》IV《
" La revelación "
Los nervios de Kiyoko aumentaban conforme los prometidos dos días pasaban como un soplo en el viento, los mismos se le habían hecho tan efímeros que ni los notó, no había podido dejar de pensar en la dichosa promesa que había hecho, aunque eso le impiediera el sueño y la concentración. La confianza presente en Shiori la abrumaba y su base para ser tan sólida le generaba mucha intriga.
Se preguntaba con mucha frecuencia que lo impulsaba a tener tanta seguridad, pero le preocupaba mucho más el dolor que este podría sentir al fracasar como ella temía. Quizás fuera por qué le había tomado mucho aprecio al muchacho que había llegado a su vida en este maravilloso mes primaverezco; llenándola de una alegría que no había sentido en mucho tiempo y la cual deseaba perdurara mucho tiempo más. Pero una gran preocupación abrumaba su pecho de pensar en el posible fracaso de la persona que tanto apreciaba, aquella felicidad y alegría que siempre emanaba, junto con esa confianza que siempre intentaba transmitirle, animandola a sonreír..
El solo pensar en que esta pudiera romperse en mil pedazos, dañando la dulce sonrisa que siempre se abría ante ella; la angustiaba terriblemente.
Todo lo que él rubio le había dicho le rebotaba constantemente en la cabeza como una hartante pelota encerrada entre cuatro paredes. Y para aumentar su tensión, Shiori había pospuesto sus, hasta ahora, infaltables almuerzos con la excusa de que si pasaba tiempo con ella en lo que duraba la apuesta, esta podría arrepentirse, y el no quería correr riesgo de darle chance a ello.
Sin oportunidad de objetar, esta no tuvo más remedio que aceptar su distancia temporal hasta entonces, lo cual había puesto de un humor celestial a Koushi, que había recuperado tiempo junto a la solicitada muchacha, luego de un largo lapso de ausencia.
— ¡Vaya!, así que el idiota sabe tocar instrumentos, es toda una sorpresa — Exclamó el peligris, al tiempo que le daba un mordisco a un delicioso pan de Yakisoba.
— No le digas así, tiene nombre — Reprendió ella, observando el bocadillo en su regazo, casi sin tocar— La audición es mañana.
Observándola de reojo, este aventuró.
— ¿Y estas preparada para el resultado?
Levantando rápidamente la vista, ella frunció el ceño.
— ¿A qué te refieres?
— Bueno, si no entendí mal, estas obligada a entrar al club de voleyball si ese idiota tiene éxito — explicó — ¿Estas preparada para cualquier resultado, no?
Refugiándose en el silencio, esta no contestó de inmediato, dándole vueltas al asunto en su cabeza.
— Supongo que sí, de todos modos ya no puedo arrepentirme.
Su mejor amigo rió repentinamente, al tiempo que cruzaba un brazo sobre su hombro en un medio abrazo un tanto asfixiante para la pelinegra.
— Honestamente, no puedo ni ver a ese niño, pero si eso hace que te unas al club de voleyball, ¡desearé de todo corazón que tenga éxito! — exclamó orgullosamente, como si aquello fuera lo más natural del mundo.
Ignorando los vítores hipócritas de su mejor amiga, esta levantó la vista al cielo, dándole rienda suelta a sus propios pesares.
》¿Será justificada tu confianza, Shiori? 《
• • •
Sentada en su escritorio ignorando completamente los cuadernos junto a ella, está se llevó una mano a los labios mordiéndose las uñas producto del nerviosismo, tenía muchos deberes por comenzar pero con todo lo que rondaba por su mente, no lograba enfocar su atención en sus estudios. Rindiéndose al no poder concentrarse en sus propios asuntos, abandonó la escritura y seleccionó el chat de Shiori, enviándole un mensaje.
¿Estas practicando?
19:15 pm.
Mientras esperaba la respuesta, esta le dió vueltas al bolígrafo entre sus dedos, antes de que el aparato volviera a sonar.
Siempre lo estoy.
19:32 PM
Y junto a esa escueta respuesta, llegó una foto en la que se lo podía apreciar sentado con su guitarra blanca y negra reposando en su regazo, con el cable conectado a lo que deducía, sería el amplificador.
