25 • Es mi mejor amiga
Mónica
Nunca había visto a alguien tan pálido como lo estaba Asia ahora.
Veinte minutos habían pasado desde el desmayo en el parque, estábamos ya en el apartamento de Dave y ella no despertaba.
Dave hizo amago de sus estudios de medicina, chequeó a su hermana, estuvo en busca de alguna herida por la caída al desmayarse.
Hizo todo eso y aún no sabía por qué se había desmayado.
En algún momento llegó a la conclusión del calor y el sofoco, además de que había vomitado, pero fue una teoría que no lo convenció demasiado porque ya era un desmayo demasiado largo.
Entonces fue que empezó a preocuparse de verdad.
No creí que un día vería a Dave estando a punto de perder los estribos. Sabía que Asia es su hermanita, la amaba muchísimo. Dave estaba preocupado a niveles extremos de que después de veinte minutos ella aún no haya despertado.
Yo también estaba preocupada, a pasado demasiado desde que se desmayó, eso no era normal, pero no podía demostrar mi preocupación, no cuando Dave estaba así.
Entre ambos soy la que tiene que mantener la calma, aunque también me sentía bastante preocupada.
Oigo el suspiro que proviene del pasillo de las habitaciones, Dave se acercaba a la sala de estar, desordenando su cabello.
—¿Aún nada?
Menea la cabeza.
—Tiene la respiración estable, su palidez bajó, no entiendo qué demonios pasó y por qué no despierta.
Se sienta a mi lado, apoyando sus codos de sus muslos.
—Tengo miedo —lo oigo murmurar—, demasiado.
No dudé en pasar mi brazo sobre sus hombros y reconfortarlo.
—Ella estará bien, Dave —digo sin estar muy segura—. Creo que deberías llamar a tus padres.
—No estoy muy seguro...
—Dave, son tus padres, tienes que llamarlos y avisarles lo que pasó. Estar desmayada tanto tiempo así no es normal, deben de llevar a tu hermana al hospital.
Se mantiene en silencio unos minutos.
—Vale, iré a llamarlos —dice, yendo hacia la cocina.
Vagamente escuché un poco de la conversación, Dave hacía muchos gestos con las manos, también me di cuenta que estando nervioso, pasaba mucho la mano por su cabello o jugaba con el anillo que llevaba en el dedo índice.
Finaliza la llamada y vuelve a la sala pero su mirada estaba en el pasillo.
—Mis padres vienen en camino, iremos a urgencias.
—¿Qué crees que haya pasado, Dave? —pregunté, levantándome.
Suspira pesado.
—No lo sé, Mónica. Pensé que podría haber sido por el sol, el cansancio y el vómito, pero esto es más y no sé qué pueda ser.
Me acerqué hasta él y un poco dudosa y quizá también incómoda, rodeé su cintura con mis brazos. Seguía siendo poco fan de las muestras de afecto que requerían contacto humano.
Dave se ríe, pareciendo sentir mi poco gusto, pero de igual manera me devuelve el abrazo.
—Gracias por estar aquí —murmuró.
—Aquí estaré en todo momento, Dave —también murmuré, recostando mi cabeza de su pecho, empezaba a estar a gusto entre sus brazos.
—Pero no tienes por qué hacerlo —le oí decir.
Alejé mi cabeza de su pecho y alcé la mirada.
—¿Qué?
Dave despide aire con una mueca.
—En serio te agradezco que estés aquí, Mónica, pero siento que abuso de tu amabilidad.
«Amabilidad» ¡que gracioso!
Yo soy muy amable.
Claro, y yo no soy solo la voz en tu cabeza.
—Si quieres... puedo llevarte a tu casa —alcancé a escucharlo.
Pongo una expresión contrariada unos segundos antes de negar.
—No abusas de nada, Dave. Soy yo la que a insistido en quedarse aquí, quiero saber cómo está Asia y no quiero dejarte solo. Si a de ser necesario pasar la noche en el hospital, lo haré.
Nuestra relación era una total mentira, pero no lo abandonaría en este momento, no podía y no quería. Tanto Asia como él me importaban bastante, quiero saber cómo está ella y quiero acompañar a Dave en todo esto.
—Mónica, en serio no tienes que hacerlo.
Di un ligero manotazo en su pecho.
—No seas necio, estoy aquí para apoyarte. No te dejaré solo, ¿Okey?
Pasaron unos segundos en los que sus ojos no se apartaron de los míos hasta que suelta un nuevo suspiro, este de rendición y me vuelve a abrazar.
