Era la mañana del primer día de instituto. Arion, un chico alegre, con mucha energía y sobre todo con mucha pasión por el fútbol, estaba entusiasmado por su primer día en el famoso instituto Raimon. Se decía que lo primero que haría, sería ir a apuntarse al club.

Fue a su armario para ponerse el uniforme del instituto. Se le lo puso tan rápido que casi se cae. Su tía Silvia le llamaba para ir a desayunar.

-¡Arion, baja a desayunar!

-¡Voy tía Silvia!

Arion bajo las escaleras y vio a su tía con una bandeja de tostadas y mermelada.

-Buenos días, Arion.- Le dijo con una sonrisa.

-Buenos días, tía Silvia.- Le dijo Arion mientras se sentaba para desayunar.

Su tía le preguntó que si estaba nervioso por su primer día. El le contestó que sí, pero que a la vez estaba emocionado.

Termina de desayunar y se va a su habitación para coger la mochila. Baja para despedirse de su tía y sale por la puerta a toda pastilla.