Antes de que pudiera contestar, otra foto llegó dando un suave tintineo de notificación. En ella se veía al chico en la aclamada y conocida Selfie, con su cabello rubio cayendo sobre su frente despreocupadamente y sus labios rosados curvados en esa radiante sonrisa que contagiaba a Kiyoko, quien sin más remedio y soltando un suspiro de alivio, sonrió también. Prácticamente chocando contra su mejilla, este levantaba una de sus manos en el conocido símbolo de la paz, ella notó que sus largas y cuidadas uñas estaban despintadas de su ya habitual esmalte negro, por lo que en un tono más de broma, esta respondió.
Arréglate esas uñas para la audición.
19:35 PM
Una sonrisa asomó en sus labios de pensar en ello, y pronto el aparato volvió a sonar, develando una nueva foto donde este extendía sus manos sobre una de sus rodillas, luciendo sus delgados y blancos dedos junto a unas largas uñas que estaban; como había notado Kiyoko, despintadas en la parte superior. Sujetado por los mismos, yacía un pequeño triángulo de plástico rojo con algo escrito que ella no alcanzaba a ver bien.
Bajo la foto, había otro mensaje.
¿Tan mal están?, las cuerdas de la guitarra me las despintan aunque use púa. No planeaba arreglármelas, pero si tu lo dices lo haré.
19:45 PM
Ensimismada al notar que el muchacho tenía las manos más cuidadas que ella, escribió, para luego continuar con sus tareas con el humor más relajado, más confiado.
Suerte para la audición.
19:58 PM
• • •
El día se desvaneció tan rápido como el ultimo pétalo de cerezo tocaba el suelo, como otro vestigio de lo que fue una maravillosa primavera.
El sol relució sobre sus cabezas ese día, sin una sola nube o gota de lluvia que pudiera estropear el contacto del calor sobre sus cabezas.
— Prosigamos; pregunta número 3, casillero b — planteó la mujer de rostro avejentado, con el pesado libro verde ya gastado entre sus dedos — ..¿Koushi Sugawara?
El que parecía recién caer en que le hablaban, bajó la vista rápidamente, leyendo la pregunta solicitada.
— "¿En que consiste la mitosis?" — recitó tal cual estaba en el libro, llevándose una mirada severa de su profesora, que aguardaba una respuesta.
Mientras los otros chicos contestaban, un pequeño papelito golpeó su brazo para luego caer al suelo. Sin mucho interés, esta levantó el pequeño papel del suelo para luego desenvolverlo y encontrar algo escrito en el.
" Te espero a la una en punto en la puerta del auditorio. Veremos quién gana la apuesta.
Shiori—"
Ahogando un suspiro, está observó sobre su hombro en dirección al muchacho, que se hallaba sentado al fondo del aula. Su vista estaba puesta en el pizarrón, pero al percatarse de la mirada de Kiyoko, este sonrió dulcemente, guiñandole el ojo antes de volver a sus apuntes.
• • •
Su paso nervioso se hacía oír por entre medio de los casi vacíos pasillos de la escuela, su cabello negro azulado flotó sobre sus hombros y sus manos se movieron a los costados de su cuerpo mientras caminaba.
A medida que se acercaba, su corazón latía más fuerte producto de la emoción que se avecinaba con el resultado de aquella audición. Mucho dependía de ello, o al menos, para Kiyoko.
Su paso dobló la esquina al final de la escalera y rápidamente visualizó la familiar figura que la esperaba en la puerta del auditorio, tal y como había prometido.
Con el corazón latiendo fuertemente dentro de su pecho, ella aminoró la marcha, caminando con mas tranquilidad. Cuando estuvo dentro de su campo de visión, este se giró hacia ella, dedicándole una amplia sonrisa de bienvenida.
— Justo a tiempo — Dijo al verla llegar, ella se detuvo frente a él, dispuesta a saludarlo, pero sus ojos se encontraron perdidos ante tanto que observar en el exorbitante muchacho frente a ella.
Para empezar, este llevaba puestos todos sus pendientes, los cuales no veía en su rostro desde el día en que se habían conocido, y siendo honesta consigo misma, le seguían generando el mismo impacto que la primera vez. En total, podía decirse que poseía cuatro aretes el lóbulo de su oreja, y uno de ellos sostenía el inicio de una fina y delicada cadena que colgaba desde su oreja hasta el arete en su labio inferior. Además, traía delineador en toda la línea alrededor de sus ojos, lo cual le daba un toque un tanto intimidante a la vista de la severa muchacha.