—Gracias por ser una enana terca.
Reí correspondiendo a su abrazo.
—No hay de qué, Wyle, no hay de qué.
Cuando nos volvemos a separar, quiero protestar, sin embargo no lo hago porque habría sido muy raro eso viniendo de mí. Dave pasa su mano por su cabello, otra vez, volviendo lo un total desastre.
Que de por sí ya lo es, así que lo volvió más desastre.
—Iré a ver cómo sigue —asentí—. Si mis padres llegan, ¿Podrías abrir?
—Claro, yo me encargo.
Caminé hasta su cocina cuando él se perdió en el pasillo hacia las habitaciones. Serví un vaso de agua y me recosté de la barra, pensando en toda esta situación.
En serio esperaba que Asia estuviera bien y que esto solo sea un susto.
Fueron los toques desesperados en la puerta que casi hicieron ahogarme.
Fui tosiendo y limpiando el agua de mi boca hacia la puerta. Cuando abrí, los padres y hermano de Dave me vieron confundidos. De seguro tenía la cara roja y no dejaba de toser.
—¿Estás bien, linda? —pregunta la señora Wyle.
Asentí tomando respiraciones profundas cuando dejé de toser
—Me han... —tosí—. Asustado...
—Oh, perdón —dice el señor Wyle.
—Está bien, pasen —mi voz sonó un poco ronca.
Ellos pasaron, el padre de Dave fue en dirección a donde estaba su hijo mientras que su esposa se queda en la sala, paseándose nerviosa por todo el lugar. Mordía sus uñas y tenía la misma manía de Dave de pasarse las manos por el pelo.
Ahora entendía de dónde lo había sacado.
—Mamá, mamá, ¡Mamá, por favor! —exclama Henry, deteniendo a su madre por los hombros—. Caminar de un lado a otro no ayuda, solo te vas a marear.
—Me ayuda a calmar la ansiedad —responde ella, volviendo a pasar su mano por su cabello, igual al de su hijo. Suspira—. Estoy nerviosa.
—No eres la única, yo también estoy asustado, pero por favor, detente.
—Tengo que estar de acuerdo con Henry, señora Wyle, puede marearse.
Suspira una vez más pero toma asiento en el sofá del lado derecho.
—¿Qué si esto es algo grave? —murmuró, aún mordiendo sus uñas—. No quiero que algo grave le pase a mi Azzie.
Me acerqué a ella y puse una mano en su hombro, intentando que el contacto sea reconfortante para ella.
—Todo estará bien.
La madre de Dave me dedica una pequeña sonrisa.
—Gracias, Mónica —le devuelvo el gesto—. Dave se ganó la lotería contigo, es afortunado de tenerte en este momento.
No pude más que asentir, haciendo todo lo posible para que mi sonrisa no se volviera tensa.
Todos desviamos la mirada hacia la entrada del pasillo, dónde oímos pasos y luego aparecieron el señor Wyle hablando por teléfono y Dave con su hermana en brazos.
—No lo sé, no a despertado —decía al teléfono—. Dave a hecho un chequeo pero aún no sabe qué pasa, yo no lo sé, recién vengo llegando, ¡Por favor! —exclamó.
Asintió varias veces en dónde parecía solo escuchar lo que decía el que estaba al teléfono.
—Vale, vale, gracias, ya vamos para allá —cuelga su llamada y ve a su familia—. Herman nos está esperando en el hospital, andando.
Dave ve de su padre a mí.
—Vayan adelantándose —su padre toma a su hija menor con cuidado entre sus brazos—. Nosotros iremos en mi auto.
—Nos vemos allá —y sin perder más tiempo, salieron del apartamento de Dave.
Solo quedamos los hermanos Wyle y yo.
—Vamos, así los alcanzamos —anuncia Dave, pero su entrecejo de frunce cuando nota a su hermano absorto en sus pensamientos—. Hey, bro.
Se acercó a él y lo sacudió ligeramente del hombro, fue así que Henry reaccionó.
—¿Estás bien?
Henry soltó un suspiro débil por la nariz.
—Estoy preocupado por Asia —aunque su voz fue baja, logré oírlo.
—Yo también —convino Dave—, pero ella estará bien. Es Asia, nuestra pequeña Asietta, sabes que nada puede con ella.
Henry sonríe de lado sin demasiado ánimos.
—Espero que así sea.
—Ya verás que sí —se aparta de su hermano y se acerca a mí—. ¿Vas a ir?
