Capítulo 21
La azabache estaba parada frente al espejo de su habitación, examinaba minuciosamente su atuendo; no era nada del otro mundo, consistía en una blusa básica color blanco, una falda de mezclilla, una chaqueta leyera color rosa crepe y un lindo par de botines estilo militar. Llevaba su cabello azabache recogido en una coleta alta y su fleco estaba un poco alborotado.
- Te vez muy linda Marinette - Elogió la usamos a su portadora.
- Gracias Tikki, pero siento que algo le falta - Dijo la azabache aún no muy convencida de su vestimenta.
- Creo que ya se...- La pequeña kwami fue directo al cajón de la mes de noche de su portadora y de ahí sacó un lindo collar con el kwagatama. - Ten, tengo la corazonada de que lo vas a necesitar - Finalizó Tikki mientras le entregaba el collar a Marinette.
- Gracias Tikki - La azabache inmediatamente se colocó el collar para después volverse a observar en el espejo. - Es lo que faltaba, ya estoy lista. - Afirmó la azabache esbozando una pequeña sonrisa.
- ¿Y a donde te llevará Pía? - Preguntó la rojita con curiosidad.
- No lo sé bien. Me dijo que era un lugar donde suelen ir muchos estudiantes de diferentes universidades y que todos lo viernes tenían música en vivo - Respondió la azabache mientras tomaba sus cosas.
(...)
Pía se encontraba en frente de la casa de los Parker. Dudosa, tocó el timbre esperando ser recibida por la azabache, sin embargo, Peter había sido el quien le había abierto.
- Ah..eres tú - Dijo con desdén la peli rosa.
- Si, soy yo.....Marinette no ha de tardar.
- Esta bien.
- ¿Gustas pasar?
- No gracias, aquí estoy bien.
Peter incómodamente entro a su casa. Quedo un poco desconcertado por la manera tan fría de ser de la peli rosa. Sin embargo decidió ignorarlo. Le aviso a la francesa que su amiga ya estaba esperándola, a lo cual ella respondió rápidamente saliendo de su habitación. Era raro ver a la azabache de buen humos y con ganas de salir algún lado. Pues últimamente se la había pasado todo el tiempo en su habitación, haciendo tareas. Al único lugar que salia era a la universidad, y en ocasiones salia a comprar un sin fin de paquetes de galletas.
Ambas chicas llegaron a aquel restauran. La estructura y fachada parecían un poco viejas. La pared de la fachada estaba pintado de un bonito amarillo pastel, mientras que el parco de las ventana era blanco. En cambio, el interior era completamente distinto. Se notaba que hace poco lo habían reformado. Había una gran cantidad de mesas las cuales estaban distribuidas de manera uniforme, dejando un espacio libre bastante grande en medio del lugar. En uno de los costados se encontraba una gran barra. Al lado contrario de esta, se encontraba una puerta con un cartel a lado el cual decía " Solo mayores de 21". Al fondo del lugar se situaba un pequeño escenario; en donde un grupo de chicos tocaba diferentes canciones, dándole un ambiente más ameno al lugar.
La azabache veía divertida a todos los estudiantes, los cuales si no se encontraban bebiendo alguna gaseosa o charlando, estaban en el centro bailando al compás de la música. Y pensar que de todo esto se había perdido. Sin duda a Marinette le encantaba ser una súper heroína, pero a veces no podía evitar pensar en como hubiera sido su vida sin tantas obligaciones, sin tener que preocuparse por una ciudad entera a la cual constantemente tenia que defender. Que suerte tenían todas las personas que se encontraban a su alrededor. Libres, sin preocupaciones, sin tener que estar evitando tragedias de gran magnitud.
- Y bueno, ¿qué te parece el lugar? - Pregunto Pía animada.
- Esta bien - Contestó Marinette. - Es muy diferente a lo que estoy acostumbrada.
- Ya veo, ¿y la banda? Tengo entendido que uno de ellos es francés - Comento con una sonrisa picara.
La azabache volteo de reojo hacía el escenario, y de inmediato volvió con su amiga levantando un pulgar en señal de aprobación.
- Bien iré por algo de beber.
- Ni hablar, tu me has traído aquí. Yo invito. - Interrumpió la azabache mientras se levantaba de la mesa en donde se encontraban.
- Bien, sólo no aceptes dulces de extraños - Comentó Pía con tono de madre preocupada. - Te tengo que entregar en una pieza.
La azabache sabia perfectamente a lo que su amiga se refería. Negó con una sonrisa y fue hacía la barra. Una vez que le pido al bantender sus bebidas, se dispuso a pagarle. Mientras buscaba algunos billetes, alguien se le adelantó.