Algo incómodo por su rostro claramente impresionado que lo observaba de pies a cabeza, este se aclaró la garganta.
— Ehm, ¿todo está bien? — cuestionó sin mirarla, sintiéndose sonrojado por primera vez ante su escrutadora mirada.
— Eh, si — respondió al segundo, volviendo a conectar mente a cuerpo — es solo que..¿por que te pusiste todas tus perforaciones?, podrían mandarte a detención si te ven.
Soltando una risita, este observó por la rendija de la puerta hacia el auditorio.
— Lo sé, pero es la primera vez que voy a hacer algo como esto, y no podía ni pensar en pararme allí sin sentirme completo — explicó, llevando una mano a su oreja perforada — puede sonarte ridículo, pero hasta el más mínimo e insignificante detalle en mi, contribuye a formar lo que soy, por eso es que me tomé la libertad de romper un poco las reglas por esta ocasión.
Anonadada ante la explicación, está se mantuvo hipnotizada por el suave tintineo de la fina cadena que colgaba de su rostro.
— Entiendo, pero sería mejor que luego de la audición te las quitaras — murmuró, pestañeando varias veces para volver en sí.
— ¿Tan desagradables te resultan? — inquirió arqueando una ceja y ella se sonrojó negando nerviosamente.
— N—no me malinterpretes, no las odio, al contrario..— su tono se hizo menos perceptible a medida que pausaba sus palabras y su mirada se plantaba en sus pies — Me gusta mucho como se te ven, te dan un toque muy..especial.
Impresionado por el cumplido, este la contempló con ternura mientras sus mejillas se coloreaban de ese tono rosado tan sutil bajo el borde de sus lentes, aquella imagen se capturó en su cabeza como una maravillosa porción de algo único e inigualable, algo irrepetible, que el apreciaba como tal.
Inclinándose un poco para dar con su altura, este posó sus labios en su frente, dejando un corto pero cálido beso en su coronilla. Ella lo observó con digna sorpresa, sintiendo como se descontrolaba su pulso, al tiempo que el le sonreía nuevamente con un ápice de ilusión brillando en sus iris oliva.
— ¿Lista para pagar nuestra apuesta?
Recuperando el aliento lentamente, ella sonrió en clara respuesta, y este tomó su mano con firmeza, llevándola con el dentro del auditorio a paso firme.
Sus ojos quedaron maravillados ante el amplio escenario delante de las largas filas de butacas que llenaban el lugar, las mismas tenías varias personas justo a al inicio de las filas, las cuales no fue difícil deducir que eran los miembros oficiales del club.
Su atención pronto disparó en otra dirección al descubrir que sobre el escenario, dos personas se preparaban para tocar, una de ellas era una muchacha de cabello largo y rubio un tanto ondulado, que portaba un hermoso bajo personalizado que afinaba con mucho cuidado, y el otro era un muchacho de lentes y cabello largo negro atado en una coleta que le caía sobre uno de los hombros despreocupadamente, el cual se mantenía preparando la batería.
— El lugar ya es intimidante, ¿no crees? — planteó derrepente, sacándola de su burbuja y ella asintió.
— No tenía idea de que el auditorio de la escuela fuera tan amplio..— Opinó entonces, mirándolo con curiosidad al notar que este llevaba lo que parecía un estuche de guitarra en su espalda que hasta el momento, no había notado— ¿No tenían guitarras disponibles para prestarte?
— Claro que si, no te olvides que es un club de música — Aclaró entre risas— Pero la verdad es que prefiero usar la mía, me siento más cómodo con ella, al ser mi fiel compañera durante estos seis años, ya la conozco como a la palma de mi mano.
— Disculpa, ¿Tu eres Shiori Tenoh? — preguntó una voz que se aproximaba a ellos en actitud serena. Pronto se vieron frente a lo que parecía un hombre adulto, probablemente un profesor, de expresión algo cansada y con un cuaderno entre sus manos. Asintiendo, el le ofreció una sonrisa — Llegas justo a tiempo, tu audición comenzará en unos minutos, así que puedes ir subiendo si quieres.
— Claro, enseguida voy — Replicó amablemente, al tiempo que el hombre anotaba algo en su libreta y se marchaba en dirección a las butacas delanteras nuevamente.
— Ya ve, iré a sentarme por allá — Dijo ella, señalando la fila trasera de butacas y este asintió, para luego acercarse rápidamente a su rostro y susurrar cerca de su oído, acariciando su mejilla con su cálido aliento y dándole un escalofrío a la muchacha.