Asentí tomando su mano.
—No los voy a dejar, Dave, no ahora.
Su mirada transmitía un claro «gracias»
—Vamos, Hen —pide él pero su hermano no se mueve de su lugar—. ¿Henry?
Pasé mi mirada de Dave a Henry, el segundo se mantenía aún de pie, tronando sus dedos ansioso.
—Ve bajando, tu hermano y yo ya te alcanzamos.
Dave asintió sin protestar y salió de su apartamento.
Me acerqué al hermano Wyle de en medio.
—Vamos a sentarnos —asintió haciendo lo que había pedido—. Henry, ¿Qué pasa? —pregunté con delicadeza.
¿En qué momento te has vuelto empática? ¿O es que te han lavado el cerebro?
Ignoré la voz en mi cabeza, siempre resulta muy irritante. Henry resopla y desordena su cabello castaño.
—Temo que esto sea más que un desmayo por calor, temo que... sea algo muy peligroso para mi hermana.
—¿Qué? ¿Por qué lo dices?
—Esto a pasado antes, el desmayo... no es la primera vez que pasa —aclara ante mi duda—. También pasó hace una semana, durante el almuerzo en la escuela.
—¿Cómo fue que pasó?
—Con unos amigos estábamos haciendo pases en el patio, Asia y su amiga, Heather, estaban con nosotros. Mis amigos hicieron unos trucos que mi hermana intentó imitar, pero entonces se puso pálida, sus ojos no estaban enfocados, sudaba frío.
—Te asustaste.
—Como no tienes idea. Luego fue que vino el desmayo pero no tanto tiempo así, sí quizá unos minutos en los que despertó en la enfermería pero no más. Ahora se repite lo mismo y me asusta que sea algo grave —pude ver la preocupación en sus ojos verdes—. Es mi mejor amiga, me preocupa que algo le pase.
Aún me seguía sorprendiendo lo que puedo ir conociendo de esta familia. A Henry nunca lo había visto así, siempre estaba el lado divertido y bromista en conjunto con su hermana, como ambos compartían la clase extra de cocina, siempre lo veía sonriendo y bromeando con Asia. Era raro verlo así de afectado, pero eso me demostraba lo mucho que quiere a su hermanita.
—Hey, no debes asustarte. Seguramente esto es solo un susto, algo que pasará pronto. Tú hermano lo dijo, Asia es una chica fuerte, estará bien.
Me da una sonrisa rápida de lado.
—Es cierto, es Asietta, nada puede con esa niña.
Reímos.
—Gracias, Mónica, por escucharme.
Di unas palmaditas en su hombro, ambos nos levantamos.
—Estoy para ayudar. Ahora vamos, tu hermano nos espera.
Salimos del apartamento de Dave, cierro la puerta detrás de mí.
—Mamá tiene razón, Dave se ganó la lotería contigo. Nos estás ayudando mucho, Mónica.
Ambos nos sonreímos.
—No olvides que cuentan conmigo, siempre.
—Lo sé, Mónica, lo sé.
Fuimos hacia el ascensor y bajamos al estacionamiento donde Dave nos esperaba a ambos.
Quizá esto que hay entre nosotros sea una gran mentira, pero lo que no lo es son mis intenciones de ayudarlos y apoyarlos. Estaré con ellos siempre que lo necesiten, pero sobretodo, estaré para Dave.
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Nota de la autora:
Si no hubiera sido porque me metí a editar un capítulo, se me olvida que esta novela también la tengo que actualizar.
Seré sincera: no actualizo porque esté ocupada o equis situación, no actualizo por literalmente lo olvido y me acuerdo es al día siguiente.
Así que cuando no actualice en un día completo, no dude en dejarme un mensaje en alguna de mis redes, preferiblemente en Instagram: immariajose09 o en mi muro de Wattpad, así para recordarlo.
Por la tradición: hablemos del capítulo.
Serio, lleno de apoyo y situación tensa con Asia.
Antes de editarlo yo odiaba este capítulo y no exagero cuando digo «odiar», gente, yo lo odiaba por lo patético que era y esta versión me gusta más.
Hoy no hay recomendación musical, que mal, pero si mal recuerdo, en alguno de los otros cuatro restantes debe de haber una.
Solo esperela, estoy segura de que está por ahí y si no, pues para la próxima semana.
Besos y abrazos con desmayos, preocupaciones de la familia Wyle y apoyo de Mónica.
MJ.
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