07 • ¿Por qué tenemos un amigo como Cooper?
Dave
Estaba en mi habitación hablando por videollamada con Sal, mi mejor amiga. Ella ahora estaba en Viena, Austria, su país de origen, pasando esta última semana libre con sus abuelos.
—¿Y las cosas por allá como andan? —preguntó, poniendo un mechón de su cabello castaño oscuro detrás de su oreja.
—Nada interesante a pasado últimamente.
—¿Y Cooper?
Coop también es el mejor amigo de Sal. Mi madre nos llamaba «los tres mosqueteros» desde que somos unos niños, también por el hecho de que hace un año para una fiesta de Halloween nos disfrazamos de mosqueteros. Aún tenía fotos en el apartamento.
—Disfrutando como nunca esta última semana libre.
—Supongo que en fiestas y esas cosas —Sal rueda los ojos—. A ver, repíteme, ¿Por qué tenemos un amigo como Cooper?
Me reí meneando la cabeza.
—Podrá ser un imbécil gilipollas en muchas ocasiones, pero sabes que es un buen tipo, Sal.
—¿De verdad lo sé? —arqueé una ceja—. Vale, vale, ya sé porque es nuestro amigo. ¿Y tú? ¿Cómo vas?
Encogí los hombros, relajado.
—Sobrevivo.
—¿No hay nada nuevo en... el ámbito romántico? —preguntó, alzando y bajando las cejas en un gesto que me hizo reír.
—Tan soltero como cuando llegué al mundo.
—Oh, vamos, algo nuevo a de haber.
—Lamento desilucionarte, pero no lo hay.
Sal resopla frustrada.
—Dame cotilleo, amigo.
—Lamento no poder darte la primicia de mi aburrida vida.
—Por estas cosas es que no entiendo cómo es que le gustas a la gran cantidad de las estudiantes. Sí, tienes un físico jodidamente bueno, ¿Pero es que acaso no ven que eres tan insoportable?
—Sabes que no lo soy —me defiendo, tranquilo. Sal solía decir esas cosas, estaba más que acostumbrado.
—Mejor ni lo discuto —dijo—. Me tengo que ir, aquí ya son casi las cuatro de la mañana —dice, soltando un bostezo—. Hablamos luego.
—Espera, ¿Cuándo vuelves? —pregunté.
—En dos días. Tranquilo, de mí no te desharás tan fácil, amigo mío —nos reímos—. Adiós, Agente D.
—Adiós, Saly.
Sal desde que somos pequeños me llama «Agente D» porque cuando era niño quería ser un espía como los chicos de Mini Espías, una de mis películas favoritas. Y el apodo de «Saly» viene también de cuando éramos pequeños. Teníamos seis cuando empecé a llamarla así.
En la ciudad eran casi las diez y todos en mi casa estaban dormidos. Asia porque tiene una cosa importante mañana temprano o algo así, Henry... a él solo le da sueño y se duerme hasta el día siguiente, mamá tenía que ir a trabajar temprano y mi padre estaba de turno esta noche en el hospital. Yo no podía dormir por insomnio, (quizá también porque no debí comerme ese paquete de galletas) pero el punto es que no tenía nada de sueño y sé que no podré dormir hasta ya sea pasada la media noche.
Me conocía, sabía que así era.
Cómo no tenían con quién hablar, decidí entrar al mundo de Instagram, hace ya varios días que no entro a ver qué tal.
Nada interesante, a decir verdad.
Resoplo frustrado bajando en el muro, dando me gusta a fotos al azar, viendo en las que me etiquetan sin razón aparente. Algunas de viejos partidos, otras de fiestas pasadas o futuras a realizar.
En las historias veo una foto de mi mejor amiga que me hace sonreír, estaba en una especie de plaza o algo así. Le di me gusta y pasé a la siguiente, que resultó ser una de Mónica.
La primera foto era una selfie con el que reconocí como Miguel, su hermano, ambos haciendo un par de caras raras. La siguiente era una foto vieja, ¿Cuatro o cinco años atrás? No estaba seguro. Eran los hermanos Reynolds en compañía de la amiga de Mónica: Amapola. El fondo era una especie de plaza con una playa al fondo, el trío iba en estilo veraniego y con grandes sonrisas.
No pude evitar dejar mi mirada en la joven Mónica, era solo un poco más baja que ahora, tenía una bonita sonrisa incluso con el aparato dental. Se veía muy feliz en esa foto. Feliz y linda.
De pronto, el puntito verde de conectado apareció, así que no dudé en responderle a su primera story.
@davewyle: ¿Siempre has sido así de linda o es el pasar del tiempo? :/
Mónica Reynolds respondió tu mensaje.
@monica_reynolds: Siempre he sido así de linda, Wyle. ;)
Reí por su mensaje, y luego el egocéntrico soy yo.
@davewyle: Señora Reynolds, ¿Qué hace usted despierta tan tarde?
@mónica_reynolds: Hablar con usted, señor Wyle, ¿Acaso no es obvio?
¿Cuándo demonios dejará eso de «señor Wyle»? ¡Soy solo dos años mayor que ella! ¡No diez! ¡Dos!
@davewyle: Sacrificas el dormir por mí, veo que aún sigues teniendo ese interés oculto conmigo.
@davewyle: No lo niegues más, Mónica, el primer paso para la superación es la aceptación. Te entenderé, es decir, estoy buenísimo.
@mónica_reynolds: ¿Qué fue lo que te dije hoy en la cafetería? ¡Oh, sí! «No te creas el centro del universo, Wyle, porque déjame decirte algo: no lo eres»
Y por segunda vez en el día: justo en mi ego.
@davewyle: Hoy has estado apañada en herir mi ego.
@davewyle: No está cool, Mónica. Nada cool.