— No quites tus ojos de mi, voy a sorprenderte, ya lo verás.
Y dicho esto, volvió a tomar su sana distancia, dedicándole una dulce y convincente sonrisa junto a un travieso guiño de su ojo derecho, antes de partir a paso rápido en dirección al escenario, perdiéndose de la vista de sus orbes grisáceos tras las cortinas que acompañaban los extremos del amplio escenario.
Soltando un suspiro mientras emprendía su sereno paso, esta se llevó una mano al pecho, sintiendo como su corazón agitado no dejaba de latir a ritmos desaforados por esas extrañas cercanías que habían calentado su piel hace pocos minutos. Sus dedos acariciaron su coronilla; rememorando la clara sensación de calidez que aún se mantenía vibrante en la zona del beso que la hacía cerrar los ojos e inconscientemente; terminar sonriendo.
Tomando asiento en una fila vacía, lo observó subir al escenario y saludar a los otros dos chicos que por como se miraron; dedujo eran sus amigos.
Luego cruzar unas pocas palabras con ellos, conectó la guitarra al amplificador y probó su volumen en un obvio protocolo musical.
— Veo que llegué temprano.
Tiritanto ante la sorpresa de una voz cerca de ella, se giró levemente sobre su lugar, encontrándose con nada menos que Sugawara, quien abandonaba su mochila en uno de los asientos y se sentaba en la butaca tras de ella.
— Suga, ¿que rayos haces aquí? — preguntó aún saliendo de la sorpresa y este se encogió de hombros, apoyándose en el respaldo de su asiento.
— Me ganó la curiosidad — explicó escuetamente y ella arqueó una ceja — La verdad por cómo hablaste del idiota y su confianza en sí mismo, me picó el gusanito de la curiosidad y, luego de pensarlo un rato, quise venir a comprobar su validez por mi mismo.
Estando a punto de reprocharle, su voz fue tapada por el sonido de la puerta abriéndose estrepitosamente, dando paso a un grupo de chicos con pintas un tanto extravagantes. Estaba segura de que los tres tenían varias perforaciones, y sus cabellos estaban un tanto alborotados, uno de ellos era una chica, la cual no Lucía de muy buen humor.
— Esto es un desperdicio, nadie en esta escuela tiene talento, deberíamos haber proseguido con el plan de tres integrantes — Exclamó una muchacha, notoriamente fastidiada. Llevaba el cabello teñido de un rosa pastel muy bien cuidado, largo hasta los hombros.
— No son tan malos, podríamos enseñarles a los menos torpes — sugirió uno de los chicos, el cual llevaba el cabello castaño muy largo y atado descuidadamente en una media coleta tras su nuca.
— Mamo—sempai tiene razón, quizás si les enseñamos podríamos pulir su habilidad hasta que sea decente..— agregó un muchacho más bajito que el otro, de cabello corto y rubio con ciertas ondas artificiales en el, las cuales le caían sobre el rostro.
— ¡De ninguna manera, ya he perdido demasiado tiempo con estas estupidas audiciones!, ¡tengo mejores cosas que hacer que gastar mi aliento con gente sin talento! — Sentenció sin mirarlos, apresurando el paso hacia las butacas delanteras, los otros dos soltaron un suspiro de pesadez para luego seguirla a paso rápido.
— Que mal carácter tiene esa chica.. — comentó entonces Suga, con expresión de desagrado en su rostro— ¿Crees que sean los líderes de la banda?
— Lamentablemente, tengo la sospecha de que si — Sentenció ella, vislumbrando con atención como los tres saludaban a los sujetos delanteros, y se posicionaban cómodamente junto a ellos.
— Que mal te veo, rebelde—kun..— masculló suga, acomodándose en su asiento.
Soltando un suspiro de pesadez, ella retornó su mirada al escenario, en el cual el chico adecuaba la altura del micrófono a una cómoda para mismo. Uno de los chicos que se encontraba en la fila delantera, frente a una pequeña mesita, hizo sonar el micrófono.
— Muy bien, la siguiente audición es de Tenoh Shiori..— leyó el muchacho del papel sobre la mesa, para luego echar un vistazo al escenario — Disculpen, pero debo recordarles que cada audicion es individual.
Tomando el micrófono frente a el rápidamente, este contestó.
