negros, botas y una camisa blanca algo apretada que dejaba apreciar un poco más su físico ligeramente musculoso y trabajado. Draculaura comenzó a sentir calor en sus mejillas, ya estaba sonrojada y mejor sacudió la cabeza para luego ir a lavarse la cara y bajar para ver a Celestino. Después de todo, hoy irían a conseguirle ropa en el pueblo.

Celestino ya estaba listo. A pesar de ser uno de los seres mas ricos del planeta gracias a la herencia de sus padres fallecidos. A el le gusta vestir cómodo. En eso escucha la puerta delantera de la casa abrirse dejando ver a Draculaura con un pequeño rubor en sus mejillas, ya que ayer, Celestino vestía ropa un poco mas grande y ocultaba su físico.

—Ya estoy lista. —Draculaura sonrió cálidamente.

—Bien entonces vamos. — Celestino contesto y como todo un caballero le abrió la puerta del acompañante a Draculaura incluso tomando su mano para que ella pudiera subir, como si se tratara de una princesa.

—Que caballeroso. —Draculaura soltó una risita ante el gesto de su nuevo amigo.

—Los modales hacen a un hombre. Mi padre me crio así. — Celestino dijo regalándole una sonrisa sincera y luego cerró la puerta del acompañante despacio.

Draculaura comenzó a admirar la camioneta de Celestino. Era muy espaciosa y podría jurar que esta camioneta costaba incluso mas que su auto que le regalo su padre en su cumpleaños 1600 hace unos meses. Aparte de que la camioneta igual se notaba bastante moderna. Cuando Celestino ingreso, ambos se colocaron el cinturón de seguridad y luego Celestino arranco la enorme camioneta.

—¿Y a dónde iremos? —Pregunto Draculaura intrigada.

—Escárcega no es un lugar donde vendan ropa muy.... Buena que digamos. Por eso iremos a Mérida en el Estado de Yucatán. Serán como unas pequeñas vacaciones. Aprovechare a darte un tur por algunos lugares de la ciudad ¿Qué te parece? — Respondió y pregunto al final, notando la sonrisa alegre y llena de curiosidad de la vampira.

—¡Me encantaría! La verdad es que nunca visite México o al menos uno de sus estados ¡Estare encantada de que seas mi guía por este nuevo lugar! —Dijo sonriente y muy emocionada, algo muy característico en ella, aparte de siempre mostrar esa tierna sonrisa.

—Bueno, pues pongámonos en marcha. — Con eso dicho, Celestino arranco la camioneta, prendió el aire acondicionado y el viaje comenzó.


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