- Yo invito - Su acento sin duda era francés, voz grave y un poco ronca, y por alguna extraña razón le resultaba familiar.
- No gracias - Negó la azabache de manera fría.
- Insisto, Ma-ma-marinette - La azabache se quedo estática y un ligero rojo carmesí se apodero de sus mejillas al recordar ese apodo.
Timidamente volteo hacía donde se encontraba aquel hombre. Luka Couffaine. Había pasado ya dos años desde la ultima vez que lo vio. Pues había conseguido un contrato con una disquera. En cuanto el chico cumplió los dieciocho empezó una pequeña gira, en la cual gano mucha fama.
Vestía sus típicos jeans negros rasgados, una sudadera gris un poco grande para el, y unos botines negros estilo militar. Su cabello ahora era un poco más corto de los lados, sin embargo aun conservaba su gran melena con aquellos mechones azul brillante. Sus facciones sin duda habían cambiado, eran más rudas, por así decirlo.
- ¡Luka! - Exclamó la azabache al mismo tiempo en que abalanzaba hacia el chico. Éste le correspondió en un lago abrazo. - Si que haz cambiado - La azabache se separó un poco apenada ante su comportamiento. - Te ves bien.
- Tú eres la que haz cambiado más de los dos - Dijo el de mechas alegremente. - Mírate, ya eres toda una mujer, y muy guapa a decir verdad.
La azabache no pudo evitar sonrojarse ante los alagos de su viejo amigo. - ¿Así que tu tocas aquí?
- Sólo por diversión.
- Ya veo.
- Y ¿vienes acompañada? - Preguntó el chico al ver las dos bebidas que anteriormente había ordenado la chica.
- Ah.....si, vengo con una amiga - Contestó la azabache. - Tengo que ir con ella, odia que la hagan esperar - Le explico mientras se retiraba lentamente. - Gracias por las bebidas, no tenias que hacerlo.
- Tal vez tú y tu amiga quieran acompañarnos.
- No queremos causarles molestias - Dijo Marinette al momento de chocar con un grupo de personas. - Lo siento
Luka veía divertido a la azabache, si, sin duda había cambiado, sin embargo, aun conservaba su toque despistado.
- Vamos, se la pasaran genial - Afirmó el de mechas con una sonrisa sincera.
La azabache fue rápidamente con su amiga, y muy a rastras logró llevarla hacia donde estaba Couffaine.
- Pía, el es Luka, un viejo amigo - El de mechas tendió la mano en señal de saludo, pero la peligrosa simplemente lo ignoró.
El mayor dirigió a las dos menores hacia la "zona de adultos" . Debido a la presencia del chico, a ambas chicas no se les negó el paso.
(...)
Osborn miraba fijamente a aquel sujeto que meses pasados su empresa había capturado. Se decía llamar Electro aquel hombre de apariencia peculiar. Los científicos al mando de Osborn se habían esmerado en elaborar aquella presión que apricionaba a el hombre.
Osborn se acercó prudentemente hacia el. Entre sus manos llevaba un expediente, donde indicaba todos los hallazgos que habían encontrado gracias a Electro.
- Me asombra tu capacidad de absorber y controlar la energía. - Comento Osborn con aire eufórico. - Jamás había visto tal habilidad......una habilidad que nos será muy útil.
- ¿Nos? - Preguntó Elctro confundido.
- Haré que tu gran don sea de utilidad...- Afirmó Osborn con un tono serio. - Tienes la capacidad de generar y almacenar 1 millón de voltios de energía. Lo suficiente para poder activar nuestro nuevo invento.
- Te escucho.
- Creemos que hay una forma de obtener un poder jamás visto - Aseguró Osborn.
- ¿Y que gano yo?
- Respeto. Que las personas ya no te miren como un fenómeno. Si te unes a mi, haré que las personas tiemblen con tan solo escuchar tu nombre. Ah, y lo más importante, acabaremos con Spiderman. - Electro no pudo evitar interesarse por lo último que aquel hombre había dicho. Acabar con Spiderman, la idea era demasiado tentadora.
Dicho esto, Osborn salió de aquella sala. Una vez que entro a su oficina tomó su móvil.
- Octavius, él ya está de nuestro lado. Dejaremos que el mercenario acabe su trabajo. Tu solo encárgate de que la máquina esté lista, yo me ocuparé de Emillie.
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Hello! Bien, créanme que me esta costando un poco hacer los capítulos por el poco tiempo libre con el que cuento. Estoy tratando de que sean más largo para así compensarcelos.
Bueno, sin más que decir, hasta el próximo capitulo!!
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