— Oh no se preocupen, solo yo audiciono, ellos dos no participan, solo vienen a acompañarme con sus instrumentos — Aclaró amablemente, y los tres chicos se miraron entre ellos, cruzando varias palabras antes de asentir.
— En ese caso, pueden empezar cuando quieran — Y dicho esto, este apagó el micrófono en su mesa, y los tres se acomodaron para observar cómodamente.
El asintió, mirando a sus compañeros en sus respectivas posiciones, los cuales levantaron la mano en señal de aprobación con una amigable sonrisa.
— ¡Cuando quieras, Shio—kun! — Dijo la muchacha sonriente, acercando la púa a una de las cuerdas de su colorido bajo morado y el otro asintió de la misma manera, levantando una baqueta en el aire.
Las manos de Kiyoko se juntaron en una señal de plegaria y esta cerró los ojos con fuerza, implorándole a alguna deidad misteriosa, ajena a la curiosidad de Suga, quien al verla tan preocupada, como nunca jamás la había visto, colocó una mano en su hombro, brindándole una dulce sonrisa, que la tranquilizó lo suficiente como para poder enfocar su vista en el escenario nuevamente, en el cual el muchacho se aclaró la voz antes de tomar el micrófono con una de sus manos, mientras la otra reposaba en la guitarra.
Las luces bajaron tenuemente en esperanza de iluminar más al pequeño grupo, y el rubio tocó una cuerda un tanto torpe, probablemente probando si aún lejos del amplificador, esta se oía correctamente.
Los de adelante lo observaron con notorio cansancio, probablemente solo deseaban que aquello acabase.
Frunciendo sus labios al tiempo que cerraba los ojos una vez más, ella murmuró.
— Por favor, da lo mejor di, Shiori.
• • •
" 🌻 canción tocada a continuación:
https://youtu.be/RiRg4mNZ1PM
También pueden encontrarla en la galería, después de la foto. Les recomiendo escucharla 🌻"
• • •
El baterista hizo sonar el compás de platillos marcando el inicio del ritmo y pocos segundos después, la guitarra comenzó a sonar rápidamente, marcando tonos bajos pero rápidos.
Todos abrieron sus ojos repentinamente al sentir aquel perfecto manejo de cuerdas que comenzaba a marcar el tempo de la introducción.
Su rostro se acercó al micrófono y sus labios se abrieron, entonando la primera estrofa.
— Por favor, dime, me tienes de tu lado. Hey, me pregunto si te diste cuenta; una vez más de lo solitario que estás.
Las bocas de todos se abrieron del shock en cuanto el muchacho empezó a cantar, sin duda ninguno se esperaba que supiera hacerlo.
Sin abandonar el hábil toque de su guitarra ni por un segundo, este volvió a acercarse al micrófono.
— Dime, me tienes de tu lado. Sabes, incluso si te cierras a ti mismo y vas en contra de tu sueños, simplemente acabarás por derrumbarte. Ah~ me pregunto si todo este tiempo fuiste demasiado dependiente.
Sus orbes grisáceos agrandaron su pupila considerablemente mientras seguía cada uno de sus movimientos con agudeza, la impresión no la abandonaba ni por un segundo, ¿cómo iba a saber ella que el supiera cantar de esa manera?
— Las emociones se acumularon desde un comienzo, me pregunto si lo suficiente como para hacerse notar.
En un instante único y maravilloso, su corazón se detuvo de sopetón al tiempo que el la miraba fijamente con sus ojos color oliva reluciendo bajo las brillantes luces sobre su cabeza, con una orgullosa sonrisa pintada en el rostro, al tiempo que entonaba; — ¿Qué esperas por ti?
Su guitarra sonó en una mezcla de notas inauditas y este se acercó al micrófono mientras movía sus dedos frenéticamente en una infinidad maravillosa de notas, entonando el agudo estribillo.
— Las emociones se repiten, incluso hoy el viento sopla en contra y no me deja caminar con facilidad, el mundo es demasiado cruel.
Ninguno de los presentes se movía, shockeados por el agudo y casi profesional tono de voz del muchacho, el cual marcaba notas con la guitarra como si la trajera pegada desde que nació, siendo esta lo más natural del mundo para el.
Sus ojos retornaron a ella, quién lo observaba maravillada, sintiendo que cada nota entonada por su voz,
Era un mensaje directo para ella.