@mónica_reynolds: Pues ya tengo qué. Si no soy yo, ¿Quién? Nadie se atreve a herir ese ego que te traes, más bien, ¡Lo alimentan! Alguien tiene que acabar con tu arrogancia, Wyle.
@davewyle: Veo que ya he descubierto el propósito de tu vida.
@mónica_reynolds: Así es.
@davewyle: Bueno, suerte con ello. Mientras tú haces el intento de acabar con él, otras personas lo alimentan más.
@mónica_reynolds: Hago lo que puedo, ¿Vale? Tú ego es lo suficientemente grande, ya no hay que idolatrarlo tanto como si tú fueras el chico más buenorro de la Tierra. Si no terminarás explotando.
No pude ni procesar ese mensaje cuando me llegó el siguiente:
@mónica_reynolds: Oye, ahora que lo pienso... sería una gran ayuda a mi causa que explotes. ¡No más niño egocéntrico por los pasillos de la universidad!
Definitivamente este mensaje me hizo la noche.
@davewyle: ¿Gracias?
@monica_reynolds: Espero entiendas que esto es solo por una buena causa.
No pude evitar reírme.
@monica_reynolds: Era broma, tú sigue con tu ego, mientras no me afecte, todo cool.
@monica_reynolds: Hablamos luego, Wyle. Buenas noches.
Me fijé en la hora: 10:30 pm. Me despedí de Mónica con un «hablamos luego» y decidí ver una película en mi laptop.
-
—Dave... —escucho a una voz pronunciar mi nombre con suavidad—. Dave...
No sabía de quién se trataba, pero por el sueño que me traía, tampoco es que me importaba demasiado.
—Dave —empezó a sacudirme el hombro—. ¡Dave! —llamó con más insistencia.
No le hice mucho caso. En serio que tenía mucho sueño, ¿A qué hora terminé durmiendo? ¿Una de la madrugada? ¿Dos? No importaba la hora. Solo quería seguir descansando, ¿Por qué simplemente no pueden interpretar eso al no ver qué despierto?
Puede que piensen que estás muerto.
Por favor, ¡Que idiotez!
Bueno, una vez ví que a alguien lo enterraron vivo así que...
Silencio, quiero dormir.
Vale, cuando nos entierren vivos, ya verás.
Sentí que dejaron las sacudidas en mi hombro. Al fin podré seguir con mi sueño.
Pero mi sueño no duró mucho.
El sonido de una bocina chillando en mis oídos me hizo despertar de golpe por el susto y terminar cayendo al suelo enredado entre mis sábanas.
—¡¿Qué mierda está pasando?! —grité desde el suelo, recuperando mi respiración.
Veo a mi hermano, Henry, asomarse por la orilla de la cama.
—Buenas tardes para ti también, hermano —dijo—. ¡Despierta ya, holgazán!
Tallé mis ojos aún tirado en el suelo.
—¿Qué hora es?
Henry mira la hora en el reloj de su muñeca.
—12:30 pm.
—¡¿Qué?!
—Sí, esa es la hora —se levanta de mi cama—. Despierta de una vez, mamá dijo que fueras a hacer una compras.
—¿Por qué no vas tú?
—¡No tengo licencia! —exclama saliendo de mi cuarto.
—¡Me pregunto por qué será!
—¡Que te den, Dave! —grita desde su cuarto y yo solo echo a reírme.
Me levanté por fin del suelo, estirándome y bostezando. No me creo que haya despertado después de medio día. Hace años que no despertaba tan tarde. En todo caso, fui al baño y tomé una larga ducha para deshacer el sueño que aún, sorprendentemente, tenía. Bajé las escaleras cuando ya estaba arreglado.
—¿Dónde están todos? —pregunté a Henry, caminando hacia donde estaba.
—En un recital de Asia, vuelven en unas horas —informa sin quitar su vista del televisor.
Fruncí el entrecejo.
—¿Y no nos invitaron?
—Dos invitados por alumno, por ende, mamá y papá.
—Pero somos su hermanos.
—Y ellos sus procreadores.
Meneé la cabeza.
—En fin, ¿Tú no estabas castigado?
—Sí, ¿Por qué? —me mira tan relajado desde su lugar.
Arqueé una ceja.
—Que yo recuerde, no puedes usar el teléfono, ni salir ni ver televisión por una semana.
Henry sonríe angelical.
—Pero como eres mi querido hermano mayor no le dirás a nuestros padres que he encendido la tele.
—Hum... no lo sé, no me gusta mentirle a mis padres.
Me mira mal.
—Claro, cuando te conviene sí lo haces, ¿No?
—Obviamente, ¿Qué gano yo de aquí?
—Eh... ¿Todo el amor y el cariño de tu hermano menor?
Finjo pensarlo.
—Nah', no es útil.
Ahora me mira ofendido.
—¡Oye!
Me reí de su cara.
—Es broma, idiota, no le diré nada a nuestros padres.
—¡Sí!
—Si vienes y me acompañas a la tienda.
—No...
—Venga, será entretenido —tomé las llaves de mi auto de la mesa.
—En la tienda no hay nada divertido —murmura, cruzado de brazos.
—¿Recuerdas que este chico de aquí es tu hermano mayor?
—Sí, ¿Y eso qué? —preguntó irritado, parándose del sofá.
—Nunca has ido de compras conmigo, ¿Verdad?
Henry frunce el entrecejo.
—Creo que no. Más que todo es a Asia la que le gusta acompañarte.
Le sonreí a mi hermano, caminando hacia él hasta pasar mi brazo sobre sus hombros he ir en dirección a la salida.
—Oh, mi querido Hanko.
—No me llames así, sabes que odio esos apodos.
Pasé de su queja.
—Ya verás por qué a Asia le gusta acompañarme.
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