prólogo
Antes.
El campo de entrenamiento estaba cubierto por el cálido sol de la tarde. Aliyah y Gabi, dos jóvenes que habían compartido casi toda su vida, entrenaban lado a lado, como siempre. La risa de Gabi resonaba mientras Aliyah se concentraba en su siguiente movimiento. Aquellos días en Marley eran simples, o al menos lo parecían.
—Siempre tan seria, Ali. Relájate un poco. —Gabi le sonrió, estirando sus brazos con una energía que siempre parecía ilimitada.
Aliyah la miró, dejando escapar una sonrisa pequeña, pero sincera.
—No siempre todo es divertido, Gabi. Algún día tendrás que ponerte seria si quieres lograrlo.
Gabi la miró con una sonrisa torcida.
—Siempre tienes que ser tan intensa. Deberías relajarte un poco más. No todo es entrenamiento.
Pero había algo en Aliyah que no podía relajarse. Algo en su interior que le decía que había más en el mundo que solo lo que le habían enseñado en Marley. Una sensación que solo crecía con el tiempo, como si algo más grande estuviera esperando.
—Solo quiero que las cosas cambien, Gabi. Quiero que el futuro sea diferente para nosotras. —Aliyah había hablado en voz baja, como si temiera que alguien la escuchara.
Gabi la miró con una mezcla de curiosidad y preocupación, sin saber exactamente lo que Aliyah quería decir con esas palabras. No entendía, no aún. Pero Aliyah sabía que algún día lo entendería.
Ahora.
El sonido de las explosiones resonaba en el aire, el caos se apoderaba de Marley. Gabi, con los ojos llenos de furia, cargaba su rifle mientras avanzaba. Había pasado por mucho en tan poco tiempo, pero algo aún no la dejaba en paz. Aliyah.
De repente, entre el ruido de la batalla, la vio. Aliyah estaba allí, del otro lado, una figura inconfundible entre los soldados Eldianos. Algo se rompió dentro de Gabi al verla, el dolor se multiplicó en su pecho.
La última vez que se habían visto, habían sido amigas, compañeras de entrenamiento. Pero ahora... ahora era la enemiga.
—¡Aliyah! —gritó Gabi, avanzando con rapidez, pero el sonido de su voz se ahogaba en el caos que las rodeaba.
Aliyah la miró, y por un momento, algo en sus ojos se suavizó. Gabi se detuvo a mitad de camino, como si algo invisible la detuviera. La imagen de Aliyah, con el uniforme de los Eldianos, la atravesó como una daga.
Gabi estaba llena de preguntas, pero la respuesta llegó sin que Aliyah tuviera que decir una sola palabra. Fue entonces cuando comprendió lo que había sucedido.
—Tú lo planeaste, ¿verdad? —El susurro de la verdad flotó entre ellas. Aliyah había sido parte del plan. Había ayudado a los Eldianos a infiltrarse en Marley, a darle la oportunidad a los de su bando para atacar.
Aliyah, con su rostro serio, no dijo nada. Sus ojos brillaban con una mezcla de arrepentimiento y determinación.
—No lo hice por traición, Gabi. Lo hice por un futuro. —La voz de Aliyah era suave, pero firme.
Gabi no quería escucharla. No ahora. Todo lo que sabía era que la chica que había considerado su amiga, ahora era su enemiga. Todo por unas decisiones que ni ella misma entendía del todo.
La distancia entre ellas parecía insalvable, pero a pesar de la rabia, Gabi no podía evitar la punzada de tristeza que la atravesaba.
¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo pudieron haber cambiado las cosas tan rápido?
Gabi levantó el rifle, apuntando hacia Aliyah. Ya no había vuelta atrás. No importaba la conexión que alguna vez compartieron. Solo quedaba el odio.
—Nunca debí confiar en ti. —Gabi apretó los dientes, y al final, apretó el gatillo.
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