— Por esa razón, las emociones finalmente resisten al primer paso, ¿Qué sería de ti sin tus emociones? "¡Hey chicos!, decidamoslo juntos!"
Sus manos hicieron un rápido y profundo énfasis en las repentinas y rápidas notas, que acariciaban los oídos de los presentes con una melodía indescriptible. Tanto los tres chicos, como el profesor y los otros dos adolescentes, parecían tener las mandíbulas desprendidas por la sorpresa de que el chico no solo manejara espectacularmente la guitarra eléctrica, si no que cantara tan maravillosamente, con una nota más impecable y aguda que la anterior, que para una voz masculina, eran imposibles de alcanzar ; hasta ese momento.
— ¿C—como diablos...es que logra cantar y tocar así? — Preguntó uno de ellos en un instante de lucidez, siendo silenciado rápidamente por sus compañeros, quienes no apartaban la vista ni por un segundo del muchacho.
Sus pasos se alejaron del micrófono repentinamente, rumbo al centro del escenario. Colocando uno de sus pies sobre uno de los parlantes, sus manos aceleraron aún más el ritmo marcando inimaginable cantidad de notas en un instante, en un vaivén musical demasiado rápido y maravilloso para el ojo de los jurados; quienes hacían un gran esfuerzo para no perder vista ninguna de las notas que sus delgados y rápidos dedos marcaban al recorrer la guitarra a la velocidad de un rayo.
La muchacha que antes parecía enfadada, ahora no le alcanzaban las facciones del rostro para sonreír tan ampliamente, el tenerlo a pocos metros de ella tocando aquellas espectaculares notas de un impecable y único solo, la maravillaba.
— Es...increíble.. — balbuceó el muchacho rubio, moviendo la cabeza al ritmo de la música, sin perderle ni por un segundo el ojo a las manos del muchacho.
— Que velocidad..— murmuró igualmente el otro, con la boca abierta del shock y sus ojos moviéndose en todas direcciones, siguiendo el rápido paso de este, quien finalizando su solo, retornó sonriendo ampliamente a su posición inicial, alejando por un momento una de sus manos de la guitarra, y dando lugar al compás marcado tenuemente por la batería y el bajo, mientras sostenía el micrófono cerca de su rostro.
— Reflexión del umbral entre la realidad y los sueños. Si comienzo a olvidar..
Su voz aminoró por unos escasos instantes, al tiempo que sus manos volvían a la guitarra y sus ojos verdes localizaban a la muchacha de cabello negro azulado entre las butacas, que lo observaba con mucha atención y sus rosados labios curvados en una única y maravillosa sonrisa; solo para él.
Sonriendo, este le guiñó un ojo al tiempo que entonaba.
— Tu voz me despertará.
La fuerte y movida música aminoró su intensidad gradualmente, mientras sus manos marcaban notas suaves y agudas, formando una melodía relajante que pintaba brillos de ilusión en los ojos de todos los presentes. Más los ojos de quién cantaba con tanto sentimiento, solo tenían una dirección, una persona para la quien iba esa letra.
Y ella lo escuchaba en esos precisos momentos.
— Nadie puede impedirnos demostrar nuestras emociones, no permitiré que se lleven lejos de ti, la sensación de ser abrazado.
Ella lo observó sintiendo como sus piernas temblaban, cada palabra de la canción se sentía tan profunda y especial, que hacía que su corazón se sacudiera dentro de su pecho, sonrojando sus mejillas, al tiempo que inconscientemente; unas finas lágrimas corrían por sus mejillas, cruzando junto a la profunda curva de su sonrisa, que jamás había existido de esa manera para nadie.
Excepto para él.
— Las emociones se repiten, compartamos la desesperación del otro, para aumentar nuestra alegría.
Los presentes en la mesa del jurado tarareaban aquella melodía al tiempo que movían sus manos y sus cabezas, disfrutando de aquella maravillosa canción como nada en el mundo.
Koushi movía su cabeza rítmicamente, marcando el tempo con su pie en el suelo, al tiempo que sonreía ampliamente.
— No puedo creerlo.. en realidad es muy bueno, ¿No crees, Kiy—
Sus palabras se vieron interrumpidas al mirar a su amiga, quien se encontraba de pie frente a su asiento, observando el escenario de una manera que el, en estos años de creer conocerla mejor que nadie, jamás había visto.
Sus ojos grisáceos brillaban de ilusión contemplando al muchacho que cantaba increíblemente, al tiempo que tocaba la guitarra con sus manos que parecían haber sido creadas solo con el propósito de moverse frente a esas cuerdas. Ella lo miraba, como quien mira algo maravilloso, algo único, algo que jamás había visto ni en sus sueños más irreales y felices, ni en los libros o películas.
Lo miraba, en pocas palabras, como quien ve lo que más anhela en el mundo; reluciendo frente a ella.
— K—kiyoko...— murmuró sin dejar de observarla, aquellas lágrimas que se deslizaban velozmente por sus mejillas, decorando su sincera y alegre sonrisa, le causaban una sensación indescriptible, algo que pensó como un momento de revelación, de esos que marcan un momento importante en tu vida.
Y en este caso, sentía que la vida de Kiyoko había sido marcada para siempre por ese momento.
Al escuchar su nombre, esta se percató de que aún estaba allí, y volteó hacia él con gesto de sorpresa.
— ¿Si, Suga—San?
— Tú..estas llorando — Murmuró con dificultad, y esta se sobresaltó, llevándose las manos al rostro, probablemente ni se había dado cuenta de las lágrimas que corrían por sus mejillas — ¿Te sientes bien?
— Si, no te preocupes — Aclaró de inmediato, limpiándose las mejillas con la manga de su gakuran, y retornando la vista hacia el escenario — Es solo...
Sus palabras se entrecortaron mientras observaba como el tocaba su guitarra con esa única y maravillosa sonrisa que lo caracterizaba, llena de alegría y de confianza, esa misma que siempre le transmitía alegria y ganas de intentarlo.
Con su labio inferior temblando, está se giró hacia su amigo quien abrió los ojos de par en par, viéndola sonreír ampliamente, como jamás la había visto antes.
— Es solo que me siento muy feliz..— murmuró, para luego retornar su mirada al escenario.
Quizás el no podía comprenderla del todo bien, quizás había juzgado de más al pobre chico que le causaba tantas alegrías a su amiga, pero el hecho de verla tan contenta, era algo que anulaba todas las posibles dudas y reproches que tenía para con ella.
Guiando su vista hacia el escenario, este pensó.
》 Kiyoko—chan...¿Será que tú..? 《
Reservándose de sus propias dudas, ladeó la cabeza en busca de disipar aquellos pensamientos y dedicarse a saborear el dulce y placentero momento que hacía tan feliz a quien el más apreciaba.
En el escenario, sus labios entonaron con una dulce sonrisa el restante estribillo, sin equivocarse en una minúscula nota ni suya, ni de la guitarra.
— Por esa razón, las emociones finalmente, vamos a demostrar hasta el final.
Sus orbes verde brillaron bajo la luz de los reflectores, removiendose al buscarla entre las butacas, al encontrarla, sus ojos la observaron una última vez y su pecho se contrajo en un suave ulular de mariposas en su interior al verla sonreír de esa manera tan radiante y alegre.
Sus ojos se cerraron por varios segundos mientras marcaba las últimas notas de la canción con sus dedos corriendo por las cuerdas de la guitarra, su interior se contrajo una última vez, deseando que el mensaje que tanto deseaba transmitirle a quien apreciaba, llegara y impactara en su corazón, pues el único motor de la gran voz que entonaba tan bella melodía, era el sentimiento de verla sonreír de esa manera que lo encantaba y ensimismaba, al punto de desear esforzarse cada vez más por el reluciente brillo que pintaba su rostro cada vez que este se curvaba en una sonrisa.
Acercando sus labios al micrófono, este cantó la última nota de la canción, al tiempo que sus miradas se encontraban en un encantador y mágico instante.
— Donde quiera que estés, daremos batalla uniendo nuestras emociones.
Sus manos se movieron por última vez sobre la guitarra, marcando las notas finales mientras este sacudía la cabeza al ritmo de la música. Con un último y grave compás, la canción finalizó, dejando respirar al notoriamente agotado muchacho que levantó la vista con una cansada pero segura sonrisa.
Las delgadas manos de la muchacha soltaron el cuaderno sobre la mesa fuertemente y un sonoro golpe rebotó por las paredes haciendo eco en todo el lugar, al tiempo que esta se levantaba de su asiento empujando un poco la mesa por el choque y tomaba el micrófono entre sus dedos, alzando su mano en dirección al muchacho, señalándolo con una amplia sonrisa en sus labios pintados.
— ¡¡Estas adentro!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top